En primer lugar, situaré el texto en el marco de la obra a la que pertenece, el Discurso del método (1637), donde hace un recorrido por su biografía y critica las enseñanzas recibidas en sus años de educación en los jesuitas de La Fleche; escrito en francés para hacerlo más asequible al público en general, y en contra de la tradición, para la que el latín era la única lengua culta; el Discurso aparecíó como introducción a tres tratados: Dióptrica, Meteoros y Geometría. El método consiste en una “serie de reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales todos los que las observen exactamente no tomaran nunca como verdadero lo que es falso y alcanzarán (…) el conocimiento verdadero .
Otras obras importantes son las Reglas para la dirección del espíritu,la primera de las cuales afirma: “Todas las diversas ciencias no son otra cosa que la sabiduría humana , la cual permanece una e idéntica aun cuando se aplique a objetos diversos…” la razón es una y la misma para todos los individuos;
Meditaciones metafísicas (1641), compuesta por seis meditaciones, en las que vuelven a aparecer los problemas fundamentales de su filosofía y los Principios de la filosofía, que recogen lo esencial del no publicado – por temor a la Inquisición, ya que se defendían las tesis de Galileo – Tratado del mundo. Dice en los Principios: “Quiero que lo que he escrito sea tomado meramente como una hipótesis muy alejada quizá de la realidad”. Este ficcionalismo le ha valido a Descartes el sobrenombre de “filósofo de la máscara”.
En segundo lugar, Descartes nace en La Haye (Turena, Francia), en 1596. Estudió con los jesuitas de La Fleche y se formación en lógica, matemáticas y filosofía. Se licencia en Derecho y tras su formación dice: “me embargaban tantas duras y errores que, procurando instruirme, no había conseguido más provecho que el de reconocer más y más mi ignorancia”. Crea la geometría analítica y evita enfrentarse al poder político y a la iglesia. Nos fijaremos en la posición que el autor ocupa en la historia de la filosofía, en las influencias recibidas así como en las ejercidas por él. Descartes, a pesar de inaugurar una nueva trayectoria de la filosofía, de considerársele el padre de la filosofía moderna, está inscrito en una tradición de la que recibíó múltiples influencias. De Platón, recoge la importancia de la razón en el conocimiento y la desconfianza en los sentidos, en la experiencia; en San Agustín se ve un precursor del cogito: Si me equivoco, existo. Racionalismo y Empirismo son dos filosofías de los siglos XVII y XVIII que surgieron como respuesta al reto de la revolución científica. Las dos manifiestan la mentalidad del Barroco, más reservada, pesimista, moderada y cautelosa que la renacentista. El Racionalismo intenta fundamentar la ciencia en una metafísica y subraya el aspecto formal, deductivo y matemático de la ciencia, mientras que el Empirismo centra el análisis del conocimiento en su génesis y destaca la importancia de la experiencia. Empiristas y racionalistas coinciden en el hecho de que centran la reflexión filosófica en el conocimiento y sus posibilidades, y consideran que el conocimiento no es de cosas sino de ideas, aunque los empiristas no admiten la existencia de ideas innatas. Descartes es el iniciador del Racionalismo, caracterizado por pensar que la razón es la única facultad que puede conducir al ser humano al conocimiento de la verdad, los sentidos, la imaginación, las pasiones son engañosos El poder de la razón radica en la capacidad de sacar de si misma las verdades primeras y fundamentales –llamadas ideas innatas – a partir de las cuales y por deducción es posible construir el “sistema” del mundo. Por lo que se refiere a la época que le tocó vivir, estuvo marcada por la desconfianza en la explicación escolástica del mundo y por una serie de hechos que marcaron la aparición de una nueva visión: la reforma protestante, los descubrimientos…, el estado moderno y la revolución científica. En los primeros decenios del Siglo XVII se consolida la revolución científica con Kepler y Galileo. La nueva filosofía tenía que ir de la mano de la ciencia y tenía que ser elaborada por una razón autónoma, sin intervenir en ella ni la autoridad, ni la fe, ni el poder, ni la tradición. La nueva filosofía tenía que hacer un uso sistemático de un nuevo método que permitiese ampliar continuamente el conocimiento y sus aplicaciones técnicas. La base de la nueva filosofía tenía que ser la misma que la de la ciencia: la experiencia y la razón.
Otras obras importantes son las Reglas para la dirección del espíritu,la primera de las cuales afirma: “Todas las diversas ciencias no son otra cosa que la sabiduría humana , la cual permanece una e idéntica aun cuando se aplique a objetos diversos…” la razón es una y la misma para todos los individuos;
Meditaciones metafísicas (1641), compuesta por seis meditaciones, en las que vuelven a aparecer los problemas fundamentales de su filosofía y los Principios de la filosofía, que recogen lo esencial del no publicado – por temor a la Inquisición, ya que se defendían las tesis de Galileo – Tratado del mundo. Dice en los Principios: “Quiero que lo que he escrito sea tomado meramente como una hipótesis muy alejada quizá de la realidad”. Este ficcionalismo le ha valido a Descartes el sobrenombre de “filósofo de la máscara”.
En segundo lugar, Descartes nace en La Haye (Turena, Francia), en 1596. Estudió con los jesuitas de La Fleche y se formación en lógica, matemáticas y filosofía. Se licencia en Derecho y tras su formación dice: “me embargaban tantas duras y errores que, procurando instruirme, no había conseguido más provecho que el de reconocer más y más mi ignorancia”. Crea la geometría analítica y evita enfrentarse al poder político y a la iglesia. Nos fijaremos en la posición que el autor ocupa en la historia de la filosofía, en las influencias recibidas así como en las ejercidas por él. Descartes, a pesar de inaugurar una nueva trayectoria de la filosofía, de considerársele el padre de la filosofía moderna, está inscrito en una tradición de la que recibíó múltiples influencias. De Platón, recoge la importancia de la razón en el conocimiento y la desconfianza en los sentidos, en la experiencia; en San Agustín se ve un precursor del cogito: Si me equivoco, existo. Racionalismo y Empirismo son dos filosofías de los siglos XVII y XVIII que surgieron como respuesta al reto de la revolución científica. Las dos manifiestan la mentalidad del Barroco, más reservada, pesimista, moderada y cautelosa que la renacentista. El Racionalismo intenta fundamentar la ciencia en una metafísica y subraya el aspecto formal, deductivo y matemático de la ciencia, mientras que el Empirismo centra el análisis del conocimiento en su génesis y destaca la importancia de la experiencia. Empiristas y racionalistas coinciden en el hecho de que centran la reflexión filosófica en el conocimiento y sus posibilidades, y consideran que el conocimiento no es de cosas sino de ideas, aunque los empiristas no admiten la existencia de ideas innatas. Descartes es el iniciador del Racionalismo, caracterizado por pensar que la razón es la única facultad que puede conducir al ser humano al conocimiento de la verdad, los sentidos, la imaginación, las pasiones son engañosos El poder de la razón radica en la capacidad de sacar de si misma las verdades primeras y fundamentales –llamadas ideas innatas – a partir de las cuales y por deducción es posible construir el “sistema” del mundo. Por lo que se refiere a la época que le tocó vivir, estuvo marcada por la desconfianza en la explicación escolástica del mundo y por una serie de hechos que marcaron la aparición de una nueva visión: la reforma protestante, los descubrimientos…, el estado moderno y la revolución científica. En los primeros decenios del Siglo XVII se consolida la revolución científica con Kepler y Galileo. La nueva filosofía tenía que ir de la mano de la ciencia y tenía que ser elaborada por una razón autónoma, sin intervenir en ella ni la autoridad, ni la fe, ni el poder, ni la tradición. La nueva filosofía tenía que hacer un uso sistemático de un nuevo método que permitiese ampliar continuamente el conocimiento y sus aplicaciones técnicas. La base de la nueva filosofía tenía que ser la misma que la de la ciencia: la experiencia y la razón.