MARX
El diagnóstico marxista del proyecto ilustrado
La filosofía de Marx parte de la idea de que el proyecto racional de la Ilustración no se ha cumplido en la realidad. Aunque los ideales ilustrados como igualdad, libertad, razón, dignidad y progreso son correctos, en la práctica no se han alcanzado debido al sistema capitalista.
Igualdad
La Ilustración defiende que todos los seres humanos son iguales por naturaleza. Sin embargo, en la realidad, las diferencias económicas y sociales siguen dependiendo del nacimiento y de las condiciones materiales, no solo del mérito.
Libertad
Se supone que el ser humano es libre para decidir sobre su vida. No obstante, Marx señala que la mayoría de las personas (los trabajadores) están sometidas a las condiciones materiales que les impiden ser verdaderamente libres. Además, muchas personas actúan sin comprender las causas de sus actos, lo que genera alienación.
Racionalidad
Aunque la ciencia ha avanzado, la razón no ha conseguido que los seres humanos comprendan y controlen el funcionamiento de su propia sociedad. Marx critica que no se puede estudiar la sociedad como si fuera un fenómeno natural, ya que está condicionada por factores sociales, económicos y humanos.
Dignidad y fraternidad
La Ilustración defendía que todos merecen ser tratados con respeto por ser libres y racionales. Pero en la realidad, las relaciones sociales están llenas de instrumentalización y violencia. Las personas muchas veces usan a otras para sus propios intereses, anulando su libertad.
Progreso e historia
Según la Ilustración, la historia es el camino para que el ser humano alcance su plena realización. Marx acepta esta idea, pero considera que todavía queda mucho por hacer. Cree que solo será posible lograr una sociedad verdaderamente libre, justa e igualitaria si los seres humanos toman el control consciente de su historia y de sus instituciones, eliminando las desigualdades y las condiciones de explotación.
Resumen: Materialismo, infraestructura y superestructura en Marx
La filosofía de Marx se basa en el materialismo, es decir, considera que solo es real aquello que existe materialmente. Por ello, ideas como la libertad, la igualdad o la dignidad humana no tienen valor por sí solas, sino que solo son reales cuando se hacen efectivas en las condiciones materiales y sociales de la vida de las personas. Marx sostiene que las relaciones sociales, las condiciones de trabajo y las estructuras económicas son las que determinan si estos ideales pueden cumplirse o no. Marx distingue dos niveles en la sociedad: la infraestructura y la superestructura. La infraestructura está formada por las condiciones materiales de producción, es decir, por el modo en que las personas organizan la economía y sus relaciones laborales. La superestructura, por su parte, incluye el pensamiento, las leyes, las creencias y las ideas de la sociedad. Según Marx, es la infraestructura la que determina la superestructura. Es decir, nuestras ideas dependen en gran parte de las condiciones materiales en las que vivimos.
Sin embargo, Marx también señala que las ideas no solo reflejan la realidad, sino que muestran sus contradicciones. Por ejemplo, en las sociedades capitalistas se habla de libertad, igualdad y dignidad, pero la experiencia cotidiana demuestra que estas ideas no se cumplen plenamente. Esta contradicción muestra que la realidad es dinámica, contradictoria y, por tanto, histórica: está en constante cambio.
Este enfoque recibe el nombre de materialismo histórico o dialéctico. El término dialéctico hace referencia a que las contradicciones dentro de la sociedad generan tensiones que impulsan el cambio y el progreso.
Dentro de la superestructura, Marx introduce el concepto de ideología. Una ideología es un conjunto de ideas que presentan como justas unas estructuras sociales que, en realidad, solo benefician a un grupo concreto. Las ideologías hacen creer que defienden el interés general, cuando realmente protegen los intereses de una minoría poderosa. Esta contradicción, según Marx, provocará inevitablemente el cambio social, porque para lograr una verdadera justicia y satisfacer el interés de todos, será necesario transformar la estructura económica y social.
Resumen: El liberalismo/capitalismo como ideología según Marx
El sistema capitalista defiende que los seres humanos son libres e iguales, ya que nadie puede imponer su voluntad sobre otro. Según esta visión, las relaciones económicas se basan en acuerdos libres, como los contratos, donde cada persona decide qué bienes intercambiar o qué trabajo realizar a cambio de un salario.
El contrato de trabajo es un ejemplo de esto: el trabajador ofrece su fuerza de trabajo a cambio de un sueldo, y ambas partes lo aceptan libremente. Además, el sistema afirma que cada individuo puede elegir libremente su forma de vida.
Sin embargo, Marx considera que esta visión es ideológica, porque oculta las verdaderas condiciones materiales de la sociedad capitalista. Para él, la sociedad está dividida en dos clases: los capitalistas, que poseen los medios de producción, y los proletarios, que solo tienen su fuerza de trabajo.
El proletariado no es realmente libre, ya que depende de los capitalistas para poder sobrevivir. Por tanto, el contrato de trabajo no es un acuerdo justo y libre, sino una imposición derivada de la necesidad.
Además, Marx denuncia que en este contrato existe explotación. El capitalista paga un salario al obrero, pero se queda con la plusvalía: el valor añadido que produce el trabajador y que no se le paga. Esta explotación provoca que las diferencias económicas entre capitalistas y proletarios aumenten cada vez más.
Finalmente, Marx sostiene que esta creciente desigualdad terminará provocando una crisis que hará que el sistema capitalista entre en conflicto y se transforme.
Resumen: La alienación y el capitalismo según Marx
La alienación es, para Marx, uno de los principales problemas que impiden al ser humano ser libre, racional y feliz. La alienación se produce cuando las personas no reconocen sus propias creaciones como algo suyo. Así, el ser humano pierde el control sobre lo que ha creado y comienza a ver sus propias obras como algo externo, autónomo y ajeno a él mismo.
Esto provoca que el ser humano se convierta en esclavo de sus propias acciones, ya que considera que las consecuencias de sus actos obedecen a fuerzas independientes, cuando en realidad esas fuerzas han sido creadas por él mismo. Para Marx, superar esta contradicción es esencial para que las personas puedan vivir en plenitud y libertad.
En la sociedad capitalista existen muchos ejemplos de alienación. Por ejemplo, el capitalismo convierte el valor de cambio (el precio o el dinero) en el objetivo principal de las personas, olvidando que lo importante es el valor de uso (la utilidad real de las cosas). Esto se ve en problemas como el cambio climático o la falta de inversión en enfermedades que no generan beneficios económicos.
Otro ejemplo es que el mercado establece el valor de los productos según leyes incomprensibles, como ocurre con las criptomonedas, cuando deberían ser las necesidades humanas las que determinen ese valor.
Por último, el proletariado está alienado porque no se da cuenta de que el capitalista depende de su trabajo. Si los trabajadores fueran conscientes de esta realidad, podrían unirse, organizarse y liberarse de la explotación capitalista.
Resumen: Contexto filosófico – Filosofía de la sospecha y Voluntad de Poder
La filosofía de la sospecha surge como crítica al proyecto ilustrado, que defendía la razón como medio para alcanzar libertad, igualdad y justicia. Sin embargo, la sociedad industrial solo consiguió avances técnicos, pero no morales, generando desigualdad y explotación.
Frente a esto, Marx analizó las causas del fracaso ilustrado y propuso cambiar las condiciones materiales de vida (infraestructura) que determinan las ideas y creencias de las personas (superestructura). Además, denunció la alienación: las personas viven dominadas por estructuras sociales que ellas mismas han creado, pero que ya no controlan.
Darwin, con su teoría de la evolución, negó que el ser humano fuera un ser especial. Lo presentó como una especie más dentro de la naturaleza, en constante lucha por sobrevivir, destacando que la cultura es un medio de adaptación.
El Romanticismo, por su parte, defendió la importancia de los sentimientos, lo único y lo particular frente a lo universal. Herder introdujo la idea de cultura como identidad propia de cada pueblo, frente al concepto universal de civilización de la Ilustración.
Nietzsche introduce el concepto central de voluntad de poder, entendida como la fuerza vital que impulsa a cada ser vivo a afirmarse y superarse. Es un impulso inconsciente, previo a la razón, diverso y cambiante. Se fortalece en la lucha, necesita la resistencia y el dolor como estímulo para crecer. Además, no busca un fin externo, sino afirmarse y crear su propio modelo de vida. La voluntad de poder es creativa, libre y rebelde, guiada por el cuerpo y no por normas externas.
Para Nietzsche, la vida plena consiste en aceptar esta voluntad de poder, enfrentando el dolor y los desafíos, y rechazando los ideales de igualdad y resignación que impiden el desarrollo individual.
Resumen: Perspectivismo y vida ascendente/descendente (Nietzsche)
Nietzsche defiende el perspectivismo, idea según la cual no existe una única verdad, sino muchas interpretaciones de la realidad. Cada persona ve el mundo según su fisiología, su estado vital y su perspectiva.
Según esto, Nietzsche distingue dos formas de vivir:
- Vida ascendente: representa fuerza, salud y voluntad de poder fuerte. Las personas con esta vida disfrutan superando retos y luchando.
- Vida descendente: representa debilidad, enfermedad y voluntad de poder débil. Estas personas buscan solo tranquilidad y descanso.
Para Nietzsche, no existe un mundo verdadero y otro aparente. Solo existe el devenir, es decir, el cambio constante. El mundo real es el mundo aparente, formado por las distintas perspectivas de las personas.
Además, las interpretaciones que triunfan no son las más verdaderas, sino las que mejor ayudan a vivir y adaptarse. Todo lo que percibimos está lleno de juicios de valor e intereses. Por tanto, cada visión del mundo refleja las necesidades y características vitales de quien la interpreta.
Resumen: La duplicación de mundos y los filósofos-momia (Nietzsche)
Nietzsche critica lo que llama duplicación de mundos, una estrategia creada por los débiles (vida descendente) para evitar afrontar la lucha y el cambio constante de la vida. Según él, en la historia occidental, las personas con voluntad de poder débil impusieron una visión de la realidad basada en la estabilidad, la seguridad y la ausencia de conflicto. Para justificar esto, inventaron un segundo mundo ideal, perfecto e inmutable, diferente del mundo real, que es cambio y devenir. Así nació la idea de un mundo verdadero (racional, eterno) frente al mundo aparente (cambiante, imperfecto). Para Nietzsche, esta separación es falsa y surge del miedo a vivir con intensidad y autoafirmación. A los filósofos que defendieron esta idea, Nietzsche los llama filósofos-momia, porque intentaron «congelar» y fijar una realidad que, en verdad, está en continuo cambio. Rechazaron el mundo real y la lucha por superarse, escondiéndose en valores estáticos, normas fijas y verdades eternas.
Resumen: Método genealógico y filosofía a martillazos (Nietzsche)
Nietzsche defiende que las personas aprenden a vivir adaptándose a un entorno social que ha sido construido a lo largo de la historia. La cultura, transmitida durante siglos, ha formado nuestra forma de pensar, actuar y valorar la realidad. Por eso, Nietzsche considera que la cultura es el mayor peso que arrastra el ser humano, ya que limita su libertad y dificulta crear su propia forma de ver el mundo. Para liberar al ser humano de estas estructuras culturales, Nietzsche utiliza dos herramientas: Método genealógico: analiza el origen de los valores y las ideas actuales, buscando cuándo y por qué se alejaron de la vida ascendente, es decir, de la vitalidad, la fuerza y la autoafirmación. Filosofía a martillazoss: es su estilo crítico y provocador, que busca romper las estructuras mentales y lingüísticas que nos condicionan. Nietzsche utiliza metáforas, frases cortas y contradicciones para hacer pensar al lector y alejarlo de las ideas fijas y absolutas. El objetivo final de Nietzsche es que las personas recuperen su libertad interior y puedan crear sus propios valores, en lugar de aceptar los que la cultura les ha impuesto.
Resumen: Ética más allá del bien y del mal, moral de señores y moral de esclavos, y transvaloración (Nietzsche)
Nietzsche critica profundamente la moral tradicional, afirmando que las ideas de bien y mal no son universales ni absolutas, sino invenciones humanas. Según él, todas las morales son fruto de la cultura, la historia y, sobre todo, de la voluntad de poder de quienes las crean.
Para Nietzsche, los filósofos tradicionales usaron la razón para crear normas morales contrarias a la vida, reprimiendo los instintos naturales del ser humano. La religión cristiana lleva esto al extremo, ya que desprecia el cuerpo y la vida en la Tierra, valorando más un mundo imaginario (cielo) y conceptos como pecado o culpa. Además, critica la democracia, a la que considera un cristianismo sin Dios, por defender la igualdad y negar la diferencia y la superación personal.
Nietzsche distingue entre dos tipos de moral:
→ Moral de señores: es la moral de los fuertes y vitales. Lo bueno es lo que eleva al individuo, lo que favorece la vida y la autoafirmación. Los señores crean sus propios valores y se enfrentan a la vida con valentía.
→ Moral de esclavos: es la moral de los débiles, basada en el resentimiento y el odio hacia los fuertes. Los débiles crean un mundo de normas comunes que castigan lo poderoso y premian la sumisión.
Nietzsche explica que los débiles realizaron una transvaloración, es decir, un cambio en los valores. Lo bueno dejó de significar noble y fuerte, y pasó a asociarse a valores como humildad, bondad o sacrificio, generando así una cultura del resentimiento.
Resumen: El nihilismo, la muerte de Dios y el superhombre (Nietzsche)
Nietzsche utiliza el término nihilismo para describir la crisis de la cultura occidental al descubrir que sus valores tradicionales (Dios, verdad, moral) eran falsos. El nihilismo significa que no hay nada en lo que creer, lo que provoca una gran crisis de sentido en la sociedad. Nietzsche distingue dos tipos de nihilismo: Nihilismo pasivo: es la actitud de resignación y decadencia tras descubrir que los valores tradicionales eran mentira. La gente se siente perdida, enferma y sin rumbo. Este vacío existencial es lo que Nietzsche llama la muerte de Dios, es decir, la desaparición de las creencias que daban sentido a la vida. Nihilismo activo: es una oportunidad de superación. Tras destruir los antiguos valores, el ser humano fuerte puede crear sus propios valores, basados en la vida, el cuerpo y el instinto. De este nihilismo activo puede surgir el superhombre.
Nietzsche explica el proceso de transformación del ser humano hacia el superhombre mediante la metáfora de las tres metamorfosis: Camello: simboliza el ser humano sumiso, obediente, que acepta las cargas y vive bajo las normas tradicionales. León: representa la rebeldía y la destrucción de los viejos valores. Es el que se enfrenta y da muerte a Dios. Niño: simboliza al superhombre. Es libre, creativo, sin culpa ni miedo, capaz de crear sus propios valores y disfrutar de la vida con alegría.
Estética Trascendental de Kant:
La Estética Trascendental es la parte de la filosofía crítica de Kant que estudia las condiciones trascendentales de la sensibilidad, es decir, qué hace posible que podamos recibir información del mundo a través de los sentidos.
Kant sostiene que esa posibilidad depende de dos formas puras de la sensibilidad: el espacio y el tiempo. Estas no son conceptos que aprendemos de la experiencia, sino intuiciones puras que existen a priori en nuestra mente. Gracias a ellas, podemos percibir y ordenar las sensaciones.
El espacio es la forma de la sensibilidad externa, y el tiempo, de la sensibilidad interna. Todo lo que percibimos aparece necesariamente en el tiempo y, si es externo, también en el espacio. Por tanto, el espacio y el tiempo son condiciones de posibilidad tanto de la experiencia como de los objetos que experimentamos (fenómenos).
Esta teoría también explica el conocimiento matemático. Kant afirma que las matemáticas no pueden explicarse como conocimientos analíticos (lógicos), porque sus verdades no surgen por mera deducción, sino por intuiciones a priori. Por ejemplo, entender que la distancia más corta entre dos puntos es una línea recta requiere una intuición espacial, no solo lógica.
Así, la geometría se basa en la intuición pura del espacio, y la aritmética, en la intuición del tiempo (sucesión). Esto permite que las matemáticas sean universales y necesarias y, al mismo tiempo, aplicables a la experiencia, ya que describen la forma en que percibimos la realidad
Analítica Trascendental de Kant:
La Analítica Trascendental de Kant estudia las condiciones que hacen posible pensar acerca de la información que recibimos de los sentidos. Mientras que la Estética Trascendental se centra en la sensibilidad (cómo percibimos), la Analítica se ocupa de cómo usamos el entendimiento para procesar esa información.
Kant sostiene que no podemos pensar sobre las sensaciones sin conceptos. Los conceptos son, por tanto, condiciones de posibilidad del conocimiento objetivo y de los objetos mismos. Es decir, la realidad no existe tal como la experimentamos sin que nuestro entendimiento la organice mediante conceptos.
Kant se enfrenta tanto al racionalismo como al empirismo. Rechaza que los conceptos sean innatos, como proponía Descartes, ya que estos requieren información sensible para tener contenido. A su vez, critica a Hume, quien negaba la objetividad de los conceptos, al reducir la unión de sensaciones a algo subjetivo.
Para Kant, la unión sintética de las sensaciones se realiza mediante el juicio, la estructura básica del pensamiento, que toma la forma X es Y. Esta unión da lugar a la formación de objetos y conceptos. De este modo, el juicio no solo organiza las sensaciones, sino que estructura la realidad objetiva (el mundo fenoménico).
Kant explica cómo los juicios sintéticos a priori (como los de la física newtoniana) son posibles, ya que combinan las intuiciones puras del espacio y el tiempo con las categorías del entendimiento.
Dialéctica Trascendental – Immanuel Kant
La Dialéctica Trascendental es la parte de la filosofía crítica de Kant que analiza cómo la razón humana se extravía cuando intenta ir más allá de los límites de la experiencia posible. Mientras que la Estética y la Analítica Trascendental explican cómo es posible el conocimiento, la Dialéctica muestra los errores que cometemos al intentar conocer lo incognoscible, es decir, la realidad en sí misma (el noúmeno), más allá del mundo de los fenómenos. Cuando la razón pretende aplicar sus categorías y principios más allá de la experiencia, surge la metafísica tradicional, que Kant considera como un uso ilegítimo de la razón. Esta metafísica, sin base empírica, pretende conocer la totalidad del ser, el alma, el universo o Dios. Sin embargo, Kant sostiene que este conocimiento no es posible.
No obstante, Kant reconoce que la metafísica tiene una doble dimensión: Una negativa, ya que genera ilusiones racionales, dogmatismos y contradicciones internas, como las que se observan en las antinomias.Una positiva, pues estas ideas, aunque no sean objetos de conocimiento, tienen un valor regulativo: orientan el pensamiento y la moral. Nos impulsan a buscar unidad, totalidad y sentido.
Las ideas de la razón (alma, universo y Dios) son representaciones que no se derivan de la experiencia, sino que surgen del intento de pensar el todo de la experiencia. Kant las relaciona con tres tipos de silogismo:
Silogismo categórico: conduce a la idea del alma como unidad de la conciencia.Silogismo hipotético: conduce a la idea de una causa primera o libertad.Silogismo disyuntivo: lleva a la idea de Dios, como fundamento último de lo posible.
