Aristóteles y Platón: Pilares de la Filosofía Occidental
Aristóteles (384-322 a.C.) fue el discípulo más brillante de la Academia de Platón, donde pasó 20 años. También fue preceptor de Alejandro Magno. Más tarde fundó su propia escuela, el Liceo, que contaba con un museo y una biblioteca, la primera de que tenemos noticias, que sirvió de modelo para la de Alejandría. Aristóteles fue el primero en clasificar los animales y plantas en géneros y especies, el primero que utilizó la palabra “Ética” en el título de un libro, el creador de la Metafísica y de la Lógica, y un maestro de las definiciones, que antes que él Sócrates y Platón habían ensayado con mucho menos éxito.
Aristóteles siguió a Platón en algunas cosas, pero se apartó de él en otras.
Diferencias Clave entre Platón y Aristóteles
Platón concebía las Ideas como existiendo independientemente de las cosas que las ejemplificaban: la Idea de árbol existiría permanentemente en el mundo inteligible, aun cuando no quedara ningún árbol en el mundo sensible. Aristóteles, por el contrario, entendía que las Ideas no podían existir separadas de las cosas, sino que estaban en las cosas mismas, constituyendo su forma o esencia.
Platón, siguiendo a Parménides, solo consideraba posible el conocimiento científico de lo que no cambia, es decir, del mundo inteligible. El cambio pertenece solo al mundo sensible y, por tanto, no cabía para Platón ninguna explicación racional del cambio. Aristóteles, sin embargo, al introducir el mundo inteligible dentro del mundo sensible abrió una puerta a la explicación racional del cambio. Distinguió lo que las cosas son de lo que pueden llegar a ser. Llamó “ser en acto” a lo que una cosa es actualmente, y “ser en potencia” a lo que una cosa puede llegar a ser a partir de lo que es.
El Hilemorfismo de Aristóteles
Por otra parte, todas las cosas, según Aristóteles, se componen de materia (hylé) y de forma (morphé). Esta teoría se conoce como HILEMORFISMO. No obstante, hay dos excepciones a esta norma:
- La materia prima (una materia de la que están hechas todas las demás) es materia sin forma (como el ápeiron de Anaximandro), y es potencia pura (puede llegar a ser cualquier cosa, adquirir cualquier forma, pero no tiene ninguna).
- Dios es inmaterial, por tanto es forma sin materia. Es acto puro, nada en Él está pendiente de realización.
Las Cuatro Causas Aristotélicas
Además de la materia y la forma, Aristóteles consideraba necesario determinar el origen y la finalidad de cada cosa o proceso. Así, definió la ciencia como “conocimiento por causas” y, según lo dicho, entendía por “causa” cualquiera de los cuatro principios explicativos siguientes:
- Causa material: es la respuesta a la pregunta “¿de qué está hecho esto?”
- Causa formal: es la respuesta a la pregunta “¿qué es esto?”
- Causa eficiente: es la respuesta a la pregunta “¿qué o quién ha producido esto?”
- Causa final: es la respuesta a la pregunta “¿para qué es esto?” – su función o finalidad.
Toda la filosofía de Aristóteles es teleológica (de “telos” = fin), es decir, que él pensaba que todo lo que hay y todo lo que sucede cumple alguna función o persigue alguna finalidad. El ojo está para ver, las piernas para caminar, las nubes para proporcionar agua a los seres vivos, etc. El ser humano es, para Aristóteles, un animal racional y político, que solo puede alcanzar sus fines en sociedad. El objetivo último de todas las acciones humanas es la felicidad.
Platón: En Busca de la Verdad Absoluta
Platón (427-347 a.C.), conmovido por la injusta condena de Sócrates a muerte, a manos de la democracia restaurada, reivindica su figura y se hace cargo de la tarea que Sócrates no pudo completar: la regeneración moral y política de Atenas. Culpa a los sofistas de la decadencia de Atenas y de la pérdida de valores. Los verdaderos valores, según Platón, tienen que ser absolutos y estables, y debe ser posible alcanzar un conocimiento “científico” de ellos. Este conocimiento solo puede ser alcanzado después de un largo periodo de formación. Platón funda la “Academia” con el propósito de formar a los jóvenes para asumir tareas de gobierno. El Estado, según Platón, no debe quedar en manos de mayorías ignorantes, sino de minorías de sabios. Es sabio el que conoce en qué consisten el Bien en sí y la Justicia en sí, y es capaz de organizar el Estado de tal manera que cada ciudadano realice aquella función para la que se halla naturalmente mejor dotado.
Los Dos Mundos de Platón
Platón distingue dos mundos:
El Mundo Sensible
El MUNDO SENSIBLE es el que percibimos por los sentidos (la vista, el oído, el tacto, etc.). Es un mundo en constante cambio, por lo que no puede ser conocido con seguridad. Sobre él solo podemos hacer conjeturas y opiniones.
El Mundo Inteligible
El MUNDO INTELIGIBLE es el mundo de las Ideas. Platón entiende por “Ideas” los modelos perfectos de todas las cosas. Cada Idea es única, eterna, inmutable, accesible solo a través del pensamiento o intuición intelectual. Solo las Ideas proporcionan conocimiento “científico” seguro.
Los objetos del mundo sensible son copias imperfectas de los modelos perfectos del mundo inteligible. Debido a esta semejanza de los dos mundos, podemos elevarnos poco a poco desde el conocimiento por simple percepción de las cosas que nos rodean hasta la comprensión de las Ideas perfectas de las que participan.
Según Platón, el hombre es un compuesto de cuerpo y alma, pero el cuerpo solo es una especie de cárcel en la que el alma se encuentra provisionalmente encerrada. El alma humana tiene afinidad natural con el mundo inteligible, es inmortal y eterna, capaz de existir separada del cuerpo y de pasar de unos cuerpos a otros (transmigración de las almas). En cada reencarnación el alma olvida lo que ya sabía, pero puede volver a aprenderlo. Por eso dice Platón que “aprender es recordar”.