a Ilustración es un movimiento intelectual europeo y americano centrado en el período comprendido entre la revolución inglesa -1688- 1689- y la Revolución francesa –1789- Surge a partir de la obra de Locke y Newton y culmina en la filosofía de Kant. Se caracteriza por una confianza absoluta en el poder de la razón para resolver todos los problemas, tanto los científico-técnicos como los sociopolíticos( a los que se dará una importancia central).Confianza en la razón, rechazo de las religiones institucionalizadas, defensa exaltada de la libertad frente a cualquier autoritarismo (político o religioso), confianza en el progreso, y defensa de una democratización de la cultura a través, fundamentalmente, de su divulgación (Enciclopedia francesa), serán sus rasgos más carácterísticos. La Ilustración encuentra sus raícesen el humanismo renacentista, que defiende la centralidad del ser humano y no de Dios: El ser humano, y no Dios, pasa a ser el referente y horizonte fundamental de cualquier investigación y creación. La Ilustración no es solo movimiento cultural, sino que actuará como fuerza transformadora de la realidad; de la naturaleza; de la sociedad y el individuo. El humanismo ilustrado:
A nivel político consiste en la lucha por los derechos del hombre. A nivel filosófico, en la búsqueda de una filosofía totamente libre de cualquier dogma y tradición. A nivel científico, en el comienzo de la consolidación de las ciencias humanas 2. Carácterísticas de la razón ilustrada. La razón de la que nos hablan los ilustrados no es algo contrario o superpuesto a la naturaleza. La razón es natural y por tanto universal, es decir, la misma en todos los individuos. Y además es empírica, analítica, crítica y autónoma. Empírica, analítica y crítica porque está inspirada en las teorías de Locke y Newton: La experiencia es el punto de partida, la clave y el límite del conocimiento, y por tanto no se aceptan las ideas innatas de las que hablaban los racionalistas; la razón ha de atenerse siempre a las evidencias empíricas, analizando en base a ellas cualquier idea o creencia. De modo que no es una razón que carece de límites, como la de los racionalistas, sino que está limitada por los datos de los sentidos. Es crítica y analítica no solo porque no se basa en la tradición y analiza cualquier presupuesto, idea o creencia, sino porque se analiza a sí misma, buscando establecer sus propios límites, lo que le hace romper con la metafísica tradicional, que confiaba en la razón para descubrir cualquier verdad por lejana y escondida que estuviese, como defendía Descartes. La razón ilustrada, como acabamos de ver, acepta que no puede ir más allá de los límites que le impone la experiencia (los datos de los sentidos). Y es autónoma en un sentido más fuerte en que lo había sido para el Racionalismo del Siglo XVII: Desde Descartes se considera que la razón es autónoma, es decir, ha de proceder según criterios propios y no utilizando como criterio instancias exteriores (fe, tradición, autoridades); pero la razón, tal y como era entendida por Descartes, estaba tutelada y dependía de Dios, pues se apoyaba en la veracidad divina: sólo siendo conscientes de la existencia de Dios y su necesaria veracidad podíamos confiar en el criterio de verdad y la capacidad de nuestras facultades para obtener conocimientos ciertos. La razón ilustrada es autónoma en mayor medida, pues no estará tutelada ni respaldada por nada ajeno a sí misma, ni por la fe, ni por la tradición o autoridad y tampoco por Dios, solo dependerá de sus propias reglas y de la experiencia, de la que depende intrínsecamente. Por lo demás, racionalistas e Ilustrados, como estamos viendo, tienen una actitud diferente en torno al poder de la razón. Los racionalistas tenían una actitud dogmática ante su poder, en el sentido de que no dudaban de su capacidad, la consideraban omnipotente, y por tanto ilimitada e infalible. Siendo ilimitada podía llegar al conocimiento de cualquier cosa, siendo infalible, la razón nos proporcionaría conocimientos seguros: ciertos, aceptables por todos y válidos de una vez para siempre. La razón para los ilustrados, sin embargo, -y como ya apuntamos-, no es omnipotente ni ilimitada, sino que está limitada por la experiencia: no se puede conocer nada que quede al margen de la experiencia. La conjunción de experiencia y razón es una de las grandes conquistas de la Ilustración, conquista llevada a su plenitud por Kant. 2. La idea de progreso.La idea motora de todo el quehacer ilustrado es el progreso. Un progreso basado en el uso de la razón. El proyecto ilustrado consiste en iluminar a la humanidad con las luces de la razón; se consideraba más como época de ilustración (proyecto que hay que llevar a cabo) que como época ilustrada. Si San Agustín (s V) había dicho que para conocer no basta con utilizar la razón, sino que se necesita de la iluminación divina, los ilustrados dirán que es la propia razón la que ilumina: la razón -entendida de esa manera empírica y analítica, crítica y autónoma que acabamos de ver- ha de clarificar y resolver cualquier dificultad y guiar cualquier proyecto teniendo como objetivo la libertad y la justicia.
La época ilustrada es una época optimista: Los Ilustrados confían en la divulgación del conocimiento, la educación, la ciencia, la técnica y la reflexión filosófica como los instrumentos del progreso tanto a nivel intelectual y técnico, como a nivel moral, que es el más importante. El desarrollo de la ciencia (Newton) y la tecnología (máquina de vapor..), así como el parlamentarismo inglés, alimentaron en los ilustrados la idea de que la humanidad se había situado definitivamente en la vía del progreso. Mediante la ciencia y la tecnología confiaban en dominar la naturaleza y de ese modo hacer de la vida humana una vida más cómoda y grata. Pero además, los resultados de la reflexión filosófica y científica habían de ser aplicados a la sociedad. Esa aplicación conduciría al progreso moral, a que tanto los individuos como la sociedad fuesen más libres y justos. Pero para que el progreso –tanto científico-técnico como social- fuera realmente para todos y no para una minoría selecta, defendían cambios en la estructura social y política. De modo que las reivindicaciones políticas formarán parte de la lucha por el progreso moral y la emancipación humana, poniendo en cuestión la legitimidad del Antiguo Régimen.Kant concebía la historia como un desarrollo constante y progresivo y lento, de las disposiciones originales del género humano. Consideraba que “todas las disposiciones naturales de una criatura están destinadas a desarrollarse alguna vez de manera completa, que requiere del establecimiento de instituciones justas y eficaces, tanto a nivel nacional como internacional. Kant confiaba en la posibilidad de establecer instituciones de carácter internacional que se encargaran de promover la paz entre los países, y esas reflexiones fueron un precedente fundamental en el proceso de constitución de la actual Organización de las Naciones Unidas. Confiaba en el progeso social e individual a través de la instauración de instituciones justas y eficaces, hasta llegar al establecimiento de una sociedad plenamente justa –donde, entre otras cosas, ya no habría más guerras-.La IDEA KANTIANA DE ILUSTRACIÓN. Ilustración para Kant equivale a rebasar una supuesta y aceptada minoría de edad -Kant acepta de Rousseau que es preciso luchar por la emancipación del hombre, pero no basta con luchar contra leyes injustas, es el propio individuo el que ha de hacer suya la Ilustración atrevíéndose a pensar, conocer y actuar en base a su propia razón. Aceptar lo que dicen las autoridades, no atreverse a reflexionar e indagar por uno mismo, es una situación de minoría de edad intelectual que resulta culpable cuando depende únicamente de la falta de decisión y ánimo para servirse del propio entendimiento. El proyecto que resume el afán de la Ilustración, dice Kant, se recoge en el lema “ sapere aude”atrévete a saber, atrévete a pensar por ti mismo, ten la valentía de servirte de tu propio entendimiento, dejando de lado cualquier tutela. Kant explica qué es lo que se debe admitir y que es lo que no: preguntar por el fundamento por el que se admite algo o por la regla que se sigue de aquello que se admite