Kant también expone las antinomias de la razón pura, donde la razón puede justificar tesis opuestas, como que el universo es finito e infinito al mismo tiempo. Esto demuestra que la razón no puede operar válidamente más allá del mundo fenoménico.
Por último, Kant critica las pruebas tradicionales de la existencia de Dios (ontológica, cosmológica y teleológica), demostrando que todas ellas cometen errores al aplicar conceptos más allá de la experiencia.
En conclusión, la Dialéctica Trascendental no niega el valor de la razón, pero le impone límites: solo podemos conocer lo que está dado en la experiencia, aunque podamos pensar más allá como guía para el conocimiento y la moral.
FILOSOFÍA CRÍTICA. EL GIRO COPERNICANO: LAS CONDICIONES TRASCENDENTALES DEL CONOCIMIENTO Y DE LA EXPERIENCIA
La Filosofía Crítica de Immanuel Kant tiene como objetivo descubrir cuáles son las condiciones de posibilidad del conocimiento científico, es decir, qué debe darse necesariamente para que el conocimiento y la experiencia sean posibles. Estas condiciones se denominan trascendentales y se refieren tanto a los objetos de la experiencia como a las estructuras mentales del sujeto que conoce. Kant introduce el llamado Giro Copernicano en filosofía, comparando su cambio de enfoque con el de Copérnico en astronomía. Mientras que la filosofía anterior intentaba conocer los objetos tal como son en sí mismos para luego construir el conocimiento, Kant propone lo contrario: debemos investigar cómo debe ser la realidad para poder ser conocida por nosotros. Así, no es el sujeto quien se adapta al objeto, sino que los objetos se ajustan a las formas de conocer del sujeto. Esto implica que solo podemos conocer los fenómenos (lo que aparece ante nosotros) y no los noúmenos (la realidad en sí misma). La Filosofía Crítica permite: Explicar cómo es posible el conocimiento científico, mediante los juicios sintéticos a priori, que amplían nuestro conocimiento sin basarse exclusivamente en la experiencia.Establecer los límites del conocimiento humano, diferenciando lo que podemos conocer de lo que está más allá de nuestra capacidad.Criticar la metafísica tradicional, que ha intentado ir más allá de la experiencia sin justificación, por lo cual no puede considerarse una ciencia verdadera.
La superación del racionalismo y el empirismo y los límites del conocimiento en Kant
Kant supera el racionalismo y el empirismo mediante su teoría de los juicios sintéticos a priori, que permiten explicar cómo es posible el conocimiento científico. Frente al racionalismo de Descartes, que confiaba exclusivamente en la razón y en ideas innatas como causa o sustancia, Kant señala que estas ideas son vacías sin información sensible. Frente al empirismo de Hume, que consideraba que principios como causalidad o sustancia eran meras creencias sin justificación empírica, Kant responde que estos principios son condiciones necesarias para organizar la experiencia. Kant afirma que un físico parte ya de ciertas suposiciones universales y necesarias (como que todo fenómeno tiene una causa), pero el conocimiento científico solo se logra al investigar empíricamente qué causa concreta tiene un fenómeno o qué sustancia lo compone. Así, Kant combina la seguridad racional con el contenido empírico. Esta síntesis crítica se apoya en el giro copernicano: no se trata de conocer cómo es la realidad “en sí misma”, sino cómo debe ser para nosotros, es decir, cómo debe estar estructurada para que podamos experimentarla. De ahí que Kant defina la experiencia como el resultado de aplicar las formas a priori de la sensibilidad y el entendimiento a los datos empíricos. A la realidad tal como aparece bajo estas condiciones la llama fenómeno. Lo que queda fuera de esta experiencia —la “cosa en sí” o noúmeno— es incognoscible. Por tanto, los límites del conocimiento coinciden con los límites de la experiencia: no podemos conocer nada que no sea fenómeno.