Aristóteles: Filosofía, Ética y Política en el Pensamiento Clásico

Originario de Macedonia, Aristóteles vivió entre el 384 y el 323 a.C. Fue discípulo de Platón durante 20 años en su famosa Academia. Fue después maestro de Alejandro Magno, con quien viajó por Oriente en sus campañas militares, y a la vuelta fundó el Liceo en Atenas.

Aristóteles se hará muy crítico con el pensamiento de Platón basado en las Ideas, y llegará a formular un pensamiento que, partiendo de las realidades percibidas por los sentidos y la observación directa, profundizara hasta la entraña del Ser. Establecerá, por tanto, una relación del Ser con la realidad del hombre, de abajo a arriba y no al revés como proponía Platón; y todo ello, por primera vez, desde una filosofía sistematizada, como un sistema completo de pensamiento.

Crítica al Problema Presocrático y la Sustancia

Aristóteles no estaba muy convencido de la explicación de su maestro al problema presocrático de la diferenciación entre el Ser y el cambio; y se dispuso a hacer una explicación más profunda, aplicándole el método de observación de sus estudios de biología, materia en la que estaba especialmente interesado y que influenció todo su pensamiento. Los resultados los expone en su obra “Filosofía Primera”.

El punto de partida de su pensamiento es la identificación de la sustancia y la determinación del accidente. Aristóteles, al observar directamente los seres particulares, percibe dos hechos claros: “todo cambia” y hay un sustrato que permanece a través de los cambios (Ej. del agua cambiando de estados). A lo que permanece le llama “physis”, sustancia, naturaleza o principio fundamental o constitutivo del ser entero. Con este concepto de sustancia como principio constitutivo del ser entero en su totalidad, Aristóteles rompe con la concepción dualista de Platón. En el caso del hombre, la naturaleza del mismo, su sustancia, no es la suma del cuerpo y del alma, ni la suma de su racionalidad y su animalidad, sino algo distinto, que sería la naturaleza humana.

Las sustancias ofrecen su apoyo a los accidentes para que existan (la sustancia del agua deja que se apoyen en ella los accidentes de temperatura, color, olor, solidez, etc.). Además, existen dos tipos de sustancias: las sustancias primeras (lo particular: esta mesa, Irene, etc.) y sustancias segundas (lo universal: la Mesa, el Hombre, etc.); pero el Ser, cualquier sustancia, se define y explica desde la sustancia primera y desde la segunda, a la vez; desde lo particular y desde lo universal.

La Explicación Física del Movimiento

A continuación, Aristóteles se enfrenta al problema de la explicación física del movimiento estudiado ya por Parménides y Heráclito. Aristóteles afirma que todos los seres naturales están en movimiento y que la naturaleza, la “physis” es el principio del movimiento y del cambio. Todo ser se mueve por sí mismo. Si antes no se movía y ahora sí, es porque tenía en sí mismo la capacidad, el poder de moverse y cuando ya ha realizado el movimiento decimos que ese ser ya esta en acto. Entre el Ser y el no-Ser hay algo intermedio, el Ser en potencia.

En todo ser se pueden considerar dos aspectos:

  • Lo que ese ser es ya: acto
  • Su poder llegar a ser lo que todavía no es: potencia

Así concluye Aristóteles que el paso de la potencia al acto es el movimiento.

A continuación, expone su teoría hilemórfica por la que establece que el ser está compuesto por materia (hyle) y forma (morfe) y que ambas son eternas pero no pueden darse nunca por separado.

Pero para conocer científicamente las cosas además hay que conocer sus causas, su origen, el por qué las cosas físicas tienen una explicación. A Aristóteles no le valen las explicaciones presocráticas que establecían una sola causa, ni la explicación de las dos causas de Platón (material y formal, con las Ideas fuera de la cosa en sí). Para Aristóteles hay dos tipos de pares de causas: intrínsecas (causa material/causa formal) y extrínsecas (causa eficiente o agente productor de la sustancia, sin la que no podría haber movimiento/causa final o el fin por el que se hace algo y que da sentido a la acción).

Antropología Aristotélica

La Antropología aristotélica es compleja, se trata de una profundización en la esencia del hombre y una visión también enfrentada a la concepción dualista de Platón. Para Aristóteles la unión del cuerpo y el alma no es la suma de dos entidades, sino una nueva entidad, una nueva sustancia que se llama Hombre. El alma no tiene preexistencia como establecía Platón, sino que existe juntamente con el cuerpo. El alma es la forma del cuerpo, el principio más radical de toda la actividad del ser vivo. Cuerpo y alma no son separables, y existen tres tipos de alma: la vegetativa (propia de los vegetales), sensitiva (propia de los animales), racional (propia de los hombres).

