Descartes: El Racionalismo y la Búsqueda de la Certeza
Descartes, filósofo francés racionalista del siglo XVII, se propuso establecer un conocimiento seguro y estable, más allá de toda duda razonable. Consideraba que, mediante la utilización de un método riguroso (matemático) y el uso de la razón, se podría alcanzar este conocimiento. Como buen racionalista, desestimaba los sentidos como fuente fiable de conocimiento, confiaba en el modelo metódico de las matemáticas y aceptaba el innatismo de las ideas.
La Duda Metódica de Descartes
Descartes plantea la duda como punto de partida:
- Es posible dudar de la información que nos ofrecen los sentidos, ya que en ocasiones nos han engañado.
- También es posible dudar de nuestros razonamientos, pues a veces cometemos errores incluso en razonamientos sencillos.
- Incluso se puede dudar de la realidad del mundo que nos rodea, pues ¿cómo distinguir la realidad de las ilusiones del sueño? (un tema propio del barroco, la vida como sueño).
La duda parece eliminar todas las creencias, pero del mismo acto de dudar surge algo indubitable: estoy dudando. Lo único que no puede eliminar la duda es la duda misma. Así, Descartes descubre que si está dudando es porque está pensando y, por tanto, existiendo. Encuentra así el primer principio absolutamente evidente de la filosofía, inatacable incluso para los escépticos.
El Método Cartesiano
Descartes consideraba que el principal problema de la filosofía era la ausencia de una metodología que evitara los errores. Por ello, buscó un método que, si se seguía fielmente, imposibilitara el error. Este sería el método de inspiración matemática, que establece cuatro reglas:
- Evidencia: Solo será verdadero lo que se presente con claridad y distinción.
- Análisis: Reducción del problema en ideas simples.
- Síntesis: Recopilación de intuiciones.
- Revisión: Revisión del proceso.
Para alcanzar una verdad evidente, Descartes comenzó una crítica radical de todo el saber establecido, suspendiendo todo lo aceptado y dudando de todo lo que pudiera generar la más mínima duda, considerándolo provisionalmente falso. Partiendo de las mismas armas escépticas, buscaba combatir el escepticismo encontrando una certeza indubitable que sirviera como fundamento para la ciencia.
La duda de Descartes es radical y universal, reconociendo el carácter incierto y problemático de los conocimientos de su época. No es una duda escéptica, sino metódica y provisional. Es una duda teorética, que no debe extenderse al plano práctico, es decir, a las creencias religiosas o a los comportamientos éticos; la duda solamente afecta a la teoría y reflexión filosófica y científica.
La duda es el proceso que usa Descartes para hacer una crítica de las opiniones admitidas hasta entonces como verdaderas, hay que dudar de todo. Como vemos en el texto, hay que dudar de los datos que nos proporcionan los sentidos, ya que éstos nos inducen a error en numerosas ocasiones. Hay que dudar de la razón, pues podemos cometer errores cuando razonamos. Hay que dudar del mundo externo pues es imposible distinguir con claridad la vigilia del sueño.
El Cogito Ergo Sum
Tras los motivos de duda, para Descartes hay una certeza que resiste todos los ataques de la duda que hemos visto en el texto y de la que es imposible dudar. Puede que todas las ideas que pienso sean falsas; ahora bien, nunca podrá ser falso que tiene que haber un sujeto pensante, alguien que piense, que sienta, que dude, se equivoque; por lo tanto, el pensamiento y la existencia se dan simultáneamente. Quizá no exista el mundo exterior, quizá no exista mi cuerpo ni el tuyo, pero de lo que no puedo dudar es que existo como pensamiento. Esta primera evidencia la expresa Descartes como sigue: «Cogito ergo sum«. Este es el principio buscado, es la idea clara y distinta en la que se debe fundar todo el edificio de la filosofía y el saber; es una intuición, pensar y existir, se dan al mismo tiempo: lo percibo clara y distintamente.
