Justificación del texto
Descartes, padre del Racionalismo y del pensamiento moderno, inicia su filosofía con el intento de superar el escepticismo, para encontrar una primera verdad evidente, indudable que fundamente su sistema filosófico. Descartes ve en las matemáticas el modelo del saber. Para rebatir el escepticismo pondrá en práctica la duda metódica, que equivale al método.
Dudando de todo, llega a un principio indudable, el Cogito, puedo dudar de todo, pero hay algo que se resiste a la duda: el hecho de que mientras pensamos, existimos.
El cogito corrobora el criterio de verdad que había propuesto en la primera regla, ya que ha encontrado una que tiene las carácterísticas de la claridad y la distinción. Con el criterio de verdad llegamos a la razón como fuente de conocimiento, pero descartamos el conocimiento sensible.
Al olvidar los sentidos como fuente de conocimiento, surgen otras dudas: la duda de la existencia del mundo exterior, de que seamos un cuerpo… Esto plantea el problema de objetividad: ¿se corresponden nuestras ideas con los objetos del mundo exterior cuya existencia permanece en duda?
El distinguir el pensamiento (cogito) de cualquier otra realidad, Descartes llegará al dualismo ontológico y antropológico que plantea dos problemas: la comunicación entre el sujeto y la realidad exterior, la comunicación entre el alma y cuerpo.
Ahora necesitamos recuperar la objetividad del conocimiento demostrando la existencia real de ese mundo exterior al que presuntamente se refieren mis ideas. Para ello hay que encontrar un criterio de certeza objetivo, que garantice la objetividad de mi conocimiento y de la «realidad» del mundo exterior. Analizando las ideas que ve en el Cogito (innatas, adventicias y facticias), encontrará la idea innata de Perfección. Aplicando el principio de causalidad llegará a la conclusión de que sólo un Ser Perfecto ha hecho que esa idea esté en mí, concluyendo en que Dios, Ser Perfecto, existe. Dios segunda sustancia en el orden del conocer, pero primera en el orden del ser, servirá para demostrar la existencia del mundo exterior. Dado que todo hombre cree espontán en su existencia y Dios es un ser veraz, bueno y todopoderoso, el mundo exterior tiene necesariamente que existir, así se restituye la objetividad del conocimiento. Entonces, ¿cuál es la esencia de ese mundo exterior y qué puedo conocer de él con evidencia? Del mundo exterior sólo son evidentes aquellas ideas innatas, coincidiendo con las que manejan los geómetras: longitud, anchura, profundidad, más el movimiento. Respecto al dualismo se distingue el pensamiento de cualquier otra realidad. La libertad humana sólo puede mantenerse si se afirma el dualismo cuerpo/mente. La mente, es espíritu y no se somete a leyes físicas.Descartes lo explica con un corte fisiológico: la uníón y comunicación entre el alma y el cuerpo se verificará por un pequeño órgano situado en la base del cerebro: “la glándula pineal”. La solución cartesiana no responde a esta cuestión y cierra el problema en falso.
2(Pero no podía opinar lo mismo…Que fuese Dios)
Temática: Demostración de la existencia de Dios
El texto pertenece a la cuarta parte del Discurso del método, que según Descartes reconoce es su parte central. En él aborda los fundamentos de su metafísica siguiendo las reglas propuestas en la segunda parte. La búsqueda de la certeza implica poner en práctica la duda metódica y provisional en todo el ámbito del conocimiento, tras la cual descubre un primer principio indudable: pienso, luego soy, a partir del cual y por deducción establece los dos restantes principios de su sistema: Dios y mundo.
Descartes descubre la idea de perfección analizando el acto de dudar que implica la idea de imperfección
Concluye en que de la idea innata de perfección podemos obtener intuitivamente la existencia de Dios.
El fundamento al argumento se encuentra en el Principio de Causalidad, que dice que «todo efecto tiene una causa correspondiente».
El argumento es:
– Es indudable que el hombre encuentra en sí mismo la idea de «ser perfecto» o «infinito»: yo tengo en mi mente la «idea de perfección»
– Esa «idea» no puede proceder de cosas del mundo exterior que son imperfectas.
– Tampoco puede proceder de mí que soy imperfecto.
-Tiene que proceder de un Ser infinito y perfecto, Dios, que las ha grabado en nuestras mentes desde el momento de nuestra creación: Es una idea innata.
La idea de «perfección» ha sido impresa por Dios en mi mente y es la marca del Artífice divino inscrita en su obra.
Aún teniendo la idea de sustancia no podría tener la idea de sustancia infinita siendo yo un ser finito, de no haber sido puesta en mi una sustancia infinita.
3 (A esto añadía…Que se daban en Dios))
Temática: Demostración de la existencia y esencia de Dios como causa de mi ser a través del Principio de Causalidad
El texto pertenece a la 4º parte del discurso del método siendo su parte central. En él aborda los fundamentos de su metafísica siguiendo las reglas propuestas en la segunda parte. La búsqueda de la certeza implica poner en práctica la duda metódica y provisional en todo el ámbito del conocimiento. Así descubre un principio indudable: pienso luego soy, a partir del cual establece los dos principios restantes de su sistema: Dios y mundo.
Descartes después de haber demostrado que Dios es la causa de mi «idea de perfección o infinito», ahora demuestra que también es «la causa de mi ser». Es decir, va a demostrar su esencia, lo que Dios es, partiendo de los seres creados, por lo tanto es a posteriori, utilizando el Principio de Causalidad ya que el efecto requiere una causa y dado que no puede haber más perfección en el efecto que en la causa.
Solo un ser con todas las perfecciones ha podido ser la causa de mi ser.
Esta demostración recuerda la tercera vía de la contingencia, ya que yo no dependo de mí, si yo fuera mi propia causa me habría creado con las perfecciones que me faltan para ser perfecto: infinito, inmutable, omnisciente… Las cuales construyen la esencia de Dios, este posee todas las perfecciones.
1 Así pues… Demostración
El texto pertenece a la 4º parte del discurso del método siendo su parte central. En él aborda los fundamentos de su metafísica siguiendo las reglas propuestas en la segunda parte. La búsqueda de la certeza implica poner en práctica la duda metódica y provisional en todo el ámbito del conocimiento. Así descubre un principio indudable: pienso luego soy, a partir del cual establece los dos principios restantes de su sistema: Dios y mundo.
La temática del texto es la puesta en práctica de la duda metódica que no afectan a las costumbres. En el ámbito de las costumbres a veces hay que seguir por prudencia, opiniones discutibles o inciertas. Lo que llama en la tercera parte la «moral tradicional»
Descartes está aplicando la duda metódica y busca encontrar algo evidente, claro y distinto para así analizar todo el ámbito del conocimiento. Lo realiza analizando los sentidos y la razón.
El primer motivo de duda son los sentidos, que engañan con relación a la esencia y a la existencia ya que puede tratarse de un sueño. El segundo motivo de duda es la razón, relaciónándola con el paralogismo y lo lógico.
Como conclusión, dudando de todo llegamos al cógito.