¿Me pregunta usted…
b) Este texto es un fragmento de *El crepúsculo de los ídolos*, obra que critica la metafísica tradicional y el papel de los filósofos. Sostiene que la filosofía ha olvidado que los conceptos son metáforas de intuiciones y no verdades en sí mismas. Para él, el lenguaje distorsiona la realidad, pues convierte metáforas en conceptos aceptados socialmente. Así, se falsea la realidad al imponer interpretaciones humanas sobre lo que no puede conocerse directamente. Nietzsche rechaza tanto el Idealismo como el Realismo, ya que ambos intentan fijar una verdad inexistente. Para él, el conocimiento es perspectivismo: no hay hechos absolutos, sólo interpretaciones diversas. Además, critica a filósofos, científicos y teólogos por imponer conceptos que refuerzan estructuras de poder. La metafísica, al asumir un “ser” estático e inmutable, es una ficción; sólo existe el devenir, impulsado por la voluntad de poder.
c) En el fragmento, señala cómo los filósofos tradicionales han intentado fijar la realidad en conceptos estáticos e inmutables, eliminando su carácter dinámico y vivo. El nihilismo, según Nietzsche, surge cuando los valores tradicionales pierden su poder, dejando un vacío de sentido. La filosofía tradicional, al aferrarse a verdades absolutas y eternas, contribuye a este nihilismo al negar la realidad del devenir y del conflicto. Nietzsche, en cambio, propone una visión afirmativa de la existencia, en la que el cambio y la voluntad de poder son fundamentales. En este sentido, su crítica a los filósofos como «idólatras de los conceptos» apunta a su rechazo del nihilismo.
Ahora bien…
b) La tesis principal del fragmento es la crítica de Nietzsche a la tradición filosófica que desprecia los sentidos y el devenir en favor de una supuesta realidad inmutable. Según él, los filósofos han inventado la idea de un «mundo verdadero» porque no pueden aceptar la naturaleza cambiante y perceptiva de la existencia. Culpan a los sentidos de engañar sobre la realidad y buscan negar el cuerpo y la historia, lo que para Nietzsche es un error fundamental. Esta idea se relaciona con su teoría del perspectivismo y la crítica a la metafísica tradicional. Para Nietzsche, no hay una verdad absoluta, sino múltiples interpretaciones del mundo. La filosofía ha falseado la realidad al imponer conceptos rígidos y negar el devenir. En lugar de aceptar la vida como un flujo cambiante, los filósofos han buscado un ser estático e inmutable, lo que él considera una ficción. Además, esta crítica se vincula con su noción de la voluntad de poder, ya que el conocimiento no busca la verdad, sino ejercer dominio sobre la realidad.
c) Para Nietzsche, esta actitud filosófica es una manifestación del nihilismo pasivo, que consiste en negar la vida al despreciar su dimensión cambiante y material en favor de un supuesto «mundo verdadero» inmutable y eterno. En el fragmento, Nietzsche señala cómo los filósofos han visto en los sentidos una fuente de engaño y han intentado liberarse de ellos para alcanzar una verdad absoluta. Al hacerlo, han despreciado la historia y la experiencia humana concreta, convirtiéndose en «momias», es decir, en pensadores que intentan fijar la realidad en conceptos rígidos y estáticos. Este rechazo de la vida, del cuerpo y del cambio es, para Nietzsche, una forma de nihilismo que lleva a la decadencia cultural y espiritual.
Pongo a un lado…
b) La tesis principal del texto es que los sentidos no mienten sobre la realidad; en cambio, es la razón la que introduce falsedades al interpretar su testimonio. Nietzsche critica a la tradición filosófica que ha despreciado los sentidos por considerar que muestran un mundo cambiante y plural, y señala que tanto los eleatas (que defendían la inmovilidad del ser) como Heráclito (que veía el devenir en todas las cosas) fueron injustos con ellos. Para Nietzsche, el error filosófico radica en imponer conceptos como unidad, sustancia o duración sobre la realidad, cuando en verdad el mundo es pura transformación. En este sentido, reivindica la visión de Heráclito al afirmar que «el ser es una ficción vacía» y que solo el mundo aparente, es decir, el de los sentidos y el devenir, es real. Con esta postura, Nietzsche desafía la tradición metafísica que ha buscado un «mundo verdadero» detrás de las apariencias, argumentando que este no es más que una construcción engañosa de la razón.
c) El texto trata sobre el nihilismo, ya que este defiende que nada tiene un sentido real ni verdadero. En este caso, se critica que todo lo que percibimos a través de los sentidos o entendemos mediante la razón es simplemente una ilusión. Por ello, lo que creemos que es real, como la unidad, la permanencia o el ser, en realidad es una construcción mental inventada. Además, Heráclito también comparte esta idea, aunque su crítica a los sentidos es diferente, ya que él no los rechaza porque muestran cambio, sino porque engañan haciéndonos creer que todo permanece estable y eterno, lo cual considera falso. Por otro lado, el texto afirma que el «ser» y el «mundo verdadero» son solo ficciones vacías creadas por el ser humano para sentirse seguro, aunque realmente no existe ninguna verdad absoluta ni propósito final.
