Vamos a realizar una comparación entre la posición de Platón y la posición de los Sofistas.
Para los sofistas no hay una realidad objetiva e independiente del sujeto. Para ellos el ser es fluir y está en cambio y depende de las circunstancias del sujeto para que algo sea bueno o malo. Frente a ellos está el dualismo platónico que defiende que existe una realidad verdadera y eterna (ámbito inteligible) superior al mundo sensible que es plural, mortal, y en devenir.
Respecto al conocimiento (epistemología), los sofistas defienden el relativismo, doctrina que afirma que pueden existir más de una verdad y depende de la situación. Piensan que las verdades pueden ser buenas para unos y malas para otros, ya que depende de nuestra situación. Defienden también el escepticismo, doctrina que afirma que no podemos alcanzar la verdad ya que esta niega el conocimiento y por ello todo es dudoso. Además defienden que el conocimiento del mundo se adquiere mediante la educación. En cambio, Platón defiende el objetivismo y la universalidad del conocimiento, ya que piensa que la realidad verdadera, las ideas, se pueden conocer mediante la dialéctica, aunque realmente se trata de reminiscencia pues el conocimiento es innato.
Como parte del relativismo y convencionalismo los sofistas lo defienden también para los valores morales. No existe un bien absoluto válido para todos, ya que en cada cultura las normas y valores morales son distintos. El hombre debe hacer lo que más le convenga en cada momento. Pero Platón piensa que el bien existe objetivamente y que las acciones y decisiones son buenas si se ajustan a ese bien. “Si algo es bueno para mí, también lo será para todos”
En cuanto a la política para los sofistas physis, ley natural, y nomos, ley de la ciudad se diferencian, mientras que la ley natural es inevitable, la ley de la ciudad es fruto del acuerdo entre los ciudadanos, así la legitimidad de las leyes y la estructura del estado es debido al acuerdo entre los ciudadanos. Por eso la virtud política consiste en el éxito a la hora de persuadir a los ciudadanos sobre la bondad de las propias propuestas y la segunda generación concluye que las leyes no tienen por qué ser respetadas, doble moral.
Para Platón physis y nomos es lo mismo, por lo que las leyes de la ciudad deben ser respetadas. La virtud política es la justicia y por ello si los ciudadanos y gobernantes son justos, conocen la Idea de Bien, se conseguirá el estado justo. Por tanto mientras que para los sofistas el individuo es más importante, Platón defiende que este debe subordinar su bien individual en pos del bien común.
La felicidad para los sofistas proviene del éxito social alcanzado aprovechando las leyes, en cambio para Platón es ser virtuoso, tener conocimiento de la idea del Bien.
Ambos coinciden en la importancia del lenguaje, pero mientras que para los sofistas es la retórica, es decir, convencer para alcanzar el éxito; para Platón es la dialéctica como método para alcanzar las Ideas, en concreto la del Bien.
Otro aspecto importante es la importancia de la democracia para los sofistas, pues es el único sistema en el que todos sus planteamientos referidos a convencer para alcanzar el éxito es posible. Mientras que Platón considera la democracia como uno de los sistemas injustos pues está basado en la ignorancia del pueblo.
Actualidad y Platón
Seguidamente vamos a realizar una valoración razonada del texto que comentamos con la actualidad.
La educación y los valores. La preocupación platónica por la educación acerca su pensamiento a nuestra sociedad. El papel que debe desempeñar el sistema educativo, su estructura y contenido deben estar en continuo debate. Por ello han tenido lugar una gran aparición de leyes (LOE, Plan Bolonia). Le damos tanta importancia a la educación porque asumimos la idea platónica. La educación es el mejor medio para mejorar al ser humano.
La ética y política. Platón se preocupa mucho por cómo debe ser un gobernante, ya que éstos deben estar preocupados por el bien de los ciudadanos por el bien de los ciudadanos y por conseguir un estado justo y no por el mantenimiento del poder. En la actualidad, los caso de corrupción política, han mostrado que la política cada vez se separa más de su función: Buscar el bien de los ciudadanos. La sociedad acepta la posición platónica de que la actividad política no se debe separar del compromiso ético, ya que los gobernantes son los que mejor deben asumir estos valores.
Por el contrario se critica que puede dar lugar al integrismo de quien posee la verdad, si es posible conocerla o conocer quien la posee. También se pone en duda la existencia del alma y su inmortalidad, y con ello la división del alma. El emotivismo moral defiende que los fines morales no los define la razón sino los sentimientos. Pero la crítica es sobre todo a su autoritario sistema ideal, que no salvaguarda los intereses y la felicidad de los ciudadanos y priva de la propiedad y la familia.