Nietzsche y Ortega y Gasset: Crítica a la Tradición y Propuestas Filosóficas

Crítica de Nietzsche a la Moral y a las Ciencias Positivas

Nietzsche concibe la moral tradicional como una fuerza que se opone a la vida, una «contranaturaleza». Su crítica se centra en la idea de que la moral es antinatural.

La base filosófica de esta moral contranatural, según Nietzsche, es el platonismo. El «mundo de las ideas» platónico se equipara a la «otra vida» del cristianismo. Este «más allá» representa un juicio valorativo negativo contra la vida, justificado por la figura de Dios. La moral contranatural busca demostrar la existencia del libre albedrío en el hombre. Nietzsche argumenta que la responsabilidad solo es posible si el hombre es libre, y esta libertad se basa en la culpabilización del hombre y del mundo.

La crítica nietzscheana se dirige a un «orden moral» externo a la vida. Dado que este orden moral no proviene del hombre ni de la historia, sino de Dios, Nietzsche afirma que el concepto de Dios se ha opuesto a la vida y a la existencia. Al negar a Dios, se redime el mundo.

La moral de Nietzsche, en cambio, defiende la exaltación de la vida, devolviendo al ser la inocencia del devenir, similar a la concepción griega. Distingue dos tipos de moral:

  • Moral de esclavos: La moral cristiana, que se opone a la vida y niega la existencia de reglas morales absolutas.
  • Moral de señores: Exalta la vida y se basa en el «quiero» en lugar del «debo», siendo la moral propia del superhombre.

La crítica a las ciencias positivas se enfoca en la matematización de la realidad, que establece relaciones cuantitativas entre las cosas. Nietzsche ataca el positivismo, incluyendo la crítica a la matematización y al progresismo. Esta crítica tiene dos vertientes:

  • Ciencia y moral: La ciencia no puede dar órdenes al hombre ni emitir juicios valorativos.
  • Ciencia y Estado: La ciencia se ha convertido en un instrumento al servicio del Estado.

Nietzsche ve la historia de la cultura occidental como un conflicto entre la vida y la razón.

Crítica de Nietzsche a la Metafísica Tradicional

La metafísica tradicional, basada en el racionalismo de Platón y Descartes, postula que los valores supremos pertenecen a «otro mundo». El filósofo, para justificar ciertas categorías, inventa un mundo distinto al real.

Aspecto Ontológico

La ontología tradicional considera al ser como algo fijo y estático, con su propio mundo. Lo que el hombre conoce del ser es mera apariencia.

Esta separación entre lo real y lo aparente es un desprecio a la vida, un juicio valorativo negativo. Para Nietzsche, la ontología tradicional se basa en prejuicios contra la vida, la muerte, la vejez, el caos y el cambio.

Nietzsche propone cuatro tesis para refutar la negación del verdadero ser:

  1. Mundo aparente: El mundo aparente es el mundo real y surge de la necesidad de orden.
  2. Categorías del ser: Las categorías del ser son indicativas del no ser. El mundo considerado «verdadero» se construye en oposición al mundo aparente, una contraposición ilusoria justificada por conceptos.
  3. Invención de otro mundo: Inventar otro mundo implica un recelo contra la vida.
  4. División del mundo: Dividir el mundo entre verdadero y aparente, ya sea al modo platónico o kantiano, es un síntoma de decadencia, un intento de racionalizar lo imposible: el ser como devenir.

Aspectos Epistemológicos

Nietzsche analiza y critica los conceptos, calificándolos de «falsos ídolos».

Realidad y Concepto

El concepto expresa una multiplicidad de cosas. Nietzsche se refiere a las «ideas» platónicas como modelos de la realidad. La «verdad» se convierte en un conjunto de generalizaciones. A través de la abstracción, el hombre generaliza las impresiones y las convierte en conceptos. Nietzsche cuestiona si estos conceptos permiten aprehender la verdadera realidad del ser, que es devenir y cambio. Concluye que no se aprende la verdadera realidad.

