Descartes: El Padre de la Filosofía Moderna
Descartes es considerado como “el padre de la filosofía moderna”. Su proyecto es construir un sistema de conocimientos indudables. Para ello es necesario proceder a una completa renovación de la filosofía y confiar en la razón como único criterio, por eso la condición básica es encontrar y aplicar el método adecuado.
El texto seleccionado pertenece a la cuarta parte de su obra “El Discurso del Método”, el cuál se ubica en su etapa de madurez.
El Método Cartesiano: Reglas para Alcanzar la Verdad
Para llegar a la verdad y nunca tomar lo falso por verdadero, Descartes utiliza un método (método cartesiano) sistemático y ordenado con un conjunto de reglas, que son las siguientes:
- Evidencia: Admitir solo lo que sea claro y distinto (todo lo evidente a la razón).
- Análisis: Descomponer el problema en partes pequeñas para estudiar mejor cada una buscando la mejor solución. Se va de lo complejo a lo simple.
- Síntesis: Se ordenan los pensamientos de lo simple a lo complejo.
- Enumeración-revisión: Comprobar y controlar el proceso haciendo recuentos y revisiones completas para que no falte nada.
La Duda Metódica: Un Camino Hacia la Certeza
En primer lugar, toca el tema de la duda metódica. Esta es una herramienta eficaz para llegar a la verdad, ya que si logramos superar la desconfianza sobre la posibilidad de conocer algo, entonces podemos llegar a la seguridad que nos proporciona la certeza. Es por esto que la duda es voluntaria, teórica, fingida y libre ya que manifiesta la libertad. Esta duda es metódica, no escéptica, porque se duda como método para alcanzar el verdadero conocimiento. Como el objetivo es la verdad, aunque no se tenga, se espera alcanzarla. A diferencia de los escépticos, Descartes no negaba la verdad sino que confiaba en alcanzarla usando su razón.
La duda es universal, ya que se puede dudar de muchas cosas. Entre los miles de motivos que podemos conocer destacan 5:
- Duda sobre el conocimiento sensible, ya que puede ocurrir que los sentidos engañen siempre, por lo que no serían fiables y su información no sería válida.
- Descartes desconfía de los sueños, pues a veces las pesadillas se confunden con la realidad.
- Se puede dudar sobre la propia razón, ya que a veces se razona mal, se juzga precipitadamente, o se cometen errores en cálculos simples esto hace que caigamos en paralogismos, es decir, en razonamientos falsos que parecen verdaderos, que se dan sin mala fe.
- A veces la duda es tan completa que puede llegar a la exageración al plantear la hipotética posibilidad de que exista un genio maligno que disfrutaría al confundir nuestros pensamientos, a esto se le denomina duda hiperbólica.
- También tenemos la duda sistemática cuando la duda sigue un cierto orden, implica una elección y persigue un propósito intencional, se cuestiona todo lo que sea posible poner en duda. Y por último tenemos la duda problemática, que es cuando se declara falso todo aquello de lo que se duda.
La duda no es un estado definitivo, sino un proceso transitorio que nos permite alcanzar un conocimiento más sólido. Su verdadero propósito es guiarnos: “duda y acertarás”.
El Descubrimiento del Cogito: «Yo Pienso, Luego Soy»
Tras la fase de duda, llega el descubrimiento de la 1º verdad “yo pienso, luego soy”, esta es una verdad evidente que no admite discusión. La duda no era escéptica porque ha encontrado un primer principio verdadero y los escépticos (que niegan la existencia de la verdad) no pueden rebatir algo tan evidente. Si pienso soy, si dudo soy, si me engañan los sentidos soy, si sueño soy… Hay un sujeto pensante a quién le ocurre todo esto. Esta primera verdad es inmediata, clara, distinta y el modelo de toda verdad, es decir, es el criterio general de certeza.
En el «Discurso del Método«, Descartes utiliza el lenguaje en primera persona, colocando al «yo» como protagonista. Pensar se convierte en el acto fundamental de la conciencia, todo aquello que ocurre en mí y de lo que soy consciente. Estas actividades son esenciales para el pensamiento. En esta certeza, Descartes encuentra el primer fundamento de su filosofía.
La Razón como Fuente de Conocimiento
El conocimiento es posible gracias a la razón, parte de un principio fundamental: la razón, que es la capacidad de juzgar bien y de distinguir lo verdadero de lo falso, es igual en todos los hombres. De este se elabora un segundo principio fundamental que dice: que todas las ciencias son simplemente la sabiduría humana, que se mantiene única e invariable, incluso cuando se aplica. Así pues, el problema que pretende resolver es el cómo dirigir bien la razón, para ello se propone descubrir los modos de conocer la razón y sus consecuencias. Posteriormente usará esta información para crear un método adecuado a estos modos para dirigir la razón correctamente y así alcanzar la verdad. El modelo a seguir son las matemáticas.