Historia del error
1-El mundo verdadero….
b) Nietzsche critica la evolución de la idea del “mundo verdadero” como un error histórico que ha alejado al ser humano de la realidad. En su primera etapa, este mundo era accesible solo para los sabios y virtuosos, como en la filosofía de Platón. Luego, con el cristianismo, el mundo verdadero se vuelve inalcanzable en el presente y se convierte en una promesa futura para quienes sigan ciertos valores morales. Nietzsche señala cómo esta idea se vuelve más abstracta y manipuladora con el tiempo, sirviendo como un mecanismo de control.
c) El texto describe cómo la concepción del «mundo verdadero» ha evolucionado, pasando de ser accesible al sabio y virtuoso (como en la filosofía de Platón) a ser prometido solo a los piadosos y virtuosos en el futuro, influenciada por la religión cristiana. Esta transformación refleja una visión más abstracta y distante de la verdad, que se vuelve inalcanzable en esta vida. Desde una perspectiva nihilista, ambas concepciones —la platónica de una verdad accesible y la cristiana de una verdad futura— pueden ser vistas como ilusiones. El nihilismo cuestiona la existencia de una verdad trascendental y sostiene que estas creencias carecen de fundamento real, considerándolas como construcciones vacías o errores, ya que no hay un propósito o valor objetivo en la vida.
3. El mundo verdadero, inasequible ….
b) Nietzsche continúa su crítica a la idea del «mundo verdadero», mostrando cómo ha evolucionado hasta volverse cada vez más inalcanzable y vaciado de sentido. En la tercera etapa, este mundo ya no es demostrable ni prometido, pero sigue funcionando como un ideal moral y filosófico (como en Kant, a quien alude con «Königsberguense»). En la cuarta etapa, el escepticismo y el positivismo comienzan a socavar esta creencia: si el mundo verdadero es inalcanzable e incognoscible, deja de tener valor como consuelo o guía. Con esto, Nietzsche anuncia el inicio de la disolución de esta ficción metafísica.
c) El texto se relaciona con el nihilismo porque cuestiona la existencia y el valor de un «mundo verdadero» que no es accesible, demostrable ni consolador. Así, refleja la idea nihilista de que buscar una verdad trascendental es inútil, ya que carece de base real. Además, aunque algunos ven ese «mundo verdadero» como un consuelo u obligación, el texto lo critica, ya que considera que creer en algo desconocido y no comprobable es una ilusión vacía. Critica las creencias no verificables, como el «mundo verdadero», considerando que solo tiene valor lo que se puede conocer y comprobar. Así, al igual que el positivismo, el nihilismo niega las ideas trascendentales, ya que las ve como ilusiones vacías, creadas por los seres humanos, sin base real ni sentido objetivo.
El mundo verdadero – una idea que ya no sirve para nada….
b) Nietzsche concluye su crítica a la noción del “mundo verdadero” mostrando su completa disolución. En la quinta etapa, la idea del mundo verdadero se vuelve inútil, pues ya no tiene ningún propósito ni justificación, por lo que debe ser eliminada. En la sexta etapa, al destruir la idea del mundo verdadero, también desaparece el mundo aparente, ya que este solo existía en oposición al primero. Así, lo que queda es la afirmación del mundo tal como es, sin dualismos ni falsas ilusiones. Nietzsche celebra la muerte de la metafísica tradicional y el fin de la mayor mentira de la humanidad: la creencia en una realidad trascendente. La referencia a Zaratustra marca el inicio de un nuevo pensamiento, donde el ser humano ya no se aferra a ficciones como el mundo ideal de Platón o el reino celestial del cristianismo. En su lugar, Nietzsche propone la aceptación del devenir, la vida y la realidad sin necesidad de falsas verdades.
c) El texto se relaciona con el nihilismo porque niega la existencia de un «mundo verdadero» y critica las ideas trascendentales como construcciones vacías. Al eliminar ese «mundo verdadero», también desaparece la idea de un «mundo aparente», rechazando así la distinción entre lo real y lo ilusorio. Además, muestra que no existe un sentido o propósito absoluto en la vida, y con la llegada de Zaratustra se inicia una nueva etapa donde se abandonan las viejas creencias y se acepta que la existencia no tiene un sentido trascendental.
