La expresión Edad Media designa el
período de la historia de Occidente que va de la caída del Imperio Romano (467)
hasta el comienzo de la
Modernidad (s. XV).
La sociedad surgida de la fusión de los pueblos romanizados con los invasores germánicos entra en un largo proceso involutivo: los núcleos urbanos se debilitan o desaparecen, las comunicaciones y el comercio se interrumpen, la economía se retrotrae a una fase primitiva y rural. Nace una estructura social y política nueva, el feudalismo: relación vasallaje-señorío que culmina en el soberano.
Subsisten la herencia jurídica de Roma y las huellas de la ciencia y metafísicagriegas.
Pero el factor profundo y dominante en esta época es el Cristianismo: la religión cristiana se impone frente a otras; se defiende del racionalismo griego y utiliza sus conceptos metafísicos para desarrollar una teología especulativa. Unida al derecho romano crea una jerarquía eclesial en competencia con los poderes temporales.
Entre los siglos XI y XIII se produce en Europa una transformación positiva en los aspectos económicos, sociales y culturales: Crece la población y mejora la producción agrícola y ganadera. Los burgos o ciudades se repueblan y prosperan; se incrementan la actividad artesanal y el comercio, originándose una nueva clase social y apareciendo las corporaciones gremiales que definirán la estructura económica de Europa durante los siglos siguientes. Se van debilitando las estructuras feudales y Europa se va abriendo más al mundo islámico y bizantino.
Centenares de abadías y monasterios cultivan las artes y las letras. En el siglo XIII se difunde una nueva modalidad de orden religiosa, la de los mendicantes – franciscanos y dominicos principalmente- que dedican sus actividades a la predicación y la enseñanza.
El hecho más importante para la historia del pensamiento es el de la aparición de las universidades fundándose en Europa 52 entre los años1.200 y 1.400. La universidad más importante y el gran centro intelectual del s. XIII fue la de París donde Tomás de Aquino es “maestro” en la Facultad de Teología.
En cuanto a lo filosófico, el lento resurgir de la Europa cristiana alcanza a finales del S.VIII un corto período de florecimiento que se frustra tras la muerte de Carlomagno. Hay que esperar hasta el s.XII para ver consolidarse este resurgir; la figura más representativa es San Anselmo, que construye una Teología racional.
Las escuelas de traductores (Toledo, Sicilia, etc) van poniendo a disposición de los teólogos y filósofos cristianos la integridad de los escritos aristotélicos con los comentarios de los pensadores árabes y judíos. Los principales comentaristas árabes son Avicena, que transmite un aristotelismo platonizado y Averroes que presenta un aristotelismo más puro. El aristotelismo constituye un saber acerca del mundo y su primera causa que arranca no de la fe sino de la razón natural. La traducción y conocimiento de su pensamiento es un hecho decisivo en la evolución de la posterior escolástica cristiana.
Por el lado filosófico se plantea el problemático intento de síntesis entre los planteamientos opuestos de Platón y Aristóteles. Por el lado teológico, el problema de hacer compatibles las proposiciones filosóficas y los contenidos de los librossagrados.
En la filosofía medieval se distinguen los siguientes periodos:
-PATRÍSTICA: Su objetivo primario no es la filosofía, sino la catequesis o apología de la fe. Sus representantes son hombres con formación filosófica, lo que les lleva a abordar problemas filosóficos en relación con el mensaje religioso. La figura principal de esta etapa es SAN AGUSTÍN: Para el agustinismo no hay separación entre filosofía y teología, entre fe y razón, ambas colaboran en el esclarecimiento de la verdad: la razón sirve a la fe y la fe ilumina a la razón. La razón sola, sin la fe, no puede alcanzar la verdad (que es Dios); hay una subordinación de la razón a la fe. Su máxima expresión es “credo ut intelligam”
-ESCOLÁSTICA: Este periodo debe su nombre a los maestros y a la enseñanza propios de las Escuelas de la época. Son figuras importantes de esta etapa: SAN ANSELMO (XI): Coge el principio del agustinismo “Credo ut intelligam” y lo lleva hasta el final; no se trata de entender para poder creer (es decir, la necesidad de la razón), sino la necesidad de la fe para poder conocer la verdad. Frente a esta postura reacciona STO. TOMÁS (máximo representante en el siglo del apogeo de la Escolástica) que establecerá una cierta autonomía, además de una colaboración entre la razón y la fe. Otros filósofos importantes de la época son: Abelardo (XII) y Pedro Lombardo (XIII).
En el s. XIII las tendencias filosóficas que se perfilan están protagonizadas por tres escuelas:
Escuela Franciscana: tiende a mantener la tradición agustiniana de influencia neoplatónica. Sus máximos representantes son Alejandro de Hales y San Buenaventura. Mezcla temas filosóficos y teológicos en una sola sabiduría cristiana. Distingue entre fe y razón desde una perspectiva metodológica, y en cuanto a sus objetos, pero todo sistema metafísico o filosófico satisfactorio debe ser guiado por la fe.
– Averroísmo Latino: se apoya en la
filosofía de Aristóteles y extrae de ella conclusiones que contradicen el dogma
cristiano:
Mortalidad del alma individual, eternidad del mundo y la materia…
Para salvar el dogma cristiano defienden la Teoría de la Doble Verdad: una
misma proposición podía ser verdadera según la filosofía y falsa según el
dogma. Este movimiento tuvo su centro en la Facultad de Artes de París.
-Escuela Dominica: emprende la tarea de purificar las nociones aristotélicas para hacerlas compatibles con el dogma cristiano y poder servirse de ellas para una mayor penetración en los misterios de la revelación divina. Se inicia con Alberto de Bollstädt y culmina con su discípulo TOMÁS DE AQUINO: Este pretenderá llevar a cabo una síntesis de la doctrina cristiana y una síntesis de cristianismo y filosofía antigua. Además de sus evidentes raíces aristotélicas, lo más genuino de la metafísica tomista proviene de una reflexión profunda sobre el concepto cristiano de creación interpretado platónicamente como participación. En cuanto a las relaciones entre razón y fe defenderá la neta distinción entre fe y razón, la no contradicción entre ambas, la existencia de una zona de confluencia y la teología sagrada como ciencia “mixta”.