Immanuel Kant: Vida y Obra
Immanuel Kant nació y murió en Königsberg (actual Kaliningrado, Rusia). Trabajó como preceptor de varias familias hasta que en 1756 obtuvo una plaza de profesor para enseñar metafísica y lógica en la Universidad de su ciudad natal. La vida de Kant está marcada por tres procesos históricos: el auge de la burguesía y el liberalismo, la Ilustración y el progreso científico.
La obra de Kant se clasifica en dos periodos: el periodo precrítico, donde destacan obras como Historia Natural Universal y Teoría del Cielo, y el periodo crítico, donde sus obras cumbre son Crítica de la Razón Pura y Crítica de la Razón Práctica.
En el periodo precrítico, Kant se dedicó al estudio de las ciencias naturales y a la física de Newton. Cuando obtuvo la cátedra, se inicia el periodo crítico, motivado por la lectura de Hume y de la obra de Rousseau. Se le considera el Newton de la moral.
Epistemología Kantiana: Criticismo y el Giro Copernicano
Crítica del Empirismo y el Racionalismo
Kant cuestionó e intentó superar la contraposición entre las dos grandes corrientes de su tiempo: el empirismo y el racionalismo. De la crítica de ambas corrientes constituye su teoría: el criticismo o idealismo trascendental.
Crítica al Racionalismo
Kant afirmó que el racionalismo es una corriente dogmática porque ha asumido que la razón conoce sin comprobar previamente. Consideró que todo conocimiento comienza por la experiencia, negando con ello la existencia de las ideas innatas y que el sujeto sea pasivo en el acto de conocer.
Crítica al Empirismo
Kant critica la tesis escéptica que niega la posibilidad de conocer verdades universales y necesarias, apoyándose en la física de Newton y en las matemáticas. Afirma que es innegable que la razón pueda conocer verdades universales y necesarias. También afirma que la experiencia no es suficiente en el acto de conocer, aunque todo conocimiento comienza con la experiencia de los datos de los sentidos; estos deben ser procesados, clasificados e interpretados por el sujeto.
El Criticismo y el Giro Copernicano de Kant
Kant conocía una de las tesis con las que Leibniz trataba de refutar el empirismo de Locke. Leibniz mostraba que estaba de acuerdo con Locke en que todo conocimiento comienza con la experiencia, pero que la estructura del entendimiento que todo sujeto necesita para conocer ya está de forma innata.
Kant sintetiza ambas corrientes y enuncia su propia doctrina, el criticismo, donde todo conocimiento comienza con la experiencia, pero no todo el proceso deriva de la experiencia. Los términos que utiliza para indicar cuándo algo proviene de la experiencia y cuándo no son: a priori, que se refiere a todo aquello que poseemos de forma previa o independiente de la experiencia, y a posteriori, que es el conocimiento que procede de la experiencia. Cualquier percepción que provenga de los sentidos es a posteriori.
El criticismo de Kant señala que para conocer necesitamos la materia sensible que aporta la experiencia, pero estos datos se han de procesar gracias a las estructuras a priori que el sujeto porta consigo. Esta nueva forma de comprender la relación entre el sujeto que conoce y el objeto conocido es completamente revolucionaria. Kant cambia la perspectiva y pone en el centro de investigación las estructuras o formas a priori del entendimiento humano, cambio que él mismo calificó como giro copernicano.
Sujeto Trascendental
Kant trató de averiguar cuáles son las condiciones de posibilidad y límites del conocimiento estudiando la razón. Parte de la idea de que podemos conocer gracias a las formas a priori universales del entendimiento humano. Son formas porque dan forma a la materia caótica que aportan los sentidos; son a priori porque no provienen de la experiencia; y son universales porque todo ser humano las posee. Además, son trascendentales porque son las condiciones de posibilidad de la experiencia. Si las formas trascendentales del entendimiento son necesarias para conocer la realidad, entonces el sujeto es parte fundamental en el acto de conocer. Kant lo denomina sujeto trascendental.
Conocimiento Científico y los Juicios
Kant se pregunta cómo es posible la ciencia y, en concreto, si la metafísica puede ser una ciencia. Para responder, elabora una clasificación de las ciencias y de los tipos de juicios científicos. Encontramos:
- Ciencias formales: Usan el método deductivo. Sus verdades son analíticas a priori, son universales y necesarias. Las ciencias formales son la lógica y las matemáticas.
- Ciencias empíricas: Parten del método hipotético-deductivo y sus verdades son sintéticas a posteriori.
Ejemplos de juicios:
- Analíticos a priori: Son los juicios típicos de la tradición racionalista cartesiana; por ejemplo, «todos los solteros no están casados».
- Sintéticos a posteriori: Son los juicios propios de la tradición empirista; por ejemplo, «todos los cuerpos son extensos».
Kant afirma que los juicios de la ciencia no pueden ser analíticos a priori, pero tampoco pueden ser juicios sintéticos a posteriori. Los juicios sintéticos a priori son los que permiten que la ciencia avance, porque al ser sintéticos aportan información y al ser a priori son universales y necesarios.
La Crítica de la Razón Pura: Estructura y Elementos
Estructura de la Crítica de la Razón Pura
En la Crítica de la Razón Pura, Kant estudia las formas a priori del entendimiento, dividiendo la obra en tres partes:
- Estética trascendental: Estudia la sensibilidad.
- Lógica trascendental: Incluye la analítica trascendental (que se encarga del entendimiento y las categorías) y la dialéctica trascendental (que se encarga de la razón).
La Estética Trascendental: La Sensibilidad
En la estética trascendental, Kant analiza la sensibilidad, que define como aquello que nos permite entender las impresiones y sensaciones que provocan los órganos sensoriales. Kant sostiene que para comprender los datos de los sentidos en un espacio y tiempo concretos, el espacio y el tiempo no son percibidos por los sentidos, por lo que son formas a priori del entendimiento.
El espacio y el tiempo son las formas trascendentales de la sensibilidad y nos permiten intuir los objetos. Las formas a priori hacen que el sujeto perciba la realidad de forma humana, es decir, acorde a sus límites que le marcan sus sentidos y las formas trascendentales del entendimiento.
Kant constata que el conocimiento humano es limitado. Lo único que podemos conocer son fenómenos, pero nunca el noúmeno. El noúmeno podemos suponerlo, pero solo un dios podría conocerlo.
Los juicios sintéticos a priori en matemáticas son posibles porque la concepción del espacio permite las proposiciones de la geometría y la del tiempo las de la aritmética.
Analítica Trascendental: El Entendimiento
En la analítica trascendental, Kant examina el entendimiento y el esquematismo, es decir, sus formas a priori. Una vez que la sensibilidad sitúa los datos de los sentidos en el espacio y el tiempo (es decir, producido el fenómeno), el entendimiento comienza a trabajar sobre este a partir de sus formas.
La función del entendimiento es pensar la realidad emitiendo juicios. El juicio es posible porque el entendimiento vincula el fenómeno producido por la sensibilidad con los conceptos puros a priori del entendimiento: las categorías que todo ser humano tendría en su mente. Mediante las categorías del entendimiento da forma y sentido al fenómeno.
Las formas a priori que permiten que el sujeto trascendental conozca son las formas puras de la sensibilidad y las categorías del entendimiento. Comprender los fenómenos significa poder referirnos a un concepto como casa, árbol o taza. Conceptualizar un fenómeno se realiza siempre a través de un juicio. Si Aristóteles decía que el entendimiento se define como la facultad de formular conceptos y juicios, lo novedoso en Kant es que por primera vez se piensan los conceptos a priori, es decir, no proceden de la experiencia, sino que los produce el sujeto trascendental de la espontánea habilidad del entendimiento.
Kant señala que existen tantas formas de unificar los datos de la experiencia como formas posibles de juicios. Encuentra 12 juicios y, por ello, las categorías también serán 12, según la cantidad, según la cualidad, según la relación y según la modalidad. Estos conceptos solo pueden aplicarse a los fenómenos. Cuando se aplican al noúmeno, sobrepasan los límites de la experiencia, se extravían y funcionan mal.
Dialéctica Trascendental: La Razón
El fenómeno es el producto de la sensibilidad y, al aplicar sobre esta las categorías, surge el objeto de conocimiento. Una vez producido el objeto, el entendimiento puede formular juicios, y los juicios son la materia con la que trabaja la razón.
La razón es la facultad cognoscitiva superior. A partir de los juicios que resultan del entendimiento, la razón sintetiza, deduce y los pone en relación con el fin de generalizar y alcanzar la unidad del pensar más allá de los juicios particulares del entendimiento.
Kant se pregunta si la metafísica es posible como ciencia, y su respuesta es negativa. La distinción kantiana entre fenómeno y noúmeno lo confirma. Kant admite que la metafísica no es una ciencia porque los límites del conocimiento científico son los de la experiencia sensible. La ciencia versa sobre fenómenos y la metafísica trata de noúmenos.
La razón crea proposiciones, ideas y conceptos. La abstracción propia de la razón da lugar a tres ideas: alma, mundo y dios. Estas ideas son las propias de la metafísica, pero a ellas no tenemos acceso.
La metafísica no puede ser ciencia porque sobrepasa los límites de la experiencia y, por tanto, no puede formular juicios sintéticos a priori. Aunque no podemos conocer estos conceptos por la razón teórica, no los podemos rechazar porque son los presupuestos que hacen posible la vida moral. Las antinomias de la razón pura son los postulados de la razón práctica. Esto significa que dios, alma, libertad del mundo son ideas reguladoras de la razón práctica que tienen un papel muy importante en nuestro conocimiento moral, pero no en nuestro conocimiento científico.
Kant distingue dos usos de la razón: el uso teórico de la razón, que no puede sobrepasar los límites de la sensibilidad y el entendimiento, y el uso práctico de la razón, que ha de ir más allá de tales límites. Tal como ya había confirmado Hume, no podemos rechazarla porque son la posibilidad del juicio moral y, por ello, además de no poder evitar pensarlos, los deseamos y los queremos.
Ética Kantiana: El Imperativo Categórico
Kant señala dos usos heterogéneos en la razón humana: teórico y práctico. Mientras que en su Crítica de la Razón Pura trata la posibilidad de acceder al conocimiento universal y los límites del conocimiento humano, en su Crítica de la Razón Práctica analiza el uso práctico de la razón como fundamento de la acción y la voluntad humana. La cuestión central es el juicio moral. Las obras en las que Kant expone su ética son Crítica de la Razón Práctica y Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres.
Formalismo Ético y Éticas Materiales
Kant parte de que la moralidad es un hecho: existen buenas y malas voluntades, buenas y malas acciones. Pueden ser de dos tipos:
- Máxima: Es un principio de acción subjetivo. Se basa en sentimientos, motivos personales, intereses y fines privados. Las máximas son el fundamento de las éticas materiales.
- Imperativo: Es un principio universal porque puede ser válido para todo ser humano. Se fundamenta en la ley moral que dicta la razón práctica. Esta ley es un imperativo categórico.
Kant entiende como ética material la ética de la felicidad de Aristóteles, el hedonismo de Epicuro, el emotivismo y el utilitarismo moral.
Características de las éticas:
- Materiales: Se guían por máximas, son empíricas y a posteriori, teleológicas (orientadas a alcanzar un fin), hipotéticas (dependen de condiciones), heterónomas (el principio moral viene de fuera) y materiales (atienden al contenido de la acción).
- Formales: Se guían por imperativos, son a priori, no son teleológicas, son categóricas (no atienden a condiciones), autónomas (el principio moral es interno porque proviene del sujeto) y formales (el fundamento de la acción es el deber).
Ética Deontológica
El formalismo ético de Kant es también una teoría deontológica porque la buena acción moral es aquella que se fundamenta en el deber dictado por el imperativo categórico. Kant afirma que lo importante en una acción es la voluntad con la que actuamos. No existe una acción buena, sino una buena voluntad. Según esta tesis, distingue tres clases de acción:
- Contraria al deber: Es una acción inmoral.
- Conforme al deber: Es una acción legal.
- Por deber: Es la única acción moral.
Actuar por deber implica que en esta vida virtud y felicidad rara vez coinciden. La ley moral es dictada por el imperativo categórico. En su obra Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres lo define como una máxima subjetiva que debe ser a su vez una ley objetiva universal y necesaria.
Los Postulados de la Razón Práctica
Kant señala que solo si existen ciertas condiciones o exigencias es posible la moralidad. Estas condiciones son los postulados de la razón práctica:
- Libertad individual: Solo si somos libres podemos actuar moralmente.
- Inmortalidad del alma: Asegura la posibilidad de perfeccionarnos moralmente.
- Existencia de dios: Dios como bien supremo garantiza la unión entre felicidad y virtud en el otro mundo.
¿Qué es la Ilustración? Análisis del Fragmento de Kant
Nos encontramos ante un fragmento del texto ¿Qué es la Ilustración? perteneciente a Kant, escrito en 1783. Este filósofo pertenece al S.XVIII, su filosofía es una fusión de empirismo, racionalismo e ilustración. También es un autor contractualista, ya que se inspira y comparte conceptos con filósofos como Hobbes y Rousseau. En su obra él defiende la autonomía de la razón y el pensamiento crítico, concepto que reflexiona en el fragmento. Desarrolla el concepto de «minoría de edad» como uno que no se basa en algo cronológico; las personas que estén en ella es porque no utilizan el pensamiento crítico y sin capacidad de tomar sus propias decisiones. Salir de ella solo depende de uno mismo.
En el fragmento, Kant explica La Ilustración como la idea de salir de una minoría de edad. Esta para Kant no es un concepto cronológico, sino que trata de la comodidad que es que la gente piense por ti. Es más fácil dar por buena la verdad que la mayoría que nos rodea, que separarse de ella para tener una opción propia y ser capaz de tener espíritu crítico y pensar por nuestra propia cuenta. Para llegar a esto tienes que tener un «abandono de una minoría de edad» de la que somos nosotros quienes decidimos si quedarnos en ella o no. Kant recalca que si uno no lo hace es por pura pereza y cobardía. Pereza porque construir una opinión propia implica esfuerzo, y cobardía porque hacerse adulto supone ser responsable de nuestras decisiones. Es mucho más cómodo que nos digan qué pensar o qué hacer en todo momento y depender de un tutor.
Estos tutores que gobiernan a los menores de edad, alcanzaron un día la mayoría de edad, y sin embargo, en ocasiones, regresan a la minoría al hacer un mal uso de su poder, manipulando a los tutelados confundiéndolos. Es por eso que con gusto la gente decide quedarse en ella e incluso nunca sale de ahí, aunque la naturaleza les haya dado las herramientas para poder hacerlo, que son las capacidades y habilidades como el entendimiento, del que todos disponemos pero solo algunos deciden usarlo para alcanzar la mayoría de edad. Uno de los factores más trascendentales de esta mayoría de edad es que a esta se llega mediante el uso de la libertad. Aquí Kant define cuál sería el uso correcto de esa libertad, diferenciando el uso público de nuestra razón, que debe guiarnos en todo momento y que nos lleva a actuar de manera coherente con nuestros valores. Esto no implica que en ocasiones tengamos que hacer un uso privado de la razón, por ejemplo cuando debamos cumplir con nuestras obligaciones (en nuestro puesto profesional, como alumnos o como funcionarios). Esto no quiere decir que dejemos de ser libres, sino que ejercemos nuestra libertad equilibradamente. Por ejemplo, un alumno que acude a clases de un profesor cuya forma de enseñar no le gusta, pero atiende respetuoso durante la lección en lugar de protestar y estropear la clase: eso es el uso de la razón privada, sin que signifique que deje de estar presente la razón pública, pues la clase sigue sin gustarle.