(2/3)afirmará que el cuerpo (la Materia) y el alma (la Forma) forman una única sustancia natural (primera o individual) y su uníón es esencial, son coprincipios de la sustancia.
Aunque el alma es superior, el cuerpo no es malo ni extraño para el alma, de hecho, ésta queda en un estado poco conveniente a su naturaleza si queda desprendida del cuerpo (no puede comunicarse, ni captar la realidad, por ejemplo). De esto se desprende que Aristóteles difiere con Platón respecto a la preexistencia y transmigración de las almas.Además, apoyándose en las carácterísticas que atribuye Aristóteles a la inteligencia, como puede darse separada del cuerpo, podemos deducir que el filósofo griego parecía defender que el alma humana, racional, es inmortal.
Según Aristóteles, el conocimiento sensible e intelectual se explican sin recurrir a la existencia de otro mundo. Para explicar el paso del conocimiento sensible al intelectual (que Platón atribuía a la reminiscencia), Aristóteles introduce el concepto de abstracción.
Se conoce a través de un proceso de inducción, de lo particular a lo universal. Nuestra inteligencia es una tabula rasa (comienza en blanco) y todo nuestro conocimiento comienza en los sentidos.El conocimiento es una captación de formas. Hay dos tipos de conocimiento:
El conocimiento sensible se divide en externo e interno. El externo son los cinco sentidos, que como trabajan exclusivamente a través de la materia, son facultades orgánicas. El conocimiento sensible capta únicamente las formas accidentales, el “cómo son las cosas”; ergo, es un conocimiento singular y concreto. A partir de dicho conocimiento trabajan los apetitos sensibles.A partir del conocimiento sensible y gracias al entendimiento agente, el entendimiento paciente retiene la forma abstracta de los entes materiales; siendo éste un conocimiento abstracto y universal. A partir de este conocimiento trabaja el apetito intelectual, la voluntad.Aristóteles realiza una gran labor en lo referente al análisis del conocimiento humano: sus elementos (conceptos, juicios y razonamientos) y las reglas de su funcionamiento, así como los errores que podemos cometer, llamados falacias. Este estudio es denominado “Lógica” u “Órganon”, que significa instrumento.
Así, la felicidad humana es limitada.A menudo se confunde el bien supremo, la felicidad, con otros elementos, que no son sino medios para alcanzar la propia felicidad. Por ejemplo, la riqueza material, que aunque es necesaria para la subsistencia, no cubre al alma; por otra parte también suelen confundirse con el bien supremo los placeres corporales, naturales, pero estos no pueden satisfacer completamente a una naturaleza que no es sólo corporal; también los honores, que son justos, pero dependen de otros; y la virtud, que, aun siendo necesaria para ordenar la vida humana a la contemplación, no es sino un medio para la acción.La virtud ética es preeminente entre dichos elementos, y se define en Aristóteles como un hábito de determinar con prudencia el término medio entre dos extremos viciosos de forma personal. El término medio es personal, no universal, determinado por la recta razón, contando con la ayuda del hombre prudente para establecerlo. Cuando el hábito nos orienta al bien, se le llama virtud; si nos orienta al mal, vicio. Gracias a la virtud, el hombre actúa bien y se hace bueno.
Aunque el alma es superior, el cuerpo no es malo ni extraño para el alma, de hecho, ésta queda en un estado poco conveniente a su naturaleza si queda desprendida del cuerpo (no puede comunicarse, ni captar la realidad, por ejemplo). De esto se desprende que Aristóteles difiere con Platón respecto a la preexistencia y transmigración de las almas.Además, apoyándose en las carácterísticas que atribuye Aristóteles a la inteligencia, como puede darse separada del cuerpo, podemos deducir que el filósofo griego parecía defender que el alma humana, racional, es inmortal.
