CONTEXTUALIZACION:
Tomás de Aquino nacíó en una familia noble napolitana en 1224 y murió en 1274 camino de Lyon para participar en el Concilio de dicha ciudad. Santo Tomás, perteneciente a la orden de los dominicos, es conocido por ser el representante más importante de la Escolástica gracias a obras como la »Suma teológica», la »Suma contra los gentiles» y sus comentarios a obras de Aristóteles. Precisamente es el siglo XIII un siglo marcado por distintos acontecimientos que debemos explicar.
La recuperación de la ciudad, con el consiguiente incremento de la población, como foco que irradia toda la fuerza y esplendor social es la mayor transformación social de la época que repercute en todos los ámbitos: económicamente el comercio se refuerza; socialmente aparecen, entre la nobleza y el clero, una burguésía incipiente; culturalmente, las universidades, ubicadas en las grandes ciudades (París, Bolonia, Oxford) desplazan a los antiguos monasterios rurales; hasta estéticamente el gótico, con su fuerte inclinación hacia los espacios luminosos (frente al recogimiento ROMánico), reproduce las transformaciones de una sociedad que poco a poco, pero cada vez de una forma más clara, pretende sustentarse con ayuda de la razón y no sólo desde la fe. Políticamente el concepto de ciudadano (civis) de la tradición romana, y que se remonta a la Grecia de Pericles, se va recuperando frente al de simple súbdito. De hecho, en el Siglo XIII, el del Aquinate, las luchas entre el poder civil y el religioso no fueron tan abiertas, pero se preparaba el clima que provocaría en el Siglo XIV los graves enfrentamientos entre la Iglesia y el Estado y que terminarían, por ejemplo, con la excomunión de Luis de Baviera, emperador de Alemania, por parte del Papa Juan XXII. Estas disputas, incluso en su estadio inicial, fueron una importante influencia sobre el pensamiento de Tomás de Aquino en cuanto al mejor gobierno posible. De hecho, en su política hizo buena la teoría de la doble espada que consiste en dar más importancia al poder espiritual (el Papa) sobre el temporal (el emperador). Puesto que es mucho peor cometer un pecado que un delito. La moral cristiana, pues, debe dirigir las intenciones políticas.
En el Siglo XIII también florecen las órdenes mendicantes que hacen voto de pobreza como los franciscanos, los carmelitas y los dominicos. Los dominicos pretenden “contemplar y dar a los otros lo contemplado”, es decir, que es una orden que pretende predicar la palabra de Dios más allá de los muros del monasterio.
Ya en el plano filosófico debemos hablar de dos hechos cruciales: la culminación de la Escolástica y la recuperación de Aristóteles. De hecho el Siglo XIII es el siglo del aristotelismo a pesar del ataque de los agustinianos, las condenas del obispo de París e incluso las dudas del Papa. Por esa defensa de Aristóteles Santo Tomás fue un filósofo innovador que se enfrentó a la tradición agustiniana que se decantaba más por Platón. La Escolástica -escuela- representa el movimiento cultural más representativo de toda la edad
Media, además de configurar una de las notas que diferencian a la civilización europea de otras. Su misión fue la de llevar a cabo una comprensión racional de la fe cristiana, hecho que ha llevado a hablar de la Escolástica como una gran síntesis del pensamiento. El mundo europeo contaba con el aparato conceptual griego, que si bien constituye un horizonte de comprensión distinto al cristiano, sirvió para llevar a cabo la tarea. En suma, se intenta conciliar filosofía y religión, es decir, razón y fe. Aunque como es lógico la filosofía no dejará de ser sierva de la religión. El teólogo, pues, tiene la obligación de definir los límites dentro de los que debe desarrollarse la filosofía. La fe colabora con la razón en tanto que es un criterio extrínseco indudable, si llegamos a una conclusión contrario a la fe dicha conclusión será falsa. Por eso es un criterio extrínseco y negativo. Aunque Tomás de Aquino es un firme partidario de la razón y de la experiencia en todas aquellas cuestiones que, a su juicio, pueden ser resueltas por la razón humana.
Media, además de configurar una de las notas que diferencian a la civilización europea de otras. Su misión fue la de llevar a cabo una comprensión racional de la fe cristiana, hecho que ha llevado a hablar de la Escolástica como una gran síntesis del pensamiento. El mundo europeo contaba con el aparato conceptual griego, que si bien constituye un horizonte de comprensión distinto al cristiano, sirvió para llevar a cabo la tarea. En suma, se intenta conciliar filosofía y religión, es decir, razón y fe. Aunque como es lógico la filosofía no dejará de ser sierva de la religión. El teólogo, pues, tiene la obligación de definir los límites dentro de los que debe desarrollarse la filosofía. La fe colabora con la razón en tanto que es un criterio extrínseco indudable, si llegamos a una conclusión contrario a la fe dicha conclusión será falsa. Por eso es un criterio extrínseco y negativo. Aunque Tomás de Aquino es un firme partidario de la razón y de la experiencia en todas aquellas cuestiones que, a su juicio, pueden ser resueltas por la razón humana.
El método silogístico deductivo, junto al argumento de autoridad, constituye su principal diferencia con respecto a los modos de pensar propios de la antigüedad y de la Edad Moderna. Recurrir a la cita de autoridad es un recurso propio de la Edad Media, que en la Edad Moderna desaparecerá. El pensador medieval no pretende ser original, ni inventar nada sino que siempre pretende remontarse a una verdad anterior.
El gran reto que afrontó la Escolástica, y destaca dentro de ella Santo Tomás, fue el de conciliar, hasta donde fuera posible, el grueso de la obra de Aristóteles con el cristianismo, ya que hasta la fecha éste sólo conocían algunos de los textos dedicados a la lógica. Estos textos ya eran conocidos por árabes y judíos y su presencia en el sur de Europa posibilitó que a mitad del Siglo XII, en Toledo y por el interés del arzobispo Raimundo, se emprendiera la ingente labor de traducción al latín de las obras de Aristóteles, Avicena o Alfarabí, entre otros.
Tomás de Aquino llevó a cabo buena parte de esta labor intelectual en la universidad de París, donde tuvo como maestro a Alberto Magno. Allí se enfrentó a los franciscanos que siguiendo la línea agustiniana condenaban los asuntos políticos como fruto del pecado, el autor de la Suma teológica, en cambio, dignificó la dimensión social y política al decir de ella que es fruto de la naturaleza humana creada por Dios. También tuvo que enfrentarse al averroísmo que defendíó la autonomía de la razón frente a la fe hasta tal punto que se defendíó la teoría de la doble verdad: la razón es capaz de establecer verdades con independencia de la fe, e incluso pueden ser afirmaciones contrarias a esta. Santo Tomás, frente a esto, defenderá no sólo la autonomía de la razón frente a la fe, sino también su armónía, es decir, es imposible hablar de contradicción entre fe y razón.
Otros problemas propios de la Edad Media, a parte de la relación fe-razón, fueron el problema de la demostración de la existencia de Dios, el problema de los universales y el problema del mal.