Métodos DE LA CIENCIA
Inducción
La inducción es la inferencia que nos permite pasar de un caso a la totalidad de los casos. Se trata de una generalización. La inducción es un procedimiento poco fiable. La inducción se asienta en presupuesto metafísico, no demostrable empíricamente. Por otra parte la inducción nos sirve para la formulación de conocimiento científico relevante, que implica más que una simple generalización. Así la ley de gravitación universal según la cual todos los cuerpos del universos se atraen con una fuerza que es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa, aunque se refiere a una totalidad difícilmente puede formularse por simple inducción, esta ley es, sin duda, una generalización que implica más que eso.
Abducción
Se trata del camino que lleva de los hechos a la mejor explicación posible de los mismos. Se pueden distinguir dos modalidades:
- La abducción que suministra una ley o teoría nueva, como la formula de Newton
- La abducción que, para explicar un hecho, se sirve de lees o teorías ya existentes
El proceso de abducción no es mecánico, no existen pasos ni reglas fijas que conduzcan de los hechos a la hipótesis. Pero si consejos prácticos u orientativos. Los dos siguientes:
- Convertir lo normal en excepcional (solo así se descubren nuevas teorías)
- Convertir en normal lo excepcional (así se explican fenómenos aparentemente nuevos mediante teorías conocidas)
Deducción
Es la inferencia que conduce de lo general a lo particular, no es un procedimiento exclusivo de la ciencia: las deducciones se realizan a todas horas y en todos los ámbitos de la vida. La deducción es absolutamente fiable siempre que lo sea la generalización de parida: ellos quiere decir que es formalmente segura, aunque no materialmente. La deducción se limita por tanto a extraer o explicitar un conocimiento, implica un simple análisis y no sirve para formular conocimientos nuevos.
EL Método Hipotético-DEDUCTIVO
Se trata de la síntesis de la abducción y la deducción, e incluye todos los pasos que conducen al hombre e ciencia a la formulación y contrastación de sus hipótesis. Partiendo de los datos de la experiencia, el científico formula la hipótesis para explicar los fenómenos. Tiene que ver más con la psicología que con la lógica. Una vez que se tiene la hipótesis explicativa se deducen las consecuencias concretas que implica. Si estas predicciones concuerdan con los datos de la experiencia, la hipótesis se ve confirmada y convertida en ley.
1. LOS FILÓSOFOS MILESIOS
Los logros atribuidos al primero de los filósofos presocráticos, Tales de Mileto, ejemplifican la nueva situación del mundo griego. Tales, parecer ser que fue un comerciante que viajó a Egipto, donde obtuvo conocimientos de geometría y a Mesopotamia, donde estudió astronomía. Se le atribuye la predicción de un eclipse solar. No cabe duda que se encontró con las cosmogonías egipcia y babilonia, en ambas el agua aparecía como caos primordial, ya que se supónía que todas las cosas procedían del agua. La Tierra pensaba era un cilindro o un disco flotando sobre las aguas y con aguas encima de las que descendía la lluvia. No escribíó nada o si lo escribíó se ha perdido. Con él nacíó la matemática, tal y como hoy la concebimos, como ciencia demostrativa. Lo decisivo es que con él nos encontramos la primera cosmovisión natural.
Anaximandro de Mileto es el primer prosista griego y primer escritor de filosofía. De sus obras sólo se conservan un par de fragmentos y comentarios posteriores. Anaximandro añadió un cuarto elemento, el fuego, a los tres constituyentes primarios del mundo, según babilonios y egipcios: agua, aire y tierra. A la vez supuso que el principio último (arjé) no puede ser ninguna sustancia concreta, ya que todas proceden de aquel, y de ahí que denominara a este principio: apeiron (lo indeterminado o indefinido). Para Anaximandro, en la materia infinita, ilimitada, indeterminada y primitiva hay diversas tendencias contrapuestas que chocan entre sí continuamente. Sólo el apeiron del que todo surge y resurge continuamente permanece. Concibe a la Tierra como un cilindro en medio del universo y admite la existencia de múltiples e infinitos mundos, también tuvo una primigenia idea de evolución.
AnaxíMenes, también de Mileto, consideraba la bruma o el aire como sustancia primordial, derivando de él los demás elementos. Su aportación más importante es que da una explicación comprensible de cómo a partir de una sustancia única pueden formarse todas las cosas.
2. HERÁCLITO
Heráclito de Efeso, es el último de los grandes pensadores jonios del s. VI a. C. Es el primer pensador que no sólo desea conocer la verdad, sino que sostiene que este conocimiento renovará la vida de los hombres. Es considerado, tradicionalmente, como el filósofo que afirmó radicalmente que todo cambia y nada permanece, que el universo no es sino un continuo devenir en el que la ley de identidad carece de vigencia, al estar todas las cosas sometidas a incesante transformación. Para Heráclito, todo cambia, en efecto, pero el devenir no es irracional o caótico, se realiza de acuerdo con ciertas leyes y proporciones. La ley o logos interno de este devenir universal constituye el verdadero principio explicativo del universo. Esta ley es la lucha de contrarios. La armónía que caracteriza al universo no es una armónía estática, sino el equilibrio dinámico de las tensiones entre los contrarios.
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LOS PITAGÓRICOS
Pitágoras de Samos y los pitagóricos, fueron ante todo matemáticos y su dedicación a las matemáticas influyó decisivamente en su explicación de la naturaleza de lo real. Observaron como múltiples propiedades y comportamientos de los seres pueden ser formulados matemáticamente y supusieron que todos los seres del universo se rigen por principios matemáticos. Y como los principios de las matemáticas son las proporciones numéricas y los números, afirmaron que éstos constituyen la naturaleza del universo. El universo está vivo, para los pitagóricos, y su alma es divina. Las almas individuales son fragmentos del alma divina, caídos en la Tierra y encerrados en los cuerpos en lo que se encarnan como si fueran cárceles.
El alma aspira a romper el ciclo de las reencarnaciones y a reintegrarse a su verdadera patria, la divinidad. Para ello tiene que prepararse y purificarse. El camino más seguro hacia la liberación son las matemáticas. Las matemáticas desvelan los secretos del cosmos y nos acercan a lo divino (Galileo manténía aún esta convicción pitagórica). Según los pitagóricos el universo se dividía en tres partes en orden creciente de nobleza y perfección: el uranos o la Tierra y su esfera sublunar, el cosmos o los cielos móviles limitados por la esfera de las estrellas fijas y el Olimpo de los dioses. La Tierra, los cuerpos celestes y el universo eran esféricos, ya que la esfera era el más perfecto de los sólidos geométricos. Los movimientos eran asimismo circulares y uniformes, más lentos cuanto más noble y divina era su condición.
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. LOS ELEATAS
Parménides de Elea, marca un hito decisivo en el desarrollo de la filosofía griega. Va a escribir un poema filosófico, que considera fruto de la revelación divina. Su doctrina puede sintetizarse de la siguiente manera:
-A partir de una única realidad es imposible que surja la pluralidad como afirmaban los milesios. Lo que no hay ni había, desde siempre no puede originarse. De la nada no puede surgir nada. Lo que hay desde siempre es inengendrado, indestructible, inmutable, compacto, homogéneo, indivisible y esférico y, por tanto, infinito e ilimitado en el tiempo, pero no en el espacio (la noción de infinitud espacial es desconocida para los griegos).
-Si lo que hay, “lo que es”, ha de ser único, una única realidad, la consecuencia es que habrá que declarar irracionales e ininteligibles el movimiento y la pluralidad. Efectivamente, Parménides elimina lo cambiante, lo que las cosas parecen ser: múltiples y mutables (la realidad que percibimos a través de los sentidos, el mundo sensible).
De este modo, el logos recae sobre una noción formal (puramente lógica) y abstracta (se prescinde de todos los aspectos diferenciadores de los seres reales) del ser.
5. LOS ATOMISTAS GRIEGOS
Los atomistas griegos: Leucipo y Demócrito.
Demócrito, junto a su maestro Leucipo, ofrecíó una respuesta audaz y radical a los planteamientos de Parménides. Acepta como indiscutible la afirmación según la cual de una única realidad no puede originarse la pluralidad. Acepta también las carácterísticas que Parménides daba al ser, menos dos: la esfericidad (hay átomos esféricos, pero los hay también de otras formas y figuras) y la unicidad. Según Demócrito, entre la multitud de átomos se interpone algo, el vacío. Juntamente con los átomos, el vacío viene a formar parte de la naturaleza del universo. Este vacío no sólo hace posible la pluralidad, sino también el movimiento. Admitido el vacío, los átomos pueden moverse libremente en él. El atomismo de Leucipo y Demócrito alumbró una concepción novedosa, un modelo mecanicista de la naturaleza. El universo, para estos filósofos, no está presidido por plan alguno trazado por una inteligencia trascendente (divina). El universo es el resultado de una necesidad ciega y opaca, que para el hombre viene a confundirse con el azar. Este modelo volverá a resurgir con fuerza a partir de la Edad Moderna.
6. ANAXÁGORAS
El punto de partida de su pensamiento es también la imposibilidad de que algo provenga de la nada. Se apunta la solución genérica de que no hay que hablar de un nacer o hacerse de las cosas sino de una nueva mezcla o de una separación. ¿Qué es lo que persiste en el fondo de todo devenir? ¿Cuál es la sustancia original y básica de todo cuanto es? Los últimos elementos de las cosas son las homeomerías tal y como las llamó Aristóteles que son eternas, indestructibles, inmutables y cualitativamente diferentes en número infinito. Sin embargo existe un principio no material el nous, con él quiere superar la mera causalidad material o mecánica. Este nous guía todo los procesos materiales, es su causa final. Esta causalidad final es ordenadora de todo lo material. A pesar de esta distinción Anaxágoras no llegó a superar del todo el materialismo del que sería acusado en Atenas.
7. LOS SOFISTAS
Con el término sofista se designa comúnmente a un conjunto de pensadores que asumen el protagonismo intelectual en Atenas durante la segunda mitad del s. V a. C., es decir, a partir de la instauración de la democracia.Sofista significa “sabio”, experto en el saber, el sabio que enseña y educa a los demás.
Los sofistas son un grupo heterogéneo de hombres sabios que tomaron las riendas de la educación, que antes era cosa de los poetas, y se convirtieron en profesionales de la enseñanza. Este término adquiere una acepción negativa a partir de Sócrates, Platón y Aristóteles, pues consideran que los sofistas no buscan la verdad por sí misma, sino por lucro, por enriquecerse. Los sofistas llevan a cabo una revolución espiritual, desplazando el eje de la reflexión filosófica desde la physis y el cosmos hasta el hombre y lo que concierne a la vida del hombre como miembro de una sociedad.
Carácterísticas comunes del movimiento sofista.
1. Adoptan, en general, una actitud relativista e incluso escéptica. Para ellos, las cosas son lo que parecen ser. No hay más realidad que la de las apariencias. Todas las opiniones tienen el mismo valor y todas cambian por efecto de la persuasión. 2. Establecieron o contribuyeron a la distinción entre convencíón o ley y naturaleza. Las normas morales y políticas eran, para los sofistas, fruto de la convencíón y del acuerdo de los hombres.3. Además de buscar el saber en cuanto tal, atendieron a cuestiones prácticas. Con ellos pasa a primer plano la educación. Se transforman en divulgadores de la idea según la cual la virtud no depende de la nobleza de la sangre y del nacimiento, sino que se basa en el saber. Los sofistas enseñaban a argumentar defendiendo los dos lados o caras de cada situación y a convertir el argumento más débil en el más fuerte. 4. Exigían una compensación económica a cambio de sus enseñanzas. Los sofistas habían convertido el saber en oficio y exigían una compensación económica para poder vivir y difundirlo. 5. Manifestaron una notable libertad de espíritu con respecto a la tradición, las normas y las conductas tipificadas y mostraban una confianza ilimitada en las posibilidades de la razón.
