Parménides: El Ser Inmutable
Parménides nació en el 515 a.C. en Elea, al sur de Italia. Conservamos 154 versos en hexámetros, divididos en un proemio, un discurso sobre la verdad y otro sobre la apariencia. El hexámetro, verso utilizado por Homero en la poesía épica, distingue a Parménides de sus predecesores al escribir en verso.
Problemas centrales en su filosofía
En el proemio, una diosa revela a Parménides la verdad sobre la realidad y las opiniones falsas de los mortales. La primera parte concluye que el mundo percibido es irreal, mientras que la segunda presenta una cosmogonía considerada falsa por la diosa. El problema radica en por qué Parménides detalla lo falso si su enfoque principal es la vía de la verdad.
El Proemio: Revelación Divina
El proemio narra la revelación de una diosa a Parménides, siguiendo el modelo de Hesíodo. Parménides es conducido al cielo en un carro solar guiado por las hijas del dios Sol, desde la oscuridad del desconocimiento hacia la luz del conocimiento y la verdad. En el carro, encuentran una puerta custodiada por la diosa de la justicia. Al cruzarla, otra diosa le revela todo el conocimiento sobre la realidad, mostrando el camino de la verdad y el de la apariencia (la mentira).
Este viaje sigue la tradición de figuras como Etálides y Epiménides, chamanes que realizaban viajes mágicos para obtener conocimiento sobrehumano y transmitirlo a la comunidad.
Las Dos Vías de Investigación
Fragmento 1: La diosa dice a Parménides: “Ahora yo te diré (y recuerda mi palabra) cuáles son las únicas vías de investigación en las que puede pensarse”. La primera vía, que es y que es imposible que no sea, es el camino de la persuasión, ya que sigue a la VERDAD. La otra, que no es y que necesariamente tiene que no ser, es impracticable, ya que nadie puede conocer lo que no es ni expresarlo, puesto que es lo mismo lo que puede pensarse y lo que puede ser.
Significado del fragmento 1: Lo que es (el SER) no puede dejar de ser, y lo que no es (el no ser) no puede llegar a ser.
Fragmento 7: “Nunca prevalecerá que las cosas que no son sean, pero tú aparta el pensamiento de esta vía de investigación y no permitas que el hábito que se origina de la mucha práctica te fuerce a marchar por esta vía excitando un ojo desatento y un oído y una lengua ruidosos, sino juzga mediante la razón (LOGOS) la muy debatida argumentación propuesta por mí”.
Significado del fragmento 7: El pensamiento va unido al ser, solo podemos pensar el ser, por lo que es imposible pensar el no ser. El ser es la verdad (vía de la verdad) y el no ser, al no poderse pensar, es la vía de la apariencia. El ojo desatento y el oído ruidoso se refieren a la percepción del no ser en el mundo de la apariencia, una percepción engañosa que lleva a caminos intransitables.
En estos fragmentos, el concepto de NOÛS, inteligencia intuitiva no sometida a errores, capta una verdad universal. Según este pensamiento, todo movimiento, cambio, nacimiento y muerte percibidos por los sentidos son pura apariencia, en oposición a la idea de Heráclito del cambio constante.
El Ser o Lo Que Es
Según Parménides, el ser es eterno, inengendrado, siempre ha existido y siempre existirá. No deviene ni se transforma. El ser es continuo e indivisible, negando la posibilidad del vacío. Es inmóvil y no excede sus límites, como un balón redondo.
Empédocles: Los Cuatro Elementos
Empédocles (492-432 a.C.) escribió “Sobre la naturaleza” y “Purificaciones”. Vivió en Agrilento, Sicilia, en contacto con comunidades pitagóricas. Tuvo fama de orador y fue discípulo de Gorgias de Leontino. Se conservan 450 versos en hexámetros escritos en segunda persona.
