Autor
Baruch Spinoza, filósofo racionalista del Siglo XVII, defendía la existencia de una única sustancia a la que denominaba “Dios o naturaleza”. Criticó el absolutismo de las monarquías modernas y la intromisión del poder religioso en los asuntos civiles. Sus obras más importantes son Ética demostrada según el orden geométrico y Tratado teológico-político.
Tema
Con el fin de que no haya sublevaciones y reine la concordia, las autoridades del Estado deben respetar la libertad de pensamiento y la libertad de expresión.
Ideas principales
Para evitar las sediciones es necesario que el Estado respete la libertad de pensamiento.
Ejercer este respeto es la forma de gobernar que mejor concuerda con la naturaleza humana.
El estado democrático, en el que los hombres acuerdan obedecer las leyes, pero no pen-sar de la misma forma, es el más natural.
Cuanta menos libertad de expresión exista, más nos alejamos de nuestra naturaleza y con más violencia se gobierna.
Relación entre las ideas
Este es un texto argumentativo, en el que Spinoza comienza exponiendo la idea que quiere de-mostrar: la necesidad de que el Estado respete la libertad de pensamiento.
El principal argumento que ofrece el autor es que la libertad de pensamiento armoniza con la naturaleza libre de los hombres y también con la manera más natural de gobierno, es decir, con la democracia.
La conclusión a la que llega es que entre la libertad de pensamiento y la violencia que se emplea en el gobierno hay una proporcionalidad inversa: a menor libertad, más violencia.
Explicación de las ideas
Para Spinoza, el fin del Estado es la libertad, y una de las formas más importantes de esta es la libertad de pensamiento, que todo Estado debe respetar. La represión continua de la razón hu-mana por las autoridades del Estado es ineficaz y produce malestar entre los súbditos, de ahí que el texto comience afirmando que es necesario respetar la libertad de pensamiento para evitar rebeliones.
Según Spinoza, el gobierno respetuoso con la libertad está más en armónía con la naturaleza humana, ya que en el estado natural los seres humanos son libres. De ahí también que defienda la democracia sobre cualquier otra forma de gobierno, pues es la que más se aproxima a la li-bertad individual.
En el Estado democrático nadie renuncia a sus derechos a favor de otro individuo privado, sino que se entregan a la mayor parte de la sociedad. Además, en democracia nunca es total la trans-misión del derecho natural, pues los individuos son consultados y participan en la toma de deci-siones.
Para constituir el Estado, cada individuo solo renunció al derecho de actuar por propia decisión, pero no al de razonar. Por tanto, nadie puede actuar contra los decretos de la suprema potestad del Estado, aunque sí podrá pensar, juzgar y también hablar y expresar sus opiniones, que pue-den ser contrarias a tales decretos.
Puesto que es inevitable la libertad de pensamiento, el poder del Estado debe conceder la líber-tad de expresión que la completa. Dicha libertad no supone ningún riesgo para el Estado; por el contrario, debe ser la base de la concordia entre los ciudadanos. De ahí que, según Spinoza, el Estado más violento sea aquel en el que se niega la libertad de expresión.
Autor
Nícolás Maquiavelo, filósofo y político italiano que vivíó en los siglos XV y XVI. Defendíó la au-tonomía de la política con respecto a la moral y a la teología. Su obra más importante, El príncipe, escrita cuando el absolutismo se estaba imponiendo en gran parte de Europa, sentó las bases de la filosofía política moderna.
Tema
El gobernante que quiere mantenerse en el poder debe adaptar sus actuaciones a las circunstan-cias en que vive, no a la bondad moral.
Ideas principales
• Dado que su objetivo es aportar ideas útiles, va a ocuparse dela realidad, no de situaciones imaginarias, como han hecho otros que han escrito sobre repúblicas inexistentes.
• Los seres humanos no son como deberían ser, no actúan siempre como deberían, de ahí que si una persona intenta ser buena siempre, solo logrará su ruina.
• Un príncipe que quiera mantenerse en el poder tendrá que aprender a ser bueno o malo en función de las necesidades.
Relación de ideas
El texto comienza con una declaración de principios: para que la filosofía política sea útil, ha de ser realista. A continuación, aparece una crítica a quienes han descrito utopías políticas: como, de hecho, los hombres no son como deberían, esas utopías son inalcanzables y no sirven para la prácti-ca política real.
Maquiavelo concluye que, si un príncipe quiere mantenerse en el poder, debe adaptar su compor-tamiento a las circunstancias, no a la moral.
Explicación de las ideas
El texto comienza con la crítica a quienes describen sociedades ideales e inexistentes (Maquiave-lo se está refiriendo, sin nombrarlos, a Platón y Tomás Moro). Maquiavelo subraya que la sociedad real está muy alejada de esas comunidades perfectas descritas por estos autores, pues el ser humano tiende al egoísmo y a la ingratitud. Esta visión pesimista del ser humano le lleva a afirmar que el mal es una realidad en la naturaleza humana, y que el gobernante que lo ignore está condenado a equivocarse. Por ello, quien intente comportarse bien en todo momento buscará su propia ruina.
Con Maquiavelo se inicia un nuevo modo de entender la política, separada de los principios éti-cos a los que había estado ligada desde Platón. Según él, la política es la ciencia y la técnica de or-ganizar del modo más racional posible la convivencia.
El gobernante, para alcanzar el bien común, a veces tiene que cometer actos inmorales o contra-ríos a la moralidad vigente. De igual modo, si quiere mantenerse en el poder, en ocasiones habrá de
actuar en contra de la moral. Así pues, la contradicción entre ética y política es inevitable, pero el gobernante ha de saber anteponer los intereses de la comunidad a sus propios principios éticos, pues la máxima que dirija su acción ha de ser la eficacia de su actuación, no los valores morales.
Esta teoría es consecuencia de que, para Maquiavelo, el Estado es la única garantía de la seguri-dad y la libertad de los individuos; por eso, la defensa de lo público es la mejor manera de defender lo privado, de ahí que el bien de la comunidad sea superior al bien particular.