Ciencia Formal y Fáctica: Una Introducción
Ciencia formal: Objeto de estudio: ideal.
Los enunciados formales consisten en relaciones entre signos. Las ciencias formales se contentan con la lógica para demostrar rigurosamente sus teoremas. Los demuestran o prueban. Esta demostración es completa y final.
Ciencia fáctica: Objeto de estudio: material.
Los enunciados de las ciencias fácticas se refieren a sucesos y procesos. Para confirmar sus conjeturas necesitan de la observación y/o experimento. Intentan descubrir en qué medida sus hipótesis se adecuan a los hechos, y por eso es que el conocimiento fáctico verificable se llama a menudo ciencia empírica. Las ciencias fácticas verifican (confirman o disconfirman) hipótesis que en su mayoría son provisionales.
Los rasgos esenciales del tipo de conocimiento que alcanzan las ciencias fácticas son la racionalidad y la objetividad.
Características Principales de las Ciencias Fácticas
1) El conocimiento científico es fáctico: parte de los hechos, los respeta hasta cierto punto, y siempre vuelve a ellos.
2) El conocimiento científico trasciende los hechos: descarta los hechos, produce nuevos hechos, y los explica.
3) La ciencia es analítica: la investigación científica aborda problemas circunscritos, uno a uno, y trata de descomponerlo todo en elementos (no necesariamente últimos o siquiera reales).
4) La investigación científica es especializada: una consecuencia del enfoque analítico de los problemas es la especialización.
5) El conocimiento científico es claro y preciso.
La Antropología Filosófica
Es una parte de la filosofía que trata de responder a los siguientes problemas: ¿En qué consiste el hombre? ¿Existe o no existe el alma? ¿Qué es el alma? ¿Es material o inmaterial? ¿El alma es inmortal o termina con la muerte?
La antropología o reflexión sobre el hombre surgió en el siglo V a. C., que es identificado con el período antropológico de la filosofía. Sócrates es el iniciador de este período, en el que se empieza a hablar sobre el hombre.
Los Sofistas (Siglo V a. C.)
La palabra sophistes significaba maestro en sabiduría. Este grupo de personas participaban en la política y cobraban por sus lecciones. Sabían o simulaban saber de todo. Pero su ciencia no buscaba la verdad sino la apariencia de saber porque ésta reviste de autoridad.
Enseñaban la areté (virtud) requerida para estar a la altura de las nuevas circunstancias sociales y políticas. La primera exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser capaz de persuadir a otros. «Poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles».
No eran propiamente filósofos, pero tenían en común una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida para todos. Cada quien tiene su verdad.
Pensamiento de Sócrates (IV a. C.)
El hombre es un compuesto entre cuerpo y alma. Sócrates dice que el alma es algo que existe dentro de nosotros, pero que no se capta por los sentidos. El alma es sinónimo de alma racional, de inteligencia. Además, el alma tiene una vertiente práctica, relacionada con lo que nos permite decidir nuestra conducta. Ésta es la más importante para Sócrates, es decir, la función ética o práctica.
Sócrates está muy preocupado por el problema de la felicidad humana. La felicidad no está determinada por ningún agente externo, sino que depende de nuestras propias decisiones. Nuestras decisiones son el resultado de nuestros conceptos, del conocimiento que tengamos del bien y del mal, de lo justo y lo injusto.
La felicidad consiste en la práctica de la virtud, llevar una vida virtuosa conforme a los valores morales. Una persona es ignorante porque no encuentra los límites del bien y del mal.
Pensamiento de Platón (IV a. C.)
Filósofo que pensaba que el ser humano está compuesto de dos sustancias distintas, que son el cuerpo (material, compuesto de partes) y el alma (inmaterial e inmortal). La relación entre cuerpo y alma es una relación accidental, antinatural y violenta o forzada.
- El alma racional, aquella que nos permite conocer la esencia de las cosas.
- El alma concupiscible, la tendencia hacia el placer.
- El alma irascible, tendencia hacia el poder, a superar las dificultades. El deber y el placer no son compatibles a veces. Sin embargo, el alma irascible puede ser aliada de la razón. Platón dice que “la felicidad es un estado del alma”. Es feliz aquella persona que consigue la armonía interior, que se alcanza cuando el alma racional controla a las otras dos, cuando somos capaces de hacer lo que comprendemos que tenemos que hacer.
Platón señala cuatro virtudes para conseguir la armonía: prudencia, fortaleza, templanza y justicia.
- La prudencia es la virtud que perfecciona al alma racional y que implica el conocimiento de la verdad y del bien. Es enemiga de la ignorancia.
- La virtud propia del alma concupiscible es la moderación o templanza. Tenemos que decir no al placer muchas veces para no crear problemas.
- La virtud propia del alma irascible es la fortaleza, es decir, la capacidad de vencer las dificultades y no ceder a que nos venzan.
- La justicia es una virtud que resulta de la posesión o unión de las anteriores. Una persona justa es una persona que tiene un ajustamiento o armonía interior.
El hombre es un ser natural, un animal racional que posee inteligencia abstracta. Tiene todas las funciones propias de los animales, pero también tiene algo extremadamente humano que es la razón. La inteligencia humana tiene dos funciones principales: entendimiento teórico y entendimiento práctico. El entendimiento teórico y la voluntad son las dos funciones específicas del ser humano que no tiene el animal.