4.2- El Racionalismo
El punto de vista contrario al Empirismo es el Racionalismo. El Racionalismo se desarrolló sobre todo en los siglos xvii y xviii con Descartes y Leibniz, que ademas de ser filósofos, fueron matemáticos. Este hecho es significativo ya que las matemáticas, que como forma de conocimiento puede prescindir de la experiencia, se consideraban como modelo de conocimiento.
Para el Racionalismo el origen del conocimiento podemos encontrarlo dentro del sujeto, en su razón. La racionalistas piensan que la experiencia sensible no es una fuente fiable de conocimiento ya que los sentidos nos pueden engañar. Sólo la razón, con su capacidad demostrativa y lógica puede llegar a conocer la verdad si necesidad de realizar ningún tipo de experimento. Si empleamos un método de conocimiento adecuado podremos conocer adecuadamente. A diferencia del Empirismo para el Racionalismo la mente no es un papel en blanco al nacer, sino que contiene una serie de principios lógicos (principio de no contradicción, principio de identidad) innatos que nos permiten razonar.
Como consecuencia de lo anterior si el conocimiento parte de la razón prescindiendo de la experiencia, es posible que el conocimiento humano vaya más allá de la experiencia. Así los racionalistas pensaban que es posible dar pruebas de la esencia de Dios (como hace Descartes) si necesidad de pasar por la experiencia; que los conceptos filosóficos (sustancia, alma, yo) no son menos fantasías sino que pueden constituir una ciencia, la metafísica.
El Racionalismo de Descartes
En el discurso del método Descartes propone un método de conocimiento infalible. Todo aquel que observe cada una de sus reglas podrá conocer la verdad. El método se caracteriza por ser simple, con pocas reglas y tiene como objetivo el apartarnos del error. La reglas del método son cuatro.
1-Admitir únicamente ideas evidentes; es decir, ideas claras y distintas:
tenemos que rechazar aquellas ideas que resulta improbable su dudosas. La filosofía no se pueda sentar sobre conceptos poco claros y oscuros que no se puedan aclarar. Dejamos de lado ideas como alma, cuerpo y fuerza. Como veremos más adelante esta primera regla se relaciona con la duda metódica.
2-Analizar las ideas que no sean evidentes, hasta encontrar elementos que sean evidentes
Descartes distingue entre ideas simples, que son aquellas ideas que son evidentes de forma inmediata, ideas complejas, que no son inmediatamente evidentes, pero que pueden ser descompuestas hasta ver cómo se reducen a ideas simples. La evidencia es por lo tanto un acto por el que nos damos cuenta (se nos enciende la “Bombilla mental“) de que algo es indudable y verdadero
3-Síntesis
Reconstruimos las ideas previamente analizados. Este proceso de síntesis tiene un carácter deductivo. Vamos de lo simple a lo complejo.
4-Repaso
Realizamos frecuentes comprobaciones, tanto del análisis como del proceso de síntesis tantas veces como sea necesario para tratar de descubrir errores.
El método cartesiano es esencialmente deductivo: tras establecer un principio evidente deducimos todo el conocimiento a partir de esa verdad. Pero ¿Cómo establecemos ese principio evidente? Para encontrar este principio Descartes utiliza la duda metódica.
La duda metódica tiene como fin encontrar un primer principio en el que asentar todo el saber humano. Para ello toma un camino curioso: busca poner todo el conocimiento en duda ya que yo que resista la duda será un pilar básico desde el que asentar todo el edificio del conocimiento, una verdad indubitable y absoluta de la que deducir todas las demás verdades. Es necesario señalar que esta duda es metódica, es decir, es un medio para llegar a una verdad indubitable, pero no un fin en sí misma: Descartes no es un escéptico, ya que el busca encontrar una certeza radical pero empleando para ello la duda. La duda metódica se desarrolla en varios pasos expuestos por el pensador francés en sus meditaciones metafísicas.
1. A menudo veo que los sentidos nos pueden engañar a la hora de conocer. Si los sentidos nos engañan una vez, ¿no nos pueden estar engañando siempre? Por lo tanto Descartes rechaza el conocimiento sensible por dos hay engañoso. Así se pone claramente a los empiristas
2. La duda cartesiana da un paso más: No solo me pueden engañar los sentidos, sino que me pueden engañar mi propia razón: puede parecer mensajera dudar de todo lo que percibo por los sentidos, ya que me parece evidente que estoy aquí; pero, dice Descartes, esta seguridad de los datos sensibles inmediatos también puede ser puesta en duda , Dado que ni siquiera podemos distinguir con claridad la vigilia Del sueño, (lo que nos ocurre cuando creemos estar despiertos o cuando estamos dormidos(.¿cuántas veces he soñado situación es muy real es que, al despertarme, he comprendido que era un sueño? Esta incapacidad de distinguir el sueño de la vigilia, por exagerado que me parezca, ha de conducir menos solo a extender la duda a todo lo sensible, sino también al ámbito de mis pensamientos, comprendiendo en las operaciones más intelectuales, que no absoluto parecen derivar de los sentidos.
