Fundamentos de Filosofía y Ética: Platón, Aristóteles, Aquino y Rousseau

Platón: Ideas, Alma y Política

Platón nació en Atenas hacia el año 427 a. C. Perteneciente a una familia aristocrática, frecuentó las mejores escuelas y probablemente tuvo a Crátilo como maestro. Sin embargo, fue el magisterio de Sócrates el que dejó en Platón una huella mayor, hasta el punto de inclinarle hacia la filosofía. Su implicación en los asuntos políticos es ya uno de los rasgos definitorios del joven Platón. Vivió una época convulsa: la oligarquía de los Treinta Tiranos, una “democracia” sometida a la manipulación y la venganza, en la que la corrupción y la ineptitud política estaban a la orden del día. A todo esto se unirá un suceso que marcaría su pensamiento posterior: la injusta condena a muerte de Sócrates. Platón no podía comprender cómo era posible que el hombre más justo de Atenas muriera precisamente a partir de la aplicación de las leyes. Por eso, la política es el eje fundamental en torno al cual gira el pensamiento platónico.

La Teoría de las Ideas

Las Ideas son entes reales separados de las cosas y no meros conceptos mentales; son principio y causa de las cosas, son eternas, únicas y solo se pueden aprehender con la inteligencia. Constituyen la unidad de la realidad múltiple del mundo de las cosas sensibles. Muchos pensaron que podía haber Ideas de cosas absurdas o ficticias. Platón responde que solo hay Ideas de los seres y objetos individuales existentes en el mundo, los números y los valores.

El Alma y la Reminiscencia

La parte noble del ser humano es el alma racional, que es la que tiene que dirigir a las otras dos partes del alma (irascible y concupiscible). Solo el alma racional es capaz de conocer, y conoce mediante el pensamiento. El pensamiento es un diálogo interior del alma consigo misma. El conocimiento es el recuerdo (anámnesis) de lo que el alma ha contemplado en el Mundo de las Ideas antes de caer presa en el cuerpo. A esto Platón lo llama reminiscencia.

El Diálogo Fedón

El Fedón es un diálogo de madurez y representa el período de exposición y consolidación de la filosofía de Platón: la Teoría de las Ideas, la reminiscencia, la justicia y la inmortalidad del alma. El Fedón representa la exposición de las pruebas sobre la inmortalidad del alma y es el diálogo donde esta idea aparece en toda su complejidad y profundidad. De las cuatro pruebas argumentadas en el Fedón, se pueden relacionar con lo anterior la basada en la reminiscencia y la que se deriva de la existencia del Mundo de las Ideas.


Aristóteles: Ética, Felicidad y Carácter

Aristóteles, filósofo griego del siglo IV a. C., nació en Estagira (Tracia). Fue maestro de Alejandro Magno y fundador del Liceo, la escuela de filosofía que rivalizaba con la Academia de su maestro Platón. Genio del pensamiento científico, su obra goza de una monumentalidad y fama merecida, conocida como el corpus aristotelicum. Su filosofía gozó de una autoridad indiscutible durante siglos, hasta el punto de que era denominado simplemente «el Filósofo». Escribió sobre todos los campos del saber, destacando la Lógica, la Metafísica, la Ética a Nicómaco y la Política.

La Ética Nicomáquea y el Carácter

La Ética Nicomáquea es el principal tratado de ética de Aristóteles y consta de 10 libros. El título de la obra responde a que está dedicada a su hijo Nicómaco. Trata fundamentalmente del problema de la felicidad (eudaimonia) como “la vida buena” para el hombre. La ética de la felicidad de Aristóteles contrasta vivamente con muchas éticas modernas y contemporáneas, cuyo objetivo principal suele ser el deber, la justicia o casos de ética aplicada, más que la felicidad del hombre en sí misma.

El carácter (ethos) se construye y lleva implícito un comportamiento, entendido como hábito y costumbre. La ética trata, pues, de formar nuestro carácter, de adquirir un conjunto de virtudes o hábitos de conducta que definan nuestro comportamiento, qué tipo de bios (vida) debemos llevar.

Tipos de Vida y Felicidad (Eudaimonia)

Pero no todos los tipos de vida son adecuados para alcanzar la felicidad. Toda vida buena debe cumplir unas condiciones: actuar conforme a la virtud, contar con bienes materiales suficientes y cultivar la amistad. Para Aristóteles hay tres tipos principales de bios:

  1. La vida que busca los goces y satisfacciones del cuerpo (vida placentera).
  2. La vida que busca los honores de la política (vida política, relacionada con las virtudes morales).
  3. La vida que busca el conocimiento, la vida teorética o contemplativa (vida contemplativa, relacionada con las virtudes intelectuales).

El objetivo de todo bios es la búsqueda de la felicidad (eudaimonia), y la felicidad se encuentra en la actividad que nos lleve a desarrollar un tipo de carácter, una especial manera de ser, al cumplimiento de un tipo de vida conforme a la virtud más excelente. La realización de cualquiera de los tres tipos de vida puede llevar a cierta felicidad, pero las tres no tienen la misma categoría ni conducen al mismo grado de plenitud. La verdadera felicidad, la más elevada y estable, solo se va a encontrar en la vida contemplativa o teorética, la vida del filósofo, aquel que ama el conocimiento y busca saber, pues ejercita la parte más divina del ser humano: la razón.


Tomás de Aquino: Fe, Razón y las Cinco Vías

El texto sobre las vías pertenece a la Suma Teológica, obra cumbre de Santo Tomás de Aquino (siglo XIII), a la que éste dedicó la mayor parte de su vida. En esta obra realiza la segunda gran síntesis filosófico-teológica medieval, cuyo objetivo no es otro que compatibilizar los principios esenciales de la filosofía aristotélica con el cristianismo. Se explicaban así los preceptos del Cristianismo a la luz de la filosofía de Aristóteles, principalmente.

Las Cinco Vías para demostrar la existencia de Dios

Tomás de Aquino propone cinco argumentos (vías) a posteriori, que parten de la experiencia sensible para remontarse a Dios como causa última.

Primera Vía: El Movimiento (Motor Inmóvil)

Se parte de la experiencia del movimiento y se llega a Dios como Primer Motor Inmóvil.

  1. Constatamos por los sentidos que hay seres que se mueven.
  2. Todo lo que se mueve es movido por otro.
  3. No se puede admitir una serie infinita de motores movidos, pues si no hubiera un primer motor, no habría movimiento.
  4. Ha de existir, por tanto, un Primer Motor Inmóvil, que mueva sin ser movido: Dios.

Segunda Vía: La Causalidad Eficiente (Causa Incausada)

Se parte de la experiencia de la causalidad eficiente y se llega a Dios como Causa Incausada.

  1. Encontramos en el mundo sensible un orden de causas eficientes.
  2. No es posible que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues tendría que ser anterior a sí mismo.
  3. No es posible proceder indefinidamente en la serie de causas eficientes; si se elimina la causa, se elimina el efecto.
  4. Por tanto, es necesario admitir una Causa Eficiente Primera, a la que todos llaman Dios.

Tercera Vía: La Contingencia y el Ser Necesario

Se parte de la experiencia de la contingencia (seres que pueden ser o no ser) y se llega a Dios como Ser Necesario por sí mismo.

  1. Encontramos en la naturaleza cosas que pueden existir o no existir (contingentes), pues se generan y se corrompen.
  2. Es imposible que todas las cosas sean contingentes, porque lo que puede no ser, alguna vez no es. Si todo fuera contingente, hubo un tiempo en que nada existió.
  3. Si nada existió, nada podría haber empezado a existir, y ahora nada existiría, lo cual es falso.
  4. Por tanto, debe existir un ser necesario. Este ser necesario tiene su necesidad por sí mismo o por otro. No se puede proceder al infinito en seres necesarios que tienen su necesidad por otro. Por tanto, debe existir un Ser Necesario por sí mismo, al que llamamos Dios.

Cuarta Vía: Los Grados de Perfección (Ser Perfectísimo)

Se parte de la experiencia de los grados de perfección en las cosas y se llega a Dios como Ser Perfectísimo.

  1. Se encuentran en las cosas grados de perfección (más o menos bueno, verdadero, noble, etc.).
  2. El «más» y el «menos» se dicen de las cosas según se aproximan a un máximo en ese género de perfección.
  3. Lo que es máximo en un género es causa de todo lo que pertenece a ese género (ej. el fuego, máximo calor, es causa de todo lo caliente).
  4. Por tanto, debe existir algo que sea causa del ser, de la bondad y de todas las perfecciones para todas las cosas: a esto lo llamamos Dios, Ser sumamente perfecto.

Quinta Vía: La Finalidad (Inteligencia Ordenadora)

Se parte de la experiencia del orden y la finalidad en el mundo y se llega a Dios como Inteligencia Ordenadora.

  1. Vemos que algunas cosas que carecen de conocimiento (cuerpos naturales) obran por un fin, buscando lo que es mejor para ellas.
  2. Es claro que no alcanzan su fin por casualidad, sino intencionadamente. Lo que carece de conocimiento no tiende a un fin si no es dirigido por alguien con conocimiento e inteligencia (como la flecha por el arquero).
  3. Luego existe un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin: a éste lo llamamos Dios.