El Nihilismo

El nihilismo es una consecuencia histórica de entender la realidad estableciendo lo «real» en lo suprasensible y calificando lo sensible como falso.

La frase de Nietzsche «Dios ha muerto» significa que Dios se ha cosificado, convertido en un concepto. Se ha perdido la «brújula» moral, generando una desorientación vital y una situación de nihilismo: la ausencia de valores absolutos y la falta de creencias.

El nihilismo tiene dos caras:

  • Negativa: El nihilismo como «esencia», la declaración de la crítica destructiva de la tradición occidental.
  • Positiva: El nihilismo como reconocimiento de las condiciones que hacen que Occidente sea nihilista.

El movimiento nihilista se desarrolla en tres momentos:

  1. Duda: Nihilismo como consecuencia de la destrucción de los valores, momento de desorientación.
  2. Reflexión: Nihilismo como reconocimiento del propio proceso nihilista, momento de análisis.
  3. Aurora: Nihilismo como punto de inflexión hacia una nueva valoración, una transmutación de los valores.

Voluntad de Poder

La voluntad de poder es la doctrina que se opone a la antropología y cosmología platónicas. Desde la cosmología, el mundo es un conjunto de fuerzas desiguales en lucha constante, impidiendo el equilibrio. La ciencia y la física moderna han intentado anular estas diferencias. Nietzsche propone un modelo que enfatiza el carácter desigual, cualitativo y caótico de las fuerzas que componen el mundo y el universo. El ser no es una realidad acabada, sino voluntad de poder.

El ser, como voluntad de poder, es un devenir constante, una pluralidad de fuerzas cambiantes con infinitas posibilidades de interpretación. Por lo tanto, la estructura plural de la realidad requiere un conocimiento en perspectiva.

Toda la realidad, incluido el hombre, es voluntad de poder. Lo humano es un conjunto de fuerzas que buscan crecer y desarrollarse, sin alcanzar el equilibrio. La razón no es la fuerza dominante en el hombre, sino una fuerza más. Al no ser la fuerza dominante, no se puede hablar de un «yo» responsable de la acción y la fuerza.

La voluntad de poder está compuesta de poder: la voluntad desea y quiere, no porque busque el poder, sino porque ya es poder.

El Superhombre y el Eterno Retorno

La voluntad de poder alcanza su máxima reflexión en el eterno retorno: hay que amar la vida de tal manera que se desee vivirla de nuevo, porque todo se repite eternamente. Quien puede vivir así se convierte en superhombre, presentando nuevas virtudes y valores.

El primer discurso de Zaratustra describe tres metamorfosis del espíritu:

  1. De camello a león.
  2. De león a niño.

El camello simboliza a quienes se conforman con obedecer. El camello que aspira a más se transforma en león, el gran negador. El león que se supera se convierte en niño, superando su autosuficiencia para vivir libre de prejuicios y crear una nueva tabla de valores.

La nueva moral busca estar al servicio del superhombre para recuperar los instintos vitales. El superhombre no cree en la igualdad, ya que la igualdad conduce a una moral de esclavos. La libertad del superhombre trasciende el adoctrinamiento.

La vida como experimento implica que solo existen posibilidades para vivir cada día con más fuerza y amor hacia la vida.

Concepto Orteguiano de la Filosofía

Para Ortega y Gasset, la filosofía es una actividad ineludible que busca captar la verdad del todo. Se caracteriza por su radicalidad y ultimidad.

  • Radicalidad: Ir a la raíz de la realidad.
  • Ultimidad: Dar una respuesta completa a la realidad interrogada, sin necesidad de más preguntas.

