Teoría marxista de la lucha de clases y la alienación

Karl Marx y la transformación social

Karl Marx nace en la Europa del siglo XIX, marcada por la Revolución Industrial, el crecimiento del capitalismo y las malas condiciones de los trabajadores. En ese contexto, surgen ideas idealistas para cambiar la sociedad. Marx estudia esos problemas y crea su propia teoría para acabar con las injusticias y transformar la sociedad.

Texto 1: La producción de la vida

En este texto, Marx afirma que las luchas políticas (como entre democracia o monarquía) no son reales, sino que ocultan la verdadera lucha de clases, que es la que mueve la historia. Esta idea se basa en el materialismo histórico, desarrollado en La ideología alemana.

Según Marx, la historia está determinada por las condiciones materiales, es decir, por cómo se produce lo necesario para vivir. La organización de esa producción (la infraestructura) determina todo lo demás: leyes, política, religión, etc. (la superestructura). Esto se refleja en la frase: “todas las luchas dentro del Estado no son más que la forma ilusoria bajo la que se ventilan las luchas reales entre las diferentes clases”.

En cada época hay una clase dominante, que controla la producción, y una clase dominada, que trabaja para ella. Marx explica que toda clase que aspira al dominio necesita conquistar el poder político y presentar su interés como si fuera el de toda la sociedad, como hizo la burguesía. Esto se ve en la frase: “tiene que empezar conquistando el poder político para poder presentar su interés como el interés general”.

Por eso, el proletariado también debe tomar el poder, pero no para dominar, sino para acabar con las clases sociales. El Estado, para Marx, no es neutral, sino una herramienta que la clase dominante utiliza para mantener su poder. La solución no está en reformar el sistema, sino en transformar la base económica mediante una revolución.

En resumen, para Marx, la historia es una lucha entre clases causada por la estructura económica, y solo cambiando esa base material se puede construir una sociedad justa.

Relación con Platón

Tanto Marx como Platón critican la sociedad de su época y quieren transformarla para alcanzar una sociedad justa. Sin embargo, sus soluciones son muy distintas. Platón cree que la justicia solo es posible si gobiernan los sabios, es decir, los filósofos, que conocen el Bien y la Justicia verdaderos. Su modelo ideal es una aristocracia donde cada clase (productores, guardianes y gobernantes) cumpla su función y no haya propiedad privada entre quienes mandan.

Marx, en cambio, considera que la justicia solo llegará cuando desaparezcan todas las clases sociales. Para él, la causa de la injusticia no es la ignorancia, sino la estructura económica injusta del capitalismo. Por eso, no defiende un gobierno de sabios, sino una revolución del proletariado para transformar desde la base toda la sociedad.

Texto 2: La alienación del trabajador

En este texto, Marx nos habla de la alienación del trabajador en el sistema capitalista. Para Marx, el ser humano se realiza a través del trabajo, ya que al transformar la naturaleza se construye a sí mismo y se relaciona con otros. Pero en el capitalismo, el trabajo pierde ese valor humano: se convierte en una mercancía, algo que el obrero vende para sobrevivir, sin control sobre lo que hace ni sobre lo que produce.

Esto genera alienación, es decir, una separación entre el trabajador y su propia esencia. En vez de sentirse realizado, el obrero se siente forzado y ajeno a su tarea. Esto lo vemos en la frase: “El obrero se siente en su trabajo como en una actividad ajena a él”, donde Marx señala que el trabajador no se reconoce en su actividad, porque trabaja por necesidad y para el beneficio de otros.

Así, el texto refleja cómo el capitalismo deshumaniza el trabajo, que debería ser una expresión libre del ser humano. Esta crítica forma parte del pensamiento del joven Marx, que ve en la alienación el primer paso para entender la necesidad de cambiar la sociedad.

Relación con Platón

El pensamiento de Marx sobre la alienación del trabajador puede relacionarse con el de Platón, ya que ambos creen que el ser humano solo puede vivir bien cuando actúa de acuerdo con su verdadera naturaleza.