Jean-Jacques Rousseau: Naturaleza, Sociedad y Voluntad General

Jean-Jacques Rousseau (siglo XVIII) parte de la hipótesis de un estado de naturaleza. Este es un estado hipotético de bondad natural del hombre: “El hombre es bueno por naturaleza”. Esta idea de una sociedad pura, no corrompida por la civilización, pudo haberse inspirado en relatos como los de Américo Vespucio sobre los nativos americanos, descritos viviendo de acuerdo “con la naturaleza”, sin propiedad privada, dinero, leyes complejas o jueces considerados injustos. La sociedad y la civilización, tal como se han desarrollado, corrompen esta bondad natural y son el origen de muchos vicios de la humanidad.

Esa bondad natural del hombre le permite captar intuitivamente el orden, la belleza y el bien, y se traduce en que posee una conciencia moral innata. La crítica de Rousseau, especialmente en sus Discursos, propone clarificar:

  1. Si el progreso en la cultura, las artes y las ciencias conlleva necesariamente un progreso humano, moral y de la felicidad.
  2. Si el progreso que representa la sociedad moderna (especialmente la sociedad burguesa de su tiempo) permite al hombre ser unitario, íntegro y libre.

La respuesta de Rousseau a ambas cuestiones es predominantemente negativa. “El hombre nace libre, pero en todas partes se encuentra encadenado” (cita célebre de El Contrato Social). Esto le lleva a un rechazo de la sociedad corrupta de su tiempo, reconociendo la imposibilidad de volver a un estado natural puro o ‘adánico’. La única solución viable reside en una nueva forma de entender la cultura y organizar la sociedad, basada en un pacto legítimo.

Estado de Naturaleza vs. Estado Social

Rousseau distingue entre el «estado de naturaleza» y el «estado social» con el fin de diferenciar lo originario y natural en el ser humano de lo adquirido y artificial. El estado de naturaleza representa esa situación hipotética del hombre anterior a la vida en sociedad organizada. El hombre natural (homme naturel) es fundamentalmente bueno y feliz, independiente, libre y guiado por el «amor de sí» (amour de soi), un instinto de autoconservación benigno. Por el contrario, el hombre social (homme civilisé), en la sociedad corrupta, aparece a menudo dominado por el egoísmo y el «amor propio» (amour propre), una forma de autoestima comparativa y vanidosa, donde rigen la injusticia, la opresión y la falta de auténtica libertad. El problema crucial es explicar el paso del «estado de naturaleza» al «estado social» y cómo se produjo la corrupción.

El Contrato Social

Para recuperar la libertad en sociedad, los hombres, considerados libres e iguales, deben organizarse por medio de la ley, realizando un pacto o contrato social legítimo. Es un contrato para la libertad. En el contrato social se pasa de una libertad «natural» (limitada solo por la fuerza individual) a una libertad «civil y política» (limitada por la voluntad general). Se renuncia al derecho ilimitado del estado de naturaleza, no a favor de un individuo o grupo, sino a favor de toda la comunidad, encarnada en la voluntad general. Los hombres se someten solo a la ley que ellos mismos, como cuerpo soberano, se han dado. Este pacto debe ser un acto libre y voluntario, no impuesto por la fuerza. Representa el paso de un estado puramente instintivo a un estado civil y racional.

La Voluntad General

Es necesario reformar la sociedad volviendo a los principios de un pacto legítimo. El gobierno debe ser un mero ejecutor de la voluntad general, siempre orientada al bien común. El soberano es el pueblo reunido: “los gobernantes no son los amos del pueblo, sino sus empleados”. La Asamblea pública es el lugar donde reside y se expresa la voluntad general. Idealmente, las decisiones deberían buscar un consenso deliberativo, un acuerdo general que refleje el interés común, aunque Rousseau también contempla mecanismos de mayoría. En este nuevo orden social y racional, basado en el contrato social legítimo, será posible mitigar la desigualdad, el mal moral y la injusticia, permitiendo la perfectibilidad y la felicidad del hombre, su plena realización como ciudadano.


Agustín de Hipona: Patrística y Filosofía Cristiana

Agustín de Hipona es un autor de finales del siglo IV y principios del siglo V d. C. Pertenece, por tanto, a la transición entre la Filosofía Antigua tardía y la Filosofía Medieval, aunque su pensamiento se enmarca plenamente en la era cristiana dentro del Imperio Romano tardío. Fue el máximo representante de la Patrística latina y uno de los primeros y más influyentes pensadores en desarrollar una filosofía de la Historia (notablemente en La Ciudad de Dios). Por otra parte, construyó una de las grandes síntesis del pensamiento cristiano, integrando elementos del platonismo y neoplatonismo con la doctrina cristiana.

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