Este filosofar tiene las siguientes características:

  • Filosofar: Plantearse un problema absoluto, sin partir de creencias previas. Ortega denomina a esta situación «imperativo de autonomía». El filósofo solo debe admitir como verdadero aquello que se le muestra con evidencia, lo que lleva a la búsqueda de un dato con evidencia absoluta: la vida.
  • Universalismo: Mientras que las ciencias se interesan por una parte de la realidad, la filosofía se ocupa del todo, entendido como la suma de «todo cuanto hay». La filosofía descubre el sentido de las cosas, por lo que para Ortega, la filosofía se identifica con la ontología.

La filosofía es un conocimiento teórico: un sistema de conceptos precisos basados en la razón, la lógica y la argumentación. Ortega presenta dos razones que hacen de la filosofía un saber imprescindible: satisface el afán de conocimiento y tiene «utilidad existencial».

Superación de la Modernidad y Crítica al Racionalismo

Superación de la Modernidad

Autenticidad significa fidelidad absoluta a lo que un sujeto realmente es. Ortega considera que la tarea de su época es superar los principios de la modernidad, lo que en España también implicaría una renovación política y social. Esto implica superar el idealismo y el positivismo (o realismo), teorías contrapuestas.

La época moderna y su espíritu están en crisis y deben ser superados con nuevas creencias y formas culturales.

La doctrina de madurez filosófica de Ortega es el raciovitalismo: un intento intelectual de superar críticamente las posturas filosóficas vitalistas y racionalistas, proponiendo una síntesis. Para lograrlo, Ortega realiza:

  1. Una crítica del vitalismo y del racionalismo.
  2. La asunción de lo valioso de ambas, proponiendo una síntesis superior.

La Crítica del Racionalismo

Ortega identifica el principio básico de la Edad Moderna con la subjetividad, y la filosofía que lo sustenta con el racionalismo y el idealismo.

Características de ambas:

  1. La razón es la dimensión fundamental del hombre.
  2. El mundo es un producto de la razón, un dato que la razón (la subjetividad) encuentra dentro de sí misma. Las cosas del mundo son contenidos de la conciencia (idealismo).

Doctrinas opuestas:

  • Idealismo: Se opone a la «tesis realista» del pensamiento antiguo y medieval.
  • Racionalismo: Se opone al relativismo y al vitalismo irracionalista (Nietzsche).

El Realismo

Interpretación dominante hasta la filosofía moderna. Su tesis principal se divide en dos afirmaciones:

  1. La realidad es independiente de la conciencia o mente que la conoce.
  2. El sujeto cognoscente es pasivo, no construye la realidad que conoce.

Realismo filosófico: la verdad de la realidad reside en las cosas.

El Idealismo

Defiende que la realidad es una construcción de la subjetividad. Subraya el papel del sujeto y concibe la realidad como un contenido de la conciencia.

Los racionalistas no admiten la irracionalidad, convencidos de que la realidad puede ser aprehendida mediante el uso dogmático de la razón.

Esta ceguera del racionalismo hacia lo irracional es inherente a su fe en la razón.

El racionalismo convirtió la razón en una instancia absoluta desde la cual se debía abarcar toda la realidad, obligando a la realidad a ajustarse a los imperativos de la razón.

La crítica de Ortega al racionalismo no es una descalificación de la razón en sí misma. Su objetivo es desenmascarar el misticismo inherente al racionalismo.

Metáfora de los Dioses Conjuntos y la Circunstancia

Metáfora de los Dioses Antiguos

Así como en la antigüedad se rendía culto a dioses que nacían, vivían y morían juntos, compartiendo un destino común, lo mismo ocurre con la realidad. Esta tiene dos caras: el mundo y el yo, la subjetividad y las cosas. Ambos extremos se necesitan mutuamente.

La realidad no es una mera construcción del sujeto (exceso del idealismo) ni algo independiente y anterior al sujeto (exceso del realismo). Se necesitan y no pueden existir por separado. La tradición subordinaba el sujeto al objeto, la modernidad el objeto al sujeto. Ni el yo ni el mundo son seres sustanciales, ambos están en correlación: «Yo soy el que ve el mundo y el mundo es lo visto por mí». La verdad radical es la coexistencia, la interdependencia del yo con el mundo, y por tanto, la vida.

