La antropología platónica es dualista (está compuesta por dos realidades distintas). Platón entiende que el ser humano está compuesto de dos principios : el CUERPO y el ALMA, de la misma manera que la realidad también está compuesta por dos principios : el mundo físico y el MUNDO DE LAS IDEAS. Platón nos dice: «descubrir cómo es el alma es tarea divina y demasiado larga; hablar con semejanzas es todo lo que puede hacer el hombre» Símil DEL CARRO ALADO – El alma vendría a ser como un carro de combate griego compuesto por un habitáculo ocupado por el AURIGA o conductor del carro, más dos caballos; uno de ellos color NEGRO azabache; y el otro, BLANCO. Estos caballos del símil tienen alas y vuelan. El caballo blanco es dócil y obediente y atiende rápido y veloz las órdenes del auriga; pero el caballo negro es colérico y desobediente, indisciplinado y tiende a hacer lo que le viene en gana, ignorando por completo las indicaciones del conductor. El auriga quiere conducir el carro al Mundo Verdadero, que se encuentra arriba, porque lo conoce y sabe de la calidad de vida o felicidad que se puede obtener allí. Da, por lo tanto, las órdenes pertinentes a ambos caballos. El blanco, de inmediato, pone rumbo hacia arriba; pero el negro, altanero y atraído por los pláceres de lo córporeo, de lo físico, se dirige hacia abajo. En la riña, ambos caballos se rompen las mágicas alasy el carro entero viene a dar con sus huesos a este nuestro Mundo Físico. El alma humana es semejante a este misterioso carro. Platón creía en la existencia de dos ámbitos de realidad: uno, el Mundo Físico, el otro habitado por IDEAS. Si a Platón le preguntaran cuál era para él el mundo auténticamente real, el contestaría sin lugar a dudas EL MUNDO DE LAS IDEAS. Por eso a la doctrina de Platón se le conoce con el nombre de «IDEALISMO». Si le hiciéramos a cualquier persona «normal» esa pregunta contestaría que para él/ella la auténtica realidad estaría constituida por lo que se puede ver, tocar, oler, sentir, oír; esto es, por todo aquello que le entra a través de los sentidos. A esta otra forma de entender el mundo se le conoce con el nombre de «Realismo».
¿qué te consideras tú, realista o idealista?…Vale, pues ahora contéstame a estas preguntas: ¿podría, por ejemplo, existir la idea de perro sin que exista un perro físico concreto?…¿podría existir ese perro físico concreto, por ejemplo tu perro, sin que existiera la idea de perro?…¿qué tiene, pues, más prioridad, más peso, más fuerza, el perro físico concreto o la idea de perro?…¿cuando yo deje de ser, cuando me muera, cuando desaparezca, desaparecerá conmigo la idea de ser humano?…Ya te lo digo yo: NO. ¿podría yo mismo existir si no existiera la idea de ser humano?…Te vuelvo a plantear la pregunta: ¿te consideras realista o idealista lo que nos importa es cómo lo vio platón; y éste, sin lugar a dudas, fue idealista.
El alma humana está tripartitamente (*) ( DIVIDIDA EN TRES )
estructurada, como el carro alado del mito. El auriga representaría la parte RACIONAL de nuestra alma, el pensamiento. El caballo blanco representaría todo lo relativo a la voluntad, al querer, a las emociones, a los sentimientos. Platón lo llamó parte IRASCIBLE. El caballo negro vendría a significar todo lo que de instintivo hay en nosotros, aquello que nos empuja sin, a veces, poder controlarlo. Platón lo denominó parte CONCUPISCIBLE. Así, el alma humana sería como una estructura en tensión constante,( LUCHANDO) permanentemente entre lo que nos dice que hagamos nuestra razón, aquello a que nos impulsan nuestros sentimientos, y lo que nos pide el cuerpo.
Si te autoexaminas verás cómo estas tres tensiones cohabitan ( VIVEN DENTRO DE TI CON NOSOTROS)
en ti en mayor o menor medida. A menudo sabemos que deberíamos actuar de cierta manera, porque así nos lo dicta nuestra razón; pero sin embargo, los sentimientos y/o los instintos nos conducen por otros derroteros. Pues bien, Platón creía que la parte racional del alma estaba situada en la cabeza; la parte irascible, en el pecho; y a ver si adivinas dónde creía el menda que estaba situada la parte concupiscible…Pues eso, ahí mismo. Pero todo este( AURA)
de misterio que (
RODEA
la doctrina platónica del alma procede, de su origen pitagórico, y en este sentido no es nada fácil saber si Platón tiene al alma humana por una idea o por otra realidad distinta. Guthrie piensa que el alma no es una idea/forma porque “…el alma conoce, y las ideas son conocidas. No obstante, las ideas son invisibles, eternas, constantes, divinas. El alma, por su parte, también es invisible y es más verdadera ella misma cuando se ha olvidado del cuerpo, y mediante su propia actividad intelectual, logra el contacto con las ideas. Pertenece por ello también el alma al reino del Ser Verdadero”. Dicho lo cual, enfrentémonos ya de lleno a la pregunta:
¿CÓMO ENTIENDE PLATÓN EL CONOCIMIENTO?
Como “ANAMNESIS” o “RECUERDO” o “REMINISCENCIA”.
Quédate con esto El alma humana está en un cuerpo físico como un preso en una cárcel. El alma humana pertenece, de una u otra manera, por naturaleza y origen, al Mundo de las Ideas y a él aspira regresar. Pero de momento se encuentra en el Mundo Físico. “Paseando” por este mundo, ve cosas, oye cosas, huele cosas, toca cosas, siente cosas que le hacen RECORDAR las auténticas ideas de las que estas cosas particulares no son mas que (
SIMPLES
copias, falsificaciones…En este sentido, CONOCER ES RECORDAR.
Pero, para que esto pueda ser así, es absolutamente indispensable que EL ALMA SEA INMORTAL Y ETERNA.
Y de hecho, Platón así lo cree y le dedica varios libros a la demostración de la inmortalidad y eternidad del alma, entre ellos, los dos más importantes son, sin duda, Fedón y Fedro, que tratan el asuNTO (
CASI COMO ÚNICO TEMA
En La república
Sócrates le pregunta a Glaucón: “…¿acaso no sabes que nuestra alma es inmortal y jamás perece?”. Y es por esto, como te digo, que nuestra alma tiene la potencia de conocer:
“…pero también lo dice Píndaro y otros muchos de entre los poetas, cuantos son divinos. En cuanto a lo que dicen, es lo siguiente, y fíjate en si te parece que dicen la verdad. Pues afirman que el alma del hombre es inmortal, y que unas veces termina de vivir (a lo que llaman morir), y otras vuelve a existir, pero jamás perece; y que por eso es necesario vivir con la máxima santidad toda la vida…Y ocurre así que, siendo el alma inmortal y habiendo nacido muchas veces y habiendo visto tanto lo de aquí como lo del cielo y todas las cosas, no hay nada que no tenga aprendido; con lo que no es de extrañar que también sobre la virtud y sobre las demás cosas sea capaz ella de recordar lo que desde luego ya antes sabía. Pues siendo en efecto la naturaleza homogénea, y habiéndolo aprendido todo el alma, nada impide que quien recuerda una sola cosa ( y a esto llaman aprendizaje los hombres) descubra él mismo todas las demás, si es hombre valeroso y no se cansa de investigar. Porque el investigar y el aprender, por consiguiente, no son en absoluto otra cosa que reminiscencia” (Menón).