CONOCIMIENTO
Las diferencias entre las cosmovisiones aristotélica y platónica tendrán su consiguiente reflejo en el ámbito del conocimiento.Según Aristóteles, el conocimiento sensible e intelectual se explican sin recurrir a la existencia de otro mundo. Para explicar el paso del conocimiento sensible al intelectual (que Platón atribuía a la reminiscencia), Aristóteles introduce el concepto de abstracción.
Se conoce a través de un proceso de inducción, de lo particular a lo universal. Nuestra inteligencia es una tabula rasa (comienza en blanco) y todo nuestro conocimiento comienza en los sentidos.El conocimiento es una captación de formas. Hay dos tipos de conocimiento:
Sensible e intelectual
El conocimiento sensible se divide en externo e interno. El externo son los cinco sentidos, que como trabajan exclusivamente a través de la materia, son facultades orgánicas. El conocimiento sensible capta únicamente las formas accidentales, el “cómo son las cosas”; ergo, es un conocimiento singular y concreto. A partir de dicho conocimiento trabajan los apetitos sensibles.A partir del conocimiento sensible y gracias al entendimiento agente, el entendimiento paciente retiene la forma abstracta de los entes materiales; siendo éste un conocimiento abstracto y universal. A partir de este conocimiento trabaja el apetito intelectual, la voluntad.Aristóteles realiza una gran labor en lo referente al análisis del conocimiento humano: sus elementos (conceptos, juicios y razonamientos) y las reglas de su funcionamiento, así como los errores que podemos cometer, llamados falacias. Este estudio es denominado “Lógica” u “Órganon”, que significa instrumento.
ÉTICA
Para Aristóteles, la moral sigue un esquema teleológico, pues todos los seres tienden a un fin. En la vida humana realizamos una pluralidad de acciones, cada una con un fin. Si observamos, unas acciones se subordinan a otras y unos fines a otros. En dicha jerarquización de fines debe existir un fin último que ordene a todos los demás, pues carecerían de sentido los fines intermedios si no hay un fin último, definitivo, perfecto y suficiente; por otra parte, el deseo humano quedaría siempre insatisfecho si no hubiese un fin más allá del cual no hubiera nada por perseguir.¿Y cuál es dicho fin al que se pliegan todas las acciones? La felicidad y, por ello, su ética se denomina Eudemonismo. Según Aristóteles, la felicidad consiste en desarrollar y cumplir lo propio de cada ser de acuerdo a su esencia. Esto en los seres humanos es la actividad intelectual, la vida contemplativa, pues la facultad intelectiva es lo carácterístico del ser humano, que lleva al conocimiento de los seres y especialmente del ser supremo, el motor inmóvil. Por ello, lo fundamental será perfeccionar esta carácterística racional y con ella, las virtudes dianoéticas o intelectuales, que son aquellas que perfeccionan el entendimiento: la sabiduría o la contemplación la reflexión…Pero el hombre no es sólo una substancia con entendimiento, sino que al tener necesidades corporales y sociales le resulta imposible conseguir la plena felicidad.Así, la felicidad humana es limitada.A menudo se confunde el bien supremo, la felicidad, con otros elementos, que no son sino medios para alcanzar la propia felicidad. Por ejemplo, la riqueza material, que aunque es necesaria para la subsistencia, no cubre al alma; por otra parte también suelen confundirse con el bien supremo los placeres corporales, naturales, pero estos no pueden satisfacer completamente a una naturaleza que no es sólo corporal; también los honores, que son justos, pero dependen de otros; y la virtud, que, aun siendo necesaria para ordenar la vida humana a la contemplación, no es sino un medio para la acción.La virtud ética es preeminente entre dichos elementos, y se define en Aristóteles como un hábito de determinar con prudencia el término medio entre dos extremos viciosos de forma personal. El término medio es personal, no universal, determinado por la recta razón, contando con la ayuda del hombre prudente para establecerlo. Cuando el hábito nos orienta al bien, se le llama virtud; si nos orienta al mal, vicio. Gracias a la virtud, el hombre actúa bien y se hace bueno.