La verdad es una verdad inmutable, pero tal proposición además de afirmar mi existencia, dice algo acerca de lo que yo soy. Puesto que hemos dudado de toda la realidad material, de la res extensa, no podemos decir que existamos como cuerpos; por lo tanto, es que existo como cosa que piensa, como res cogitans; lo que tiene que hacer ahora Descartes, es comenzar a deducir la realidad externa a partir de Cogito ergo sum. Ciertamente, basándome en el Cogito ergo sum, yo no estoy seguro más que de mi existencia, pero mi existencia es la de un ser que piensa, es decir, un ser que tiene ideas.
El cogito ergo sum me da la seguridad de que las ideas existen como acto de mi pensamiento, pero no me garantiza que lo representado por ellas exista fuera de mí de manera extramental, es decir, que lo que representan, exista objetivamente. Ahora bien, a partir de las idas innatas de infinitud y perfección, llega a probar la existencia de Dios. Si Dios existe, es garantía de que la realidad exterior también.
Hume: El Empirismo Radical y los Límites del Conocimiento
Los Elementos del Conocimiento según Hume
Hume llevó el empirismo a sus últimas consecuencias, buscando construir una ciencia del hombre basada en la naturaleza humana. Su objetivo era descubrir las leyes psicológicas que explican la asociación de las ideas en la mente y fundamentar en ellas el conocimiento humano, siguiendo los principios empiristas y el método inductivo de la ciencia newtoniana. Como consecuencia de este análisis, Hume establece los límites reales del entendimiento y de sus posibilidades de conocer, desembocando en un fenomenismo escéptico.
El primer paso para analizar el conocimiento humano es establecer los elementos que lo configuran. Hume denomina percepciones a todos los contenidos de la mente humana, que se dividen en dos tipos:
- Impresiones: Son las percepciones que se originan en los sentidos. Son el conocimiento inmediato de la experiencia externa (un objeto) o interna (una emoción, un sentimiento, una pasión). Según su origen, pueden ser de sensación (influencia del mundo físico sobre nuestros sentidos: dolor, placer, calor, color, tacto, olor, formas…) o de reflexión (pasiones y emociones, como el deseo, la aversión, el miedo o la esperanza).
- Ideas: Son representaciones o copias de las impresiones en el pensamiento. Son el conocimiento mediato, derivado de las impresiones.
Por tanto, mediante las impresiones percibimos directamente la realidad, en cambio las ideas nos sirven para representarla. Entre ellas hay dos diferencias fundamentales:
- Las impresiones se presentan a nuestra mente con más fuerza o viveza que las ideas, ya que las ideas son las imágenes debilitadas de las impresiones. Por ello, las impresiones proporcionan una información más detallada.
- Las impresiones son siempre anteriores en el orden temporal a las ideas. Este principio elimina la cuestión sobre las ideas innatas, pues no tenemos ideas hasta después de haber tenido una impresión.
Tanto las impresiones como las ideas pueden ser de dos tipos: simples y complejas. Las impresiones simples no admiten distinción ni separación (el color rojo); las ideas simples se derivan de las impresiones simples (idea de color rojo). Las impresiones complejas admiten separación y distinción dentro de ellas. Por ejemplo, una manzana puede dividirse en partes como el color, el tamaño, la forma, el peso…. Las ideas complejas pueden ser copia de las impresiones complejas (idea de manzana), pero también pueden ser fruto de combinaciones múltiples de ideas que se pueden dar en nuestro intelecto. Las facultades de conocimiento que permiten combinar las ideas son la memoria, que reproduce las ideas, y la imaginación, capaz de variar y combinar de diversas formas las ideas entre sí.
Una vez establecidos los elementos del conocimiento y sus relaciones, Hume concluye que todas las ideas proceden de las impresiones, por lo que, frente a los racionalistas, rechaza la existencia de ideas innatas. Además, para probar la verdad de una idea es necesario señalar la impresión con la que se corresponde. Por tanto, el criterio y el límite del conocimiento humano son las impresiones. Las ideas se presentan a nuestro entendimiento con un cierto orden y no de forma caótica. Esto se debe a que se asocian entre ellas de acuerdo con unas leyes.
Características del racionalismo- empirismo: