a) En el siglo IV a.C. Macedonia adquiere gran importancia gracias a Filipo II y, a su hijo Alejandro Magno. Aristóteles estuvo muy vinculado a la corte macedonia, a pesar de que vivió gran parte de su vida en Atenas. Nació en la península Calcídica. Estudió en Atenas, a la Academia de Platón. Después de veinte años, viajó y se dedicó a la investigación. Llegó a ser preceptor de Alejandro Magno. defendió en sus obras que la polis era el ámbito natural donde se tenía que desarrollar la vida del individuo para ser feliz.
Fundó el Liceo. Al final de su vida, se vio obligado a escapar de Atenas, pues al morir Alejandro hubo un sentimiento antimacedónico, pero al volver a la corte macedonia fue considerado un traidor.
b) El ser humano no puede desarrollar sus capacidades si no es en su lugar natural, la ciudad o la polis. El hombre que tiende al bien a través de lo justo (su fin en la naturaleza), es esencialmente social por naturaleza, lo que se manifiesta en la posesión de la palabra, el lenguaje (logos).
c) El hombre es un ser que ―tiene la palabra‖, se comunica con los otros seres humanos para establecer valores éticos y políticos, lo que es justo, lo que es bueno, lo que es honesto. El ser humano es un ser social y ciudadano porque tiene palabra. En el ―diálogo‖ con otros hombres nos hacemos seres sociales. Sólo el hombre que vive en la polis tiene tiempo libre para dialogar sobre los valores éticos y políticos, lo que es su perfección como hombre, y sólo cuando los hombres dialogan sobre qué es la vida y cómo debe vivirse, pueden crear la comunidad política, pues las comunidades políticas se crean sobre el fondo compartido de unos valores éticos y políticos. La vida ciudadana posibilita la vida de la comunicación de pensamientos, del logos, y la vida del logos posibilita la vida ciudadana. La polis crea el logos y el logos crea la polis.
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J.M.R. Apuntes “ad usum privatum” de historia de la filosofía. Cgio. Salesiano “Hno. Gárate” (C.Real).2013-14
d) El fragmento comienza con el célebre «El hombre es un animal político». Cuando se aplica la palabra ―politikon‖ al hombre se debe a que los humanos poseemos las condiciones necesarias para convivir con otros. No sería conveniente para el desarrollo de la ciudad el poseer las capacidades y, en cambio, no hacer buen uso de ellas; para vivir como un animal es preciso tan sólo tener sensaciones de placer y dolor. En cambio, para ser un animal cívico, y por lo tanto un hombre, se necesitan más características; la voz, la palabra, la inteligencia y la capacidad de distinguir lo justo de lo injusto, lo moral de lo inmoral. La naturaleza es finalidad y la causa final es lo mejor, porque el mejor hombre es aquel que ha llegado a su meta y a su perfección como ser humano.
El lenguaje es la capacidad que tenemos los seres humanos para expresar el fruto de nuestro conocimiento adquirido a través del alma sensitiva y del alma racional. A través del lenguaje, de la palabra, comunicamos lo que hemos hecho llegar al intelecto por medio de la experiencia haciendo copartícipes a los demás seres humanos de aquello que sentimos y pensamos. A diferencia de los animales, el hombre que siente, al igual que ellos, puede expresarse y comunicarse socializando sus experiencias y haciendo a la comunidad más sabia, más buena y más perfecta. Alcanzando el mismo su objetivo teleológico en la naturaleza: ser feliz. Estas cualidades nos llevan a establecer una forma de convivir. Somos capaces de actuar en común, coordinados, y el vivir de este modo hace que adquiramos el sentido moral de lo bueno y de aquello que no lo es, de aquello que es justo y de lo que se aleja de ello pues, exclusivamente viviendo en sociedad podemos alcanzar este sentido que nos llega a través de la condición que tenemos los humanos, volviendo así a la idea inicial, de seres sociables. El ser humano es el único ser en la naturaleza que adquiere este sentido Aristóteles nos señala la importancia del Estado; éste es la más alta clase de comunidad y aspira al más alto bien, porque la política, al fin y al cabo consiste en una ética común. El Estado, aunque es posterior en tiempo a la familia pues, tendrá sus raíces en la unión de un hombre y una mujer; muchas familias de este tipo se agruparán en pueblos; y varios pueblos conforman un Estado, es anterior a ella e incluso al individuo ―por naturaleza‖. La ciudad procede del desarrollo de las aldeas y no le falta nada, es perfecta y autosuficiente. Una persona que viviera en una familia o en una aldea perdida en los bosques, sin relación con otros seres humanos, sólo podría sobrevivir, tendría que gastar todo su tiempo y energía en la ―urgencia de vivir‖, pero no podría vivir bien, no podría alcanzar la perfección que tiene en potencia el ser humano. Sólo la polis con la división del trabajo entre diferente personas, la especialización de diversas tareas, el intercambio comercial… sólo la sociedad así constituida genera la riqueza suficiente como para que dé la posibilidad de que algunos hombres tengan tiempo libre para practicar la sabiduría teórica y la sabiduría práctica, lo propio, lo específico del hombre, lo que le constituye como ser humano, lo que es su ―vivir bien‖, pues, no significa tener de todo y disfrutar de los placeres sensibles, sino tener una buena vida humana. El carácter social de la especie humana hace que las personas necesiten del marco de la ciudad para desarrollarse como tales. El individuo no es como la mano, una parte del cuerpo que pierde su finalidad si se separa de él; una persona ya es, por sí misma, una unidad con sentido. A pesar de ello, ha de convivir con los demás para completarse. El ser humano aislado, en soledad, no puede realizarse completamente, pues no es una isla.