3. La Duda va más allá: ¿Puedo dudar de las verdades más ciertas indiscutibles como las verdades matemáticas? ¿Qué dos y dos son cuatro? Si: Descartes plantea la posibilidad de que exista un genio malvado que esté interviniendo siempre en mis operaciones mentales de tal forma que haga que tome constantemente lo falso por verdadero, de modo que siempre me engañe. En este caso, dado que soy incapaz de eliminar tal posibilidad, Puesto que realmente me engaño a veces, es de considerar que todos mis conocimientos son dudosos.
4. Después de aplicar la duda de modo tan severo ¿Nos queda algo? Sí. Para Descartes puedo dudar de todo excepto de una cosa: del hecho mismo de dudar. La duda que es una modalidad del pensamiento, exige necesariamente que yo exista. De aquí proviene la famosa afirmación de Descartes: pienso luego existo; cogito ergo sum. Esta verdad indudable, Que pienso luego, y que de ahora en adelante llamaremos coquito, cumplir los requisitos que nos exige la primera regla del método: es una verdad evidente, clara y distinta, no una conclusión derivada de premisas anteriores, sino una intuición, una evidencia inmediata.
Si el único dato del que no puedo dudar es de que tengo pensamientos aunque estos pensamientos sean falsos, la realidad para mí es mi pensamiento. Mis pensamientos Son más reales que las cosas. Esta postura recibe el nombre de idealismo.
4.3-Kant
Entre el Racionalismo y el Empirismo es posible establecer un punto de vista en intermedio. Esto es lo que nos encontramos en la filosofía de Emmanuel Kant, filosofía que tradicionalmente se ha denominado trascendentalismo o filosofía trascendental. Esta filosofía trascendental está expuesta en su obra Crítica de la razón pura.
La filosofía de Kant parte de una pregunta ¿qué podemos conocer y que no? Para tratar de responder a esta cuestión Kant toma algunos aspectos del Empirismo y el Racionalismo.
-Siguiendo al Empirismo, para Kant todo conocimiento comienza necesariamente con la experiencia. Es la experiencia es la que aportan la materia de conocimiento: las impresiones sensoriales.
-Siguiendo al Racionalismo, Kant considera que no todo conocimiento procede de la experiencia. Para Kant el sujeto de conocimiento no es meramente pasivo, ya que aporta la forma de conocimiento, es decir, en virtud de una serie de categorías Organiza el material que nos proporciona la experiencia sensible de cara a conocer. Éstas categorías no se encuentran en la experiencia, si no es no es sujeto de conocimiento, es decir, son a priori, están antes de la experiencia, por contraposición a lo que es a posteriori, es decir, aquello que conocemos solo por la experiencia.
Para que esto resulte más claro pondremos un ejemplo: para Kant el espacio y el tiempo son categorías que nos ayudan a organizar todas las percepciones sensibles de modo coherente. Esas categorías de espacio y tiempo no las aprendemos de la experiencia, Ni por observación, sino que nacemos con ellos, constituyen nuestra forma de pensar. Junto con las categorías de espacio y tiempo encontramos las de “ causa “, “ efecto “, “ sustancia “ “ accidente “, “ posibilidad “, “ realidad “, etc.
Éstas categorías están vacías de contenido, simplemente estructuran el material de la experiencia sensible. Consideradas en sí mismos, de forma pura, no significan nada, no proporcionan conocimiento. Para Kant tradicionalmente la filosofía “ jugaría “ con estas categorías sin referirlas A la experiencia, configurando toda una serie de disciplinas como la metafísica hola ontología, que no pueden ser considerados disciplinas científicas para Kant todo conocimiento necesariamente empieza con la experiencia aunque no depende exclusivamente de esta.
5.-Realidad y apariencia:
Lo Que hemos visto hasta ahora nos sitúa ante una pregunta nueva: si solo podemos acercarnos a la realidad a través de ideas (Hume), percepciones (Hume) o fenómenos (Kant) que son fruto de nuestra mente nos podemos preguntar ¿Son las cosas realmente tal y como me aparecen a mí?, ¿O son algo completamente distinto? ¿Te conozco mediante representaciones como sé que estas se corresponden con la realidad?; Es más ¿puedes hablar de un mundo que esté más allá de mis fuertes representaciones?,¿Existe una realidad independiente de mí?
A continuación vamos a ver los distintos posturas teóricas que se han dado a todo este tipo de preguntas: