Sócrates y el hombre sabio y virtuoso
La filosofía socrática surgíó en un contexto histórico protagonizado por la decadencia de Atenas, ciudad-estado amada por Sócrates y por la presencia política de los sofistas, a quien Sócrates culpó del declive. Sócrates le dice a los sofistas que si cada uno entiende por bueno algo distinto, como se pueden elaborar leyes que sean ’buenas’/’justas’, por tanto, se prioriza crear un método que posibilite definiciones universales de los valores como lo justo y lo bueno.
Por tanto, su propuestas se conoce bajo el nombre de intelectualismo moral:
Intelectualismo – existe la verdad, esos valores, son posible definirlos objetivamente
Moral – La virtud (ser justos) es saber
Solo conociendo que es justo, uno puede ser justo. Su antropología no analiza en profundidad al ser humano sino un ideal que debe alcanzarse: seres humanos sabios y, por consecuencia virtuosos
El método socrático
Para conocer esas definiciones universales hace falta usar el método socrático, fundamentado en el diálogo mediante preguntas en el que caben distinguir dos fases…
– Ironía: Tras elegir un tema sobre el que dialogar, Sócrates interroga a interlocutor y examina resps. Evidencia la ignorancia del interlocutor, dado que se limita a dar ejemplos concretos contradictorios entre sí en vez de una definición objetiva. De ahí viene la ironía, destinada a que el interlocutor reconozca su ignorancia (solo se que no se nada)
– MayéÚtica: Tras reconocer la ignorancia, hace falta que la verdad aflore, que esas definiciones universales sean dadas con objetividad. (Sacar fuera) Implica que el interlocutor guarda en su interior esas definiciones pero el no reconocer su ignorancia impide expresarlas. Al estar despejado el camino, se pueden definir con objetividad esos valores universales
Intelectualismo moral
Tras superar el relativismo epistemológico, se posibilita superar el relativismo moral, objetivo de la propuesta socrática. Al ya saber que es la justicia, la podremos poner en práctica, en la vida y lo social. La racionalidad teórica queda paralela (en correspondencia) con la racionalidad práctica: Intelectualismo moral. La utilidad del conocimiento estriba en que constituye el paso necesario para alcanzar conducta moral adecuada.
El mal es consecuencia de la ignorancia ya que la voluntad se adhiere al bien cuando este se conoce. Por ello, la educación es relevante para Sócrates, puesto que nadie hace el mal a sabiendas, y por ello al que se equivoca hay que enseñarle y no castigarlo.
Platón y el hombre como ser educable
El dualismo ontológico platónico (ideas-sensible) se traduce en su antropología en un dualismo cuerpo–
alma.
El hombre es un compuesto irresoluble de cuerpo y alma
– El cuerpo es material/mortal: Es una cárcel para el alma. El lugar natural del cuerpo es el sensible
– El alma es inmaterial/inmortal/ingénita: Su lugar natural es las ideas, donde preexistía, ahora está encerrada. Posee, al igual que las ideas, las carácterísticas del mundo de las ideas
– El alma es principio de vida y de movimiento: El cuerpo es inanimado
– El alma es principio de conocimiento: El alma como expresión de lo excelso que hay en el ser humano
– La uníón cuerpo-alma es antinatural ya que el alma desea regresar al mundo de las ideas
Esta descripción enmarca la tesis básica de su antropología:
El hombre es su alma, y esta quiere contemplar de nuevo las ideas. El cuerpo es un obstáculo para ello
División tripartita del alma
Platón propone la división tripartita del alma:
– Alma racional (inteligencia): Es la parte más noble. Su función es el conocimiento de las ideas y guía a las otras dos. Inmortal y situada en la cabeza, su virtud es la prudencia/sabiduría
– Alma irascible (sede de pasiones nobles): Simboliza el valor y la voluntad. Situada en el pecho, es fuente de pasiones nobles y simples. Su virtud es la fortaleza. Muere con el cuerpo.
