Teología de Santo Tomás de Aquino: Existencia, Esencia y Creación Divina

Santo Tomás de Aquino y el Problema de Dios

La Teología Tomista y la Relación entre Razón y Fe

Santo Tomás de Aquino se enfrentó a un desarrollo significativo del pensamiento filosófico, influenciado por el aristotelismo, conocido como «averroísmo latino». Hasta entonces, la filosofía occidental se había mantenido dentro de la tradición platónica, fusionando el platonismo con el cristianismo, según la interpretación de San Agustín. Santo Tomás adoptó el aristotelismo como base de su pensamiento filosófico, marcando una ruptura con la tradición.

También innovó en la relación entre razón y fe. La filosofía ya no sería simplemente la «sierva de la teología». Para Santo Tomás, aunque la verdad es una, la razón tiene su propio ámbito de aplicación autónomo dentro de esa verdad, al igual que la fe. Estableció una distinción clara entre razón y fe, entre filosofía (dominio de la razón) y teología (dominio de la fe), tanto en su método como en su objeto de estudio. Sin embargo, no excluyó la colaboración entre ambas, e incluso una cierta sumisión de la razón a la fe en cuestiones donde la razón no puede definirse. Esta adopción del aristotelismo y su concepción de la relación entre razón y fe condujeron a Santo Tomás al desarrollo del «realismo filosófico».

La Demostración de la Existencia de Dios

Santo Tomás afirma que la existencia de Dios no es una verdad evidente para la razón humana. Por lo tanto, quienes la afirmen deben probarla. La existencia de Dios es evidente en sí misma, pero no para el hombre y su razón finita. Las diversas culturas e incluso los individuos dentro de una misma cultura tienen diferentes ideas de Dios. Esto legitima la necesidad de una garantía racional, independientemente de la fe.

Si la existencia de Dios no es evidente, debe ser demostrada racionalmente, sin elementos de la Revelación o la fe. No podemos partir de la idea de Dios, ya que eso es lo que se busca demostrar. Tampoco podemos recurrir a la demostración «a priori», ya que esta parte del conocimiento de la causa y llega al efecto, pero Dios no tiene causa. Solo podemos partir de la experiencia humana, de los seres que conocemos como efectos, y remontarnos a su causa, argumentando «a posteriori».

Santo Tomás critica el argumento ontológico de San Anselmo. Este argumento parte de la idea de Dios como ser perfecto, pero para Santo Tomás, esa idea proviene de la fe y no tiene por qué ser aceptada por un no creyente. Además, el argumento de San Anselmo contiene un paso ilegítimo de lo ideal a lo real: pensar algo como existente no implica su existencia real. Para Santo Tomás, la existencia solo puede alcanzarse si partimos de la existencia sensible. Por ello, desarrollará sus cinco pruebas de la existencia de Dios a partir de la experiencia sensible.

Las Cinco Vías para Demostrar la Existencia de Dios

San Anselmo, en el siglo XI d.C., argumentó racionalmente sobre la existencia de Dios. Explicó que Dios es el ser mayor, es decir, nada más grande puede ser concebido. Esta es la demostración conocida como «el argumento ontológico».

En la «Suma Teológica», Santo Tomás formula las «cinco vías» para demostrar la existencia de Dios. Su estructura argumentativa es similar: parte de observaciones del mundo, aplica el principio causal e indica la imposibilidad de una cadena infinita de causas. La conclusión es que debe haber un origen causal a los efectos observados, que es Dios.

  • Primera vía (Movimiento): En el mundo hay seres que se mueven. Todo lo que se mueve es movido por otro. No puede haber una serie infinita de motores. Por lo tanto, debe existir un primer motor inmóvil, que es Dios.
  • Segunda vía (Causalidad eficiente): Todo lo que existe tiene una causa. Nada puede ser causa de sí mismo. No puede haber una serie infinita de causas eficientes. Debe existir una primera causa incausada, que es Dios.
  • Tercera vía (Contingencia y necesidad): Existen seres contingentes (que comienzan y dejan de existir). Si todo fuera contingente, en algún momento nada habría existido. Debe haber un ser necesario que no dependa de otro, que es Dios.
  • Cuarta vía (Grados de perfección): En el mundo hay distintos niveles de perfección. Comparar grados de perfección implica la existencia de un modelo absoluto de referencia, un ser supremo, que es Dios.
  • Quinta vía (Finalidad y orden del universo): Los seres inorgánicos actúan con un fin. Dado que no pueden dirigirse a un fin por sí mismos, debe haber un ser supremo e inteligente que ordene todas las cosas, que es Dios.

La Esencia de Dios: Vía Negativa y Vía Positiva

Una vez demostrada la existencia de Dios, queda por averiguar qué es Dios. Santo Tomás plantea dos vías:

  • Vía negativa (apofática): Consiste en decir lo que Dios no es. Se niega en Dios todo lo que en las criaturas supone limitación e imperfección. Por ejemplo: no es corpóreo, es ilimitado, es perfecto, es inmóvil, es acto puro.
  • Vía afirmativa (catafática):Consiste en atribuirle a Dios las perfecciones que vemos en las criaturas, como la sabiduría, la bondad y la belleza. Pero, debido a nuestra limitación, no conocemos la esencia de estas cualidades divinas. Usamos estos términos en un sentido análogo (teoría de la analogía de Aristóteles). El término «sabio» aplicado a Dios se asemeja a una perfección humana, pero la supera infinitamente. Toda atribución a Dios es relativa, hecha desde la perspectiva humana. Ninguna atribución es unívoca, sino análoga (metafórica).

La Teología de la Creación en Santo Tomás de Aquino

Respecto a la creación, Santo Tomás, a pesar de su base aristotélica, sigue la tradición agustiniana, conciliándola con su explicación de la estructura metafísica esencia/existencia. Todos los seres se componen de esencia y existencia, excepto Dios, en quien la esencia se identifica con la existencia. Solo Dios es un ser necesario, pues su esencia es existir. Los demás seres reciben la existencia del ser necesario.

Santo Tomás afirma la creación «ex nihilo», es decir, la creación del mundo mediante un acto libre de Dios. La nada no es una materia preexistente, sino la inexistencia absoluta. El mundo no es creado por «emanación» necesaria de la naturaleza divina: Dios crea libremente. El mundo podría no haber sido creado, o haber sido creado de otro modo.

En cuanto a si la creación tuvo lugar en el tiempo, Santo Tomás afirma que la razón no puede zanjar esa cuestión. Se adhiere a la Revelación: la creación tuvo lugar en el tiempo. Respecto al problema del mal en el mundo, afirma que Dios lo ha permitido para obtener un beneficio mayor: la libertad de la voluntad y el perfeccionamiento del mundo.

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