2.1. La actitud
Filosófica de San Agustín
El punto de partida de San Agustín está cerca del de la
Filosofía helenística. Las escuelas posteriores a Aristóteles creyeron que el
Fin del estudio filosófico apuntaba a conseguir la felicidad.
Sin embargo, San
Agustín, lejos de las posiciones naturalistas de estas escuelas cree que la
Felicidad plena sólo es posible en el plano sobrenatural. El único camino para
Conseguirla es partiendo de la interioridad del alma humana que asciende
Progresivamente hasta el Ser Supremo (“In interiore homine hábitat veritas”).
Aquí está el primer recuerdo a la filosofía de Platón; con matices, San Agustín
Es el encargado de cristianizar la filosofía platónica.
Su teología está por ello unida al problema del hombre.
El filósofo es el
Hombre que busca la verdad partiendo de su propia contingencia, para
Transcender hasta Dios que siendo lo más íntimo al alma humana desborda su
Contingencia. Hay por lo tanto una teologización de la filosofía, pero sin
Olvidar lo antropológico (ciencia del hombre).
Podemos concluir que en San Agustín la filosofía no es sólo un sistema racional
Sino una estructura unida a la religión, que se descubre con una especial
Actitud del hombre que volviendo a su interioridad se eleva hasta Dios.
2.2. Relaciones entre Fe y razón
Como para San Agustín lo importante es explicar la relación
Entre el alma humana y Dios, entonces fe y razón no son más que medios o
Instrumentos que se exigen mutuamente para encontrar la verdad.
Por lo tanto fe y razón no se excluyen, sino que se complementan.
Ni creer es algo
Irracional, ni el conocimiento racional (de Dios) destruye la fe. Para superar
Estas posiciones excluyentes, San Agustín propone que la fe se sitúe al
Comienzo y al final de la especulación racional. A
Los racionalistas les responde: Crede ut intelligas (“cree para entender” y a los
Fideístas: Intellige ut credas
(“entiende para creer”), pues es imposible creer sin razón. San Agustín
Quiere comprender el contenido de la fe, demostrar la credibilidad de la fe y
Profundizar en sus enseñanzas.
2.3. El problema del conocimiento
El problema del conocimiento es para San Agustín el problema
De justificar la verdad, porque esto está conectado con la posibilidad de que
El hombre alcance la felicidad. Si ésta sólo es perfecta en Dios, de lo que se
Trata es de buscar un tipo de conocimiento que nos lleve a Dios. Dios es el que
Fundamenta y hace posible el grado más alto de conocimiento humano: el
Conocimiento de lo universal y lo necesario, que para San. Agustín son las
Verdades eternas.
Para San Agustín el conocimiento es una contemplación. Ésta es
Posible gracias a la acción iluminadora
De Dios sobre la inteligencia para que el hombre pueda alcanzar las
Verdades eternas que con mucho exceden su contingencia y finitud. El precedente
A esta concepción del conocimiento está en Platón que afirmaba que la Idea de Bien
Era el sol del conocimiento intelectual. Los neoplatónicos decían que lo UNO
Irradiaba luz sobre toda la realidad y todo esto es compatible con la
Concepción evangélica que identifica a Cristo con la luz del mundo.
La acción iluminadora de Dios para San Agustín no es un auxilio
Sobrenatural sino algo estrictamente
Racional.
La luz natural de la razón procede de Dios y capacita a la mente
Para contemplar las verdades universales y necesarias. Nosotros tenemos noticia
De la existencia real de las cosas por la sensación, y realizamos una
Comparación entre esos entes finitos y las ideas eternas e inmutables gracias a
La iluminación divina.
Quiere
Superar San Agustín la teoría de la reminiscencia de Platón, es decir, no es
Necesario que el alma haya contemplado las verdades eternas en una vida
Anterior, lo que es necesario es que Dios eterno e inmutable abra nuestra mente
Para acceder a ellas. Y esta iluminación no es una visión o experiencia directa
De la divinidad (ontologismo), sino la capacidad natural que Dios nos ha dado y
Que se manifiesta en la inteligencia o razón.
2.4. Dios y la creación
Tres temas trata la teología natural o teodicea de San
Agustín:
1- Las pruebas de la existencia de Dios.
2- El problema de la esencia metafísica de Dios.
3- El problema de la creación.
1.- Si Dios no es objeto de experiencia inmediata se requiere una prueba de su
Existencia. San Agustín aporta una serie de argumentos entre los que destaca el
De las verdades eternas. La mente posee verdades
Inmutables, es decir verdades «que no son tuyas ni mías, ni de ningún
Otro, sino que están presentes en todos por igual». Hay conocimientos que
Se imponen necesariamente al hombre, y que transcendiendo la razón finita
Humana deben fundarse en el SER. Si hay conocimientos universales y necesarios y
Ningún ser particular y contingente puede ser su fundamento es porque refleja
La necesidad de Dios, es decir se presentan como la entrada para la
Demostración de su existencia. Si Dios no existiese no habría garantía de un
Conocimiento cierto, porque todo sería contingente y cambiante. Además, el
Hombre desea la felicidad y sólo la
Realidad de Dios puede colmar este deseo de felicidad. Por tanto, es en el
Interior del alma donde el hombre descubre que Dios existe.
2.- Demostrada la existencia de Dios hay que pasar a estudiar su esencia. La
Esencia metafísica de Dios se encuentra en la inmutabilidad.
Frente a toda realidad contingente y mutable de la
Realidad creada, Dios se erige como el SER
Sumamente perfecto.
Todo ente finito no posee la plenitud del ser, por ser
Esencialmente mudable. Dios en cambio es imposible pensar que cambie, porque lo
Posee todo, lo que no quiere decir que sea estático (inmóvil), quiere decir que
Es perfecto. Sus atributos fundamentales son conocer, crear y amar, con un poder difusivo que llegando hasta el
Hombre le permite a éste encontrarse con Él.
3.- Dios para San Agustín es el fundamento de las ideas platónicas. El mundo
Inteligible de Platón tiene ahora un fundamento teológico. De la misma manera,
Que no podemos pensar en ningún otro autor que realice sus obras sin tener una
Idea de lo que va a ejecutar, Dios creó
El mundo según unos modelos que son las ideas inmutables y eternas que existían
Previamente en la mente del creador.
Esta doctrina se llama ejemplarismo.
Teniendo en cuenta que el
Auténtico ser está en Dios y en sus ideas, el mundo contingente debe su esencia
Y su existencia (su ser) al Creador.
2.5. El problema del hombre.
San Agustín recoge la tradición de Platón. El alma es una
Sustancia completa unida naturalmente al cuerpo. Rechaza San Agustín la teoría
Hilemórfica aplicada al hombre. La concepción de San Agustín está más cerca del
dualismo platónico.
Sobre el origen del alma el pensamiento de San Agustín pasa por dos etapas. En
La primera defiende el traduccionismo,
Es decir, el alma se transmite directamente de padres a hijos en el momento de
La generación. San Agustín piensa así con el fin de defender un dogma
Cristiano: el carácter universal del pecado original.
En una segunda etapa opta por el creacionismo, es decir, el alma espiritual del hombre está creada
Directamente por Dios, desde el momento de la concepción.
La estructura del alma manifiesta la «imagen y semejanza» de Dios al
Crearla. La misma naturaleza del hombre hace posible encontrar a Dios en su
Interior. La estructura del alma es la siguiente: Formando una unidad
Indisoluble, el hombre posee tres facultades, memoria, entendimiento y voluntad, que para San Agustín se
Corresponden con la Trinidad de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
2.6. Ética y política: “La Ciudad de
Dios”
El saqueo de Roma llevado a cabo por los bárbaros en el 410
Hizo revivir la idea de que la seguridad del Imperio Romano estaba unida al
Paganismo. El cristianismo había minado los cimientos del Imperio. Contra estas
Ideas escribe S. Agustín el libro «La
Ciudad de Dios» hacia el año 412. San Agustín presentó la historia y
El presente como la eterna lucha entre las fuerzas del bien y del mal,
Dirigidas por la providencia divina. El providencialismo
Es la tesis que entiende el desarrollo de la historia del hombre movido por
Dios en orden a la consecución del bien universal. La providencia lo abarca
Todo, la existencia del bien que Dios quiere, y la presencia del mal que Dios
Permite para que se obtenga de él beneficios mayores. Así, para San Agustín el
Proceso histórico es la lucha entre la ciudad terrenal (la construida por el
Egoísmo humano) y la ciudad de Dios, dirigida por la caridad. En realidad, al
Hombre siempre le mueve el amor, que puede tener un doble sentido, el primero
Hacia intereses materiales y el otro hacia la caridad. El hombre elige
Libremente entre los dos sentidos.
Estas ideas en San Agustín se relacionan con su oposición a Las doctrinas de los maniqueos. El mal fue una de las cuestiones que más preocupó A S. Agustín en su juventud y que precisamente le llevo a la secta de los Maniqueos. Los maniqueos sosténían que el hombre no era una unidad sino una Dicotomía entre espíritu y cuerpo, el espíritu era lo bueno del hombre y Pertenecía a Dios, el cuerpo era la cárcel en la que estaba preso el espíritu. Según los maniqueos cuando el hombre obra mal no lo hace porque él quiera Libremente, sino por el poder del mal sobre su propia vida por lo tanto no es Realmente responsable del mal que hace. San Agustín dice que Dios ha creado al ser humano libre para poder Decidir entre el bien y el mal, y que dispone de la gracia que le ayuda a obrar bien. Si yo soy libre para elegir entre El bien y el mal implica que mi voluntad también es libre.