Antigüedad:
Platón
Uno de los más grandes filósofos de la Grecia clásica, que vivió en Atenas en el siglo V a. de C. Platón, de familia noble, parecía llamado para la política. Sin embargo, la muerte de Sócrates, su maestro, injustamente condenado a muerte, le hizo cambiar la orientación de su vida. Su gran preocupación fue, a partir de entones, cómo lograr una sociedad más justa y un ser humano más justo.
Su pensamiento persigue lograr esos ideales de armonía, equilibrio, justicia y belleza. Platón concebía al ser humano como una mezcla de alma inmortal y cuerpo material.
Era, pues, dualista. Para Platón, el alma se dividía, a su vez, en tres partes:
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Alma racional, la verdaderamente inmortal, cuya misión consistía en dominar y guiar al ser humano en su tránsito por esta vida.
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Alma irascible, sede de la voluntad y de los impulsos activos, que deben ponerse al servicio del alma racional.
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Alma concupiscible, sede de las pasiones más corporales, que debe ser dominada por el alma racional con la ayuda del alma irascible.
Platón concebía que en el ser humano lo más importante era el alma.
Su idea era que debía darse un equilibrio o armonía entre esas tres partes del alma, equilibrio y armonía que tendrían su reflejo en la sociedad. Así, Platón pensaba que la sociedad ideal debía ser gobernada por los filósofos-gobernantes (parte racional), a cuyo servicio estaría la clase de los soldados guardianes (parte irascible), que se ocuparía de la defensa de la ciudad, quedando para la clase de los artesanos (parte concupiscible) la tarea de proveer de bienes materiales a la sociedad en su conjunto. Estas tres clases debían estar en armonía para lograr una sociedad verdaderamente justa.
Edad Media: Santo Tomás
Santo Tomás de Aquino (1225/1274) fue uno de los más importantes filósofos de la Edad Media. En este período la filosofía estuvo subordinada a la religión cristiana. Por tanto, la visión que la filosofía tenía del ser humano se inspiraba directamente en la fe.
No es de extrañar, pues, que se conciba al ser humano como criatura, creado a imagen y semejanza de Dios, dotado de cuerpo mortal y espíritu inmortal.
Importante
Para santo Tomás, el ser humano forma parte del plan divino. De entre todas las criaturas, no es ni la más perfecta (ángeles y arcángeles en sus diversos grados) ni la más imperfecta (animales). Pero el ser humano puede perfeccionarse a sí mismo, elevarse sobre sus imperfecciones y alcanzar la santidad. Para ello, el ser humano debe obedecer los mandatos divinos, los principios emanados de la bondad y sabiduría de Dios y que están inscritos en los seres humanos en forma de ley natural.
Esta ley natural es parte de la Ley Cósmica, que es la ley que rige toda la creación. De ahí se deduce que el ser humano está armoniosamente integrado en la Creación. El ser humano, en esta concepción, está investido de dignidad, pues ha sido creado por Dios para que goce de la felicidad eterna, y de igualdad, pues la ley natural es igual para todos.
Ahora bien: el ser humano puede obedecer la ley natural o desobedecerla. Está, pues, dotado de libre albedrío, de la capacidad de elegir entre el bien y el mal. Aunque su conciencia le dice lo que está bien y lo que no, tiene libertad para decidir, no está determinado ni predestinado.
Estos rasgos, libertad, dignidad e igualdad, son aportaciones de la filosofía cristiana al pensamiento antropológico.
3. El problema de la libertad
Un significado del término libertad , algo así como este: somos libres cuando nuestros actos son elegidos por nosotros en ausencia de toda coacción exterior. Sin embargo, si profundizamos un poco en la cuestión, tu misma te darás cuenta que el concepto o idea de libertad encierra algo más de complejidad.
3.1. El determinismo
El determinismo es la doctrina filosófica que niega la libertad, sobre todo en un sentido interno. Pero la inexistencia de la libertad en sentido interno nos lleva a la conclusión de que la libertad “externa” es, también, ficticia. Hay distintas formas de concebir el determininismo según nos fijemos en unos aspectos u otros.
Al no percatarnos de todas esas causas internas, creemos simplemente que lo hacemos “por decisión propia”. Esa “decisión propia” no es más que una fórmula verbal vacía.
. Nos encontramos en este caso con otra variante del determinismo científico denominada determinismo genético. Según esta forma de determinismo, el comportamiento del ser
humano está programado Así, Richard Dawkins, un conocido sociobiólogo, afirma: “Somos máquinas de supervivencia, autómatas programados a ciegas con el fin de perpetuar la existencia de los egoístas genes que albergamos en nuestras células”.
