DESCARTES
EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO: EPISTEMOLOGÍA
Descartes, siglo XVII, es el fundador de la Filosofía Moderna y principal pensador de la corriente filosófica del Racionalismo. El Racionalismo es una escuela filosófica que considera a la Razón, frente a los sentidos, como única fuente de conocimiento verdadero.
Para Descartes lo fundamental es buscar un conocimiento cierto y seguro sin ningún tipo de duda. Por ello, su prioridad será buscar un método que nos ayude a modo de guía a razonar. Además, este método debe ser compatible con la forma de pensar de la Razón humana, pues si no sería inútil. Por ello, lo primero que hace es analizar la forma de actuar de la propia Razón llegando a la conclusión de que en esta Razón, que es la misma para todos los hombres, se distinguen dos modos de conocimiento: la intuición o luz natural, conocimiento de las ideas simples que surgen de la propia razón de forma clara y distinta, cuya verdad es evidente e indudable; y la deducción, que es el conocimiento de una sucesión de intuiciones de las ideas simples y de las conexiones que la razón descubre entre ellas para llegar a verdades complejas, juicios o leyes. De esta forma, para Descartes, al existir estos dos modos de conocimiento, el método y proceso que se debe seguir para llegar a conocer deberá seguir dos pasos: el análisis, por el que se dividen las ideas complejas hasta llegar a las ideas simples y evidentes para que puedan ser intuidas; y la síntesis, por la que mediante la deducción se llega a una conclusión que permite comprender lo complejo y construir leyes que lo expliquen.
Descartes aplicará este método para buscar una verdad indudable, a través del análisis, y poder llegar así, con la síntesis, a una metafísica cierta. Para encontrar esta verdad evidente a partir de la cual poder aplicar la deducción y hacer la síntesis usará la duda metódica.
En la primera duda, dudará del conocimiento que proviene de los sentidos pues pueden engañarnos. En la segunda duda, dudará de la existencia de la realidad extramental ya que resulta imposible distinguir la vigilia del sueño. Y por último, en la tercera duda, dudará del conocimiento que proviene de la razón, de las ideas de razón o de los razonamientos, pues se puede suponer la existencia de un genio maligno que nos lleva hacia el error cuando creemos estar en lo cierto. Sin embargo, afirma Descartes, no podemos dudar que dudamos, mientras pensamos no podemos dudar que estamos pensando y por lo tanto que existimos. La primera intuición de una verdad indudable es pienso, luego existo.
Y si existo lo hago como un yo pensante, un cogito, afirmando, pues, la existencia de la sustancia pensante (el cogito)
como primera verdad indudable.
A partir de aquí, Descartes buscará realizar una síntesis que le permita tener un conocimiento cierto. Para ello partirá de su verdad indudable, el cogito. Este cogito piensa ideas que pueden dividirse hipotéticamente en tres tipos:
adventicias, aquellas que parecen provenir del exterior;
facticias, aquellas que construye la mente a partir de otras ideas; e innatas, aquellas que la razón tiene en sí misma y no son ni adventicias ni facticias.
EL PROBLEMA DE DIOS Y LA REALIDAD: METAFÍSICA Y TEOLOGÍA
Entre las ideas innatas se encuentra la idea de Infinito, que Descartes identifica con la idea de Dios.
Según Descartes, la idea de Infinito (Dios)
que existe en nuestra mente no es adventicia ni facticia, así pues deberá ser innata.
Descartes aplicará a continuación el principio de causalidad para demostrar la existencia de Dios. Al ser innata no puede haber tenido como causa a un ser finito, pues debe haber una proporción entre la causa y el efecto, sino que debe haber sido causada por un ser infinito, por lo tanto, afirmará que Dios existe.
El Dios afirmado por Descartes, la sustancia infinita, es infinito, omnisciente, perfecto y bueno. Así, Dios existe sin duda alguna y es la garantía, el fundamento, de que a mis ideas sobre el mundo exterior les corresponde una realidad extramental, pues Dios es bueno y no me engaña. Para Descartes existen así tres sustancias:
El cogito (la sustancia pensante)
, Dios (la sustancia infinita)
Y la realidad exterior (la sustancia extensa)
. Descartes definirá sustancia como todo aquello que existe independientemente de cualquier otro ser, por ello sólo Dios sería sustancia en sentido estricto pues es el único que no necesita una causa ajena a sí mismo para existir al ser necesario. Sin embargo, como la extensa (la realidad exterior) y la pensante (el cogito) son independientes entre ellas también son consideradas sustancias.
EL PROBLEMA DEL HOMBRE: ANTROPOLOGÍA
El ser humano es propiamente la sustancia pensante (el cogito), independiente de la sustancia extensa (que en este caso es su cuerpo). El cuerpo, como toda la realidad física, actúa como una máquina (tal y como defiende el Mecanicismo)
Y no puede comportarse de forma libre. Sin embargo, el alma (el cogito), que es inmortal, actúa de forma libre y debe gobernar a esa misma máquina. Así, afirmará un dualismo según el cual alma y cuerpo mantienen una lucha permanente. La relación entre estas dos sustancias se da a través de la glándula pineal, haciendo posible al alma gobernar el cuerpo.
EL PROBLEMA DE LA MORAL: ÉTICA
Con el desarrollo de la perfección del alma se consigue la felicidad.
Descartes identifica el desarrollo de la perfección del alma con el desarrollo de la libertad.
La libertad se consigue con el dominio y guía de los deseos y pasiones que surgen del cuerpo pues entonces es cuando el sujeto no se encuentra dominado por la sustancia extensa sino que gobierna en él su cogito.
La libertad es así concebida como la realización por la voluntad de lo que propone el entendimiento como bueno y verdadero.
HUME
EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO: EPISTEMOLOGÍA
Hume es el autor más importante de la escuela del Empirismo. Para el Empirismo todo nuestro conocimiento procede de la Experiencia.
Hume niega, pues, la existencia de las ideas innatas en la razón, con anterioridad a la experiencia, ya que nuestro entendimiento es como una página en blanco en la que nada hay escrito al nacer.
Hume distinguirá dos elementos en la razón:
Las impresiones, representaciones mentales simples de las percepciones recibidas por la sensibilidad; y las ideas, representaciones o copias de las impresiones (pasadas) en la mente, son menos vivas y proceden de una impresión.
Asimismo, afirmará dos modos de conocimiento racional:
– El conocimiento de relaciones entre las ideas (razonamiento a priori)
. Las proposiciones de este tipo son analíticas, el predicado está implícito en el sujeto y no nos dan nueva información, y para conocer su verdad no es necesario recurrir a la experiencia ya que es anterior a esta (a priori)
. Son las matemáticas y la lógica.
– El conocimiento de cuestiones de hecho (razonamiento a posteriori)
Que trata sobre la realidad. En sus proposiciones, el predicado no está implícito en el sujeto, afirman algo nuevo sobre la realidad, son sintéticas, y su verdad o falsedad se descubre a posteriori, recurriendo a la experiencia. Todo nuestro conocimiento, exceptuando matemáticas y lógica, es de este tipo.
Así, según Hume todo conocimiento sobre la realidad proviene, por lo tanto, de un razonamiento a posteriori y el criterio de verdad para saber si una idea es verdadera o falsa es recurrir a la impresión. Hume estudiará las afirmaciones científicas donde se emplea el principio de causalidad, según el cual una causa determinada produce siempre y necesariamente un efecto concreto. Según Hume, este principio de causalidad no es correcto pues no podemos tener impresión de dicha conexión (no podemos percibir que algo vaya a ocurrir siempre y necesariamente). Para Hume, la relación causa-efecto la afirmamos por la experiencia de haber percibido de forma habitual un acontecimiento detrás de otro y por ello afirmamos que lo que ha sucedido en el pasado se repetirá en el futuro y que objetos semejantes tendrán efectos semejantes. Así, Hume afirma que el principio de causalidad es sólo una suposición o creencia basada en el hábito y la costumbre de haber tenido impresión en el pasado de dos acontecimientos distintos unidos consecutivamente. La verdad de toda ley de la naturaleza es, por tanto, sólo probable.
Sin embargo, Hume acepta la utilidad de estas creencias para la vida y por ello la ciencia misma resulta útil para la humanidad.
Hume igualmente criticará las tres sustancias cartesianas (el Yo, la Realidad Exterior y Dios) y asegurará que es imposible conocer su existencia defendiendo el escepticismo.
Negará la afirmación de la existencia del yo entendido como una identidad permanente y estable, una sustancia o esencia, pues es imposible tener una impresión (o intuición) permanente y estable del propio yo. Así, nuestro Yo no es más que la sucesión de las impresiones acaecidas en nuestra mente que nuestra memoria recuerda y que unificamos ilícitamente. El yo por tanto es un hecho psicológico producido por la memoria y no algo sustancial.
Para asegurar que no podemos conocer si existe la realidad exterior se basará en su crítica a la idea de causa. Al no poder afirmar sin duda que nuestras impresiones procedan de algo exterior, no podremos asegurar que exista la realidad externa a mí. Por tanto no podremos saber con seguridad si existe la realidad extramental. Igualmente, señalará que no podemos asegurar la existencia de Dios pues es imposible tener experiencia de él y por tanto no es posible demostrar su existencia. Así y como conclusión final, Hume, en su desarrollo radical del empirismo, terminará estableciendo el escepticismo (afirma imposible demostrar la existencia del mundo, del yo y de Dios), y el fenomenismo (sólo es posible conocer la impresiones como hechos mentales).
EL PROBLEMA DE LA MORAL: ÉTICA
Hume realizará una crítica a toda la ética anterior a él. Según su teoría, nuestros juicios morales no son producidos por la razón pues no se tratan ni de relaciones entre ideas, al no ser analíticos, ni de cuestiones de hechos, pues los juicios morales no describen solamente una realidad percibida sino que la juzgan como buena o mala. Efectivamente, el razonamiento puede ayudarnos a clarificar la utilidad de las acciones humanas pero no puede impulsarnos a realizarlas. Por tanto, al no ser la razón la clave de la moral afirmará que esta se fundamenta en el sentimiento moral del individuo.
Este sentimiento moral es una emoción o gusto interior que surge en el sujeto y que muestra agrado o desagrado ante las acciones