Kant vs Nietzsche: Kant defiende que existe un “mundo verdadero” o trascendental, es decir, una realidad objetiva que está más allá de lo que percibimos con los sentidos, y que solo se puede conocer a través de la razón. Nietzsche critica totalmente esta idea y dice que ese “mundo verdadero” es solo una invención vacía que nos aleja de la vida real y nos hace negar lo que somos. Para Nietzsche, no hay un mundo superior o ideal, solo existe este mundo, el de la vida, el cambio y lo sensible. Marx vs Nietzsche: Marx critica la religión y las ideas trascendentales porque las ve como un instrumento de manipulación de las clases dominantes, que sirve para mantener a los oprimidos conformes con su miseria. Sin embargo, su crítica es desde lo social y económico. Nietzsche también critica la religión, pero lo hace desde lo filosófico y moral: para él, la religión es una mentira que debilita al ser humano, lo llena de culpa y le impide vivir plenamente. Mientras Marx quiere liberar al ser humano a través de la revolución social, Nietzsche quiere liberarlo destruyendo las falsas creencias morales y afirmando la vida tal cual es. ¿Por qué es importante la creación de valores individuales relacionados con Nietzsche? Para Nietzsche, la creación de valores individuales es fundamental porque rechaza la moral impuesta por la sociedad, la religión y la tradición. Según él, los valores tradicionales—especialmente los de la moral judeocristiana—fomentan la sumisión, la debilidad y el conformismo, lo que impide el desarrollo del individuo. En su filosofía, propone la figura del superhombre (*Übermensch*), un ser que trasciende la moral impuesta y crea sus propios valores basados en su voluntad de poder, su creatividad y su autenticidad. Para Nietzsche, sólo a través de esta autodefinición moral el individuo puede alcanzar su máximo potencial y vivir una existencia plena. Comenta la ética de Nietzsche y compara con la transmutación de valores. Nietzsche critica la moral tradicional porque cree que fomenta la debilidad y la sumisión, en lugar de la fuerza y la creatividad. Piensa que la moral cristiana y la de la sociedad en general favorecen a los que se conforman y obedecen, en vez de a los que buscan superarse. La transmutación de valores es la idea de cambiar esos valores tradicionales por otros nuevos que promuevan el poder personal y la afirmación de la vida.
Uno de los aspectos clave del contexto cultural y filosófico de Nietzsche fue la decadencia de la influencia religiosa, en especial del cristianismo, en la vida social y espiritual de Europa. Durante siglos, la religión había sido la principal fuente de significado y valores en Occidente, pero con la llegada de la modernidad, el avance científico y el creciente escepticismo, la fe en las creencias religiosas empezó a debilitarse. El positivismo reflejó claramente este cambio. Filósofos como Auguste Comte defendieron que el conocimiento debía basarse solo en hechos verificables y leyes científicas. La ciencia pasó a ser la máxima referencia de la verdad, por encima de la religión o la metafísica. Sin embargo, Nietzsche criticó esta confianza en la ciencia, viéndola como una nueva forma de metafísica encubierta. Aunque compartía el escepticismo hacia la religión, también rechazaba la ciencia por reducir la existencia humana a simples leyes mecánicas, ignorando aspectos esenciales como la voluntad, el arte y el instinto. En este contexto de secularización y confianza en el progreso científico, Nietzsche proclamó su famosa frase «Dios ha muerto», refiriéndose a la desaparición del papel central de Dios en la cultura y moralidad occidentales. No obstante, advirtió que este vacío no sería fácil de llenar. La pérdida de valores absolutos traería consigo el nihilismo, una sensación de vacío y falta de propósito que, si no se supera, podría llevar a la decadencia cultural y espiritual. En el siglo XIX, la modernidad trajo consigo grandes transformaciones sociales y económicas, como la industrialización, el crecimiento de las ciudades y el auge de ideologías como el liberalismo, el socialismo y el anarquismo. Sin embargo, este progreso material también generó una crisis de valores, ya que muchos pensadores de la época, entre ellos Nietzsche, advirtieron que no siempre conducía a un verdadero desarrollo moral o espiritual. Nietzsche fue un fuerte crítico de la modernidad y de las promesas utópicas de igualdad y bienestar que promueven algunas ideologías. Consideraba que estas ideas llevan a la homogeneización de la sociedad y a la mediocridad, representada en su concepto del «último hombre», un ser conformista y sin aspiraciones elevadas. También cuestionó la democracia y el igualitarismo, a los que veía como expresiones de resentimiento contra la excelencia individual. Aunque vivió en una época marcada por el racionalismo, Nietzsche también se vio influenciado por
el Romanticismo, que enfatiza la emoción y el arte sobre la razón. No obstante, criticó tanto el optimismo de la Ilustración como la nostalgia romántica, pues ambos, a su juicio, buscaban evadir la dureza y el caos inherentes a la vida. En el ámbito filosófico, se opuso al idealismo alemán, en especial a Hegel, quien concebía la historia como un proceso racional y progresivo. En contraste, Nietzsche veía la realidad como un flujo caótico impulsado por la lucha y la «voluntad de poder». Asimismo, rechazó el nacionalismo alemán de su tiempo, que consideraba estrecho y provinciano. Aunque en su juventud admiró la cultura heroica representada por Wagner, más tarde criticó el nacionalismo por su tendencia a limitar el pensamiento. Una de sus mayores influencias fue Schopenhauer, quien concebía la existencia como sufrimiento dominado por una «voluntad ciega». Inicialmente atraído por esta idea, Nietzsche terminó rechazando su pesimismo y reformuló el concepto de voluntad en su idea de «voluntad de poder», una fuerza creativa orientada hacia la superación y el crecimiento, en lugar de la resignación y la negación de la vida.