Contexto
La vida y pensamiento de Nietzsche ocupan buena parte del Siglo XIX. La contradicción fundamental que nos plantea el mundo contemporáneo es la que existe entre, por un lado el despliegue vertiginoso de los conocimientos y, por otro lado, el desarrollo social de una creciente población europea. El problema histórico de la época se concreta en hacer viables las demandas y aspiraciones de amplias capas de la sociedad burguesa. El Siglo XIX es el de las revoluciones obreras, el del surgimiento de los movimientos internacionalistas de los trabajadores, el del socialismo y el anarquismo y el de la contrarrevolución conservadora. La cultura del ochocientos retoma esa confrontación entre los valores aristocráticos del antiguo régimen y los valores democráticos en alza. Muchos pensadores, entre otros el propio Nietzsche, representan una re-lectura de la historia y la cultura occidental en términos de regresión hacia ideales en la antigüedad. Si hubiera que buscar un portavoz de fin de siglo, sin duda sería Nietzsche. Desde el mundo de la cultura existe una aparente ruptura con todo el orden establecido. La música, la pintura y la poesía provocan a una burguésía decadente y aburrida. Sin embargo, estos artistas no dejan de demostrar un claro talante aristocrático y elitista. Esta es la figura del bohemio, cuyo máximo representante es Oscard Wilde. Este ambiente cultural queda plasmado en los dibujos y cuadros de Degas o de Toulouse. En esta época comienza el impresionismo pictórico que rompe con la tradición anterior. La música de Wagner había alcanzado su apoteosis con su concepción del drama musical como uníón de todas las artes. Desde el punto de vista filosófico en el Siglo XIX proliferan diversas corrientes. Contra los ideales racionalistas de la ilustración, el Romanticismo reivindica otro concepto de razón: la filosofía de Hegel la concibe como Espíritu Absoluto que dirige la marcha de la historia humana. Contra estas grandes teorías, el positivismo se atiene a los hechos concretos. Por otro lado, el materialismo de Marx cuestiona profundamente el papel de la filosofía. Durante la segunda mitad del Siglo XIX el positivismo pretendía presentarse como la única respuesta adecuada a los tiempos. Se puede entender la filosofía de Nietzsche como el intento más radical de hacer de la vida lo Absoluto. La vida tiene valor por sí misma. Por esta razón Nietzsche creyó posible medir el valor de la metafísica, la teoría del conocimiento y la ética a partir de su oposición o afirmación respecto de la vida.
Justificación Crítica a la metafísica:
Ya sabemos que la filosofía de Nietzsche es vitalista, considera la vida como valor supremo. Nietzsche parte del supuesto de que la cultura occidental está viciada desde su origen. Es una cultura racional y dogmática, y, por eso, es decadente. Nietzsche tiene una actitud crítica ante los cimientos de la cultura occidental, cuyo origen se sitúa en el pensamiento de Sócrates y de Platón. Nietzsche considera a Sócrates el gran traidor, ya que con él se lleva a cabo la inversión de los valores: al identificar virtud con conocimiento, y dejar a un lado los instintos. Encuentra la segunda parte de la traición a la filosofía occidental en Platón, que afirma la existencia de dos mundos, uno sensible, en el que se da el cambio, real para Nietzsche, pero no para Platón, frente a un mundo inteligible, el de las realidades eternas e inmutables, el único real para Platón. Al contraponer estos dos mundos y llamar «bueno» y «sabio» al que busca lo ideal, promueve una actitud decadente. Para Nietzsche la invención de un mundo diferente al nuestro es un síntoma claro de resentimiento, pues no se inventa un mundo si se está conforme con el nuestro. Una vez entendido esto, cobra sentido que Nietzsche defina la metafísica como «ciencia que trata los errores fundamentales del hombre considerándolos como verdades fundamentales… Hasta ahora se ha llamado verdad a la mentira». La metafísica desde Platón para Nietzsche no es más que el mundo al revés. Lo que la filosofía tradicional ha considerado el «Ser» como algo fijo, inmutable, no es, no existe, lo único verdadero es el devenir. Sólo el devenir sensible existe y el presunto «mundo verdadero» para Platón no es más que una invención del pensamiento expresada en todos los conceptos de la historia de la filosofía. Por todo esto Nietzsche tacha a la filosofía tradicional de egipticismo: «miedo a la noción del devenir».Crítica a la moral
La crítica de la moral se plasma en la moral cristiana, dominante en Occidente y surgida del resentimiento. Esta moral tradicional se caracteriza por ser moral contranatural. Nietzsche rechaza implacablemente al cristianismo, que no es sino un «platonismo para el pueblo», una forma vulgar de metafísica que transforma toda verdad en mentira y organiza una práctica existencial que tiene su razón de ser en el miedo y la debilidad humana, por eso es síntoma de decadencia. El resentimiento de la moral cristiana ha llevado a buscar leyes más allá de este mundo, en el mundo de las ideas. Nietzsche pretende en su análisis a la moral situarse más allá del bien y el mal. Para esto, Nietzsche analiza las raíces pre-morales de las que surgíó la moral cristiana utilizando un método llamado Genealogía, que consiste en buscar el significado etimológico de las palabras. En su estudio descubríó que la palabra Bueno carecía de sentido moral, significaba lo noble, aristocrático. La palabra Malo tampoco tenía sentido moral, y se refería a plebeyo, vulgar… Esto constituye la moral de los señores para la que lo bueno es todo aquello que engrandece la vida. Es una moral de las virtudes guerreras, del que no teme al dolor ni al sufrimiento, del que desprecia lo débil. El esclavo está dominado por un odio y deseo de venganza reprimidos, que no se atreve a manifestar por debilidad, es un sentimiento que atribuye a otro la culpa de su debilidad, y pretende alcanzar así la compasión en el otro creándole sentimiento de culpa. Así se inicia la rebelión de los esclavos, cuando el resentimiento de los débiles invierte los significados de bueno y malo, y creando un carácter moral en los fuertes que se les acusa de malvados, y los débiles son los buenos. De este modo se domestica al hombre fuerte, se critican sus instintos de dominio se niega la vida y la moral se hace nihilista.Crítica a la ciencia
Nietzsche se opone al mito de la objetividad de la ciencia y sobre todo critica el afán de la ciencia por matematizar lo real. La pura determinación cuantitativa de las cosas tiende a eliminar las diferencias que realmente existen entre ellas. El número elimina la pluralidad, la diversidad, el devenir. Por otro lado, la ciencia que investiga la naturaleza, nada o muy poco nos puede decir sobre el ser humano. Los sentimientos se escapan de los números. La ciencia ha derivado en un nuevo Nihilismo.La nueva imagen de la realidad ha sido vivida como un gran vacío que resulta insoportable a la conciencia e incapaz de encontrar un sentido para la existencia que pueda reemplazar el vacío sueño de la salvación eterna. La vida tiene sentido por sí misma y no necesita justificación.
