Explorando la Voluntad, la Libertad, el Pensamiento Crítico y el Trabajo Humano
La Voluntad: Definición y Áreas
Por experiencia, sabemos que muchas acciones elementales están bajo nuestro dominio libre, es decir, que son voluntarias.
- La capacidad de mover algunos órganos corporales cuando queremos.
- Cierto dominio de nuestros resortes intelectuales. Podemos dirigir nuestra atención y nuestro razonamiento, y controlamos conscientemente nuestro lenguaje y expresión.
- La capacidad de no dejarnos llevar por nuestros impulsos instintivos y deseos. A diferencia de los animales, el ser humano los siente, pero puede negarse a seguirlos y controlarlos hasta cierto punto.
- La capacidad de decidirnos y autodeterminarnos, lo que se llama “acto libre”.
Llamamos voluntad a la capacidad de querer que tiene nuestra conciencia. Hay que distinguir entre el “deseo” y lo que “se siente” espontáneamente en la conciencia, y el querer, tendencia voluntaria que nace de la misma conciencia.
En la voluntad se deben distinguir dos tipos de inclinaciones:
- Por naturaleza, estamos ya inclinados hacia algunas cosas que tienen razón de fin (felicidad) y también podemos adquirir otras inclinaciones (amores personales).
- Tenemos la capacidad de concretar nuestra inclinación, de elegir caminos. Lo primero son las inclinaciones espontáneas y permanentes de la voluntad; lo segundo son las inclinaciones deliberadas o libres.
El Acto Libre: Relación con la Inteligencia y Proceso
Nuestro conocimiento es universal, está abierto al infinito. Podemos pensar en los fines que nos proponemos y podemos hacerlo con una apertura infinita. Pero, al final, tenemos que concretar qué fines queremos y qué caminos vamos a seguir.
Pensamos en abstracto, pero obramos en concreto, y en este paso se manifiesta la libertad humana. Cuando vamos dando forma a nuestra acción, entre las infinitas posibilidades que están abiertas para nuestro conocimiento, concretamos un camino.
Se llama deliberación al proceso de pensar y concretar la acción. Y ahí es donde se manifiesta lo que es libertad: capacidad de concretar o de autodeterminarse.
El proceso de la acción libre tiene ordinariamente tres partes:
- El estímulo. Es el punto de partida, lo que provoca la acción. El ser humano es capaz de moverse a sí mismo cuando quiere, y no necesita que haya un estímulo exterior.
- La deliberación consciente que: valora las circunstancias, delibera sobre las posibilidades, elige un camino y decide o no llevarlo a la práctica.
- La ejecución. Cuando la acción tiene que desarrollarse externamente, además de la decisión interior, hay que moverse. Es el momento de ejecutar lo pensado.
A cada paso interviene el fondo afectivo, que valora si le apetece o no, lo que tiene delante. Muchas veces nos impulsa a obrar, otras notamos la contradicción interior entre lo que tenemos que hacer y lo que nos apetece.
En todas esas elecciones, se manifiesta lo que es la libertad, que interviene en todos los momentos de la acción.
El Sentido Crítico, los Métodos del Pensamiento y la Certeza
Tiene razón el escepticismo cuando dice que la verdad es difícil y los errores muchos. A la verdad o a un conocimiento verdadero no se llega de cualquier manera; es necesario seguir un procedimiento adecuado.
Hay grandes diferencias de método entre las Ciencias de la naturaleza y las Ciencias humanas. Hay que interpretar los motivos por los que actúan, por eso el método de las Humanidades no puede ser experimental sino solo interpretativo.
En todos los pasos es necesario mantener un sentido crítico, que es distinto de una actitud crítica. Sentido crítico quiere decir que en todo momento está presente la pregunta de si lo que recibe es fiable y si lo que se está haciendo es riguroso. Es el control de calidad del saber.
Hemos dicho que ciencia es un conocimiento cierto, el ideal de todo saber es llegar a la certeza, pero no siempre es fácil.
No poseemos todas las verdades con la misma seguridad, de unas cosas no sabemos, de otras dudamos. En algunas cuestiones, tenemos una opinión, cuando se acumulan razones en un sentido, que nos inclinan a mantenerlo como más probable. En otros casos estamos seguros; esto es la certeza.
La certeza se origina de varias maneras:
- Por evidencia. Las cosas que captamos con nuestros sentidos.
- Por demostración. Que puede ser lógica, matemática o científica.
- Por un testimonio digno de fe. Depende de la confianza que nos inspire el que da testimonio.
- También hay certeza moral cuando se produce una gran acumulación de indicios en un sentido, así sucede con las convicciones personales.
También conviene distinguir entre la certeza subjetiva (estoy seguro porque sé cómo he llegado a eso), y la intersubjetiva (una convicción común, a la que han llegado muchos).
La Relación del Lenguaje con la Inteligencia
El aprendizaje de la lengua es necesario para el desarrollo de las funciones intelectuales. La autoconciencia humana se despierta y madura con el reclamo de la palabra.
Muchas operaciones de la inteligencia no son verbales, se hacen sin palabras. Además, nuestra inteligencia razona sin palabras en campos como las matemáticas o la composición espacial, y muchas veces tenemos la idea pero no encontramos la palabra exacta para expresarla.
Pero la inteligencia necesita el lenguaje para conocer, en concreto, la segunda operación clásica del entendimiento, el juicio, es verbal. Nuestros conocimientos que son la base de la inteligencia se construyen con palabras, este conocimiento es además más amplio de lo que podemos expresar, pero hasta que no lo formulamos con palabras no se fija.
El poder nombrar nos permite identificar y analizar nuestras experiencias internas y externas. Analizar el mundo con un vocabulario de 200 palabras es totalmente distinto que analizarlo con 5000.