– Alma concupiscible (sede de pasiones innobles): Simboliza los placeres y apetitos sensibles. Es la parte del alma más similar al cuerpo, entonces tiende al mundo sensible. Situada en el abdomen. Tiene como virtud la templanza. Muere con el cuerpo
Cada parte del alma necesita su virtud para ejercer su función. La primera para distinguir el bien, la segunda para hacerlo y la tercera para no dejarse llevar por malas pasiones.
Cuando los 3 ejercen su función, surge la armónía del alma. Platón lo identifica con la virtud de la justicia. El hombre justo es el que consigue que la racional guíe a la irascible, y que ambas dominen sobre el concupiscible
La justicia es el ideal máximo al que debe aspirar el ser humano. El hombre justo encamina su vida a conocer el bien (Alma racional) y armoniza sus acciones
Aristóteles y la finalidad del ser humano
Aristóteles define al hombre como unidad sustancial de cuerpo y alma. El cuerpo es materia y el alma, forma. El hombre no es una dualidad, sino una unidad. El pensamiento aristotélico revaloriza el cuerpo, ya que no es la cárcel del alma
– El hombre no es sólo alma, sino también cuerpo. No existe ni cuerpo sin alma ni alma sin cuerpo
– El cuerpo no es principio de conocimiento, pero permite su inicio, al ser el primer contacto con la realidad mediante los sentidos
Sin embargo, el alma es forma (aquello que hace que la sustancia sea lo que es y no otra cosa), entonces resulta necesario profundizar en ella para llegar a una visión adecuada sobre lo que es el ser humano:
– El alma es principio de vida, ya que anima al cuerpo
– El alma posee tres funciones: Vegetativa, sensitiva e intelectiva
– Todos los seres vivos poseen alma: Sus diferencias responden a como el alma anima al cuerpo
Aristóteles aborda la cuestión de las funciones del alma en ‘De anima’
– Alma vegetativa: Posibilita la respiración, la nutrición, el crecimiento y la reproducción. Lo poseen todos los seres vivos. En las plantas es la única función
– Alma sensitiva: Posibilita el conocimiento sensible, los apetitos propios del cuerpo y el movimiento. La poseen los animales y el ser humano
– Alma intelectiva: Posibilita el conocimiento y la voluntad. Es específica del ser humano y es principio del conocimiento
El helenismo y la búsqueda de la felicidad
Las propuestas antropológicas de Sócrates, Platón y Aristóteles no son separables de sus vertientes éticas y políticas. Para ellos, la polis era una forma de vida que otorga una identidad propia y relevancia social a sus ciudadanos, que les permitía ser parte de un todo estructurado, a parte de un lugar para vivir.
El helenismo supuso la desintegración de las polis griegas, con la pérdida de estos referentes para sus ciudadanos. Esto se sumó a la influencia de ‘ideas extrañas’ de lejos del Imperio. La lengua griega, gracias a Alejandro Magno por su búsqueda de mestizaje cultural, permitíó el intercambio de distintas maneras de entender la vida. La decadencia de la polis fue proporcional a la extensión del helenismo.
La labor filosófica de la época estuvo influida por esto y surgieron nuevas escuelas de pensamiento que trataron de solucionar esa situación de desarraigo ideológico, cultural y social
Epicureísmo, Estoicismo, Esceptimismo, Cinismo y Eclectismo ofrecen las respuestas más relevantes. Estas escuelas centran su reflexión en el ser humano y cómo alcanzar la felicidad en un mundo sin referentes sólidos que sirvan como modelo.
Estoicismo
Escuela fundada por Zenón de Citio. Propuesta ética se resume en el principio siguiente: Para alcanzar la felicidad, el ser humano debe vivir en conformidad con la naturaleza
– Para los estoicos, todo lo que acontece/pasa/sucede está determinado/regido por un principio activo al que denominan logos
– Todo ocurre de manera necesaria, en función de un destino ya prefijado por ese logos. No existe azar
– Vivir conforme a la naturaleza supone la perfecta adecuación de nuestras vidas a ese orden necesario – hay que aceptar lo que el destino nos depare
– Esta aceptación implica la verdadera sabiduría
– Esta sabiduría se consigue mediante el control y dominio de pasiones, impulsos a través de la razón que participa en ese logos universal.
El ser humano se deja llevar por las pasiones, por hacer mucho caso al cuerpo, que conlleva el oscurecimiento de la razón y la imposibilidad de sabiduría. Entregarse a las pasiones es vivir una vida irreal:
– El control de pasiones nos permite la apatía y la desaparición del sufrimiento
– La apatía conduce a la ataraxia (Serenidad del alma), lo que permite la felicidad auténtica
A partir del 135, el estoicismo penetró en Roma y de la mano de ilustres personajes como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio
Escepticismo, cinismo y eclecticismo
No gozaron de la influencia del estoicismo y el epicureísmo, pero cabe destacar…
– Escepticismo: Escuela fundada por Pirrón de Elis. Sostiene tesis de los sofistas llevados a su máxima radicalidad y presentadas como ideal de vida (felicidad).
Al no ser posible el conocimiento objetivo, se recurre a la suspensión del juicio (epojé), es decir, mantener una indiferencia con todo lo que acontece, y guardar silencio. Es este el único modo de alcanzar la ataraxia (imperturbabilidad del alma). Sólo el escéptico alcanza la felicidad
– Cinismo: Escuela fundada por Antístenes, Diógenes de Sinope. Proponen un ideal basado en la autosuficiencia/autarquía. Diógenes llevó al extremo dicho ideal al considerar que la vida debe vivirse de manera natural, prescindiendo de toda convencíón social y cultural. Una vida feliz es similar a la de los animales.
– Eclecticismo: De raíces griegas pero que adquiríó protagonismo en Roma con Marco Tulio Cicerón. Hace referencia a toda posición filosófica que intenta unificar en una propuesta elementos propios de diversas corrientes o escuelas. En este caso, intentaron conciliar aspectos muy distintos de escuelas helenísticas como epicureísmo y estoicismo junto con propuestas platónicas y aristotélicas. Se intenta recoger lo mejor de ellas para alcanzar la felicidad.
Escepticismo, cinismo y eclecticismo
No gozaron de la influencia del estoicismo y el epicureísmo, pero cabe destacar…
– Escepticismo: Escuela fundada por Pirrón de Elis. Sostiene tesis de los sofistas llevados a su máxima radicalidad y presentadas como ideal de vida (felicidad).
Al no ser posible el conocimiento objetivo, se recurre a la suspensión del juicio (epojé), es decir, mantener una indiferencia con todo lo que acontece, y guardar silencio. Es este el único modo de alcanzar la ataraxia (imperturbabilidad del alma). Sólo el escéptico alcanza la felicidad
– Cinismo: Escuela fundada por Antístenes, Diógenes de Sinope. Proponen un ideal basado en la autosuficiencia/autarquía. Diógenes llevó al extremo dicho ideal al considerar que la vida debe vivirse de manera natural, prescindiendo de toda convencíón social y cultural. Una vida feliz es similar a la de los animales.
– Eclecticismo: De raíces griegas pero que adquiríó protagonismo en Roma con Marco Tulio Cicerón. Hace referencia a toda posición filosófica que intenta unificar en una propuesta elementos propios de diversas corrientes o escuelas. En este caso, intentaron conciliar aspectos muy distintos de escuelas helenísticas como epicureísmo y estoicismo junto con propuestas platónicas y aristotélicas. Se intenta recoger lo mejor de ellas para alcanzar la felicidad.
Agustín de Hipona y la interioridad del alma
La propuesta agustiniana de gran inspiración platónica, incide en…
– Define el ser humano según el método platónico: Un alma que se sirve de un cuerpo. El alma como principio de vida y de conocimiento. El alma no preexiste en ningún lugar (creado por Dios) y el cuerpo (creado por Dios) no es cárcel del alma sino un instrumento
– Hipona no plantea el problema del hombre de manera abstracta sino que se centra en el ‘yo’: ser humano concreto que experimenta su propia existencia. El ser humano es persona, por tanto un individuo irrepetible
– Ese centrarse en el yo implica un cambio significativo respecto a las tesis griegas que otorgan primacía al intelecto sobre la voluntad: La voluntad es autónoma con respecto a la razón. La razón conoce pero es la voluntad la que elige (toma decisiones), incluso en contra de lo que a la razón le parezca bueno. La libertad es el distintivo de la voluntad. El hombre bueno, entonces, no es aquel que conoce el bien y lo pone en práctica, sino aquel que ama (voluntad). El amor nos hace ser lo que somos.
Por tanto, estas consideraciones coinciden en una reflexión en torno a tiempo y alma. Nuestra existencia no se desarrolla solo en el presente sino en pasado y futuro también.
El tiempo transcurre en nuestro interior, en el alma, y solo al fijarnos en ella descubriremos nuestra propia riqueza interior, en la que todo se torna presente. MEMORIA, presente guardado de lo que ya fue, ESPERANZA presente guardado de lo que está por llegar, ATENCIÓN presente en presente en aquello que contemplamos, a lo que dirigimos nuestra atención.
Tomás de Aquino y la voluntad orientada al bien
La propuesta tomista de gran inspiración aristotélica, incide en…
– El ser humano no es un alma que se sirve de su cuerpo, sino la unidad sustancial de cuerpo y alma. No obstante, el alma es forma, y es por ello que el alma nos hace ser lo que somos – Alma como principio de vida y conocimiento
– El alma es inmortal y no deja de existir con el cuerpo, como dice Aristóteles
– Entendimiento y voluntad están intrínsecamente unidos
Lo más significativo de la propuesta tomista está en cómo concibe la voluntad
– La voluntad tiende al bien, no por conveniencia sino por naturaleza. Ese bien se identifica con la felicidad
Esta tendencia no implica ausencia de libertad (libre albedrío), puesto que la voluntad puede no querer lo que el entendimiento le presenta e incluso querer el mal. La voluntad puede decirle al entendimiento lo que quiere que se le presente
– El libre albedrío se identifica con la voluntad, y este deberá elegir los medios adecuados para llegar a la felicidad
El humanismo y antropocentrismo renacentista
El Renacimiento (Etapa de transición Edad Media-Edad Moderna) Abarca un periodo de tiempo entre sXV-XVI (Habrá primeras muestras en Italia s.XIV)
Desde la perspectiva filosófica, conviene resaltar estas temáticas…
– Humanismo: Retorno a sabiduría clásica y sin interpretaciones armonizadoras, a modo medieval.
Las artes y las letras recogerán las principales manifestaciones del Renacimiento, y ayudarán a difundir ideas clásicas (políticas, religiosas, artísticas…). El sabio humanista se caracterizará por su curiosidad intelectual y por su afán por obtener conocimientos más profundos de la realidad desde todas las perspectivas.
– Antropocentrismo: El ser humano usando la razón es capaz de interpretar el mundo y su propia existencia. Se pasa de un teocentrismo medieval a un interés por todo tipo de manifestación humana. El ser humano tomará conciencia de su individualidad. EL valor de existencia residirá en la propia originalidad que cada uno sepa aportar a su vida con sus decisiones. Individualidad y libertad van intrínsecamente unidas.
Humanismo y antropocentrismo ensalzan la dignidad del ser humano -dignitas hominis- El ser humano es libre de construir su propia identidad y de transformar la realidad que le rodea.