Explorando las Teorías Éticas: Universalismo, Relativismo, Eudemonismo, Hedonismo y Utilitarismo

Clasificación de las teorías éticas

  • Universalismo moral: Defiende la existencia de valores morales universales a partir de los cuáles juzgar las acciones y las normas morales concretas (Sócrates, Platón, Max Scheler y Tomás de Aquino).
  • Relativismo moral: Sostiene que los valores morales varían de unas sociedades a otras o de un sujeto a otro (sofistas).
  • Éticas teleológicas: Está determinado por el fin que se persiga con ella (estoicismo, eudemonismo, hedonismo y utilitarismo).
  • Éticas deontológicas: Depende de que concuerde con el deber del que la realiza (ética formal de Kant y ética dialógica).
  • Racionalismo moral: La razón es la que nos permite distinguir entre lo bueno y lo malo y la que orienta nuestras acciones y nuestros juicios morales (Aristóteles y Kant).
  • Emotivismo moral: Se fundamentan en las emociones. Los juicios morales son expresión de nuestros sentimientos ante determinadas acciones (Max Scheler y Hume).

Éticas teleológicas: El Eudemonismo

El defensor más importante de esta teoría fue Aristóteles, quien sostuvo que todos los seres naturales experimentan cambios que están orientados hacia un fin predeterminado. Ese fin es siempre la perfección de su esencia, es decir, de aquello que los hace ser lo que son. Los eudemonistas sostienen que la felicidad consiste en la autorrealización personal. Para el ser humano, la perfección de su esencia consiste en su autorrealización. La felicidad surge de la satisfacción de llegar a ser aquello que uno debe ser.

La esencia humana, según Aristóteles, se define por dos características principales: la racionalidad y la animalidad. El ser humano es un animal racional. Por ser racional, aspira a contemplar la verdad y, por tanto, el conocimiento. De hecho, la dedicación activa para llegar a ese conocimiento le produce felicidad. Pero, dado que además de racionales somos animales, tenemos también necesidades materiales. En la satisfacción de estas necesidades Aristóteles considera que son perniciosas. Para evitar la insatisfacción, contamos con la virtud, que Aristóteles define como un hábito consistente en saber elegir siempre un término medio relativo a nosotros, situado entre dos extremos igualmente viciosos.

El Hedonismo

La teoría hedonista más célebre fue la propuesta por Epicuro en el siglo III A. C., quien sostuvo que la felicidad consiste en la ausencia de dolor corporal y de perturbación en el alma.

Epicuro reflexionó sobre los distintos tipos de placer:

  • Placeres naturales necesarios: Están ligados a la conservación del individuo, por ejemplo, el placer de comer.
  • Placeres naturales no necesarios: Son variaciones de los primeros, por ejemplo, el gustar manjares.
  • Placeres no naturales ni necesarios: Sirven para alimentar la vanidad de los seres humanos, por ejemplo, los placeres del poder, la fama.

Epicuro recomendó satisfacer los primeros con medida, disfrutar de los segundos y evitar los terceros.

El Utilitarismo

El utilitarismo se desarrolló como corriente ética en el siglo XIX. Los ingleses Jeremy Bentham y John Stuart Mill fueron sus principales representantes.

Para decidir sobre la moralidad de las acciones, propusieron el criterio de utilidad. De acuerdo con él, una acción es moralmente buena si proporciona la mayor cantidad de placer o bienestar al mayor número posible de personas.

El Hedonismo y el Utilitarismo

El hedonismo y el utilitarismo identifican la felicidad con el placer. El hedonismo busca un placer individual, mientras que el utilitarismo persigue un placer o bienestar social.

La teoría hedonista más célebre fue la propuesta por Epicuro en el siglo III A. C., quien sostuvo que la felicidad consiste en la ausencia de dolor corporal y de perturbación en el alma.

Epicuro reflexionó sobre los distintos tipos de placer:

  • Placeres naturales necesarios: Están ligados a la conservación del individuo, por ejemplo, el placer de comer.
  • Placeres naturales no necesarios: Son variaciones de los primeros, por ejemplo, el gustar manjares.
  • Placeres no naturales ni necesarios: Sirven para alimentar la vanidad de los seres humanos, por ejemplo, los placeres del poder, la fama.

Epicuro recomendó satisfacer los primeros, disfrutar con medida de los segundos y evitar los terceros.

El utilitarismo se desarrolló como corriente ética en el siglo XIX. Los ingleses Bentham y John Stuart Mill fueron sus principales representantes.

Para decidir sobre la moralidad de las acciones, propusieron el criterio de utilidad. De acuerdo con él, una acción es moralmente buena si proporciona la mayor cantidad de placer o bienestar al mayor número posible de personas.

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