Al estudiar cómo funciona la razón, Descartes establece que el conocimiento racional se adquiere de dos modos, mediante la intuición y la deducción. La intuición nos permite captar conceptos simples emanados de la razón, son las ideas claras y distintas (en matemáticas son los axiomas). Mientras que el conocimiento se desarrolla a partir de esas ideas claras y distintas, mediante una deducción necesaria basada en hechos que se conocen con certeza. En matemáticas, por ejemplo, los teoremas se demuestran partiendo de los axiomas.
Ahora bien, para activar estos dos modos de conocimiento, la razón ha de aplicarse en un doble proceso:
- Proceso de análisis: a través de este se llega a las intuiciones o naturalezas simples (verdades primeras, primeros principios). 2º REGLA DEL MÉTODO
- Proceso de síntesis: se elabora deductivamente el pensamiento complejo a partir de elementos simples. 3º REGLA DEL MÉTODO
Las Ideas: El Material del Pensamiento
Ya que conocemos cómo se llega y cómo funciona nuestro conocimiento, pasamos a ver con qué trabaja. El conocimiento trabaja con las ideas. Descartes dice que el pensamiento recae todo sobre las ideas, no sobre las cosas. Por lo que las ideas son una representación gráfica de las cosas que contempla el pensamiento.
Descartes analiza la estructura de las ideas distinguiendo un doble aspecto:
- Las ideas son actos mentales.
- Las ideas poseen un contenido objetivo.
Las ideas en tanto que actos mentales son todas iguales, pero como contenidos de cosas son diferentes, porque unas representan unas cosas y otras, otras cosas. Se pueden diferenciar entre tres tipos de ideas:
- Ideas adventicias: ideas extrañas que no proceden del pensamiento, sino del exterior por causa de la percepción sensible.
- Ideas facticias: son aquellas que la mente construye a partir de otras, son creadas por la imaginación y la voluntad.
- Ideas innatas: son aquellas que posee el entendimiento por sí mismo, por naturaleza (“nacidas conmigo”). Estas ideas son las que le permiten salir de la existencia del sujeto pensante a la realidad extramental. Con las otras dos no lo ha conseguido.
La Existencia de Dios: Garantía de la Verdad
Descartes descubre entre estas ideas, la idea de INFINITO que identifica con la idea de Dios, por lo tanto, concluye decidiendo que la idea de Dios es una idea innata. Descartes prueba la existencia de Dios para asegurar que no nos engañamos al aceptar como verdaderas las cosas que percibimos clara y distintamente. Dios es la garantía de la verdad de nuestro conocimiento sobre la realidad del mundo.
Define la idea de Dios así: “Por la palabra Dios entiendo una substancia que es infinita, independiente, omnisciente, todopoderosa y por la cual yo mismo y todo lo demás, si es que algo más existe hemos sido creados por él”.
Argumentos para Demostrar la Existencia de Dios
- Argumento gnoseológico: Parte de la realidad objetiva de las ideas, que necesitan una causa real y proporcional para su desarrollo. Así, la idea de un ser infinito requiere una causa infinita, por lo que ese ser infinito debe existir. No puede provenir de la nada, ya que cualquier perfección en ella ha sido puesta en mí por un ser más perfecto que yo, que posee todas las perfecciones: Dios.
- Argumento cosmológico: Este argumento se basa en la causalidad aplicada a la idea de Dios. Sostiene que, si yo fuera la causa de mi propia existencia, también lo sería de la idea de perfección en mi mente, lo que implicaría que me haría perfecto. Sin embargo, como no he existido siempre, mi existencia debe tener una causa, y esa causa es Dios un ser superior que posee todas las perfecciones.
- Argumento ontológico: Parte de la idea de Dios como ser perfecto e infinito para afirmar su existencia. Puedo formar la idea de sustancia, pero no la de sustancia infinita por mí mismo, esto se debe porque su existencia proviene de Dios. Así como la idea de un triángulo implica sus propiedades, la idea de Dios me lleva a lo infinito, y lo infinito a la sustancia.
Con la validez de estos argumentos, Descartes demuestra la existencia real del mundo extramental partiendo de la demostración de la existencia de Dios, que es la única garantía de la verdad: “Puesto que Dios existe y es sumamente bueno y veraz, no puede permitir que yo me engañe al creer que el mundo existe, luego el mundo existe”.