Para Marx, esa naturaleza se expresa en el trabajo libre y creativo, pero el capitalismo impide esa realización al convertir el trabajo en una actividad forzada y ajena. Platón, por su parte, defiende que la parte racional del alma debe gobernar para que la persona viva de forma justa. Si dominan los deseos o las pasiones, el alma entra en conflicto consigo misma.

Ambos coinciden en que la injusticia surge cuando el ser humano vive sometido a algo que no le corresponde: el capital y la explotación en Marx, o el desorden interior en Platón.

Aunque usan enfoques distintos —económico en Marx, ético y político en Platón—, los dos consideran que la libertad y la justicia dependen de vivir conforme a lo que realmente somos.

Por otro lado, Rousseau, en su teoría del contrato social, también analiza cómo las instituciones pueden enmascarar intereses particulares bajo la apariencia de la voluntad general. Sin embargo, mientras Rousseau idealiza la expresión del interés común, Marx denuncia que este “interés general” es una forma ilusoria que sirve para perpetuar la dominación de clase.

Texto 4: La organización del proletariado

En este texto, Marx explica cómo el proletariado debe actuar para cambiar la sociedad. Lo primero que dice es que debe organizarse como clase. Esto significa que los trabajadores no pueden seguir luchando por separado, sino que tienen que unirse y tomar conciencia de que comparten la misma situación de explotación.

A partir de ahí, Marx afirma que el proletariado debe formar un partido político propio. Esto no es simplemente hacer política, sino convertirse en una fuerza capaz de transformar el sistema. El texto lo dice claramente: la clase obrera no solo debe unirse, sino conquistar el poder político.

Marx también señala que esta lucha tiene como objetivo abolir el sistema de clases sociales, no solo cambiar quién manda. No se trata de sustituir a la burguesía por los obreros y seguir igual, sino de acabar con toda forma de dominación. Por eso, dice que la lucha del proletariado es contra las condiciones que permiten la existencia de las clases en general.

Cuando escribe que el proletariado debe “organizarse como clase, y, por tanto, en partido político”, está explicando que la unidad y la acción política son condiciones necesarias para el cambio revolucionario. Y cuando añade que debe “abolir las condiciones de existencia de las clases en general”, deja claro que el objetivo final no es tomar el poder para dominar, sino para eliminar la desigualdad desde su raíz.

En resumen, el texto defiende que el proletariado debe pasar de clase explotada a sujeto político, no para sustituir a la burguesía, sino para acabar con la explotación y construir una sociedad sin clases.

Relación con otro autor

En este texto, Marx defiende que el proletariado debe organizarse políticamente para tomar el poder y acabar con las clases sociales. Esta propuesta puede compararse con la de Platón, quien también busca una sociedad justa, aunque desde un enfoque muy distinto.

Platón propone en La República un Estado ideal donde cada clase cumple su función y gobiernan los sabios, guiados por la razón y el conocimiento del Bien. Además, defiende la supresión de la propiedad privada entre gobernantes para evitar la corrupción, algo que recuerda a las críticas de Marx al capitalismo.

Sin embargo, Platón cree que la desigualdad es natural, mientras que Marx la considera producto del sistema económico. Para Platón, la justicia depende del orden racional; para Marx, de eliminar las condiciones materiales que permiten la explotación.

Ambos piensan que la justicia no es espontánea, sino que debe construirse mediante una transformación profunda de la sociedad, ya sea a través del saber filosófico o de la acción revolucionaria.

Por otra parte, Hegel también abordó la idea de alienación en el desarrollo dialéctico del espíritu, pero Marx invierte este esquema al situar la alienación en condiciones materiales y de producción. Así, mientras Hegel veía el conflicto como parte del devenir del Espíritu, Marx lo entiende como resultado de las relaciones económicas y de poder.

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