Otras propuestas científico-filosóficas deterministas serían:
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Determinismo economicista (formulado por Marx): todo está condicionado por factores económicos.
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Determinismo ambiental (defendido sobre todo por los conductistas): todo el comportamiento humano es fruto de un condicionamiento social.
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Determinismo teológico (defendido por algunas corrientes protestantes, como el calvinismo): el destino del hombre ha sido decidido de antemano por Dios, y todo cuanto nos ocurre está predestinado a ocurrir.
3.2 El Indeterminismo
En contra del determinismo se suelen alegar diversas razones. La primera de ellas apunta al principio de causalidad. En efecto, todo tiene una causa, pero eso no significa que la causa conduzca inevitablemente a la acción. Por ejemplo, un picor en la nariz conduce inevitablemente a un estornudo, pero una situación de peligro no conduce inevitablemente a huir.
Ser libre, pues, implica no ser un autómata, aunque tampoco implica una absoluta indiferencia hacia los condicionamientos, de cualquier tipo, que actúan sobre nosotros.
Por otra parte, se alega a favor de la libertad que es un presupuesto básico, una especie de axioma indemostrable de nuestra conducta, del cual tenemos una convicción íntima inquebrantable. De ella nace, por ejemplo, el sentido de la responsabilidad moral. Si no fuéramos libres, no tendríamos responsabilidad moral sobre nuestras acciones.
Algunos filósofos, como Karl R. Popper, a partir de ahí, argumentan a favor del indeterminismo: la naturaleza, afirma, es creativa, y tan compleja de hecho, que es imposible saber qué va a pasar a continuación.
RESUMEN DE LAS 3
Las ideas más importantes de este apartado son las siguientes:
En la libertad, entendida como ausencia de coacción, podemos encontrar dos dimensiones, una externa y más superficial, y otra interna y más problemática.
El determinismo es la doctrina que niega la libertad humana, afirmando que todos nuestros actos están determinados por diversos factores de los que no podemos escapar. Hay doctrinas deterministas de carácter filosófico, científico y religioso.
El indeterminismo es la doctrina que afirma la libertad humana, basándose en nuestra intuición directa y en la posibilidad de que el ser humano actúe en contra de sus inclinaciones biológicas y psicológicas. También hay un indeterminismo científico (Popper).
4-El problema mente/cerebro
Los filósofos han especulado acerca de ello durante siglos. Veamos algunas de las más importantes posturas al respecto:
-Posturas dualistas, según las cuales la realidad humana consiste en la integración de dos principios contrapuestos, uno material (el cuerpo) y uno espiritual (la mente, espíritu o conciencia). En general, cabe decir que los dualismos dan preeminencia al principio espiritual sobre el material.
-Posturas monistas, según las cuales dicha dualidad es ilusoria, y el ser humano tiene una naturaleza no dual. En general el monismo equivale a una postura materialista, es decir: el ser humano es un ser material, y todo cuanto en él es de apariencia inmaterial no es más que un conjunto de fenómenos que son el resultado del modo de funcionar de nuestra naturaleza material. Así, por ejemplo, un
“pensamiento”, de naturaleza inmaterial en apariencia, es el resultado de una serie de reacciones neuroquímicas que tienen lugar en nuestro cerebro, y la conciencia es, también, un fenómeno “material”.
A estos fenómenos se les conoce como epifenómenos, o fenómenos que surgen “alrededor de” o como consecuencia del funcionamiento de la base material (el cerebro, en este caso). El monismo lo reduce todo, pues, a una base material. El problema consiste en explicar convincentemente el modo en que, por ejemplo, la consciencia surge o brota como “epifenómeno” cerebral, cuestión que, por ahora, está lejos de ser resuelta científicamente. Así, se habla de “monismo emergentista” para aludir al hecho de que estas propiedades o fenómenos de carácter material “emergen” de la base material pero que, al hacerlo, gozan de y adquieren propiedades nuevas, que no pueden ser explicadas por su origen material.
Razones platónicas y neoplatónicas:
-La filosofía platónica la más fuerte y vigorosa.
-Porque es la filosofía platónica la que guarda mayores coincidencias y similitudes con el cristianismo.
Teoría del conocimiento planteamiento gnoseológico
1-Origen experiencia
2-Individual, singular, particular
3-Problema ¿Cómo pasar de la individualidad de las representaciones sensibles a la universalidad de los conceptos?
4-Teoría de la abstracción
5-Doble capacidad del entendimiento: -Capacidad de universalizar (entendimiento agente) –Capacidad de conocer universalmente (Entendimiento posible)
Planteamiento antropológico
1-Pregunta por la naturaleza humana: -Mecanicista (Sofista y Epicuro +Ética de los móviles) –Finalista (Platón, Aristóteles y Tomas de Aquino +Ética de los fines +Componente teleológico)
Diferencia entre ética y moral
Moral como el conjunto de normas desde las cuales tomamos nuestras decisiones respecto a lo que está bien y lo que está mal
Ética como la reflexión acerca de las reglas morales, su fundamento su sentido, su validez y sus posibles excepciones.
Ejemplo: Supongamos que yo tengo una norma: decir siempre la verdad. Esa es una norma «moral», es decir, una norma que guía mis acciones desde el punto de vista de lo que está bien y lo que está mal.
Pero supongamos que nos enteramos de que alguien, con muy malas intenciones, está buscando a otra persona para asesinarla, y que nos pregunta a nosotros si sabemos dónde se encuentra esa persona. Nosotros lo sabemos. Y nuestra norma moral nos dice que siempre debemos decir la verdad. ¿Deberemos, en consecuencia, decir la verdad y ayudar así al asesino a encontrar a su víctima? Lo más probable es que reflexionemos acerca de esa norma, y que establezcamos que debe tener algunos límites y excepciones, ¿no es así? Pues bien: esa reflexión que hacemos es lo que comúnmente llamaríamos «ética».
3-El ser humano: el «animal» ético
Cada vez que decido decir la verdad en lugar de mentir, estoy construyendo mi vida de una manera. Cada vez que decido dialogar en lugar de usar la violencia, estoy dándole a mi vida una orientación en determinada dirección, en lugar de otra.
Cada vez que decides, das un paso en determinada dirección, y así, poco a poco, te forjas un carácter moral, vas adquiriendo un perfil ético. Por eso, la ética no es sólo una teoría. Es muchísimo más que eso.
Si eres libre, eres responsable de las consecuencias de tus acciones. Esto significa que la dimensión ética está entrelazada con nuestras vidas. Y no solo eso. De las diferentes opciones que la realidad te ofrece, has de tomar unas y dejar otras. Has de elegir. Y esta elección has de hacerla desde la más absoluta indeterminación, o sea, sin saber si tu elección es correcta o no. Eso quiere decir que has de hacer tu vida, porque la vida no te es impuesta, como ocurre, por ejemplo, con los animales.
Así, la moral, lejos de tratar de una serie de normas (moral como contenido), es un quehacer, una tarea, una tarea inevitable para el ser humano. Por eso decimos que la persona es estructuralmente moral.
Para Aranguren, la moral, entendida como contenido, es algo así como un compendio de normas, como las normas de tráfico, o las normas de cortesía, lo cual no nos da una idea de la importancia de la moral para el ser humano.
Para darnos una idea de la importancia de la moral en la vida humana debemos entenderla como estructura, es decir, debemos darnos cuenta de que nos vamos haciendo a nosotros mismos desde nuestras decisiones. Si, por ejemplo, decidimos una vez ser sobrios, y repetimos esa decisión, adquirimos el hábito de la sobriedad, y ese hábito pasa a formar parte de nuestro carácter. Así, la moral es más que un compendio de normas: es una tarea, pero no una tarea cualquiera. Es la tarea de construir nuestras vidas.
4-Autonomía y heteronomía moral
Si tomas tus propias decisiones éticas basándote en tus criterios de forma autónoma, podríamos decir que gozas de autonomía moral. Para Kant, ese es el distintivo de la verdadera ética. Por el contrario, la persona heterónoma no toma sus propias decisiones. Actúa de conformidad con la autoridad, o con lo que dice la mayoría. No es por lo tanto un sujeto libre y racional que sigue sus propias normas.
El individuo autónomo es menos proclive a obedecer las órdenes sin buenas razones que lo justifiquen. Es más crítico y menos dependiente. No actúa por la recompensa, sino más bien por el sentido del deber. Por eso, si recibe una orden injusta, no se siente obligado a obedecerla, y es capaz de soportar las críticas con tal de seguir sus propios criterios.
Por el contrario, la persona heterónoma actúa con la finalidad de lograr el beneplácito del grupo o la autoridad, a la que teme oponerse y desobedecer. Recibe la recompensa, pero puede que sus acciones sean moralmente injustas.
En conclusión desde el punto de vista de las normas morales, la heteronomía es la situación en la que el individuo no se da a sí mismo las normas, sino que las recibe de una autoridad exterior (los padres, en el caso del niño, la sociedad, el poder religioso, político o militar…).
La autonomía es el otro polo del desarrollo moral del individuo. Tiene lugar cuando es el individuo quien, tras un proceso de reflexión racional, se da a sí mismo las normas.