La Ley Natural en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino
La cuestión de la ley natural aparece en la primera parte de la segunda parte de la Suma Teológica, donde el tema central son los actos humanos. Los principios de los actos humanos pueden ser internos o externos.
- Principios internos:
- Las potencias del alma (capacidades o facultades).
- Los hábitos operativos: virtudes (si son buenos) o vicios (si son malos).
- Principios externos:
- La tentación (inclinación al mal).
- La ley natural.
- La gracia (inclinación al bien).
Hay distintas clases de leyes: eterna, natural, positiva-humana, positiva-divina. Todas son un dictamen de la razón práctica ordenado al bien común y promulgado por quien tiene a su cargo una comunidad. Según su «fin», la ley natural mira al bien común de la comunidad; y según su forma, la ley es un acto que dirige las acciones humanas, teniendo en cuenta los bienes que están en juego.
Ley Natural: Hábito, Potencia y Acto
La primera pregunta es qué es la ley natural, en sentido físico y psicológico. La ley natural no es una potencia o capacidad del alma, ya que los preceptos de la ley natural solo están en la mente cuando pensamos en ellos. Tampoco es una pasión o sentimiento, ya que se puede actuar de acuerdo con la ley natural incluso sin “ganas”. Por lo tanto, la ley natural debe ser algo de la razón; por descarte, debería ser un hábito.
Pero propia y esencialmente la ley natural NO es un hábito, sino un producto de la razón, “fabricado” por ella. No obstante, secundariamente se puede considerar un hábito, pues está en nosotros gracias a la conciencia moral (acto de conocer la ley natural) que Tomás divide en dos: conciencia y sindéresis. La conciencia es el juicio moral sobre la acción, juicio que puede ser de elogio o reproche, pero los principios de estos juicios los aporta la razón, mediante el hábito de la sindéresis.
Primeros Principios de la Razón Práctica y de la Ley Natural
La Razón Práctica
El uso práctico de la razón, cuyo fin es la acción humana, se desdobla en dos:
- El intelecto: que conoce las cosas intuitivamente y sin posibilidad de errores.
- La razón: que conoce pasando de una cosa a otra, es un proceso discursivo que parte de ciertas verdades entendidas directamente (primeros principios).
Tanto el intelecto como la razón tienen dos usos: el especulativo o teórico, que pretende conocer la verdad; y el operativo o práctico, cuyo objetivo es el bien en la acción específica. La razón no llega a su objetivo de golpe, por lo que tiene que partir de unos principios, que se los proporciona el intelecto. Un ejemplo de principio especulativo o teórico es: «el todo es mayor que las partes». Esos principios son evidentes, pero no innatos; es innata la capacidad intelectual de descubrirlos.
El Primer Principio y el Primer Precepto
En el campo especulativo/teórico la razón dispone de varios principios, pero en el práctico, ¿de cuántos se dispone? Aquino afirma que en el campo práctico la razón tiene un único primer principio que es de carácter operativo o práctico: “Bien es lo que todo ser apetece” (proviene del intelecto). La razón práctica se propone metas, o sea, busca algún bien.
La razón práctica obliga en forma de ley, y la ley está compuesta por preceptos. Un precepto es una directriz normativa para la acción, que empuja a realizar lo que todavía no se da (no existe) y hay que hacer. El hábito llamado sindéresis consiste en la captación de estos principios como verdades prácticas evidentes. El primer precepto de la ley natural y en el que se basan los demás es: “El bien es lo que hay que hacer y perseguir; el mal, lo que hay que evitar”.
De este primer precepto se basan todos los demás, como por ejemplo “No hay que ofender a otros con los que vivamos”, y a su vez se deducen de este preceptos secundarios que son conocidos por todos los hombres en condiciones normales, como «Honra a tu padre y a tu madre», del cual también se deducen preceptos de tercer grado o lejanos que son solo conocidos por los sabios: «Honra a tus mayores».
Inclinaciones Naturales y Otros Principios de la Ley Natural
Para identificar preceptos que indiquen los bienes que hay que perseguir, Aquino retoma el esquema de Séneca y las tres formas de almas y de apetitos.
Aspecto de la Naturaleza Humana | Inclinación Natural | Primeros Preceptos de la Ley Natural |
---|---|---|
Apetito natural que tienen todas las sustancias (cosas sin conocimiento) | Autoconservación del cuerpo | Conservación de la vida individual humana y prohibición de lo contrario |
Apetito sensitivo que busca un bien particular conocido (común a todos los animales) | Perpetuación de la especie | Unión macho-hembra (matrimonio) |
Apetito racional que tiende a un bien universal (específico del ser humano) | Conocer la verdad sobre Dios. Vivir en sociedad | Evitar la ignorancia. Respetar a los conciudadanos |
No hay un único bien al que esté inclinada la naturaleza humana, por lo tanto, la ley natural no puede ser considerada como un listado definido y cerrado. Todos estos bienes están orientados a la continuidad y perfección de la naturaleza humana y a la finalidad de la vida, que es la visión de Dios y la unión con él.
Ley Natural y Virtudes
Las inclinaciones o apetitos pertenecen a la ley natural en la medida en la que son regulados por la razón. Los actos que llevamos a cabo crean unos hábitos que nos preparan para actuar de un modo similar en el futuro. Estos “hábitos operativos” son disposiciones estables que convierten nuestra conducta en algo parcialmente previsible.
- Hábitos operativos buenos: Son las virtudes, mediante las cuales se vive de acuerdo con la recta razón, perfeccionan la parte apetitiva del alma y mejoran la eficacia de la razón práctica.
- Hábitos operativos malos Son los vicios, que debilitan la eficacia de la razón práctica.
Para que la inclinación y su acto se adecuen a la ley natural, debe equilibrarlas la razón. Para que esto ocurra está la inclinación natural a obrar conforme a la razón (vivir virtuosamente). El adecuado desarrollo de las inclinaciones supone poder distinguir los bienes reales de aquellos que son simplemente aparentes. Aquino llama concupiscencia al desorden en la raíz de nuestras inclinaciones y lo considera como el pecado original.
Las virtudes son importantes porque la persona virtuosa gana una vida lograda y feliz. El virtuoso desea y actúa bien, y lo hace de un modo fácil y constante. No solo desea los bienes básicos, sino que también los fines intermedios que conducen a estos bienes básicos. La materia de los actos humanos es variable; por ello, lo que hoy corresponde a un precepto, mañana puede pertenecer a otro. Pero esto no significa que la ley natural tenga excepciones, simplemente se tiene que aplicar en cada situación.
Ejemplo: Si mi amigo hoy me pide la escopeta que me prestó y al día siguiente viene con ganas de matar a alguien, ¿debo devolvérsela? No, porque han cambiado las circunstancias. La virtud de la justicia nos advierte del cambio. Así pues, las virtudes (sobre todo la prudencia) permiten valorar en cada caso concreto los bienes que están en juego y los medios adecuados para lograrlos.
Teología de la Ley Natural
La ley eterna es el plan de la sabiduría divina que ordena a cada cosa creada a sus actos y movimientos propios. Pero aunque sea lo primero en el orden del ser, es lo último que el hombre llega a conocer. El hombre, a diferencia de los demás seres, participa intelectualmente en la ley eterna, de modo consciente, mediante su razón legisladora. La ley natural es esa participación racional en la ley eterna, es “la impresión de la luz divina en nosotros”; aun así, el hombre necesita del auxilio divino (gracia) para obrar bien.