G.Cop
Nos encontramos en el Siglo XVIII donde el debate entre el Racionalismo y el Empirismo sigue vivo. Kant no sabe por qué tendencia decantarse puesto que el Racionalismo tiende a caer en el dogmatismo y solipsismo al crearse dogmas incuestionables y puramente racionalistas y al no poder demostrar otra realidad que vaya más allá de nuestro conocimiento, respectivamente. Por contra, el Empirismo niega esas ideas innatas propias del Racionalismo y solo confía en los sentidos para conocer, lo cual trae un problema claro: no se puede demostrar la ciencia (disciplina que, en la época, estaba en pleno avance). Con el avance de la ciencia y las tesis de Wolff (y otros racionalistas), Kant adopta una postura puramente racionalista pero cuando comienza a leer a Hume, despierta del “sueño dogmático” y concluye que no podemos prescincidir de la experiencia para llegar a conocer. En el momento en que unifica ambas posturas, …….Kant comenzará a cuestionarse qué podemos conocer y de qué forma.
El primer bloque de su obra Crítica de la razón pura tratará de dar respuesta a la pregunta siguiente: ¿cómo es posible la ciencia? Ya sabemos que en los dos últimos siglos la ciencia había sufrido un gran avance. Copérnico, un famoso astrónomo, había descubierto que el sol no giraba alrededor de la tierra sino que era al revés. Este hecho fue aprovechado por Kant para dar nombre a una parte fundamental de su teoría sobre el conocimiento: el giro copernicano. Pero para explicar este cambio de visión, primero es necesario conocer cómo, para Kant, conoce el ser humano.
El conocimiento científico se basa en dos componentes principales: la existencia del mundo exterior y los acontecimientos que en él ocurren (un soporte plenamente experimental al que el autor llama materia) y el ser humano que, con su racionalidad (la forma), intenta explicarlos. Esta racionalidad está compuesta por dos facultades: la sensibilidad y el entendimiento.
La sensibilidad nos permite captar sensiblemente la información (es el elemento pasivo de esta) y el entendimiento es quien coge la información, la compara y la contrasta, realizando así una tarea activa en este proceso. Pero tanto la sensibilidad como el entendimiento tienen unos límites en el proceso de conocimiento, lo que se conoce como sus respectivas formas a priori.
Respecto a la sensibilidad: no podremos percibir sensiblemente los objetos que no se engloben en el espacio y el tiempo en el que vivimos (son llamadas por Kant intuiciones puras) pues son condiciones que la naturaleza humana impone de forma innata a la hora de percibir la información que existe en el entorno. La estética trascendental estudia, además de las formas a priori de la sensibilidad, su funcionamiento en las matemáticas.
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Las matemáticas tienen mucha relación con el espacio y el tiempo pues en base a estas intuiciones puras, esta ciencia construye sus teorías; por ejemplo el espacio toma gran importancia en la geometría, así como lo hace el tiempo en la aritmética. Respecto al entendimiento: no se puede procesar una información que no se adapte a la organización racional del ser humano, es decir, a nuestras categorías (llamadas conceptos puros). La analítica trascendental estudia, además de las formas a priori del entendimiento, su funcionamiento en la física pues esta ciencia utiliza las categorías para el estudio de fenómenos sensibles. Por ende, aquella materia que haya podido adaptarse a las formas a priori de la sensibilidad y del entendimiento (espacio y tiempo y categorías) es aquello que conoceremos y que recibirá el nombre de fenómeno, aquello que no lo haga, no lo podremos conocer (aunque exista) y recibirá el nombre de noúmeno. Por tanto, y en conclusión, para Kant, el conocimiento humano no es total: se encuentra limitado. Ahora que sabemos cómo conoce el ser humano, podemos entender qué propone Kant con el giro copernicano: En épocas anteriores, la materia era la protagonista del conocimiento y el sujeto, que aportaba la forma, se adaptaba a este primero, adoptando una postura pasiva. Con el giro copernicano, Kant comienza a considerar al sujeto como un elemento activo, cambiando radicalmente el anterior enfoque tradicional. Porque, si el sujeto se adaptara pasivamente a los objetos, ¿se podría conocer a priori algo de ellos? Evidentemente, no, porque si fuera así todo lo que de ellos conocíéramos sería consecuencia de ellos mismos (a posteriori, por tanto, al contrario de lo que buscamos). Y además podríamos conocer todo lo que existiera puesto que solo tendríamos que adaptarnos a ello, algo que no casa con la teoría kantiana por la existencia, como ya sabemos, de los noúmenos. Al haber explicado cómo funciona el conocimiento humano partiendo del giro copernicano, Kant comenzará a plantearse si la metafísica puede ser considerada una ciencia. Finalmente llegará a la conclusión de que no porque, si aplicamos el giro copernicano a la metafísica nos daremos cuenta de que no existe una materia de la que partir para conocer pues esta discipina estudia conceptos tales como mundo, alma y Dios que no pueden ser percibidos por la sensibilidad ni categorizados (aunque generalmente se intente). Esto será desarrollado y concluido en la segunda parte de su obra Crítica de la razón pura
Critrasmeta:
Kant fue un excelente intelectual, profesor de universidad, con la cátedra en lógica y metafísica. Uno de sus antecedentes filosóficos fue el debate entre Racionalismo y Empirismo; esta primera postura defiende la razón como medio para conocer y prescinde de los sentidos que nos engañan y el Empirismo defiende lo contrario: los sentidos como base para el conocimiento, rechazando la razón…… En un primer momento, leyendo las tesis de Wolff, Kant adopta una postura racionalista pero al leer a Hume despierta del sueño dogmático y se da cuenta que ambas posturas se necesitan entre ellas para poder conocer porque el Racionalismo, por sí mismo, tiende a caer en el dogmatismo y solipsismo al crearse dogmas incuestionables y al no poder demostrar otra realidad que vaya más allá de nuestro conocimiento, respectivamente. Y el Empirismo también tiene un problema claro: no puede demostrar la ciencia (disciplina que, en la época, estaba en pleno avance). Kant explica la ciencia de la siguiente manera: la ciencia tiene como carácterísticas que es necesaria, universal y progresiva y se enuncia mediante juicios (expresión que relaciona un sujeto con un predicado). Es algo evidente que cualquier enunciado científico se manifiesta mediante juicios: “si el cuerpo recibe calor, se dilata”, “si derribo un muro, se caerá”. Pero no cualquier juicio es científico, sólo lo son aquellos que son sintéticos y a priori. Los juicios sintéticos son en los que el predicado no se encuentra en el sujeto y, por tanto, nos proporcionan nueva información aunque, que un juicio sea sintético, no nos garantiza que la nueva información recibida sea universal, necesaria y progresiva; necesitamos que los juicios sean también a priori (aquellos que sabemos que son verdaderos sin necesidad de aludir a la experiencia (2+2=4)). Con el conocimiento a priori llegamos al término trascendental. Kant dice: “llamo trascendental a todo conocimiento que se ocupe en general no de los objetos, sino de nuestra forma de conocimiento de los objetos”. Lo trascendental, por tanto, hace referencia a las formas a priori de nuestro conocimiento, a nuestra forma de conocer. Estas condiciones humanas (trascendentales) son previas al reconociendo de los objetos, por tanto son a priori. En este punto sabremos que a priori y trascendental se encuentran al mismo nivel, con la pequeña diferencia que el término a priori hace referencia a la experiencia (pues significa independiente de la experiencia) y el término trascendental hace referencia a las formas cognitivas del ser humano que ya están presentes antes de conocer. También es necesario saber que trascendental no es lo mismo que trascendente. Trascendente es aquello que va más allá de la experiencia, es decir, que la trasciende. Una vez sabemos cómo se enuncia la ciencia hemos de entender cómo conocemos. En épocas anteriores se había pensado que el ser humano se adaptaba al objeto de estudio para conocer, con el giro copernicano esto cambia. Para Kant es necesario que el objeto se adapte al sujeto y no al contrario porque si no fuera así, todo lo que de ellos conocíéramos sería consecuencia de sí mismo (a posteriori, por tanto, al contrario de lo que buscamos).
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La razón se compone por la sensibilidad y el entendimiento. La sensibilidad es la facultad de la razón que nos permite captar sensiblemente la información (es el elemento pasivo de esta) y el entendimiento es quien, más tarde, coge la información, la compara y la contrasta, realizando así una tarea activa en este proceso. Tanto la sensibilidad como el entendimiento tienen unos límites en el proceso de conocimiento. Respecto a la sensibilidad: no podremos percibir sensiblemente los objetos que no se engloben en el espacio y el tiempo (formas a priori de la sensibilidad y, para Kant, intuiciones puras que se estudian con la estética trascendental) en el que vivimos pues son condiciones que la naturaleza humana impone de forma innata a la hora de percibir la información que existe en el entorno. Esta facultad se relaciona con las matemáticas porque el espacio es estudiado por diversas ramas de esta ciencia como la geometría y el tiempo con la aritmética, por ejemplo. Respecto al entendimiento: no se puede procesar los objetos percibidos cuando estos no se adapten a la organización racional del ser humano, es decir, a nuestras categorías (formas a priori del entendimiento y para Kant, conceptos puros que se estudian con la analítica trascendental). Se relacionan con la física porque esta ciencia categoriza los fenómenos sensibles que estudia. Dado que las formas trascendentales son fundamentales en el proceso de conocimiento, se hace necesario un análisis de ellas (mediante la estética y la analítica trascendental) para entender cómo es posible la ciencia y clarificar si la metafísica puede o no ser una de ellas, segundo objetivo fundamental de su obra Crítica de la razón pura que se estudiará con la dialéctica trascendental. Kant convierte a la razón en juez de sí mismo, en su afán de entender en profundidad el proceso de conocimiento y sus límites. Ese es pues, fin de la KRV, y por eso, le pone el apellido de trascendental a cada una de sus partes. Toda esta teoría kantiana nos afirma que existe una materia percibida con la sensibilidad y categorizada por medio del entendimiento, facultades que se encuentran limitadas por espacio y tiempo y categorías, respectivamente (que son facultades trascendentales a priori de nuestra razón) y que nos permiten conocer y enunciar lo conocido mediante juicios sintéticos a priori (científicos), teoría la cual se conocería posteriormente como idealismo trascendental.
Dfenynoum:
Nos encontramos en una etapa de pleno avance científico. Dos siglos atrás, Copérnico, un famoso astrónomo, había descubierto que el sol no giraba alrededor de la tierra sino que sucedía al revés. Este hecho fue aprovechado por Kant para dar nombre a una parte fundamental de su teoría sobre el conocimiento: el giro copernicano. Para Kant, todo conocimiento parte de la materia (un soporte plenamente experimental) y el ser humano, con su racionalidad, lleva a cabo un proceso concreto hasta llegar al conocimiento. En épocas anteriores, esta materia de la que hablamos era la protagonista del conocimiento y el sujeto, que aportaba la forma, se adaptaba a este primero, adoptando una postura pasiva. Con el giro copernicano, Kant comienza a considerar al sujeto como un elemento activo, cambiando radicalmente el anterior enfoque tradicional, algo que para él es imprescindible si quiere explicar su visión de cómo funciona el proceso cognitivo del ser humano. Kant dice que la razón se compone por la sensibilidad y el entendimiento. La sensibilidad es la facultad de la razón que nos permite captar sensiblemente la información (es el elemento pasivo de esta) y el entendimiento es quien coge la información, la compara y la contrasta, realizando así una tarea activa en este proceso. Tanto la sensibilidad como el entendimiento tienen unos límites en el proceso de conocimiento. Es decir, no se puede conocer todo lo que existe pues estamos limitados por diferentes factores. Respecto a la sensibilidad: no podremos percibir sensiblemente los objetos que no se engloben en el espacio y el tiempo en el que vivimos pues son condiciones que la naturaleza humana impone de forma innata a la hora de percibir la información que existe en el entorno a las que Kant llama intuiciones puras, consideradas las formas a priori de esta facultad. Respecto al entendimiento: no se puede procesar los objetos percibidos cuando estos no se adapten a la organización racional del ser humano, es decir, a nuestras categorías (formas a priori del entendimiento, llamadas por Kant conceptos puros). Un ejemplo de categoría: la de causalidad (nadie concibe que pase algo sin ninguna causa). Una vez la materia es sensibilizada en un tiempo y espacio común al sujeto y categorizada por el entendimiento (adaptándose, por ende, a sus formas a priori según el giro copernicano) se produce lo que es llamado por Kant como fenómeno, que viene siendo, en conclusión, el objeto condicionado por el sujeto. Por contra, aquella materia que no se haya podido adaptar a las formas a priori de la sensibilidad y el entendimiento y que, por tanto, aunque exista, no podremos conocer, será llamada noúmeno. Según explica Kant el conocimiento humano, podemos advertir que existe una realidad (formada por los noúmenos) que puede existir pero que nuestra racionalidad no alcanza a conocer. Es por esto que, para Kant, el conocimiento humano se encuentra limitado por las formas a priori de nuestro conocimiento. Esto verifica una vez más su teoría sobre el giro copernicano puesto que si fuera el objeto quien condicionara al sujeto, simplemente este segundo tendría que adaptarse al objeto y se podría conocer todo lo existente, en cambio según la visión kantiana y, relacionando el giro copernicano con el proceso de conocimiento científico, esto no puede darse si tenemos en cuenta nuestras limitaciones evidentes (espacio, tiempo y categorías) como seres humanos. Desde el momento en que afirma que la ciencia es posible y explica su funcionamiento, comienza a plantearse si la metafísica puede considerarse una de ellas, otra de las pretensiones fundamentales de su Crítica de la razón pura.
Condconcienti
«Este análisis pretende el método con el que operan las ciencias que están consolidadas y han podido desarrollarse por el «camino seguro», con la intención de aplicar dicho método a la metafísica, y así, al fin, ésta convertirse una verdadera ciencia»Kant fue un excelente intelectual, profesor de universidad, con la cátedra en lógica y metafísica. Uno de sus antecedentes filosóficos fue el debate entre Racionalismo y Empirismo; esta primera postura defiende la razón como medio para conocer y prescinde de los sentidos que nos engañan y el Empirismo defiende lo contrario: los sentidos como base para el conocimiento, rechazando la razón. En un primer momento, leyendo las tesis de Wolff, Kant adopta una postura racionalista pero al leer a Hume se da cuenta que ambas posturas se necesitan entre ellas para poder conocer porque el Racionalismo, por sí mismo, tiende a caer en el dogmatismo y solipsismo al crearse dogmas incuestionables y al no poder demostrar otra realidad que vaya más allá de nuestro conocimiento, respectivamente. Y el Empirismo también tiene un problema claro: no puede demostrar la ciencia. Por tanto, Kant sostendrá una propuesta unificadora donde valorará ambas posturas en el proceso del conocimiento que explicará de la siguiente manera: El conocimiento científico se basa en dos componentes principales: la existencia del mundo exterior y los acontecimientos que en él ocurren (un soporte plenamente experimental) y el ser humano que, con su racionalidad, intenta explicarlos. Es por ello que Kant no puede descartar ninguna de las dos posturas, lo que podemos observar en su frase: “Todo conocimiento parte de la experiencia pero no todo procede de ella”. La ciencia, con todos sus componentes, debe ser universal, necesaria y progresiva: necesaria porque una vez enunciadas las condiciones de este conocimiento siempre se dan, necesariamente, de la misma manera (siempre que ocurre A, el resultado es B), además se aplica universalmente en todos los lugares y momentos de la misma forma y es progresiva porque continuamente nos proporciona nueva información. Estudiando la ciencia y sus condiciones, Kant se da cuenta de que esta se construye por juicios. Un juicio es una expresión que relaciona un sujeto con un predicado. Es algo evidente que cualquier enunciado científico se manifiesta mediante juicios: “si el cuerpo recibe calor, se dilata”, “si derribo un muro, se caerá”. Pero no cualquier juicio es científico, sólo lo son aquellos que son sintéticos y a priori. Los juicios sintéticos son en los que el predicado no se encuentra en el sujeto y, por tanto, nos proporciona nueva información aunque, que un juicio sea sintético, no nos garantiza que la nueva información recibida sea universal, necesaria y progresiva; necesitamos que los juicios sean también a priori (aquellos que sabemos que son verdaderos sin necesidad de aludir a la experiencia (2+2=4)). Con estos juicios podremos alcanzar a conocer nueva información (sintéticamente) y que sea esta nueva información universal, necesaria y progresiva (a priori). Sabemos que la ciencia ha de enunciarse mediante juicios sintéticos a priori para establecer mediante leyes universales, necesarias y progresivas, una descripción veraz sobre una determinada área de la realidad, basándose, previamente, en la experiencia y en los hechos, pero ¿cómo conoce el ser humano? Explicar esto para él es fundamental sobre todo porque si explica cómo funciona el conocimiento científico podrá averiguar si la metafísica puede ser considerada una ciencia, segundo objetivo fundamental de su teoría.!En épocas anteriores se había pensado que el ser humano se adaptaba al objeto de estudio para conocer, con el giro copernicano esto cambia. Para Kant es necesario que el objeto se adapte al
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Pero no cualquier juicio es científico, sólo lo son aquellos que son sintéticos y a priori. Los juicios sintéticos son en los que el predicado no se encuentra en el sujeto y, por tanto, nos proporciona nueva información aunque, que un juicio sea sintético, no nos garantiza que la nueva información recibida sea universal, necesaria y progresiva; necesitamos que los juicios sean también a priori (aquellos que sabemos que son verdaderos sin necesidad de aludir a la experiencia (2+2=4)). Con estos juicios podremos alcanzar a conocer nueva información (sintéticamente) y que sea esta nueva información universal, necesaria y progresiva (a priori). Sabemos que la ciencia ha de enunciarse mediante juicios sintéticos a priori para establecer mediante leyes universales, necesarias y progresivas, una descripción veraz sobre una determinada área de la realidad, basándose, previamente, en la experiencia y en los hechos, pero ¿cómo conoce el ser humano? Explicar esto para él es fundamental sobre todo porque si explica cómo funciona el conocimiento científico podrá averiguar si la metafísica puede ser considerada una ciencia, segundo objetivo fundamental de su teoría.!En épocas anteriores se había pensado que el ser humano se adaptaba al objeto de estudio para conocer, con el giro copernicano esto cambia. Para Kant es necesario que el objeto se adapte al y no al contrario porque si no fuera así, todo lo que de ellos conocíéramos sería consecuencia de sí mismo (a posteriori, por tanto, al contrario de lo que buscamos). La razón se compone por la sensibilidad y el entendimiento. La sensibilidad es la facultad de la razón que nos permite captar sensiblemente la información (es el elemento pasivo de esta) y el entendimiento es quien, más tarde, coge la información, la compara y la contrasta, realizando así una tarea activa en este proceso. Tanto la sensibilidad como el entendimiento tienen unos límites en el proceso de conocimiento. Respecto a la sensibilidad: no podremos percibir sensiblemente los objetos que no se engloben en el espacio y el tiempo (formas a priori de la sensibilidad y, para Kant, intuiciones puras) en el que vivimos pues son condiciones que la naturaleza humana impone de forma innata a la hora de percibir la información que existe en el entorno. Esta facultad se relaciona con las matemáticas porque el espacio es estudiado por diversas ramas de esta ciencia como la geometría y el tiempo con la aritmética, por ejemplo. Respecto al entendimiento: no se puede procesar los objetos percibidos cuando estos no se adapten a la organización racional del ser humano, es decir, a nuestras categorías (formas a priori del entendimiento y para Kant, conceptos puros). Se relacionan con la física porque esta ciencia categoriza los fenómenos sensibles que estudia. Kant concluye su primera pregunta de la siguiente manera: sí es posible la ciencia. Tanto las matemáticas como la física, que son ciencias, se acoplan a este funcionamiento utilizando la parte sintética que viene dada por la materia y su parte puramente experimental que nos facilita el inicio del proceso cognitivo y por la parte a priori que es garantizada por la razón con sus dos facultades (sensibilidad y entendimiento) que aportan la forma donde se percibe, englobada en un espacio y un tiempo común al sujeto, la materia existente y se categoriza según el entendimiento de dicho sujeto, corroborando a su vez que el sujeto no es un ente pasivo en este proceso sino que cobra gran importancia y actividad en el mismo, de acuerdo con el giro copernicano. Una vez definida la ciencia, comenzará a estudiar si la metafísica puede convertirse en ciencia y, según sus estudios anteriores, determinará que no puesto que esta estudia conceptos que carecen de materia que sensibilizar y categorizar.
Cont
La filosofía de Kant (1724-1804) se inscribe dentro del movimiento ideológico-filosófico
denominado llustración, movimiento que destruye definitivamente las bases sociales del
antiguo régimen y que, ayudado por los cambios científicos y sociales iniciados dos siglos
atrás, hace posible la aspiración a una transformación completa de la sociedad. Este ideal
de transformación que impregna el interés renovador de los ilustrados se concreta en una
serie de temas tratados de manera unánime por ellos: el ideal de progreso, basado en la
racionalidad humana y de acuerdo con la naturaleza, debía de conseguir llevar al ser
humano a liberarse de las cadenas que la tradición, las supersticiones, el dogmatismo, la
opresión y la ignorancia habían lastrado a la sociedad.
Desde el aspecto estrictamente filosófico, podemos afirmar que la filosofía kantiana.
(su criticismo) supone la superación sintética de los planteamientos de las dos escuelas
filosóficas que se habían desarrollado durante la Modernidad: Racionalismo y Empirismo.
El primero afirmaba que el conocimiento cierto y seguro procedía de la razón y no de la
| experiencia (Descartes); mientras que el Empirismo defendía que el conocimiento
verdadero pröcedía de la experiencia, con lo que caía en un cierto escepticismo en
relación a los temas metafísicos que preocupan al ser humano: Dios, alma. Libertad y
mundo (Hume). Para Kant las dos corrientes cometían el mismo error epistemológico y
era el de bustar el fundamento del conocimiento (la garantía de su validez) en el origen
dėl mismo. La solución kantiana consiste en evidenciar las condiciones de posibilidad de
Gualquier conocimiento que aspire a ser verdadero. Esas condiciones van a ser dos: el
conocimiento debe partir de la experiencia (contra el Racionalismo) y debe tener, no
obstante, una dimensión a priori, debe ser universal y necesario (contra el Empirismo),
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Filosóficamente hablando, la postura de Kant representa la síntesis más madura del siglo de la lustración. Así, elpensamiento kantiano está fuertemente influenciado por los planteamientos racionalista y empirista, así como por la física newtoniana; pero Kant no se decanta unilateralmente a favor de ninguno de ellos. La física newtoniana es para Kant el modelo-de-conocimiento universal y necesario del-que- nadie puede dudar. La cuestión, por tanto, no es si la ciencia es posible o no, sin cómo es posible. A través de la obra de Newton, Kant llega a la conclusión de que la filosofía, al igual que la ciencia, debe dirigir su mirada a la experiencia, Por otra parte, Kant somete la razón a la crítica para resolver los errores.Epistemológicos que cometieron.Los racionalistasy los empiristas Para Kant el facionalismo incurría en dogmatismo porque no contaba con las experiencias para verificar el conocimiento, solo consideraba cierto y seguro el conocimiento racional y solo aceptaba con su fundamento las «ideas innatas» y Kant no acepta este «innatismo». Por otra parte, Kant considera que el Empirismo de Hume incurría en escepticismo porque solo aceptaba la experiencia como conocimiento cierto y seguro negando las ideas innatas y con ese planteamiento no es posible afirmar la universalidad y – necesidad propia del conocimiento científico. En cambio, el movimiento ilustrado niega las «ideas innatas», la razón es una facultad que se desarrolla con la experiencia y la razón no es el principio, sino la fuerza transformadora de la realidad. Indudablemente, Kant no toma a la experiencia en el sentido en el que se la planteó el Empirismo de Hume, sino que, admitirá que la razón no puede ir más allá de los límites de la experiencia. Es decir, Kant no concluirá, como Hume, que del análisis de la experiencia sensible debamos llegar a la conclusión de que no puede haber leyes de carácter general que rijan o expliquen esa misma experiencia. Kant propone superar ambos planteamientos en el criticismo: ver cuáles son las condiciones de posibilidad de cualquier conocimiento que aspire a ser verdadero. Y lo hace a través del método trascendental. Aquí cabe decir que el concepto de trascendental de Kant difiere del de los empiristas en que estos lo consideran como lo que está más allá de la frontera del mundo empírico (Dios), mientras que el autor distingue entre lo trascendente (lo que está más allá de toda experiencia posible y no se puede conocer) y lo trascendental, la auténtica novedad que introduce el auto, que se refiere a la condición de posibilidad del conocimiento de las cosas (objetos, cosas del mundo empírico, fenómenos). Finalmente, cabe destacar asimismo la revisión que, con respecto al sujeto del conocimiento, realiza Kant frente al papel que se le había otorgado en el modelo racionalista. Así, el «yo puro» Odel Racionalismo.Da paso al «yo trascendental», las cosas se amoldan a nosotros, pero las cosas existen, tienetuna entidad independiente del sujeto que las conoce de un único modo posible: elsuyo propið. Kant se muestra como un entusiasta partidario de sacar a los hombres de la «minoría de edad» a través, entre otros posibles medios o instrumentos, de la educación. El optimismo ilustrado O Paekant, aunque no es ingenuo, sí que refleja esa confianza generalizada de su época en el progreso que debía emprender la Humanidad hacia formas de vida más racionales y libres. Sin embargo, no apreciamos tal confianza en un autor como Rousseau, al cual Kant tuvo muy en cuenta en otros aspectos de su filosofía. El primer punto de distanciamiento de Rousseau con el resto de los ilustrados es su crítica de la idea de progreso. Afirma que la progresiva adquisición de cultura y civilización no ha llevado al hombre ni a la humanidad a una situación mejor, sino a un estado de progresiva corrupción. Sostiene que ese empeoramiento de la humanidad no se debe a una maldad connatural al ser humano, sino que es resultado de una evolución histórica, de una situaciớn social y política concreta que ha producido tales efectos negativos. En el ámbito religioso, los ilustrados luchan contra lo que consideran dogmatismo e irvacionalidad religiosa y se dividen en deístas (Voltaire, Dios creó el mundo y luego dejó de intervenir en él) y teístas (Rousseau, Dios creó el mundo e interviene continuamente en él, porld que podemos conocerlo a través de la razón o del sentimiento).