«Yo soy yo y mi circunstancia»: no se trata de dos elementos separables (yo y cosas) que se encuentran por azar, sino que la realidad radical es ese quehacer del yo con las cosas, que llamamos vida. Lo que el hombre hace con las cosas es vivir. Ese hacer es la realidad, que no es una cosa (sustancia), sino actividad, algo que se hace.

No hay que priorizar las cosas (realismo) ni el yo sobre ellas (idealismo). La realidad primaria y radical es el quehacer dinámico que llamamos vida.

El mundo es mundo solo en su relación esencial con mi subjetividad, y mi subjetividad solo es tal en su relación esencial con el mundo. Esta metáfora se comprende mejor al sustituir la visión estática y sustancial del ser por una visión dinámica, actuante y racional.

La Circunstancia

«Yo soy yo y mi circunstancia». La circunstancia es lo eterno. Mi circunstancia es mi mundo, abarca la realidad social e histórica. Ortega incluye en el concepto de circunstancia mi propio cuerpo y mi mente, en cuanto son parte de la realidad en la que me encuentro, en la que vivo.

El mundo no es una realidad independiente (como sostiene el realismo antiguo). El mundo es lo que yo percibo, y tal como yo lo percibo. El mundo consiste en todo aquello de lo que me ocupo.

La Vida como «Realidad Radical»

Para Ortega, el objeto de la filosofía no puede ser otro que la vida. Es el «dato radical del universo», sobre el que la filosofía debe reflexionar: «El dato radical no es mi existencia, no es ‘yo existo’, sino mi coexistencia con el mundo».

«Vida es lo que somos y lo que hacemos, es pues, de todas las cosas la más próxima a cada cual». Nuestra vida es una tarea inexorable. La vida no es fundamentalmente contemplación, pensamiento o teoría, ni tampoco producción o fabricación. La tarea de la razón no es rehacer la realidad según los imperativos del pensamiento, sino «dar razón» de aquello que le precede. La razón debe someterse a una cura de humildad, situándose en un segundo plano ontológico.

La vida, como realidad radical para el hombre, no es cualquier tipo de vida, sino la que cumple ciertas condiciones.

Ortega: vida = quehacer, un proyecto. La vida es un acontecer, siempre orientado al futuro.

Conectando con ideas existencialistas, el hombre debe crear su propia vida, que le es entregada nueva. El hombre no está hecho, sino que es un quehacer.

La Noción de la Vida

La vida es la palabra que usamos para referirnos a nuestra experiencia de la realidad, nuestro amar, odiar, etc. La vida es el conjunto de vivencias, el ámbito en el que se hace presente «todo». No tiene naturaleza, ocurre en nosotros, es un continuo hacerse a sí misma.

Las Categorías de la Vida

  1. Vivir es saberse y comprenderse: Somos conscientes de lo que hacemos y padecemos, es un enterarse. «Me doy cuenta de mí en el mundo, de mí y del mundo».
  2. Vivir es encontrarse en el mundo, papel de la circunstancia: El mundo es un elemento fundamental de la vida, y junto con el yo, forma los ingredientes inseparables de la vida.
  3. La vida es fatalidad y libertad: Vivir es elegir y elegirse, esa es la responsabilidad ineludible de cada uno. La vida es libertad y autenticidad.
  4. La vida es una futurición: Tres formas de darse la temporalidad:
  • Futuro: Es lo más importante, nuestra vida es atender al futuro, apostar por proyectos.
  • Pasado y presente: Caracterizan las circunstancias.

«Y todo esto acontece en un instante, en cada instante la vida se dilata en las tres dimensiones del tiempo real interior».

