nietszche
A) Sitúa EL AUTOR EN SU MOMENTO HISTÓRICO.
Filósofo alemán de la segunda mitad del Siglo XIX, época del Romanticismo, de crisis de los valores ilustrados, de revueltas obreras, de capitalismo industrial, de progreso científico y de conflicto entre tendencias dispares como el liberalismo, conservadurismo y socialismo. Es un pensador poco sistemático y extremadamente literario, que constituye uno de los pilares fundamentales de la filosofía contemporánea. Su filosofía considerada como vitalista e irracionalista.
B) INDICA LAS IDEAS PRINCIPALES
? El espíritu se transforma, en primer lugar, en camello, que se somete y soporta la carga heterónoma del deber impuesto.
? La segunda transformación convierte el camello en león, que se rebela frente a la sumisión y expresa su voluntad libre.
? En la tercera el león se transforma en niño, capaz de crear nuevos valores.
C) EXPLÍCALAS
El fragmento es un famoso pasaje de la obra más célebre de Nietzsche, Así habló Zaratustra, donde anuncia la llegada del superhombre a través de tres transformaciones del espíritu, cada una simboliza un modelo distinto de hombre.
:
– El camello simboliza al europeo creyente, religioso, sumiso, que obedece al deber impuesto. Exhibe una voluntad débil y esclava que se somete a las normas morales ajenas a su voluntad. . El camello vive anclado en una moral de ascetismo y sacrificio y la obediencia dota de sentido a su vida.
– El león representa el espíritu revolucionario y el ateísmo ilustrado, el hombre que se rebela contra Dios y el deber y alcanza , la autonomía moral. Rompe con los caducos valores de la moral judeocristiana de esclavos , pero , aunque ha conquistado parte de su libertad , vive en un estado de resignación nihilista, incapaz de salir de ese vacío y crear nuevos valores.
– El niño es el símbolo del superhombre, es el advenimiento de una nueva humanidad no solo negadora de Dios y destructora de los valores de renuncia, sino capaz de afirmarse con una voluntad creadora de nuevos valores que ensalcen la vida recuperando la figura de Dionisos.
Ortega y Gasset
A) EL AUTOR Y SU CONTEXTO
Filósofo español del Siglo XX, comprometido y preocupado por la crisis de la sociedad española tras la pérdida de las colonias españolas en América. Fue partidario del regeneracionismo y su pensamiento recibe el nombre de raciovitalismo porque pone la razón al servicio del problema fundamental, la vida.
B) INDICA LAS IDEAS
?
La vida es la realidad radical
? No nos damos la vida, nos es dada, pero no nos es dada hecha, sino que cada uno tiene que hacerse la suya, por eso el rasgo básico de la vida es que consiste en un quehacer constante.
? La vida en tanto quehacer nos obliga a tomar decisiones, a decidir qué hacer.
C) EXPLÍCALAS
El tema del fragmento es la vida entendida como realidad radical. Esta afirmación es la tesis del texto y a continuación expone Ortega los rasgos que acompañan la vida, que son los siguientes:
-Realidad radical significa que lo primero y más inmediato a lo que se enfrenta el ser humano es a la vida inmersa en su circunstancia y que todas las demás realidades y seres dependen de la vida y sólo adquieren significado en la medida en que se hacen presentes en ella.
-La vida es la de cada uno, de la que tenemos conciencia inmediata, es decir, sabemos lo que hacemos, padecemos o queremos. Vivir es saberse viviendo en el mundo que nos ha tocado, por tanto, no es solo darnos cuenta de nosotros mismos, sino del mundo que nos rodea. –
Vivir es encontrarse en el mundo, dentro del mundo. El mundo no es algo ajeno , sino que forma parte de nuestra vida. Vivir es convivir con la circunstancia de nuestra existencia, es ocuparnos de las cosas que nos rodean y que forman parte integrante de nuestra vida. Esta es la diferencia esencial entre la vida humana y el resto de seres, que tienen una esencia o naturaleza fija que determina un modo de ser estable, acabado. Frente a ello, el ser humano está continuamente tomando decisiones que afectan a su futuro, relativas a su proyecto a realizar. El hombre es lo que aún no es, es lo que proyecta, lo que puede llegar a ser. Por eso sostiene Ortega que el hombre no tiene naturaleza, sino historia.
Nietzcche2. VOLUNTAD DE PODER, ETERNO RETORNO Y SUPERHOMBRE A) LA VOLUNTAD DE PODER. Se trata del concepto más metafísico de Nietzsche y expresa su concepción del hombre y el mundo. Cabe diferenciar una óptica cosmológica y otra antropológica. En su dimensión cosmológica voluntad de poder es un principio básico, primordial, originario, de la realidad que impulsa a todos los seres no sólo a conservarse en la existencia, sino a autoafirmarse y afianzarse en el ser y ser cada vez más. Nietzsche cree que en todas las cosas encontramos un afán –(deseo, voluntad)- por la existencia, desde el nivel inorgánico hasta el ser humano. Tendría dos rasgos: irracionalidad, la razón es sólo un aspecto más de la realidad, pero no el más verdadero ni el más profundo. Mediante la razón hemos intentado someter a un orden la realidad, la voluntad de poder, algo que en sí mismo es incomprensible, irracional, pues consiste en un eterno fluir caótico de múltiples fuerzas opuestas en conflicto, sin equilibrio, cuyo denominador común es el anhelo por afirmar su ser. La razón debe ponerse al servicio de la vida, de los instintos, de la voluntad de poder. En este sentido no existe la verdad absoluta, sólo es posible la perspectiva, que es una metáfora. Es positivo todo lo que refuerza e intensifica la vida, incluso el engaño o la mentira; ausencia de finalidad, la realidad no tiene sentido, en las cosas y acontecimientos del mundo no hay función alguna, ni propósito, en clara oposición, por ejemplo, al teleologismo aristotélico. En su dimensión antropológica la voluntad de poder está más allá del bien y el mal y no es aspiración a ocupar poder o poseer autoridad en sentido político, sino que hay que entenderla como voluntad afirmativa de crear, por eso el modelo de hombre es el artista. Por otro lado, el concepto nietzscheano de voluntad de poder también se opone al sentido pesimista y resignado de voluntad permanentemente insatisfecha de Schopenhauer, apostando por el aspecto positivo de la voluntad como afirmación, como poder, como querer cada vez más.
B) EL ETERNO RETORNO. También podemos diferenciar una formulación ontológica y una axiológica. Formulación ontológica. Si el mundo no ha sido creado entonces es temporalmente eterno, pero es materialmente finito, es decir, los acontecimientos y estados de cosas son finitos, de modo que cuando ya han sucedido todos volverán a repetirse infinitas veces. Si un estado de cosas se repite, el tiempo mismo se repite, de manera que cada instante de tiempo y los sucesos que contiene es eterno. Nietzsche introduce así una concepción del ser estática y dinámica sintetizando ser y devenir: cada instante es eterno (ser) pero las cosas pasan y retornan (devenir). . Formulación axiológica. Asumir la hipótesis del eterno retorno obliga a adoptar una nueva actitud a la hora de valorar el mundo sensible y nuestras acciones. Sólo quien asume la vida en este mundo es capaz de soportar la idea del eterno retorno, que divide a la humanidad en dos: – El hombre superior que dice sí a la vida en este mundo. Si cada instante es eterno, el valor de nuestras vidas es inconmensurable y no hay supramundo alguno con más valor. – Los que sólo ven sufrimiento y dolor en este mundo, no soportan la vida, son los esclavos.
C) EL SUPERHOMBRE. Es el hombre capaz de asumir la idea del eterno retorno y vive la vida afirmativamente, sin resentimiento ni Nihilismo. El superhombre ha superado la visión moral del mundo, la moral de renuncia y sometimiento a valores supramundanos. El superhombre es el que convierte cada instante en un valor absoluto, no subordina la vida a nada ajeno a la misma y es creador de nuevos valores. Para llegar al superhombre, el espíritu humano ha de sufrir tres transformaciones: – Primero se transforma en camello, que simboliza la heteronomía moral (tan criticada por Kant): el sometimiento de la voluntad a la carga del deber moral, de la religión, de todo lo que es externo y ajeno a su propio querer. Representa el tú debes – El camello se transforma en león, que representa el coraje de la voluntad que destruye los valores vigentes, los de la voluntad débil temerosa de la vida, los valores del hombre-rebaño. Es el yo quiero. – Por último, el león se transforma en niño que juega olvidado de sí mismo. El niño es el superhombre, simboliza a Dionisos, que crea y destruye según el ciclo del eterno retorno. Esta última transformación alude a la superación de la misma individualidad y su integración en el poder de la voluntad que le trasciende.
Ortega Y Gasset: PENSAMIENTO Y VIDA
Ortega concibe la Filosofía como el estudio radical de la totalidad, pero ese estudio se sitúa en las circunstancias históricas de cada época y cada cultura, y cada época tiene una tarea fundamental que acometer.
Latarea propia de la época de Ortega -(1ª mitad del XX)- era, en su opinión, superar los principios de la modernidad en Europa en general y la regeneración y renovación política y social en España en particular. El principio básico de la modernidad que ha de ser superado es la subjetividad, especialmente desarrollado por el Racionalismo, El principio de la subjetividad consiste en afirmar que el elemento fundamental de la realidad es el sujeto o conciencia, y el Racionalismo eleva la razón a categoría suprema y la despoja erróneamente de todo factor histórico o temporal, convirtiéndola en razón abstracta. Oponiéndose a esta concepción de la razón, Ortega propone una idea de razón sujeta a su momento histórico y al servicio de la vida,. En este sentido la filosofía de Ortega supone una superación tanto del Realismo (la realidad existe en sí misma con independencia del sujeto), como del idealismo (la realidad no es algo en sí independiente del sujeto, sino que existe en la medida en que es representada por la conciencia, es una idea o contenido del sujeto). Frente a estas tendencias tradicionales, Ortega adopta una postura intermedia, un equilibrio entre el sujeto y el objeto, entre el mundo y la conciencia, entre el yo y las cosas. Ambos son los polos de la realidad que se necesitan mutuamente y no pueden darse el uno sin el otro. Este equilibrio se hace manifiesto en la expresión orteguiana el yo y la circunstancia, es decir, la conciencia y el mundo, pero no una conciencia y un mundo en abstracto, sino un yo concreto, cada uno de nosotros, inmerso en su momento histórico, en su época, su cultura y sus circunstancias particulares. ( pregunta corta , la teoría filosófica)
La mutua correlación yo-circunstancia es la vida, que Ortega convierte en la realidad radical, primera evidencia indubitable y a la que remite todo lo demás y donde todo adquiere sentido. Así pues, el problema básico que ha de resolver todo ser humano es qué hacer con su vida en las circunstancias que le han tocado. Ortega descubre una serie de rasgos comunes a todo vivir que denomina categorías de la vida: Realidad radical significa que lo primero y más inmediato a lo que se enfrenta el ser humano es a la vida inmersa en su circunstancia o mundo. La vida es la de cada uno, intransferible, nuestra vida, de la que tenemos conciencia inmediata. Vivir es saberse viviendo en el mundo o circunstancia que nos ha tocado, por tanto, no es solo darnos cuenta de nosotros mismos, sino del mundo que nos rodea. El mundo en el que vive cada uno no es únicamente el mundo físico que describen las ciencias, es también el mundo en la medida en que nos afecta, nos resulta agradable o desagradable, terrible o maravilloso, poblado de cosas que nos interesan, nos gustan, nos amenazan o nos atormentan. La vida es fatalidad y libertad. Fatalidad en la medida en que somos arrojados a un mundo o circunstancia que no hemos elegido, se nos impone. Pero es libertad porque la circunstancia o mundo que nos toca vivir nos ofrece un marco de posibilidades entre las que tenemos que elegir, tomar decisiones. No elegimos la circunstancia, pero sí que hacer con nuestra vida dentro de la circunstancia. La vida de cada uno es responsabilidad suya. Ortega ilustra este aspecto de la vida con la metáfora del teatro: la vida es como un escenario en el que repentinamente, y sin elegirlo, nos hallamos y nos obliga a inventar un papel a representar sin guión previo alguno. No hay destino prefijado, cada uno elabora el suyo. Como consecuencia directa del punto anterior, la vida es un quehacer permanente, es futurición, un proyecto. Esta es la diferencia esencial entre la vida humana y el resto de seres, que tienen una esencia o naturaleza fija que determina un modo de ser estable, acabado. Frente a ello, el ser humano está continuamente tomando decisiones que afectan a su futuro, relativas a su proyecto a realizar. El hombre es lo que aún no es, es lo que proyecta, lo que puede llegar a ser. Por eso sostiene Ortega que el hombre no tiene naturaleza, sino historia. La vida como realidad radical sólo puede comprenderse o, mejor, captarse mediante la razón vital y la razón histórica (la razón aplicada a la resolución de problemas vitales concretos dentro de circunstancias históricas específicas). Con la razón construimos descripciones, explicaciones, pensamientos sobre la realidad que sirven como convicciones que Ortega denomina ideas y creencias. La diferencia reside en que las ideas son más conscientes y explícitas que las creencias, que arraigan más profundamente y actúan sobre nosotros de modo menos consciente. Las creencias determinan de forma más clara que las ideas la perspectiva que cada época tiene del mundo, defendiendo así una concepción de la verdad como perspectiva. Oponiéndose al dogmatismo (hay una única verdad universal que no cambia) y al escepticismo (no es posible alcanzar verdad alguna), Ortega afirma que la verdad es un punto de vista verdadero, pero parcial e incompleto. Cada época, cada cultura, cada sociedad e incluso cada individuo tiene su perspectiva condicionada pos sus circunstancias, pero esas perspectivas son verdaderas.( diferencias entre idieas y reeencias
Ortega Y Gasset: PENSAMIENTO Y VIDA Ortega concibe la Filosofía como el estudio radical de la totalidad, pero ese estudio se sitúa en las circunstancias históricas de cada época y cada cultura, y cada época tiene una tarea fundamental que acometer. La tarea propia de la época de Ortega -(1ª mitad del XX)- era, en su opinión, superar los principios de la modernidad en Europa en general y la regeneración y renovación política y social en España en particular. El principio básico de la modernidad que ha de ser superado es la subjetividad, especialmente desarrollado por el Racionalismo, . El principio de la subjetividad consiste en afirmar que el elemento fundamental de la realidad es el sujeto o conciencia, y el Racionalismo eleva la razón a categoría suprema y la despoja erróneamente de todo factor histórico o temporal, convirtiéndola en razón abstracta. Oponiéndose a esta concepción de la razón, Ortega propone una idea de razón sujeta a su momento histórico y al servicio de la vida, . En este sentido la filosofía de Ortega supone una superación tanto del Realismo (la realidad existe en sí misma con independencia del sujeto), como del idealismo (la realidad no es algo en sí independiente del sujeto, sino que existe en la medida en que es representada por la conciencia, es una idea o contenido del sujeto). Frente a estas tendencias tradicionales, Ortega adopta una postura intermedia, un equilibrio entre el sujeto y el objeto, entre el mundo y la conciencia, entre el yo y las cosas. Ambos son los polos de la realidad que se necesitan mutuamente y no pueden darse el uno sin el otro. Este equilibrio se hace manifiesto en la expresión orteguiana el yo y la circunstancia, es decir, la conciencia y el mundo, pero no una conciencia y un mundo en abstracto, sino un yo concreto, cada uno de nosotros, inmerso en su momento histórico, en su época, su cultura y sus circunstancias particulares. La mutua correlación yo-circunstancia es la vida, que Ortega convierte en la realidad radical, primera evidencia indubitable y a la que remite todo lo demás y donde todo adquiere sentido. Así pues, el problema básico que ha de resolver todo ser humano es qué hacer con su vida en las circunstancias que le han tocado. Ortega descubre una serie de rasgos comunes a todo vivir que denomina categorías de la vida: Realidad radical significa que lo primero y más inmediato a lo que se enfrenta el ser humano es a la vida inmersa en su circunstancia o mundo. La vida es la de cada uno, intransferible, nuestra vida, de la que tenemos conciencia inmediata. Vivir es saberse viviendo en el mundo o circunstancia que nos ha tocado, por tanto, no es solo darnos cuenta de nosotros mismos, sino del mundo que nos rodea. El mundo en el que vive cada uno no es únicamente el mundo físico que describen las ciencias, es también el mundo en la medida en que nos afecta, nos resulta agradable o desagradable, terrible o maravilloso, poblado de cosas que nos interesan, nos gustan, nos amenazan o nos atormentan. La vida es fatalidad y libertad. Fatalidad en la medida en que somos arrojados a un mundo o circunstancia que no hemos elegido, se nos impone. Pero es libertad porque la circunstancia o mundo que nos toca vivir nos ofrece un marco de posibilidades entre las que tenemos que elegir, tomar decisiones. No elegimos la circunstancia, pero sí que hacer con nuestra vida dentro de la circunstancia. La vida de cada uno es responsabilidad suya. Ortega ilustra este aspecto de la vida con la metáfora del teatro: la vida es como un escenario en el que repentinamente, y sin elegirlo, nos hallamos y nos obliga a inventar un papel a representar sin guión previo alguno. No hay destino prefijado, cada uno elabora el suyo Como consecuencia directa del punto anterior, la vida es un quehacer permanente, es futurición, un proyecto. Esta es la diferencia esencial entre la vida humana y el resto de seres, que tienen una esencia o naturaleza fija que determina un modo de ser estable, acabado. Frente a ello, el ser humano está continuamente tomando decisiones que afectan a su futuro, relativas a su proyecto a realizar. El hombre es lo que aún no es, es lo que proyecta, lo que puede llegar a ser. Por eso sostiene Ortega que el hombre no tiene naturaleza, sino historia. La vida como realidad radical sólo puede comprenderse o, mejor, captarse mediante la razón vital y la razón histórica (la razón aplicada a la resolución de problemas vitales concretos dentro de circunstancias históricas específicas). Con la razón construimos descripciones, explicaciones, pensamientos sobre la realidad que sirven como convicciones que Ortega denomina ideas y creencias. La diferencia reside en que las ideas son más conscientes y explícitas que las creencias, que arraigan más profundamente y actúan sobre nosotros de modo menos consciente. Las creencias determinan de forma más clara que las ideas la perspectiva que cada época tiene del mundo, defendiendo así una concepción de la verdad como perspectiva. Oponiéndose al dogmatismo (hay una única verdad universal que no cambia) y al escepticismo (no es posible alcanzar verdad alguna), Ortega afirma que la verdad es un punto de vista verdadero, pero parcial e incompleto. Cada época, cada cultura, cada sociedad e incluso cada individuo tiene su perspectiva condicionada pos sus circunstancias, pero esas perspectivas son verdaderas.