El Nihilismo y sus formas
El Nihilismo en Nietzsche adquiere un significado carácterístico: «la muerte de Dios». La expresión «muerte de Dios» no debe entenderse en sentido literal, sino en la muerte de todos los valores referentes al cristianismo e implica una liberación de la idea de un más allá trascendente. Para Nietzsche Dios ha sido el cimiento en el cual se ha constituido todas las filosofías precedentes. Dios ha sido el fundamento último de los valores morales decadentes que han ordenado la existencia humana. Por eso se considera que Dios es la gran mentira que hay que desenmascarar, para liberar al hombre de un peso que abruma: la idea de un más allá. La consecuencia de la muerte es la nada: Nihilismo.
Nihilismo pasivo: Es el Nihilismo que según Nietzsche está a punto de llegar en la cultura europea, como consecuencia de que todos los valores creados por la cultura occidental son falsos. El fundamento de esos valores no es otro que la nada. Cuando los valores cristianos se derrumben, llegará el Nihilismo propiamente dicho. Con este Nihilismo pasivo desvalorizaremos esos valores del mundo trascendente. El nihilista pasivo recorre el mundo con una mirada desencantada, sin encontrar ningún ideal, hundido en la no-vida.El nihilista pasivo es negativo en tanto que es símbolo de la decadencia y desintegración de los valores que se derrumban solos sin ser destruidos por el nihilista pasivo. Nihilista activo: Nietzsche quiere reaccionar con el Nihilismo activo que a partir de la «muerte de Dios» destruye ese mundo irreal de «valores absolutos». Sería la cara positiva del Nihilismo. Se da cuando tenemos conciencia también del proceso de cómo se han ido creando esos valores falsos. Es activo porque estos valores son destruidos por la voluntad de poder que hunde en la nada a esa cultura decadente que dice no a esos valores. Esta negación y destrucción es necesaria para la aparición de un nuevo ser humano, el superhombre que dirá si a la vida.
La voluntad de poder
La voluntad de poder es uno de los temas peor interpretados del pensamiento de Nietzsche. La voluntad de poder es la esencia de la vida, el impulso de la movilidad del mundo. La voluntad de poder es la energía que anima todo cuanto existe, es la voluntad de ser más, de crear. No podemos entender la voluntad de poder como querer el poder para dominar a los demás. El superhombre El superhombre no tiene nada que ver con un hombre superior ni una evolución biológica. El mensaje de Zaratustra es: «yo predico al superhombre, el hombre es algo que debe ser superado». El hombre es un ser miserable porque desprecia la tierra, el cuerpo, el instinto. Que el hombre sea algo que tiene que ser superado significa que está condenado a desaparecer, y en esto radica su grandeza, en ser medio para la aparición de ese hombre superior. El superhombre por tanto, es una tarea del hombre que se alcanza a través del Nihilismo activo que asume la «muerte de Dios» y ve que sólo queda el hombre. Sólo este hombre que no cree en la moral de la igualdad, ni en la finalidad de la historia, puede preparar el camino hacia el superhombre. El proceso hacia el superhombre pasa por tres transformaciones del espíritu que Nietzsche expresa en «así habló Zaratustra»: A) El espíritu convertido en camello que significa la etapa de la historia occidental en que el hombre ha cargado resignado con los sometimientos, las imposiciones religiosas y la moral castrantes. Es símbolo de la moral de los esclavos, centrada en la paciencia y renuncia. B) El espíritu convertido en León es un espíritu libre, que conquista su libertad, se enfrenta a los viejos valores diciendo rotundamente no. C) Es necesaria una tercera transformación, el león se convierte en niño, que con su inocencia y habiéndose liberado de las cargas, de las coacciones externas se hace creador de sus propios valores y busca la afirmación de sí mismo. Este niño que juega a crear es el superhombre. Sólo a partir del tercer momento aparece la nueva humanidad libre y creadora encarnada en el superhombre. El superhombre es una mutación cultural, no genética, que hace del individuo su propio creador a través de la voluntad de poder que es su esencia. Es la superación del Nihilismo.