Dos de los más representativos sofistas son Protágoras, cuya enseñanza era fundamentalmente práctica, dirigida a obtener el éxito mediante el uso de la oratoria y cuya teoría del conocimiento era subjetivista y relativista; y Gorgias, que no pretendía enseñar la virtud, sino sólo el arte de persuadir. Defendía tres tesis paradójicas: “Nada existe”. “Si algo existiese no podríamos conocerlo”. “Y si algo pudiéramos conocer, no podríamos comunicarlo a los demás”.
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EL PENSAMIENTO DE SÓCRATES
Sócrates nace en Atenas el 470 a.C., durante su juventud se interésó por las especulaciones cosmológicas de los filósofos naturales, que más tarde abandonaría. Incluso parece ser que recibíó enseñanza de los sofistas. Desengañado de unas y otras, dedicó su vida al autoconocimiento y cuidado de la propia alma, sin descuidar los deberes que tenía como ciudadano ateniense. Sócrates no dejó nada escrito; se dedicaba a interpelar a sus conciudadanos, interrogándoles sobre su presunta sabiduría. No pronunciaba discursos, su método (mayeútica) era el diálogo y la discusión. Al restablecerse la democracia en Atenas, después del régimen de los “Treinta tiranos”, fue objeto de una viva antipatía. En el 399 a.C. Acusado ante la Asamblea de corromper a la juventud fue condenado a beber la cicuta. La muerte de Sócrates constituyó una gran injusticia, que marcó a su joven discípulo Platón. Su importancia histórica reside más en la irradiación de su personalidad, en el escándalo de su muerte y en el mito posterior, que en sus aportaciones teóricas. Según Aristóteles, “dos cosas se le pueden atribuir a Sócrates en justicia: la argumentación inductiva y la definición universal”. La “argumentación inductiva” se refiere a la práctica socrática de interrogar por el significado de los términos generales usados al hablar. A la búsqueda del significado común de una palabra en todos los usos que hacemos de ella es a lo que se refiere al hablar Aristóteles de procedimiento inductivo. Y la definición universal (definición persuasiva) consistía en la explicación de ese significado común. También, Aristóteles señala que “Sócrates acostumbraba a plantear preguntas, pero no a dar respuestas, pues él confesaba que no sabía”. Sócrates rechazó el relativismo convencionalista de los sofistas en la polémica en torno a los valores o virtudes. Las virtudes, para él, eran algo objetivo y consistían en ciertos saberes que podían aprenderse, no enseñándolos propiamente, sino ayudando con la dialéctica a descubrirlos, a sacar la verdad que está dentro de cada uno. La virtud (areté) es un “saber hacer” (téchne) en el que entran tres factores: la capacidad innata, el aprendizaje y la práctica. El fin de la virtud moral consiste en la “buena vida”, lo cual presupone el previo conocimiento de lo que sea el “bien” (lo bueno) para uno, de ahí la necesidad del autoconocimiento (el “conócete a ti mismo”). Por ello el reconocimiento de la propia ignorancia es el primer paso de este proceso y el mejor camino hacia la virtud. Para Sócrates el comportamiento moralmente malo es siempre involuntario, fruto de la ignorancia de lo que propiamente es el bien (intelectualismo moral). La misma actitud adoptó frente a los asuntos políticos. La democracia ateniense se basaba en suponer que todos los ciudadanos poseían virtud política. Eso le parecía absurdo a Sócrates; él pensaba que el gobierno debía ser confiado a los que supiesen gobernar. Esta crítica se combinaba con un profundo respeto a las leyes de Atenas.