Relación entre los autores Kant, Hume y Descartes
Los primeros estudios de Kant se inscribieron en el racionalismo. En la Europa continental de la época, las teorías predominantes sobre el conocimiento eran el racionalismo y el empirismo. El racionalismo de Descartes, quien en 1637 había publicado su Discurso del Método, seguía vigente. Descartes defendía el poder ilimitado de la razón humana, argumentando que, al encontrar dentro de sí ciertas ideas innatas, podía deducir todo el saber y conocimiento sin recurrir a la experiencia. Su conclusión era que todo lo existente se reduce a tres sustancias totalmente distintas e irreductibles entre sí: la sustancia infinita (Dios), la sustancia pensante (el yo y el alma) y la sustancia extensa.
Un siglo más tarde, en Inglaterra, el empirismo de David Hume sostenía que la mayor parte de los conocimientos humanos no tienen una base racional sino empírica. Por lo tanto, nociones como sustancia, Dios, alma o causa no solo no son racionales, sino que tampoco son empíricas, ya que no tenemos de ellas impresiones fuertes y vivas. Para Hume, estas son solo palabras que utilizamos para entendernos, pero sin ningún referente real. En esencia, Hume afirmaba que solo podemos conocer lo dado a nuestros sentidos o a nuestra experiencia externa.
La Síntesis Kantiana
Kant reconoce que Hume tiene razón en que la experiencia es la base de todo conocimiento, pero también coincide con Descartes en que la razón es activa en el proceso de conocer, ya que siempre aporta algo propio a todo conocimiento. Respecto al problema filosófico principal, Kant concuerda con los filósofos modernos en que se trata del problema del conocimiento, pero no acepta la crítica de Hume a la metafísica. Aunque la lectura de Hume obligó a Kant a abandonar su primer dogmatismo, no aceptó el escepticismo metafísico de Hume.
Kant acusa a Hume de quedarse corto en su examen crítico de la metafísica, pues únicamente analizó las ideas de causa y sustancia. Analizando la idea de sustancia, Kant argumenta que tampoco podemos percibir y tener de ella impresiones fuertes y vivas, porque es simplemente otra de las condiciones del sujeto para poder conocer los objetos y emitir juicios sobre ellos. Lo que nuestra sensibilidad nos muestra es una cantidad ingente de datos, de sensaciones, que se nos dan en el mismo espacio y tiempo (impresiones, diría Hume). Por ejemplo: (blanco, pesado, duro, de porcelana, hueco). Nuestro entendimiento reagrupa todo esto en una especie de soporte y decimos que es un jarrón, que es una sustancia, lo cual es una categoría de nuestro entendimiento.
La metafísica pretende conocer noúmenos. Según Kant, no cumple las condiciones que hacen posible el conocimiento. Aunque lo pretenda, la metafísica no es una forma de conocimiento, no es una ciencia; ni el alma ni Dios pueden conocerse. Los empiristas tienen razón al decir que no proporcionan conocimiento, pero no la tienen al afirmar que son inservibles. Kant piensa que podemos llegar al noúmeno por otra vía, diferente al camino del conocimiento.
La Crítica a Hume y el Problema de la Causalidad
Kant opina que sobre la idea de causa nunca se podrá tener una impresión fuerte y viva porque no es ningún objeto, sino todo lo contrario: es lo que el entendimiento pone para poder relacionar dos acontecimientos que se dan juntos en el espacio y el tiempo. Al primero lo llamamos causa y al segundo, efecto. La causalidad es, pues, una de las condiciones subjetivas y necesarias para que el ser humano pueda relacionar los fenómenos y, por tanto, conocerlos y formular leyes sobre ellos.
Kant acusa a Hume de haber ido demasiado lejos o de haber equivocado el camino: para Hume, la relación causa-efecto es un simple hábito psicológico y, por tanto, el carácter necesario de esa conexión se reduce a una necesidad subjetiva y no objetiva. En consecuencia, para Hume, no solo la metafísica es imposible, sino que incluso las leyes físicas se convierten en leyes probables (no necesarias). Este escepticismo tan radical es lo que Kant no puede aceptar.
El Método Crítico y el Idealismo Trascendental
Kant no acepta el dogmatismo de los racionalistas como Descartes ni el escepticismo al que desemboca el empirismo de Hume, que reduce todo a un fenomenismo. Kant busca una vía intermedia. Toma el camino del método crítico, empleando términos jurídicos, y examina esa crítica como un tribunal que garantice las pretensiones de la razón pura, de forma que se pueda decidir sobre la posibilidad o imposibilidad de la metafísica, su fuente, su extensión y sus límites.
Kant sustituye la posición realista de la filosofía por la visión idealista. Para el realismo, lo real nos es dado y lo podemos captar por la experiencia (empirismo) o por la razón (racionalismo). Para el idealismo trascendental, lo real es resultado de una construcción humana. Si Descartes es el padre del racionalismo y Hume el empirista más destacado, Kant es el creador del método trascendental, y sobre esta intuición básica gira el pensamiento kantiano. El método filosófico había girado sobre la naturaleza; desde Kant, lo hará sobre el sujeto racional. Esto representa un giro copernicano en la filosofía, como el propio Kant afirmó.