Educación y Naturaleza Humana: Un Enfoque Filosófico desde Séneca hasta la Pedagogía Marxista

La Visión Clásica y Medieval sobre la Educación y las Pasiones

Diversos filósofos a lo largo de la historia han abordado la relación entre la educación y la naturaleza humana, a menudo con un enfoque en el control de las pasiones. Séneca advierte que el placer, si no se frena, conduce al dolor. Boecio, por su parte, afirma que todo deseo insatisfecho genera sufrimiento. Pascal identifica tres fuentes de miseria humana: la supremacía constrictiva de la naturaleza, la fragilidad de nuestros cuerpos y la falta de métodos para regular las relaciones interpersonales. Pestalozzi observa que el hombre no educado se convierte en juguete de la violencia y la mala fe de sus líderes, víctima de su propia candidez. Freud, finalmente, postula que todos los hombres poseen tendencias destructivas que, para muchos, marcan su conducta, ya que, en general, el hombre evita el trabajo y sucumbe a sus pasiones.

Educación Represiva y Autoritaria: El Control de la Naturaleza Humana

Esta visión pesimista de la naturaleza humana condujo a métodos educativos rigurosos y coactivos. Se pueden distinguir tres tipos principales:

1. Educación Rigorista

Esta aproximación, a veces, resultaba en situaciones poco humanas. Plutarco, por ejemplo, abogaba por «templar» a los hijos enseñándoles, amenazándoles, rogándoles y mostrándoles ejemplos de buenas y malas conductas. El cristianismo primitivo también promovía la educación severa. Durante los siglos VII y VIII, la influencia del derecho romano y las costumbres bárbaras llevaron a una poca consideración hacia la infancia, con la salvación buscada en monasterios donde se educaba a los niños en la modestia. Eckhart consideraba la obediencia como la virtud más importante, sin la cual ninguna otra virtud tenía valor. La escuela de Port-Royal, influenciada por el jansenismo, prescribía que la maestra no jugara con las niñas ni las perdiera de vista, reconduciendo su infancia y juventud delante de Dios.

2. Educación Represiva

Esta perspectiva ve al niño como un ser con tendencias negativas como celos, jactancia, rivalidad y rencor. Para que el hombre se desarrolle adecuadamente, se argumenta, es necesario seguir a Kant y lograr que su nivel sensible se transforme en su nivel racional. Séneca insiste en medir las cosas por su utilidad, no por los lujos, evitando los excesos, mirando con buenos ojos la pobreza, aumentando la continencia, evitando el deseo de gloria y la ira, y satisfaciendo los deseos con remedios poco costosos. El Papa Clemente afirma que el hombre está sujeto a pasiones que solo pueden ser tratadas con represión para restablecerlo en su estado de salud y verdad. San Benito establece diez mandamientos para el monje, promoviendo un comportamiento virtuoso que excluye el orgullo, la gula, la pereza, la murmuración, la crítica, los celos, la envidia y la altivez. Los peldaños para la humildad, según San Benito, son la obediencia sin demora, no satisfacer los propios deseos y someterse al superior.

3. Educación Severa

Esta modalidad no consiente demasiados gustos, regalos ni caprichos. Carlos V cambió de educador para Felipe II hasta que este se quejó de sus métodos, porque no le permitían hacer lo que quería. La educación inglesa fue severa. Locke sostenía que había que combatir la timidez y la ignorancia del mundo ante los peligros de este. El castigo era habitual. Fourier reglamenta la manera de dar castigos, considerándolos medicina para el alma. Dupanloup atribuye a la educación tres funciones: mantener, reprimir y prevenir.

La Educación como Socialización Metódica

Durkheim define la educación como una socialización metódica de la generación joven. La sociedad utiliza la educación para asegurar su propia continuidad. El marxismo, a través de la educación, busca que los individuos se conviertan en comunistas, ya que el hombre se desarrolla al hacer suyas las características de su sociedad.

La pedagogía soviética emplea métodos de persuasión para formar ideas comunistas, incluyendo la explicación, el influjo personal, el discurso, el diálogo, las lecturas y el ejemplo positivo. En la pedagogía marxista, el pedagogo, como encargado de la sociedad para educar a la siguiente generación, está obligado a exigir que los educandos se acomoden a todo lo que el sistema educativo les proporciona, lo cual se considera fácil porque, a esas edades, las exigencias son aceptadas por su propio impulso.

Educación Realista: Una Concepción Equilibrada de la Naturaleza Humana

La concepción realista de la naturaleza humana reconoce que el hombre es, a la vez, bueno y malo, capaz e incapaz de alcanzar por sí solo su pleno potencial. No se debe caer en una visión dualista y extrema, sino adoptar una perspectiva objetiva y completa. Bartolomé de las Casas, por ejemplo, describe cómo los indios eran inicialmente buenos, pero se corrompieron tras la llegada de los españoles. Spencer y Pestalozzi se vieron obligados a corregir a Rousseau al observar la realidad de la Revolución Francesa, donde los ideales iniciales desembocaron en crueldad y maldad. El hombre, en medio de la grandeza de la naturaleza, debe ser consciente de su debilidad. Fromm describe al hombre como un ser condicionado por su animalidad y su racionalidad, a camino entre el bien y el mal, lleno de contradicciones que solo pueden resolverse desarrollando la humanidad interior. Lapide resume esta visión afirmando que el hombre no es ni bueno ni malo, pero sí mejorable.

La Educación como Permisión y Exigencia: Libertad y Conducción Simultáneas

Crítica a la Educación Permisiva

Touriñán argumenta que un buen profesor ejerce una dirección adecuada, sin abandonar al alumno a su realidad interna ni ejercer coacción. También critica las teorías que confían ingenuamente en el niño, asumiendo que el entorno siempre será adecuado y que el niño sabrá aprovecharlo.

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