Distanciamiento de Parménides
Empédocles considera los sentidos débiles pero no descarta su valor como fuente de información. Acepta que nada se origina de la nada y que lo que es no puede dejar de ser, apoyando la idea de que no existe el vacío. Se distancia de Parménides al proponer cuatro elementos originarios: fuego, agua, tierra y aire, todos de igual importancia. Estos elementos son inengendrados, indestructibles, inalterables y semejantes entre sí, permitiendo el movimiento sin necesidad de un espacio vacío. Los elementos se mueven, son divisibles y se interpenetran, alterando su apariencia.
Fragmento 23: “Como cuando los pintores están decorando tablas votivas, hombres ingeniosos y diestros en su arte, toman los diversos pigmentos en sus manos mezclándolos en la proporción debida, más de estos y menos de aquellos, y dan lugar con ello a figuras que se asemejan a las cosas, creando árboles, hombres, mujeres, fieras y hasta los dioses de larga vida y objeto de los más altos honores, y así no dejes que penetre en tu mente el engaño de que existe otra fuente que no sean los 4 elementos de todas las incontables cosas mortales que se manifiestan con claridad”.
Este intelecto sería infinito, autónomo, no mezclado, eterno, homogéneo y separado de las cosas, similar al LOGOS de Heráclito que gobierna el universo.
Los Atomistas: Leucipo y Demócrito
Los filósofos atomistas son Leucipo y Demócrito. De Leucipo no tenemos fragmentos, pero de Demócrito sí. Según los atomistas, la generación y la destrucción son imposibles, siguiendo a Parménides y Empédocles. La gran diferencia es que los atomistas aceptan el vacío, permitiendo la pluralidad de seres y el movimiento. De la concepción del SER como algo único (to on) se pasa a una pluralidad (to onta). Surge la primera teoría de la estructura atómica de la materia: lo que existe es inengendrado, imperecedero, inmutable, infinito e indivisible (átomo significa indivisible). El mundo percibido por los sentidos se explica por millones de átomos microscópicos moviéndose en el vacío. Aristóteles critica que no explican el movimiento de estos átomos. Empédocles explicaba el movimiento con las fuerzas del amor y el odio, y Anaxágoras con el intelecto.
Es posible que para los atomistas el propio vacío explicara el movimiento de los átomos. En este movimiento, los átomos se entrelazan formando objetos perceptibles o rebotan y se separan, moviéndose en el vacío sin formar objetos mayores. El movimiento de los átomos podría ser omnidireccional o una caída descendiente por su propio peso.
El Odio y el Amor/ La Discordia y el Amor
El odio y el amor para Empédocles serían dos fuerzas externas a los 4 elementos que producirían tanto los cambios como el movimiento que observamos en la naturaleza, siguiendo un poco en esto la idea de la tensión de contrarios de que hablaba Heráclito, el amor por el ejemplo agua y aire, en cambio el odio fomentaría la atracción entre los semejantes por tanto según esto el amor produciría el nacimiento/creación de cosas y en cambio el odio produciría la destrucción de las cosas.
Fragmento 21: “En el odio todos los elementos son distintos y se hallan separados, pero en el amor se unen y se desean mutuamente, pues de ellos ha nacido cuánto fue, es y será. Solo existen estos elementos, pero debido a su interpenetración mutua alteran su apariencia hasta tal punto la mezcla hace que cambie”.
Anaxágoras de Clazómenas
Anaxágoras vuelve a escribir en prosa, siguiendo la tradición de los filósofos físicos. Nació en 500 a.C. y vivió 30 años en Atenas. Renunció a su herencia para dedicarse a la filosofía y fue amigo de Pericles. Fue desterrado por negar la divinidad de los astros. Negaba la posibilidad del vacío y, como Parménides, decía que en el ser no podía haber nacimiento y muerte. Seguía a Empédocles al decir que “Nada nace o perece, sino que hay mezcla y separación de las cosas que existen”, pero no admite la idea de que hay 4 elementos originales. Dice que “Todas las cosas estaban juntas, luego llegó el intelecto (NOÛS) y las puso en orden”. Separa la causa motriz de la materia movida, iniciando el movimiento de una masa inmóvil con un movimiento de rotación, moviéndose después por inercia.