Teoría del Conocimiento Kantiana: Condiciones de Posibilidad de la Ciencia y la Metafísica
En la Crítica de la razón pura, Kant responde a la pregunta fundamental: ¿qué puedo conocer? Analiza las condiciones de posibilidad de la ciencia, estableciendo los límites del conocimiento científico.
Partiendo del «hecho» de la razón pura, Kant analiza cómo son los juicios de la ciencia, que son sintéticos y a priori. En la estética trascendental, define esta como la ciencia de todos los principios de la sensibilidad a priori. La sensibilidad es la capacidad de recibir y ser afectado por representaciones de objetos sensibles, denominadas intuiciones empíricas.
El espacio y el tiempo son las condiciones a priori para percibir y ordenar las intuiciones empíricas, constituyendo el fenómeno. Así, los juicios sintéticos a priori son posibles en las matemáticas, ya que la geometría es posible por la ciencia de las propiedades lógicas del espacio, y la aritmética lo es suponiendo una abstracción del tiempo.
Kant también estudia las condiciones de posibilidad de los juicios sintéticos a priori que rigen la física en la analítica trascendental, ocupándose del entendimiento. El entendimiento es activo y unifica los fenómenos bajo las formas a priori, que son los conceptos puros o categorías. A través de la sensibilidad intuimos objetos, pero intuir no es conocer; el conocimiento se obtiene a través de conceptos, posibles solo en el entendimiento, que permite elaborar juicios uniendo conceptos.
El entendimiento realiza una síntesis de la multiplicidad de los fenómenos dados por la sensibilidad, agrupándolos bajo conceptos puros o categorías.
Finalmente, Kant afirma en la dialéctica trascendental que no son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica, por lo que esta no es una ciencia, aunque es inevitable como tendencia natural.
La Ética Universal Kantiana
Además de los problemas del conocimiento en la Crítica de la razón pura, Kant aborda la ética en la Crítica de la razón práctica y en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, respondiendo a las preguntas: ¿qué debo hacer? y ¿qué me cabe esperar?
El hecho de la razón práctica es, para Kant, la existencia de una ley moral universal (el deber), expresión de la razón humana, que trata de analizar en su naturaleza íntima.
En la ética kantiana, la dimensión moral de las acciones depende de la intención de la voluntad al actuar, siendo una moral formal. Si el hombre actúa con una motivación distinta del puro cumplimiento del deber, su actuación no es moralmente buena, por no ser racional (aunque cumpla la ley, si su intención no era obrar por deber, obra por imperativo hipotético). Lo importante no es tanto lo que se hace, el contenido, sino la intención, la forma, el cómo se actúa.
Ejemplo: Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer como máxima universal (imperativo categórico).
La ley moral posee, para Kant, carácter de imperativo categórico. Existen dos tipos de imperativos:
- Hipotéticos: mandatos que obligan a quienes quieren conseguir el fin en cuestión.
- Categóricos: mandatos incondicionados que obligan a la voluntad en cuanto voluntad, con un valor universal.
La ley moral solo puede tener carácter de imperativo categórico, ya que solo los mandatos de este tipo afectan y obligan a todos los hombres. Solo mediante el imperativo categórico la moral puede ser objetiva y racional; los imperativos hipotéticos responden a la conveniencia o inclinaciones individuales y, por tanto, no son necesarios.
Las dos características de la ética kantiana son la autonomía y la universalidad.
Es una ética en la que el hombre obra bien cuando sigue los mandatos de la razón autolegisladora; el hombre es completamente autónomo (se obedece a sí mismo al cumplir la ley).
Para Kant, esta ética es la única compatible con la dignidad humana (en esta apreciación kantiana se advierte claramente su gran valoración de la razón, típica de la Ilustración).
Al provenir de la razón y ser patrimonio de todos los seres humanos, la ética kantiana es una ética universal.
Duda Metódica y Cogito Ergo Sum: El Racionalismo de Descartes
Según Descartes, una vez en la vida, se debe dudar de todo lo aprendido. El objetivo es encontrar una verdad absoluta, una verdad indudable que sirva de base para construir un nuevo sistema de conocimiento. Para ello, utiliza la duda metódica, que consiste en cuestionar todo aquello que pueda ser puesto en duda, incluso las ideas más básicas.
En primer lugar, Descartes duda de los sentidos, ya que estos nos engañan.
En segundo lugar, Descartes duda de la realidad del mundo exterior.
En tercer lugar, Descartes duda de la existencia de Dios.
Finalmente, Descartes duda de la razón misma.
A pesar de dudar de todo, Descartes llega a una conclusión indudable: «Pienso, luego existo» (Cogito, ergo sum). Esta verdad es indudable porque incluso si me engaño al pensar, para hacerlo tengo que existir.
La aplicación de la duda metódica le permite a Descartes dudar de todo, excepto de la existencia de su propio yo como sujeto pensante.
Descartes distingue entre tres tipos de ideas:
- Ideas adventicias: provienen de los sentidos.
- Ideas facticias: construidas a partir de otras ideas.
- Ideas innatas: nacen con nosotros, como la idea de Dios.
Descartes utiliza la idea de Dios para demostrar la existencia del mundo exterior y para garantizar la validez de la razón. Una vez demostrada la existencia de Dios, sitúa en él el último fundamento de los conocimientos evidentes, de las verdades que concebimos con claridad y distinción (siguiendo el criterio de certeza). Descartes concluye que Dios, ser infinito y bueno, no puede engañar al hombre de un modo continuo e inevitable. Como consecuencia, a las ideas adventicias advertidas por los hombres según el criterio de certeza, les corresponde una realidad corpórea distinta a ellas. Dios es la garantía de la existencia del mundo, o sustancia extensa. Quedan así reintroducidas de modo ajeno a la duda las realidades corpóreas de carácter distinto a la sustancia pensante, la res extensa (así como el cuerpo material distinto del pensamiento).
El autor es Descartes, conocido como el padre del racionalismo continental, corriente filosófica moderna que, en el siglo XVII, confió plenamente en la razón como medio para conocer la realidad, desconfiando del conocimiento sensible y la experiencia, que precisamente se centraron en el empirismo inglés; además, el racionalismo inaugurado por Descartes, aplicó un método deductivo que tiene como paradigma las matemáticas.
Las ideas principales son:
- Dado que los sentidos a veces nos engañan, pone en duda la validez de las sensaciones.
- A veces nos equivocamos en los razonamientos matemáticos, supone que el conocimiento racional es falso.
- No siempre existe una distinción entre los sueños y la realidad, hace fingir que lo que hasta ahora hemos creído verdadero, sea todo falso.
- «Pienso, luego existo» es una verdad firme y segura, el «primer pie de la filosofía».
Descartes concibe la razón como fundamento del método y de toda su filosofía. Para él, el conocimiento se da y se justifica a partir del sujeto, es decir, la razón. Por ello, la verdad depende únicamente de la razón ya que en ella encontramos la evidencia a partir de la cual se construye el edificio del saber.
Hay que encontrar una verdad absolutamente cierta y, con el objetivo de no caer de nuevo en el error, Descartes plantea la necesidad de un método inspirado en las matemáticas. Siendo un método un conjunto de reglas ciertas y fáciles que hagan imposible tomar lo falso por verdadero y que conduzcan al conocimiento de todo lo que el hombre es capaz de conocer.
Por otro lado, en la búsqueda de esta verdad primera inmutable, Descartes utiliza la duda metódica. Descartes encuentra que los sentidos nos engañan y que no se puede confiar en ellos. La misma realidad puede ser dudosa por el hecho de que nuestra representación de ideas es indistinguible de una representación de nuestra mente recreándola.
La aplicación de la duda metódica ha dejado atrapados hasta ahora a todos en las matemáticas, por ello Descartes ha llegado a la conclusión de que todo lo que no sea evidente no puede ser tenido como cierto, sino como falso. No puede eliminar la duda de un genio maligno que engaña al hombre constantemente, pero para vencer esta hipótesis plantea que Dios no puede ser engañoso. Descartes quiere demostrar que Dios existe y que Dios garantiza la certeza de nuestro conocimiento. La primera verdad de la filosofía de Descartes es «Pienso, luego existo» y a partir de ahí construye su filosofía.
Ya en el siglo XVIII aparece la Ilustración, el “Siglo de las Luces”; Kant es el máximo representante de este movimiento. Las grandes corrientes de la filosofía moderna parecían haber llegado a un callejón sin salida. En esta situación, Kant advirtió que el fenómeno del conocimiento humano no es ni pura percepción sensible ni pura creación absoluta de la razón, sino una “síntesis trascendental” de ambas facultades cognitivas. Además desarrollará una ética formal partiendo del hecho de la razón práctica, el último de la ética.