A partir de esta teoría del alma, Aristóteles establece su teoría del conocimiento o epistemología también radicalmente diferente a la de Platón. Para Platón las Ideas son los universales y el universal está antes que el particular; pero para Aristóteles el proceso es inverso, nuestro entendimiento conoce lo particular, lo físico, antes que lo universal, abstracto; más aún a lo segundo llegamos por medio de lo primero. Todo conocimiento arranca de una percepción sensible según Aristóteles y son los sentidos los que proporcionan seguridad y certeza.

Ética Aristotélica

Aristóteles escribió tres tratados de Ética: “Ética a Eudemo”, “Ética a Nicómaco” y “Gran Ética”. En las tres obras subordina su ética a la política ya que los griegos no concebían a los hombres aislados, y propone una ética finalista (teleológica) que persigue el Bien, el fin último, no único, porque para Aristóteles puede haber muchos bienes. Toda acción humana está orientada a la consecución de algún bien, al cual van unidos el placer y la Felicidad. Lo bueno y lo malo en el hombre están relacionados con la consecución de este fin. Además, existe un Bien supremo: la Felicidad. Esta es un concepto ambiguo, polisignificativo (el fin supremo, el buen destino, estar contento, llevar una vida digna o noble…). Además, es autosuficiente, tiene que ser buscada por sí misma y nunca como medio para otra cosa. No puede fundarse en nada exterior al hombre, está dentro, cada ser es feliz si realiza la actividad que le es propia (en el hombre vivir, sentir y razonar; la triple clasificación del alma). El hombre feliz de verdad es el que dedica su vida al pensamiento según Aristóteles.

También es objeto de su estudio ético la Virtud o areté, la capacidad de un ser para llegar a ser, esa fuerza que le hace llegar a su perfección, a su plenitud y que clasifica en dos grupos: las virtudes éticas o morales (justicia, amabilidad, veracidad, etc.) y virtudes dianoéticas o intelectuales (sabiduría, prudencia, arte, etc.). Procede del hábito, o sea no es innata, sino que procede de la costumbre y de la voluntad. Es esa fuerza, poder, actitud interna para buscar el bien, la plenitud humana. Constituye un hábito voluntario y libre que implica deliberación y elección. La virtud para Aristóteles es equilibrio, este equilibrio lo sitúa en el conjunto del Universo y lo traslada a la polis, donde también tiene que haber un orden, reflejo del cosmos.

Política Aristotélica

El autor de “La Política” expone su pensamiento sobre el origen de la sociedad y su naturaleza basándolo en la clase media, como producto de su concepto del “término medio” de su Ética. Considera que el Hombre es un animal político que necesita pertenecer a una Comunidad para realizarse. La Comunidad donde culminan las distintas asociaciones humanas (casa o oikos, familia, tribu, aldea, etc.) es la ciudad o “polis”, el Estado, al que entiende genética y metafísicamente. El fin de la ciudad, del Estado es conseguir la Felicidad de sus ciudadanos. Los hombres no se asocian para vivir simplemente según Aristóteles, sino para vivir bien, por eso da a la Política un contenido ético y la pone bajo la tutela de la virtud. La auténtica razón de ser de un Estado es crear las condiciones para que se dé una vida buena y perfecta, para que la ciudad alcance la Felicidad. Por eso hace una distinción entre sistemas de gobierno que considera justos (monarquía, aristocracia y democracia) y sistemas que considera injustos (tiranía, oligarquía y demagogia). Para Aristóteles la mejor forma de constitución fue la Aristocracia pues estaba relacionada con el “término medio”.

Finalmente, mencionar que esta concepción política aristotélica sólo fue pensada para los ciudadanos libres, excluyendo expresamente a los esclavos, las mujeres, artesanos, labradores y mercaderes, para los que Aristóteles consideraba la esclavitud como una cosa justa y conveniente.

Conclusión

La conclusión de Aristóteles tras su demoledora crítica a su maestro Platón deja entrever tras de sí a un personaje intelectual, aferrado al estudio de la naturaleza, empeñado en realizar una teoría del cambio, pero que permite distinguir a su vez al filósofo que quiso aplicar los criterios de universalidad y necesidad al conocimiento, haciendo de su figura la más importante en la corriente filosófica predominante del clasicismo griego, el aristotelismo.

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