Kant, Ilustración y Ética: Claves Filosóficas

Analítica Trascendental de Kant: Estructura del Conocimiento

En la Analítica Trascendental, Kant explica cómo el entendimiento estructura el conocimiento. La sensibilidad nos proporciona fenómenos organizados en el espacio y el tiempo, pero percibir no es lo mismo que comprender. El entendimiento, cuya función es unificar y sintetizar, emplea los conceptos puros o categorías, que son estructuras *a priori* del pensamiento y no provienen de la experiencia.

Las categorías actúan como formas vacías que solo adquieren contenido cuando se aplican a los fenómenos. Kant establece que, dado que pensar es juzgar, debe haber tantas categorías como formas de juicio aristotélicas, es decir, doce. Estas categorías permiten dar coherencia y significado a las sensaciones, posibilitando el conocimiento. Por ejemplo, si percibimos una rana, lo primero que ocurre es que recibimos diversas sensaciones (colores, formas, tamaño) que organizamos en el espacio y el tiempo. Sin embargo, estas percepciones aún no constituyen conocimiento. El entendimiento interviene aplicando sus categorías, unificando la información y permitiéndonos formular un juicio: “esto es una rana”. Así, el conocimiento resulta de la interacción entre sensibilidad y entendimiento, pero siempre limitado a la experiencia, sin acceso a realidades trascendentes.

“Los pensamientos sin contenido están vacíos, las intuiciones sin conceptos son ciegas…” La frase de Kant significa que el conocimiento necesita tanto las percepciones sensoriales (intuiciones) como las ideas o conceptos para tener sentido. Las intuiciones sin conceptos son confusas y no comprensibles, mientras que los conceptos sin intuiciones carecen de contenido real. Ambos son necesarios para entender el mundo. Los conceptos puros o categorías son formas *a priori* del pensamiento que el intelecto utiliza para organizar y sintetizar la información. No provienen de la experiencia, sino que son estructuras que el entendimiento aplica espontáneamente a los fenómenos que percibimos.


La Razón Ilustrada: Autonomía y Cientificidad

La Razón Ilustrada es un nuevo concepto que considera la razón como el mejor medio para solucionar los problemas humanos y sociales, diferenciándose del racionalismo tradicional. Se basa en dos características esenciales:

  • Autonomía: La razón debe ser libre e independiente, sin estar sometida a la fe, la revelación, las costumbres, las instituciones o los prejuicios. La autoridad ya no reside en principios impuestos externamente, sino en el ejercicio del libre pensamiento y la crítica racional.
  • Cientificidad: Se basa en el método científico de Newton, que parte de la observación para formular hipótesis y comprobarlas. Así, el conocimiento se construye de manera progresiva y verificable, garantizando un pensamiento basado en la evidencia.

Ideas Fundamentales de la Ilustración

La Ilustración introdujo ideas fundamentales en la historia de la filosofía, influyendo en las sociedades europeas y americanas hasta la actualidad:

  • Tolerancia: Surge como consecuencia de la libertad de pensamiento y ha sido clave en la configuración de la mentalidad moderna.
  • Progreso: Se considera una consecuencia directa de la aplicación de la Razón en todos los ámbitos de la vida. Para alcanzarlo, es necesario liberarse de la superstición, especialmente la religiosa, y de gobiernos irracionales, sean civiles o eclesiásticos.
  • Educación: Es vista como la base del desarrollo moral y social. Los ilustrados creen que el progreso humano depende en gran medida de la educación.
  • Historia: Se concibe como un proceso de avance de la Razón, en el que la humanidad evoluciona desde la oscuridad de las estructuras irracionales hasta la luz del conocimiento.
  • Moral: Se separa la ética de la religión, planteando que puede existir una moral autónoma basada únicamente en la razón, sin necesidad de referencias religiosas.
  • Religión: Aunque no se descartan las creencias religiosas, se defiende el deísmo, una religión basada en la Razón y no en la fe o la revelación.

Crítica de la Razón Pura

Revolución Copernicana de Kant

Kant plantea que la metafísica, a diferencia de las ciencias exactas como la física y las matemáticas, ha sido confusa y no ha alcanzado el estatus de ciencia. Para él, la razón humana tiene una fuerte tendencia hacia los problemas metafísicos, pero puede haber estado siguiendo el camino equivocado hasta ahora. Kant propone una “revolución copernicana” en el conocimiento. Hasta entonces, se pensaba que el sujeto debía adaptarse al objeto que quería conocer. Kant invierte esta idea, sugiriendo que el objeto se adapta a las leyes del sujeto cuando se le conoce. El conocimiento humano es, por lo tanto, una mezcla de elementos *a priori* (formas del sujeto) y empíricos (datos de la experiencia).

El conocimiento, según Kant, se basa en lo que el sujeto aporta a la experiencia, es decir, las leyes de la sensibilidad y el entendimiento. Este enfoque lleva a Kant a desarrollar el “método trascendental”, que se refiere al estudio de cómo el sujeto conoce los objetos, más que al estudio de los objetos en sí mismos. Lo trascendental es lo que el sujeto pone en el acto de conocer, como las estructuras que hacen posible el conocimiento, antes de que venga de la experiencia.

Estética Trascendental: Espacio y Tiempo

El espacio y el tiempo son las condiciones fundamentales que nos permiten experimentar y conocer el mundo. El espacio es la forma en que percibimos los objetos externos a través de nuestros sentidos, mientras que el tiempo nos permite intuir nuestros estados internos y externos. En resumen, tanto el espacio como el tiempo son estructuras subjetivas que hacen posible nuestra experiencia del mundo, tanto externa como interna.

Crítica de la Razón Práctica

Crítica a las Éticas Anteriores

Kant rechazó las éticas materiales debido a sus deficiencias:

  • Empirismo: Son éticas *a posteriori*, es decir, basadas en la experiencia. Esto les impide ser universales y necesarias, ya que los principios universales no pueden derivarse de la experiencia.
  • Preceptos Hipotéticos: Los principios de estas éticas son condicionales, solo válidos si se busca un fin específico. Si alguien no comparte ese fin, los preceptos pierden su validez.
  • Heteronomía: Son heterónomas, ya que la ley moral proviene de factores externos a la razón propia, con la voluntad determinada por deseos o inclinaciones ajenos a la razón.

Ética Kantiana: El Deber y el Imperativo Categórico

Kant propone una ética formal como respuesta a las deficiencias de las éticas materiales. A diferencia de las éticas materiales, que son empíricas, su ética debe ser *a priori*, es decir, no basada en la experiencia, para garantizar que sea universal y necesaria. Además, sus imperativos deben ser categóricos y no hipotéticos, lo que significa que deben ser absolutos y aplicables en todos los casos. Una ética formal, según Kant, no puede ser material, ya que no tiene contenido específico. No establece un bien o fin a alcanzar, ni nos dice qué hacer en situaciones concretas, sino que se enfoca en cómo debemos actuar, proporcionando una forma de comportamiento moral, pero sin especificar un contenido determinado.

Para Kant, la moralidad de una acción depende de que se haga por deber, es decir, por respeto a la ley moral, no por beneficios o satisfacción personal. Distingue tres tipos de acciones: contrarias al deber, conformes al deber (que pueden estar motivadas por interés o sentimiento) y por deber. Solo las acciones hechas por deber tienen valor moral. El valor moral de una acción no está en el fin o propósito que se busque, sino en la intención del sujeto, es decir, en actuar según el deber. Un ejemplo sería un comerciante que no cobra precios abusivos: si lo hace por interés (para ganar clientes), no actúa por deber; si lo hace porque considera que es su deber, entonces la acción tiene valor moral. Así, la moralidad de un acto depende de la voluntad, y una voluntad es buena cuando actúa por deber. La buena voluntad es el criterio último para juzgar las acciones humanas.

El imperativo categórico es la forma en que Kant expresa la exigencia moral, a diferencia de los mandatos hipotéticos de las éticas materiales. Una de sus formulaciones es: “obra solo según una máxima tal que puedas querer que se torne en ley universal”, es decir, cualquier acción debe ser guiada por principios que el sujeto desee que sean aplicables a todos. Otra formulación es: “obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solo como un medio”. Según Kant, el ser humano debe ser tratado siempre como un fin en sí mismo, nunca como un simple instrumento para alcanzar un propósito.

Dialéctica Trascendental: Límites de la Metafísica

Kant argumenta que la metafísica no puede ser considerada una ciencia porque las categorías del entendimiento solo se aplican a los fenómenos, es decir, a lo que podemos percibir. Las realidades metafísicas como Dios, el alma o el mundo en sí no son accesibles a la experiencia sensible, por lo que no podemos aplicarles estas categorías. De esta forma, el conocimiento humano está limitado a los fenómenos y no puede abarcar el mundo de los noúmenos, que es el ámbito de la metafísica. A pesar de esta limitación, la razón humana tiende a ir más allá de lo que es accesible a los sentidos, lo que la lleva a cometer errores inevitables, llamados ilusiones transcendentes. Estas ilusiones no son causadas por deseos voluntarios, sino que son estructurales y propias de la naturaleza de la razón. Aunque podemos identificarlas, no podemos eliminarlas por completo, ya que son parte inherente de la forma en que la razón funciona.

Kant distingue entre el entendimiento, que organiza las percepciones sensoriales en conceptos, y la razón, que busca ir más allá de la experiencia y genera ideas que no corresponden a objetos reales. Estas ideas tienen como propósito unificar y universalizar el conocimiento, pero no son fuentes de conocimiento verdadero, ya que están fuera de los límites de la experiencia sensible. Al aplicar estas ideas a los noúmenos, la razón cae en ilusiones transcendentes. Kant señala que las ideas con las que opera la razón, como el Mundo, el Alma y Dios, son conceptos que unifican los fenómenos de la experiencia externa e interna, y la condición de todos los objetos del pensamiento. Estas ideas no pueden ser conocidas porque están más allá de la experiencia posible, por lo que la razón cae en contradicciones al intentar conocerlas. Aunque no son ilusiones en sí mismas, se convierten en ilusiones cuando la razón las aplica incorrectamente a lo no empírico.

Debido a que las categorías solo se pueden aplicar a los fenómenos, Kant afirma que la metafísica como ciencia es imposible, ya que al intentar usar estas categorías fuera del ámbito empírico, la razón incurre en errores. Frente a la metafísica dogmática, Kant propone la metafísica crítica, que limita el alcance de la razón y establece sus principios mediante la crítica, evitando que la razón sobrepase los límites de nuestras capacidades cognitivas. Aunque las ideas trascendentales no puedan ser conocidas, Kant les da valor al trasladarlas al ámbito de la ética. Estas ideas se convierten en el fundamento de la moral, ya que, aunque no podamos conocerlas, orientan nuestras acciones y valores en la vida práctica.

Contexto Filosófico: Hobbes, Locke y Rousseau

Hobbes: Fue un filósofo inglés y uno de los fundadores de la filosofía política moderna. En su obra *Leviatán* (1651), desarrolla la teoría del contrato social, defendiendo la necesidad de un Estado fuerte para mantener la paz y el orden. En el ámbito del conocimiento, Hobbes es empirista y rechaza la idea de una sustancia espiritual, afirmando que solo la materia existe. Sostiene que todo conocimiento proviene de la percepción sensorial y defiende un nominalismo radical. En política, considera que en el estado de naturaleza, el ser humano vive en un conflicto constante (“el hombre es un lobo para el hombre”). Para evitar esto, los individuos deben ceder todos sus derechos a un Estado absoluto, que garantice la seguridad y el orden. Para Hobbes, la monarquía absoluta es la mejor forma de gobierno, ya que los súbditos deben obedecer sin condiciones para evitar el caos.
Locke: Fue un filósofo y médico inglés, considerado uno de los principales representantes del empirismo y el liberalismo clásico. Su pensamiento estuvo influenciado por la ciencia y la medicina, así como por el contexto político y religioso de su época, marcado por la intolerancia y la violencia. Locke es un precursor del pensamiento ilustrado y tuvo una gran influencia en la filosofía del conocimiento, la ética y la teoría política. En su filosofía política, se opone al absolutismo de Hobbes y defiende que en el estado de naturaleza los hombres son libres e iguales, pero la necesidad de proteger la propiedad origina el contrato social. Sin embargo, la cesión de derechos al gobierno no debe ser absoluta, ya que los gobernantes deben estar sometidos a la misma ley que los ciudadanos. Defiende la separación de poderes, la monarquía parlamentaria y el derecho a la rebelión si el gobierno abusa de su autoridad, anticipándose a Montesquieu. Además, en su *Carta sobre la tolerancia*, aboga por la separación entre Iglesia y Estado, defendiendo la libertad de pensamiento y conciencia, limitando la religión al ámbito privado. Su filosofía refleja los principios de la modernidad, la democracia y la crítica al poder absoluto. Paralelamente, Isaac Newton desarrolló un método científico innovador que sentó las bases de la ciencia moderna.
Rousseau: Fue un pensador atípico de la Ilustración, crítico tanto con Hobbes como con Locke y otros ilustrados franceses. Su pensamiento influyó en la Revolución Francesa, el comunismo del siglo XIX y en la Declaración de Independencia de EE.UU. Rousseau rechaza la idea ilustrada del progreso como un avance moral y racional. Para él, la civilización ha corrompido al hombre, alejándolo de su estado natural, donde era bueno, libre e inocente. La raíz de la desigualdad y la infelicidad se encuentra en la propiedad privada, que transformó la sociedad y generó injusticias. En *El Contrato Social*, plantea cómo debe organizarse la sociedad para ser legítima. Propone un contrato social basado en la igualdad, donde cada individuo cede sus derechos a la comunidad sin perder su libertad. La sociedad se regiría por la Voluntad General, que representa el bien común y a la que todos deben someterse, incluidos los gobernantes. Rousseau defiende una soberanía indivisible e inalienable, rechazando la separación de poderes de Locke y Montesquieu. Para él, el verdadero gobierno es aquel en el que cada ciudadano es legislador y legislado al mismo tiempo, garantizando libertad e igualdad para todos.

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