Las relaciones de poder político propias de las sociedades humanas no pueden reducirse a los modos de poder de las sociedades animales. El poder político humano no se constituye exclusivamente desde rasgos compartidos con los animales. El poder político utiliza la fuerza física que actúa por contacto y poco tiempo y debe sustituirla por la autoridad o fuerza distancia y de larga duración. El poder político actúa a través de planes y programas que consiguen una cierta estabilidad pero queda convertido en algo diferente cuando los elementos antiguos se transformen en nuevos. Antes de que apareciera el tipo de sociedad que llamamos sociedad política, los seres humanos vivieron en sociedades menos complejas: la sociedad natural.
De la sociedad natural a la sociedad política
La sociedad natural es previa a la sociedad política y se caracteriza porque su estructura interna es convergente o con capacidad neutralizar las divergencias internas. Entendemos por sociedad natural humana un conjunto formado por sujetos cuya organización interna no ha alcanzado todavía las carácterísticas de una sociedad política. Esto lo idearon algunos filósofos ilustrados, entre ellos Rousseau. El ser humano natural se comporta siguiendo patrones rutinarios adquiridos por aprendizaje y fuertemente impuestos por el grupo. Los enfrentamientos violentos de esta sociedad quedan fundamentalmente neutralizados por el ordenamiento convergente global del grupo, EN su seno encontramos subgrupos unidos por el cumplimiento de las normas. Lo carácterístico de la sociedad natural es que su estructura interna o infraestructura se organiza de manera convergente. Las sociedades naturales organizadas en bandas y aldeas evolucionaron. El Homo neanderthalensis dejó paso al Homo sapiens, es decir, nosotros. Aparecen en África y después se extendíó por los cinco continentes. La humanidad vivía en bandas cazadoras y recolectoras. Una buena parte de estas abandas se constituyeron en aldeas. Los asentamientos de la vida agrícola y ganadera se fueron generalizando y creciendo en densidad de población hasta que aparecieron los primeros núcleos urbanos. A partir de aquí el inicio de las ciudades. Las sociedades preestatales formadas por bandas y aldeas fueron dando paso a la sociedad política, a través del desarrollo de formas de poder y organización social que abarcaba grupos poblacionales constituidos por varias aldeas y por un número creciente de habitantes. Algunos de estos reinos dieron lugar a los primeros imperios. Los que fueron evolucionando más aprisa marcaron el ritmo general de todos los demás con los que entraban en relación.
La sociedad política frente a sociedad natural
La sociedad política surge por transformación interna de una estructura de la sociedad natural. La sociedad política se constituye cuando ya no es posible mantener la unidad propia de la sociedad natural. Si la sociedad natural se caracterizaba porque conseguía ejercitar el poder bajo un modelo convergente, ahora, la sociedad política contará con divergencias irreducibles. La estabilidad si tiene la capacidad de ser duradera podrá considerarse como un buen orden o eutaxia.
El concepto de eutaxia, siguiendo la terminología de Aristóteles, y su recuperación por Gustavo Bueno, significa el buen orden con que funciona una sociedad política, que la hace perdurar. La eutaxia no se confunde con la justicia social pero la eutaxia para serlo íntegramente ha de extenderse a las tres capas de la sociedad política 1) conjuntiva (gobierno) 2)basal (Economía) 3)cortical (defensa). El buen orden supone una buena constitución y por tanto una cohesión del conjunto de los ciudadanos. Lo propio de una sociedad eutáxica es que dure tiempo. Si las normas son arbitrarias serán distáxicas, pero si se atienen a algún tipo de necesidad en la subsistencia global del grupo habrán de ser consideradas eutáxicas, aunque no sean tomadas como justas en el sentido moral. Un gobierno eutáxico estará orientado al bien general, porque el gobierno orientado al interés particular es distáxico. El bien común cuando se interpreta en sentido político y no moral podrá hacerse corresponder con la eutaxia. Ahora bien, cabe esperar de justicia política distinta de la justicia social, aunque no han de presuponerse siempre enfrentadas.
Eutaxia y justicia
Mientras la eutaxia persigue un buen orden global la justicia social pretende un orden bueno que afecte a todos los sujetos particulares. Por idea de justicia entenderemos la capacidad de ajustarse los seres humanos a relaciones de igualdad concretas en el seno de grupos determinados. La igualdad alcanza su máxima racionalidad y necesidad en los contextos éticos, pero no en los morales y menos en los políticos. El concepto de justicia cobra su empleo significado en el contexto político-moral.
De la cultura barbara a la cultura civilizada
Las culturas bárbaras son por definición múltiples y diversas, sin embargo, la civilización irá tendiendo a una cultura universal. Las culturas barbaras quedarán determinadas a entrar en el cauce de la cultura civilizada. Mediante los procesos transitivos, se ha echo posible la extensión de una misma identidad a toda la especie humana.La civilización consiste en este proceso de identidad q por una arte frena la pluralidad de las culturas y por otra impone unas relaciones de un radio humano que atiende a la cultura universal. La ciudad es el lugar de la transitividad por autonomasia. Cabe representar el curso del desarrollo histórico de las sociedades políticas en tren grandes fases