Justificación
Descartes es el fundador de la filosofía moderna, pues introduce un cambio en la forma de pensar, al afirmar que el ser de las cosas se da en el entendimiento. A partir de esta afirmación, en la filosofía cartesiana la metafísica será teoría del conocimiento y la verdad será entendida como certeza, entendida como imposibilidad de dudar sobre los contenidos del entendimiento.
En consecuencia, el problema al que habrá de enfrentarse Descartes será el de cómo obtener certeza acerca de los primeros principios del conocimiento.
En la primera de sus Reglas para la dirección del espíritu afirma Descartes que todas las diversas ciencias no son otra cosa que la sabiduría humana, la cual permanece una e idéntica, aun cuando se aplique a objetos diversos. Concepción unitaria del saber que proviene de una concepción unitaria de la razón: la sabiduría es única porque la razón es única, aunque se aplique a ámbitos distintos, el conocimiento teórico de la verdad o el ordenamiento práctico de la conducta.
Ahora bien, no hay que olvidar que Descartes es un filósofo racionalista, es decir, que está absolutamente convencido de que el conocimiento pleno sólo se puede obtener a partir de ideas de la sola razón, la cual tiene su máxima expresión en el proceder matemático. Es más, la razón es el proceder matemático, el cual, a su vez, es llamado por Descartes mathesis universalis, como el único método universal y único para todas las ciencias.
La tesis central, por tanto, del proyecto cartesiano, es la unidad de la ciencia a partir de un único método inspirado en el modelo matemático. Método que aseguraría el recto uso de la razón, y, en consecuencia, permitiría descubrir la verdad en todos los ámbitos del saber y aseguraría la certidumbre del conocimiento adquirido.
A continuación, Descartes toma en consideración a la lógica, la geometría y el álgebra, para ver si alguna de estas ciencias podría aportarnos el método adecuado para fundamentar una certeza absoluta. La lógica tiene el inconveniente de que, al estar basada en el silogismo, no añade nada nuevo al conocimiento; la geometría, al operar sobre figuras, recurre más a la imaginación que a la razón; mientras que, el álgebra, tiene reglas demasiado confusas.
Pero también tienen ventajas. Así, el método que quiere encontrar Descartes, como la lógica, servirá para el recto uso de la razón; como el análisis de los geómetras, para el descubrimiento de nuevas verdades; como el álgebra de los matemáticos, estará basado en reglas claras y fijas estrictamente aplicadas.
¿En qué consiste semejante método propuesto por Descartes? Presenta cuatro reglas:
1.
Evidencia
Es decir, no admitir nada como verdadero que no se conozca como evidente. Se establece, por tanto, la evidencia como criterio de verdad, como patrón para determinar la verdad o falsedad de un juicio.
Iría acompañada por dos caracteres fundamentales: la claridad y la distinción: para poder estar ciertos de algo ese algo tiene que hacérsenos presente de alguna manera (ser claro) y tiene que estar perfectamente delimitado (ser distinto).
Y debe evitar la precipitación (tomar por verdadera una idea que es confusa) y la prevención (no aceptar una idea a pesar de ser clara y distinta).
2.
Análisis
Dividir lo complejo en sus partes simples, al objeto de percibirlas clara y distintamente. En sentido estricto, el método comienza con la segunda regla, dado que la evidencia no es una regla sino el criterio de verdad.
Se trata de alcanzar las naturalezas simples (los elementos indivisibles que constituyen el último término del conocimiento), mediante uno de los modos de conocimiento de la razón: la intuición.
Ésta es definida como una captación simple e inmediata de conceptos, por parte de la razón, tan fácil y distinta que no deja lugar a dudas y proporciona, por tanto, una certeza absoluta.
3.
Síntesis
Consiste en la reconstrucción deductiva del saber a partir de los elementos simples conocidos por intuición; es decir, en un ascenso deductivo de lo simple a lo complejo, que nos permite llevar a las dificultades, que son complejas, la misma seguridad que tenemos al captar por intuición las naturalezas simples.
Aquí interviene, pues, el segundo modo de conocimiento de la razón: la deducción, que es la operación por la que se infiere una cosa de otra. Mediante deducción, la inteligencia descubre conexiones entre unas naturalezas simples y otras. La deducción ofrece gran seguridad siempre que se parta de principios ciertos y se imprima al pensamiento un movimiento continuo, pues nos permite pasar de la evidencia de una verdad a la evidencia de una nueva verdad. La validez de la deducción descansa en la intuición: cada paso tiene que verse como evidente.
Lo que Descartes entiende por deducción es diferente del silogismo aristotélico. En su versión escolástica consiste en un proceso deductivo en el que, a partir de un juicio más general, se sigue uno de menor generalidad.
Descartes cree que el silogismo, en esta versión escolástica, no es un método adecuado para descubrir nuevas verdades, ya que, una vez conocida la proposición general, sacar de ahí una de menor generalidad, no añade nada nuevo al conocimiento.
Por ello, para Descartes, la deducción es diferente: es un proceso por el cual, a partir de elementos simples, obtenidos por intuición, se va elaborando un saber más complejo.
4.
Enumeración
Es decir, examinar con todo cuidado la cadena deductiva para estar seguros de que no se ha omitido nada, ni se ha cometido ningún error. Es importante pues, si la enumeración no es completa, se pone en peligro la certeza de la conclusión.
Dice Descartes que esta forma de proceder no es arbitraria: es el único método que corresponde a la dinámica interna de una razón única. Puesto que ha sido utilizado con resultados admirables en las matemáticas, nada impide que su utilización se extienda a todos los ámbitos del saber y produzca también frutos igualmente admirables. Así, en la cuarta parte del Discurso del método, Descartes aplica las reglas del método a la metafísica, fundamentando la existencia de tres ámbitos de realidad: Dios o sustancia infinita, yo o sustancia pensante y los cuerpos o sustancia extensa.