1. Ontología: El Dualismo Ontológico
El dualismo ontológico presenta dos niveles de realidad.
El mito de la caverna, del libro VII de La República, ilustra esto. Hombres encadenados desde niños en una caverna solo pueden ver las sombras proyectadas en el fondo. Liberarse y salir al exterior, contemplando el sol, les revelaría que vivieron engañados, tomando sombras por realidad. Intentar comunicar esta verdad a sus compañeros sería inútil.
El dualismo ontológico distingue entre:
- Apariencias: Captadas por los sentidos, sujetas al movimiento.
- Auténtica realidad: Captada por la razón, inmóvil.
Platón argumenta que el mundo sensible, al estar en constante cambio, no puede ser conocido verdaderamente. Quien cree que el mundo sensible es real está tan equivocado como el hombre en la caverna. La caverna representa el mundo sensible, y el mundo exterior, el inteligible.
El sol simboliza el Bien (la Idea de las Ideas), fuente de todo conocimiento. Las Ideas son esencias existentes de las cosas del mundo sensible, más reales, indestructibles, inmutables, intemporales, eternas y perfectas. El mundo sensible es imperfecto, y las Ideas son el modelo perfecto al que las cosas sensibles intentan parecerse imperfectamente.
Juzgamos los círculos sensibles reales como imperfectos en comparación con un ideal mental perfecto. Esta capacidad de juzgar la imperfección implica que poseemos la Idea de lo perfecto. Un problema central es la relación entre los mundos sensible e inteligible, explicada a través de la participación o la copia.
2. El Conocimiento: Dialéctica y Reminiscencia
Platón afirma que el mundo verdadero es el de las Ideas, que no se encuentran en el mundo sensible. Para explicar cómo podemos llegar a conocerlas, propone dos teorías: la dialéctica y la reminiscencia.
Dialéctica: A partir del mito, podemos distinguir dos grados de conocimiento: la opinión (doxa) y el conocimiento (episteme). En el mundo sensible solo puede haber opinión, no conocimiento verdadero (inteligible). Dentro de la opinión, hay conjeturas y creencias (sombras y cosas), y en el mundo inteligible, el discurso y la visión noética. Ascender de un grado de conocimiento a otro nos lleva al conocimiento de las Ideas.
Reminiscencia: Según el mito de Fedro, el alma es como un carro tirado por dos caballos (uno dócil y otro díscolo) que circula por el mundo de las Ideas. El origen del hombre es la caída del alma celeste, que se excita al ver las cosas porque le recuerdan las Ideas (reminiscencia). Conocer no es ver lo que está fuera, sino recordar lo que está dentro. Conocer es recordar, pero en el fondo es empezar a conocer a partir de lo sensible, aspirando a lo inteligible. Esto no significa que realmente supimos y lo hemos olvidado, sino que por la vía de la experiencia y del conocimiento no se llega al verdadero conocimiento. En el Menón, Platón demuestra que el esclavo aprende, refutando a los sofistas. La belleza también es un camino para llegar a las Ideas. Las Ideas de belleza y verdad participan directamente de la Idea del Bien.
3. El Origen del Hombre: La Inmortalidad del Alma
Platón defiende un dualismo antropológico: el hombre es el resultado de la caída del alma de su procedencia celeste y su encarnación en un cuerpo. El cuerpo es como la cárcel del alma, y el alma es como el piloto de la nave. El alma es inmortal y ha visto y conocido las Ideas, pero después de caer, el hombre se ve obligado a conocer las cosas a través de los sentidos. El alma es lo verdaderamente importante e independiente del cuerpo. Existe una unión accidental: el alma existe antes y después de la muerte del cuerpo. No puede haber cuerpo sin alma.
El alma es simple y, por lo tanto, inmortal, aunque Aristóteles encuentra difícil defender esta idea.
El alma platónica se divide en tres partes:
- Concupiscible o sensual: Relacionada con las necesidades corporales, ubicada en el abdomen, mortal y representada por el caballo difícil.
- Irascible: Impulsos y afectos en las pasiones nobles, también mortal y correspondiente al caballo difícil.
- Racional: Hace posible el conocimiento, las Ideas y la voluntad. Es el auriga que guía el carro, verdaderamente inmortal y ubicada en el cerebro.
4. Ética: Virtud y Felicidad
La ética platónica guarda paralelismo con su teoría del alma. A cada parte del alma le corresponde una virtud particular: la parte sensual se relaciona con la moderación o templanza, la parte afectiva con la fortaleza, y la racional con la sabiduría o prudencia. La relación entre las tres partes corresponde a la justicia o virtud suprema.
La ética de Platón no está tan desarrollada como su política, pero tiene puntos interesantes. Todos persiguen la felicidad, individual y colectivamente, pero esto exige un equilibrio del alma mediante una vida virtuosa. Virtud y felicidad están vinculadas.
La virtud se entiende como:
- Sabiduría: No basta con conocer la virtud, hay que practicarla. Platón no es tan intelectualista.
- Purificación: El hombre virtuoso es el que purga su alma de pasiones y accede al mundo de las Ideas, disfrutando de los placeres con moderación.
- Armonía: La parte racional y prudente debe guiar a la agresiva, moderando así la parte concupiscible.
Ningún ser humano tiene la capacidad de ser sabio y bueno por sí solo; necesita una comunidad o polis, por eso hay paralelismo con la política.
5. La Política: La Teoría del Filósofo Gobernante
Según la Carta VII, Platón intentó que su discípulo Dion implementara el reinado ideal del estado platónico. La República y Las Leyes son sus obras más dedicadas a la política.
La ciudad platónica se compone de tres elementos:
- El pueblo: Con la virtud de la templanza, incluye comerciantes y agricultores.
- Vigilantes o guerreros: Con funciones militares o de defensa y la virtud de la fortaleza.
- Filósofos o gobernantes: Encargados de la legislación y la educación, con la virtud de la sabiduría.
La justicia consiste en la buena relación entre estas clases y el estado. Platón habla de una comunidad no solo de bienes, sino también de mujeres e hijos entre las dos clases superiores. Su teoría política se asemeja a una dictadura, donde los sabios, los filósofos, gobiernan porque solo ellos conocen el Bien y dirigen la sociedad hacia él: el filósofo gobernante.
Aristóteles
4. El Alma
Para Aristóteles, el alma es el principio vital del hombre. Distingue tres tipos de almas:
- Vegetativa: Correspondiente a las plantas.
- Sensitiva: Correspondiente a los animales.
- Racional: Correspondiente a los hombres.
El alma no es una sustancia separada como en Platón. El hombre es cuerpo + alma, constituyendo una unidad sustancial. El alma más importante es la forma. El alma es la entelequia (perfección) primera de un cuerpo físico. Todas las cosas tienden a su propia perfección o fin. El cristianismo se alinea más con Platón en este aspecto.
5. Ética
Aristóteles aborda la ética en la Ética a Eudemo (similar a Platón) y en la Ética a Nicómaco, una obra más madura. Dos conceptos centrales en su ética son la felicidad y la virtud, ambos entrelazados.
- Teleológica: Considera un fin último y todo lo demás como medios.
- Eudaimonista: El fin es la felicidad.
- Intelectualista: La felicidad consiste en la vida contemplativa, dedicada al pensamiento, que es el fin último.
El hombre tiene una naturaleza racional; si desarrolla estas tendencias, es virtuoso. Areté (excelencia) es otro concepto clave. Las virtudes se dividen en:
- Dianoéticas: Relacionadas con el conocimiento (sabiduría, prudencia).
- Morales: Relacionadas con la voluntad (justicia, fortaleza y templanza).
El ejemplo del barco ilustra que una cosa es saber qué es el bien y otra hacerlo. Las virtudes, en general, son definidas por Aristóteles como términos medios entre dos vicios. La valentía es el punto medio entre la temeridad y la cobardía. Algunos han interpretado esto como una defensa de la mediocridad moral. Hartmann aclara que en el plano ontológico, la virtud es un medio, pero en el plano axiológico o de los valores, no es un medio, sino un extremo entre el bien y el mal. Las virtudes son definidas como hábitos. Un arquitecto logra la excelencia en su arte construyendo. Logramos la excelencia haciendo repetidamente el bien.
6. Política
Aristóteles tiene una visión más práctica que Platón (menos idealista). Cree en la propiedad privada, considerándola positiva y satisfactoria, aunque no en exceso. Para Aristóteles, la sociedad es natural, inherente al hombre. El origen de la sociedad está en la familia, luego la aldea, y finalmente la polis (la forma suprema de comunidad, perfecta y autárquica). El fin de la polis es la perfección. El hombre es un animal político, y la sociedad es anterior al individuo. Con la ley, el hombre es el ser más perfecto. El individuo es la sustancia primera, lo que realmente existe. La razón por la cual el hombre es social es evidente: la naturaleza no hace nada en vano, y el hombre es el único que tiene la palabra, manifestando así lo justo y lo injusto. Las sociedades como la polis y las aldeas son naturales. En las polis hay libres y esclavos, aunque no todos son ciudadanos, excluyendo a los que no tienen ocio.