Descartes y el Dualismo Antropológico: Un Análisis Profundo

Dualismo Antropológico en Descartes: Un Análisis Detallado

El dualismo antropológico cartesiano plantea la existencia de un cuerpo y un alma que conforman al ser humano. Sin embargo, surge la pregunta de si son un todo real y, de ser así, ¿cómo se unen? Descartes propone la solución de la glándula pineal, pero ¿es esta solución válida o deficiente? También se plantea la duda problemática de si son codependientes, si somos libres o si estamos sujetos y regidos por las leyes físicas. Además, surgen las siguientes preguntas: ¿Dios interviene en la antropología? ¿Es esta teoría una mera copia de la de Platón?

A continuación, se analizarán estas dudas con más detenimiento.

La Substancia en Descartes

Para Descartes, una substancia es un ser o naturaleza dependiente de la res infinita o Dios, que utilizará para justificar toda su filosofía. Al proponer al humano como un conjunto de res o substancia extensa (cuerpo), captada por los sentidos y totalmente no fiable en el ámbito gnoseológico, y de una totalmente opuesta a la anterior, la res cogitans o substancia pensante, que es el alma propia o también llamada por Descartes como “yo pensante”, substancias tan contrarias y polémicas entre sí, Descartes ha de justificar cómo se unirían tales substancias, y si hay dependencia común entre ambos entes dependientes de la res infinita.

La Unión Substancial y la Glándula Pineal

Para justificar la unión substancial, Descartes propone que, aunque estos entes substanciales sean opuestos, conforman al humano y se unen en él en la llamada glándula pineal encefálica. Esta respuesta es considerada como el punto filosófico cartesiano más débil, ya que se puede cuestionar en qué parte de la nombrada glándula se hallaría el alma.

Dependencia entre Cuerpo y Alma

Otra cuestión que ha de aclarar es la dependencia. El cuerpo es sensible y corruptible, puesto que está sujeto a las leyes físicas por el hecho de ser substancia extensa. En cambio, el alma, al ser substancia pensante, no está sujeta al mecanicismo, por consiguiente, es inmortal y libre. Así que, pese a que el cuerpo necesite del alma para vivir, aunque sea en completa lucha, oposición y desacuerdo, el alma no necesita del cuerpo para subsistir, solo a Dios.

Mecanicismo y Libertad

El mecanicismo es el lastre de la substancia extensa, que por su naturaleza, es dependiente tanto de Dios como de las leyes físicas, se rige por el mecanicismo. En cambio, el alma, al no ser extensible, solo depende de Dios y es libre e inmortal. Esto también es justificado por la existencia de pasiones involuntarias, no controlables e irracionales, que no atienden al dictamen racional. Estas pasiones últimas, las irracionales, hacen que el alma pueda ejercer su libertad, pues como se ha dicho, tiene voluntad o libertad y entendimiento o razón, y puede escoger una opción u otra distinta.

Referente a las pasiones, estas no tienen ni naturaleza buena ni mala, somos nosotros quienes se la atribuimos cuando las usamos para según qué fines. Por lo tanto, para Descartes pueden servir como ejercicio de control (de claras influencias estoicas e incluso se podría decir cristianas por el tema de las tentaciones) del alma racional, y como no se puede permanecer indiferente a las elecciones, a no ser que se sea un ignorante, siempre se ejercerá la libertad.

El hecho de que el humano (con alma) sea libre es una de sus características más relevantes, que lo lleva a diferenciar entre los animales regidos por los sentidos e instintos, que no poseen voluntad.

Conclusión

Recapitulando todo lo mencionado, Descartes propone un dualismo antropológico muy similar al de Platón, pero con incisos propios como el tema del mecanicismo, libertad, pasiones o unión encefálica. Aunque Descartes proponga una solución, evidentemente esta no es la definitiva, ni mucho menos, de hecho, muchos autores futuros propondrán sus propias teorías referentes a la antropología y muchas lograrán superar a la cartesiana. Lo único indudable es que, la antropología cartesiana, es una aceptable solución al problema, con aspectos innovadores.

Por esto, y por otros temas se le llama el filósofo moderno, que rompe con la filosofía medieval y, sin embargo, otros aspectos serán bastante discutibles, como por ejemplo la unión entre el cuerpo y el alma que sitúa en la glándula pineal es un “remedio” o solución muy deficiente.

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