La Filosofía de Aristóteles: Crítica a Platón, Hilemorfismo y Conocimiento
Aristóteles criticó la teoría de las Ideas de Platón porque consideraba que dividir la realidad en dos mundos, uno inteligible y otro sensible, no explicaba satisfactoriamente el cambio ni la relación entre las cosas sensibles y las Ideas. Además, argumentaba que la teoría platónica llevaba a problemas lógicos, como la necesidad de una Idea superior para cada Idea, generando un proceso infinito.
Frente a esto, Aristóteles propuso su propia concepción del ser y el cambio a través del hilemorfismo, según el cual todo ente está compuesto de materia y forma. Para él, el cambio se entiende como el paso de la potencia al acto, es decir, la realización de una posibilidad en una realidad concreta. También explicó que todo lo que existe tiene cuatro causas que lo determinan: la material, la formal, la eficiente y la final.
En cuanto al conocimiento, Aristóteles rechazó la idea platónica de la reminiscencia y sostuvo que el saber proviene de la experiencia. Según él, el conocimiento comienza con la percepción sensorial, luego la mente extrae lo universal a través de la abstracción y, finalmente, la razón organiza estas ideas mediante la lógica, cuyo principal método es el silogismo.
Ética Aristotélica: Eudaimonía, Virtud y el Término Medio
La ética aristotélica se basa en la búsqueda de la felicidad o eudaimonía, que representa el fin último de la vida humana y la realización plena del ser. Para Aristóteles, la felicidad no es solo un placer momentáneo, sino una vida en la que el ser humano desarrolla sus capacidades racionales de manera óptima.
Para alcanzarla, es necesario vivir conforme a la virtud, que se divide en dos tipos principales:
- Virtudes éticas: relacionadas con el carácter y las acciones (justicia, valentía, templanza). Se adquieren a través de la repetición de actos hasta que se convierten en hábitos.
- Virtudes dianoéticas: relacionadas con la inteligencia y el conocimiento (prudencia, sabiduría). Se desarrollan mediante el aprendizaje y la reflexión.
Un elemento central de la ética de Aristóteles es la doctrina del término medio, que establece que la virtud se encuentra entre dos extremos viciosos: el exceso y el defecto. Por ejemplo, la valentía es el punto medio entre la cobardía y la temeridad. Ser virtuoso implica actuar con equilibrio y moderación. Para Aristóteles, la vida feliz es aquella en la que se ejercen las virtudes de manera constante y armoniosa.
Política en Aristóteles: El Bien Común y las Formas de Gobierno
Aristóteles concibe la política como la ciencia que busca el bien común y sostiene que el ser humano es un «animal político», ya que solo puede alcanzar su máximo desarrollo dentro de una comunidad organizada. En su obra Política, analiza las distintas formas de gobierno y las clasifica en tres regímenes correctos:
- Monarquía: gobierno de uno solo.
- Aristocracia: gobierno de los mejores.
- Politeia: gobierno de muchos, con equilibrio entre ricos y pobres.
A su vez, señala que estos regímenes pueden corromperse, dando lugar a la tiranía (gobierno de uno solo en su propio beneficio), la oligarquía (gobierno de un grupo de poderosos solo para los ricos) y la democracia extrema (gobierno de la multitud sin leyes ni orden). Para Aristóteles, la mejor forma de gobierno varía según las circunstancias, pero considera que la politeia es la más estable. Destaca la importancia de la educación y la virtud cívica, ya que sin ciudadanos virtuosos ningún sistema político puede ser justo ni sostenible.
Filosofía Helenística: Estoicismo, Epicureísmo, Escepticismo y Cinismo
Tras la muerte de Aristóteles, la filosofía se aleja de la política y se enfoca en la búsqueda de la felicidad individual, dando lugar a las escuelas helenísticas.
- Estoicismo (fundado por Zenón de Citio): La felicidad se encuentra en la aceptación racional del destino, el dominio de las pasiones y la indiferencia ante el placer y el dolor. El universo está gobernado por una razón divina (logos), y la virtud es el único bien verdadero.
- Epicureísmo (desarrollado por Epicuro): La felicidad consiste en la búsqueda del placer moderado y la ausencia de dolor (ataraxia). Los dioses no intervienen en la vida humana, por lo que el temor religioso es innecesario. Enfatiza la amistad como el mayor bien, promoviendo una vida sencilla.
- Escepticismo (representado por Pirrón de Elis): Defiende la imposibilidad de alcanzar un conocimiento absoluto. La mejor actitud es la suspensión del juicio (epoché) para lograr la tranquilidad del alma.
- Cinismo (con Diógenes de Sinope como principal exponente): Rechaza las normas sociales y los bienes materiales, defendiendo una vida en total libertad y autosuficiencia. La felicidad se encuentra en la independencia del individuo respecto de las convenciones sociales.
Neoplatonismo: Plotino e Hipatia de Alejandría
El neoplatonismo surge en el siglo III d.C. como una reinterpretación de la filosofía de Platón con influencias místicas y religiosas. Su principal exponente es Plotino, quien desarrolla la idea de que toda la realidad emana de un principio supremo llamado el Uno, del cual surgen, en un proceso descendente, el Intelecto (mundo de las Ideas), el Alma y, finalmente, el mundo material (la realidad más baja e imperfecta). El objetivo del ser humano es regresar al Uno a través de la contemplación y la purificación espiritual.
En el siglo IV, Hipatia de Alejandría se convierte en una de las últimas representantes del neoplatonismo alejandrino. Destacada matemática, astrónoma y filósofa, dirigió la escuela de Alejandría. Su pensamiento defendía la razón y el conocimiento racional en un contexto de creciente conflicto entre el pensamiento pagano y el cristianismo, lo que la llevó a ser asesinada en el 415 d.C.
Edad Media: Fe y Razón en Agustín de Hipona
Durante la Edad Media, el problema entre fe y razón surge de la necesidad de conciliar la filosofía griega con la doctrina cristiana. Agustín de Hipona, influenciado por Platón y el neoplatonismo, sostiene que la razón es una herramienta válida pero limitada, por lo que la fe es necesaria para alcanzar la verdad plena. Para él, el conocimiento no proviene únicamente de los sentidos o del pensamiento racional, sino de una iluminación divina.
En cuanto a la realidad, Agustín concibe el universo como una jerarquía en la que Dios es el ser supremo. Distingue entre la Ciudad de Dios (orden divino eterno) y la Ciudad terrenal (mundo material transitorio). Afirma que la felicidad verdadera solo puede encontrarse en Dios y que para alcanzarla el ser humano debe elevarse desde lo terrenal hacia lo divino mediante la fe, la gracia y la virtud.