-Dado que los sentidos, en ocasiones, nos engañan pone en duda su validez-Supone que las demostraciones de los razonamientos matematicos son faksos-“pienso luego existo” verdarld firme
En la prmra idea, Kant sostiene que el conocimiento humano tiene un límite : la experiencia sensible. En su Crítica de la razón pura, explica q “jamás podemos traspasar la frontera de la experiencia posible”. Esto significa que, por más que intentemos entender la realidad, solo podremos conocer lo que nos es accesible a través de nuestra percepción sensible. Nuestro conocimiento está condicionado por las estructuras mentales con las que interpretamos el mundo. Es decir, nunca podremos tener acceso a una realidad que esté más allá de nuestra capacidad de experimentar. En este sentido, Kant subraya que el conocimiento humano está atrapado dentro de los límites de la experiencia, lo que implica que nuestra visión del mundo siempre está mediada por nuestras percepciones y nuestra mente.
En la snda idea, Kant introduce una distinción clave: los fenómenos son lo que podemos conocer, mientras que las cosas en sí son lo que permanece incognoscible. Según Kant, los fenómenos son las apariencias de las cosas tal como se nos presentan a través de nuestros sentidos, mientras que las cosas en sí son la realidad objetiva que existe independientemente de nuestra percepción. Aunque las cosas en sí son “reales por sí mismas”, no podemos conocerlas directamente porque nuestra experiencia está limitada a los fenómenos. Así, Kant postula que todo lo que sabemos sobre el mundo está mediado por nuestras capacidades sensoriales y cognitivas, lo que nos impide tener acceso a la verdadera naturaleza de las cosas.
Para Kant, la metafísica, se enfrenta a una gran dificultad. pq nuestro conocimiento está limitado a los fenómenos,dice que la metafísica no puede alcanzar su objetivo de conocer la “cosa en sí”. La metafísicano puede traspasar los límites de la sensibilidad. Las preguntas que buscan saber la verdr naturaleza de la realidad, no pueden ser respondidas por la razón humana. La metafísica, entonces, se convierte en una disciplina que se enfrenta a la imposibilidad de conocer lo que está fuera de la experiencia sensible, lo que deja abierta la crítica a las pretensiones de la filosofía tradicional de conocer la “cosa en sí”.
KANT2 . Indica las ideas principales
1ª Los seres racionales han de ser considerados siempre como fines en sí mismos y no como simples medios. 2ª Por el contrario, los objetos solo tienen un valor relativo a las inclinaciones que despiertan en los seres racionales. 3ª Los seres irracionales, cuyo valor es relativo, pueden ser medios y se llaman «cosas». Los seres racionales, que tienen valor por sí mismos, son fines y se llaman «personas».
-En el presente texto se indica que cualquier norma moral ha de ser universal, que dicha norma ha de considerar a los seres humanos como fines en sí mismos, nunca como medios porque poseen dignidad. La ley moral sólo puede provenir de la razón, una voluntad autónoma que sigue los mandatos que ella misma se da, si no fuera así sus mandatos serían hipotéticos y por tanto, no universales y necesarios. La Ley moral entendida como Imperativo categórico obliga a toda la humanidad y se trata de una ética universal.
-La bondad o malicia de las acciones depende de la intención de la voluntad al actuar, por ello se trata de una ética formal: si el hombre al actuar, posee una motivación distinta del puro cumplimiento del deber, su actuación no será moralmente buena, por no ser racional (aunque de hecho cumpla la ley, si su intención no era obrar por deber está obrando por imperativo hipotético). De este modo, la moral kantiana es una moral formal en la que lo importante no es tanto «lo que» se hace, el contenido, sino la intención, la «forma», el cómo se actúa
-Kant también señala que el hombre debe ser tratado como un fin en sí mismo, y no como medio: «obra de tal manera que tomes a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca meramente como un medio». 1 De este modo, en el imperativo hipotético los objetos (cosas) aparecen como medios para alcanzar nuestras inclinaciones, con un valor condicionado y por tanto relativo. Sin embargo, desde el imperativo categórico, desde el cumplimiento del deber y no desde la inclinación, se reconoce el valor absoluto de las personas que no aparecen como medios, sino fines en sí mismos. La idea del hombre como fin en sí mismo, enlaza perfectamente con la dignidad personal reconocida en las actuales legislaciones constitucionales y las Declaración de los Derechos Humanos.