Aprendemos a pensar al mismo tiempo que se nos transmite la lengua, con ella se nos proporciona un medio para entender nuestro entorno, entendernos a nosotros mismos y entendernos con los demás. La mayor parte de las nociones que manejamos nos las han transmitido con el lenguaje, sin esto, nuestra vida intelectual sería mínima.
El Valor de las Palabras y la Escritura
Los seres humanos damos nombre a las cosas y a las acciones; y somos capaces de hablar de ellas. Dar nombre significa crear una palabra y asociar la palabra a una cosa o a una noción de un tipo de cosas o de acciones.
Las palabras están unidas a nociones, pero no se identifican con ellas, es una relación convencional.
Con palabras designamos a sujetos particulares, nociones abstractas, estados de ánimo, vivencias interiores, acciones genéricas, circunstancias de lugar y tiempo y relaciones entre ellos.
Las palabras tienen una parte material y un significado o contenido inmaterial. El aspecto fonético y el aspecto semántico son como si fueran el cuerpo y el alma de la palabra. La relación entre signo/significado es, generalmente, convencional, distinta según lenguas, y da una gran plasticidad a las palabras.
La escritura es también una formidable creación cultural, también son una formidable creación los materiales de la escritura y los instrumentos para escribir. Es preciso tomar conciencia de su valor cultural.
Una gran parte del pensamiento, literatura e historia antigua se han perdido porque no ha sido escrita o porque el soporte se ha deteriorado. La alternativa de las culturas no escritas ha sido memorizar, generalmente en forma de poemas con ritmos o cadencias que facilitaran la memorización.
El Trabajo Humano: Aspectos Internos y Externos
En el obrar externo no basta querer, en el trabajo es preciso vencer las resistencias del propio cuerpo y de la materia con la que se trabaja, para llegar a un resultado.
Como todo trabajo es acción, deja una huella interior, forma hábitos, y si se trabaja bien, son hábitos que despliegan las capacidades humanas.
Además, en el obrar ponemos algo de nosotros mismo y nos expresamos. Por eso, las cosas que hacemos tienen nuestro sello personal, este es el fundamento del sentido de la propiedad. Es una ocasión privilegiada para establecer lazos de amistad y compañerismo, y define nuestra contribución a la vida social.
Por eso, en todo trabajo hay que tener en cuenta dos aspectos: lo que se ha realizado externamente y lo que se ha enriquecido la persona que lo ha hecho.
El trabajo humano produce algo útil para el que lo hace o para la sociedad. Esa producción tiene un efecto transformador sobre la naturaleza. La experiencia señala cuáles son los métodos más eficaces. La acumulación de métodos y herramientas para la producción da lugar a la técnica, componente importante de la cultura humana.
En cuanto es capaz de producir efectos útiles y deseables, el trabajo adquiere un valor económico. Cada hombre puede ofrecer su fuerza de trabajo o vender lo que produce. Esto proporciona generalmente los medios de vida para uno mismo y para los que dependen de uno. Al ofrecer el trabajo se genera la vida económica de la sociedad.
Descanso y Ocio: Fenómenos Distintos
Porque el trabajo se hace costoso y produce fatiga y cansancio, la actividad humana necesita recuperar las fuerzas físicas y psíquicas. El descanso es necesario para mantener el rendimiento y para que no se deteriore la salud.
El sueño es un tributo que pagamos a nuestra condición corporal. No deja de ser curioso que diariamente perdamos la conciencia durante muchas horas para recuperar fuerzas. El sueño divide las jornadas y da un ciclo diario a nuestra vida, permite cortar la actividad y volver a empezar cada día, además favorece el descanso físico y el descanso filosófico.
Es preciso también aliviar las tensiones psicológicas que genera el trabajo: las preocupaciones, las fijaciones, los problemas que rondan en la cabeza. Esto se logra mediante la distracción.
Aunque la palabra ocio se emplea en muchos sentidos, en su sentido clásico se refiere a un fenómeno muy importante.
Ocio es el tiempo dedicado a cultivar y gozar de los grandes bienes que enriquecen a la persona. Conviene distinguirlo del descanso y de la diversión, aunque puedan ir mezclados.
El descanso es sólo una parada en el trabajo para compensar la fatiga; el ocio en cambio, es el tiempo que se dedica a cultivar los grandes bienes: el saber, la meditación, la contemplación de la belleza, la amistad y la oración.
La Experiencia Estética y los Tipos de Belleza
Entre las varias capacidades que se observan en la inteligencia, y que a veces llamamos “sentidos”, se encuentra el sentido estético, que es la capacidad de apreciar lo bello.
Es una capacidad intuitiva de la conciencia, semejante y paralela al sentido moral. Tenemos experiencia de que esa capacidad se educa. Crece la sensibilidad en contacto con lo bueno, con lo excelente y también influye la valoración de los demás.
La cuestión de la belleza es muy difícil de tratar si se aborda desde el punto de vista más o menos objetivo. Es preciso buscar un punto de referencia. El método que seguimos es fenomenológico, pues bien, el fenómeno más básico de la conciencia humana está en esta área es la experiencia estética.
La experiencia estética consiste sencillamente en esto: ante realidades, reaccionamos de una manera peculiar, percibimos aquello como valioso o su ausencia de valor. Si se analiza un poco, se pueden reconocer estas características:
- Impacto emocional. Lo que se percibe resulta atractivo, conmueve y emociona.
- Sentimientos de trascendencia o elevación: en mayor o menor grado se tiene la sensación de asistir a una manifestación de lo superior, un reflejo de lo sublime.
- Una peculiar alegría, tanto más aguda cuanto la sensación de estar ante lo sublime sea mayor. Produce agrado y gozo.