Razón Vital

Ortega ofrece una visión del conocimiento humano, enfrentándose a la oposición entre racionalismo y vitalismo.

La razón se opone a la vida, y parece difícil encontrar un término medio. Ortega critica ambas teorías.

El racionalismo es demasiado abstracto y, por lo tanto, incapaz de captar la vida, el «dato radical del universo». La razón construye conceptos estáticos, alejados del cambio constante de la vida. Recuerda la dependencia de la razón respecto a la vida.

El vitalismo olvida la dimensión futura del hombre. Si somos un proyecto, un quehacer cotidiano, no podemos vivir a expensas de un presente caprichoso.

Por eso, Ortega propone una vía intermedia: ni la razón ni la vida, sino la razón vital. La razón no puede concebirse al margen de la vida, ni la vida al margen de la razón.

Renunciar a la vida o a la razón son dos formas de renunciar a ser hombre. La razón vital va acompañada de una dimensión histórica, porque el hombre se encuentra en medio de la historia. La vida humana es heredera de un pasado concreto y se proyecta hacia un futuro por hacer, por lo que la vida es siempre un «proceso» abierto e inacabado.

Cada generación recibe de sus predecesores una herencia de ideas y creencias. El hombre de cada época no parte de cero, sino que cuenta con un legado de sus antecesores. Ortega lo define como «heredero».

Tener conciencia de ser heredero es tener conciencia histórica. Esta herencia es un componente de su realidad radical. Solo desde el conocimiento de la historia es posible encarar el futuro con la pretensión de mejorarlo. La falta de este conocimiento se llama «rebarbarización del hombre».

Al definir al hombre como heredero, Ortega afirma que en el hombre no hay una naturaleza inmutable, sino que su naturaleza consiste en no tenerla. Es lo que es porque lo ha recibido de quienes lo precedieron.

Esta idea implica una determinada interpretación del hombre:

  1. El ser del hombre consiste en su mutabilidad.
  2. Esta mutabilidad se puede estudiar en la historia.
  3. Puede aumentar o dilapidar el caudal cultural heredado de sus antepasados.

Perspectivismo

Una de las consecuencias de la razón vital es el perspectivismo, con el que Ortega busca sintetizar el escepticismo y el racionalismo.

En la tradición filosófica se han dado dos interpretaciones opuestas del conocimiento: objetivismo (o dogmatismo) y escepticismo (o subjetivismo).

Estas doctrinas opuestas comparten un fundamento erróneo: la creencia en la falsedad del punto de vista individual.

Para Ortega, el punto de vista individual es legítimo porque es el único posible. La perspectiva está determinada por el lugar que cada uno ocupa en el universo. Cada vida tiene un acceso peculiar e insustituible al universo, ya que lo que ella capta no puede ser captado desde otra perspectiva. La realidad no es una invención, pero tampoco algo independiente de la mirada.

La realidad es múltiple, no existe un mundo en sí mismo, existen tantos mundos como perspectivas, y cada una de ellas permite una verdad.

  • La verdad es aquella descripción del mundo que sea fiel a su perspectiva.

La propia esencia de la realidad es perspectivista. Todo conocimiento está anclado en un punto de vista, ya que todo sujeto de conocimiento está situado en una perspectiva.

A la pregunta metafísica «¿Cuál es la realidad fundamental?», Ortega responde que la realidad fundamental es la vida, en cuyo seno todas las demás adquieren sentido. El ser de las cosas, su sentido, depende de nosotros.

El ser de una cosa no es una realidad que se encuentra tras ella, sino un esquema intelectual. Un esquema que nos orienta y siempre tiene que ver con lo que representa en la vida, con su «significación» intravital.

El ser de las cosas es la interpretación que hacemos de la realidad. «Entendemos» algo cuando captamos el sentido presente en dicha realidad. Esta es la forma de comprensión adecuada para dar cuenta del mundo humano: el mundo del sentido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *