Incondicionado kant

Racionalismo

El término racionalismo se refiere al uso de la razón frente a otras instancias como la fe, la autoridad, la vida, lo irracional, la experiencia empírica. Es racionalista todo aquél que cree que el fundamento, el principio supremo, es la razón. Junto con ello, cabe ser racionalista en relación con un género de cuestiones y no serlo en relación con otro: por ejemplo se puede reivindicar la necesidad del ejercicio de la razón en política y rechazarlo en religión. Se usa comúnmente en la HF para designar una cierta forma de fundamentar el conocimiento: cabe pensar que el conocimiento descansa en la razón, o que descansa en la experiencia sensible. Platón y Descartes racionalistas; y podemos decir que Aristóteles, Santo Tomás y, por supuesto, Hume, tienden al empirismo, dado el valor que dieron a la experiencia sensible o percepción. Utiliza primordialmente para referirse a la corriente filosófica de la Edad Moderna que se inicia con Descartes, desarrolla en la Europa continental con Spinoza, Malebranche y Leibniz, y se opone al empirismo que en esta misma época tiene éxito en las Islas Británicas. Los rasgos que mejor caracterizan: 1. La tesis de que todos nuestros conocimientos acerca de la realidad proceden no de los sentidos, sino de la razón. 2. El conocimiento puede ser construido deductivamente. 3. Los primeros principios del conocimiento no se pueden extraer de la experiencia empírica sino que se encuentran ya en el entendimiento de las ideas. 4. Consideración de la deducción como los métodos más adecuados para el ejercicio del pensamiento. 5. La consideración de la matemática como ciencia ideal. 6. Reivindicación del argumento ontológico para la demostración de la existencia de Dios. 7. La apreciación optimista del poder de la razón, ésta no tiene límites y puede alcanzar a todo lo real

EMPIRISMO

El término empirismo viene de la voz griega «empeiría» que se puede traducir como «experiencia». Cuando hablamos de «experiencia» nos referimos a la experiencia sensible o conjunto de percepciones. En otro sentido llamamos empirista a toda teoría filosófica que considera los sentidos como las facultades cognoscitivas adecuadas para la adquisición del conocimiento. A lo largo de la HF se han dado muchas formas de empirismo, unas radicales y otras moderadas; por ejemplo se puede citar la filosofía aristotélica y la filosofía atomista como filosofías más empiristas que la de Platón o la de Parménides. En el pensamiento medieval también encontramos autores muy inclinados al empirismo, como Guillermo de Occam. Utilizamos el término empirismo para referirnos al empirismo clásico o empirismo inglés, movimiento filosófico que habitualmente se contrapone al racionalismo clásico y que se caracteriza por las siguientes notas: 1.Los autores más importantes nacieron en las Islas Británicas, entre los siglos XVII y XVIII y sus representantes más destacados son John Locke, George Berkele y David Hume.2.El objeto del conocimiento son las ideas, no el mundo exterior.3.El origen del conocimiento está en los sentidos. 4. Rechaza las ideas innatas.5.La experiencia es el criterio de validez y el límite del conocimiento.6.Niega la intuición intelectual, aceptando sólo la intuición empírica, la intuición sensible.7.Acepta la deducción sólo para la lógica y las matemáticas, y cree que para el conocimiento del mundo sólo es adecuada la inducción.8.Toma como modelo de ciencia la Ciencia Natural.9.Hume da explicaciones psicologistas: reduce los distintos ámbitos de objetividad a mecanismos, procesos y actividades psicológicos.10.Apoya los ideales éticos y políticos de la Ilustración.

Giro copernicano

Kant explica el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento basándose en una Analogía con la revolución copernicana. Universo y el Sol y los demás objetos celestes giran a su alrededor, comprendió que para entender el movimiento de los objetos celestes era necesario cambiar la relación poniendo al Sol en el centro y suponiendo que es la Tierra la que gira a su alrededor. Kant considerará que en filosofía es preciso una revolución semejante a la copernicana: en filosofía el problema consiste en explicar el conocimiento sintético a priori; la filosofía anterior a Kant suponía que en la experiencia de conocimiento el Sujeto cognoscente es pasivo, que el objeto conocido influye en el Sujeto y provoca en él una representación fidedigna. Con esta explicación podemos entender, en todo caso, el conocimiento empírico, pero no el conocimiento a priori pues lo extraordinario de este último es que con él podemos saber algo de las cosas antes de experimentarlas, es decir, antes de que puedan influir en nuestra mente.

Kant propone darle la vuelta a la relación y aceptar que en la experiencia cognoscitiva el Sujeto cognoscente es activo, que en el acto de conocimiento el Sujeto cognoscente modifica la realidad conocida. Podemos entender el conocimiento sintético a priori si negamos que nosotros nos sometemos a las cosas, si aceptamos que son más bien las cosas las que se deben someter a nosotros: dado que para conocer un objeto antes ha de someterse a las condiciones de posibilidad de toda experiencia posible, es decir a las condiciones formales -a priori- impuestas por la estructura de nuestras facultades cognoscitivas, es posible saber a priori alguno de los rasgos que ha de tener cuando esté presente ante nosotros, precisamente los rasgos que dependen de dichas condiciones. Por ejemplo, a priori no podemos saber nunca si la figura que vamos a ver en la pizarra es un triángulo, ni las características contingentes de dicha figura (como su tamaño, su forma concreta,…) pero sí podemos saber a priori que si es un triángulo ha de poseer todas las propiedades descritas por la geometría, ya que -según Kant- éstas son una consecuencia de la peculiar estructura de nuestra mente, y a ellas se debe someter todo objeto del cual podamos tener experiencia. Estas ideas las resume Kant con la siguiente frase: sólo podemos conocer a priori de las cosas aquello que antes hemos puesto en ellas. En resumen, el giro copernicano hace mención al hecho de que sólo podemos comprender el conocimiento a priori si admitimos que sólo conocemos los fenómenos y no las cosas en sí mismas o noúmenos, si admitimos el Idealismo Trascendental como la filosofía verdadera


Ilusión transcendental

Engaño necesario de la razón, que Kant llama también «apariencia trascendental» ?igual como no nos es posible no ver que la luna es mayor en el horizonte?, que consiste en creer que podemos ampliar el alcance del entendimiento, en realidad limitado a la experiencia sensible, hasta el conocimiento de cosas en sí, dando a los principios trascendentales del conocimiento un uso trascendente. A la «Dialéctica trascendental», segunda parte de la «Lógica trascendental» de la Crítica de la razón pura, le incumbe, en calidad de «lógica de la ilusión», tratar de la ilusión trascendental de la razón, no para evitarla, sino para comprender su engaño. Kant entendía la dialéctica como una lógica de la apariencia en el sentido de ilusión. Dialéctica significa para él tratamiento crítico del razonar falso o sofístico. Y dialéctica trascendental significa una crítica del entendimiento y de la razón en atención a sus pretensiones de suministrarnos conocimientos de las cosas?en?sí y de realidades suprasensibles. La dialéctica trascendental se conformará, pues, con detectar la ilusión de los juicios trascendentes y con evitar, a la vez, que nos engañe. Nunca podrá lograr que desaparezca incluso y deje de ser ilusión. Desde tiempo inmemorial existe una disciplina racional que se llama metafísica, que tiene la pretensión, justamente, de conocer las cosas en sí mismas, de conocer el ser en sí, de llegar por medio de razonamientos puramente apriorísticos a la captación de cosas en sí mismas. La metafísica cree poder demostrar que el sujeto cognoscente. También la metafísica pretende que el objeto a conocer constituye en sí y por sí una substancia, el universo. También la metafísica afirma y asegura que por medio de razonamientos puros puede llegarse a conocer la cosa en sí y por sí que contiene en su seno la razón de todas las demás cosas o sea Dios. Kant se pregunta ¿Es posible la metafísica? ¿Es legítima? La contestación a esta pregunta la desarrolla en la última parte de la Crítica de La Razón pura, que lleva el nombre de Dialéctica trascendental. Porque en ella se lleva a cabo la discusión de la razón consigo misma sobre la posibilidad de la metafísica. La solución que va a dar Kant es negativa, la metafísica es imposible, es ilegítimo su pretensión porque en la Estética y en la Analítica trascendental hemos enumerado la condiciones de todo conocimiento, con una disciplina que quiere eludir esas condiciones indispensables de todo conocimiento posible, que creería llegar a lo que pretende, pero que sería una simple ilusión. En primer lugar, esas cosas en sí no nos son dadas por la experiencia sensible; no hay ninguna cosa en el espacio y en el tiempo que sea eso que llamamos el alma;. No hay, pues, una percepción del alma, que sería una de las condiciones fundamentales del conocimiento. En segundo lugar cuando la metafísica habla del mundo, del universo, es también este concepto de universo un concepto construido, pero que no está dado en las experiencias sensibles. No hay ninguna percepción de una cosa que se llame universo. En tercer lugar no es necesario esforzarnos mucho para ver que tampoco de Dios tenemos percepción sensible. La razón llega a estos objetos porque es un poder sintetizante, es el poder de sintetizar impresiones, de formar síntesis, unidades sintéticas entre algo y algo

Imperativo

O mandatos. Principios prácticos objetivos que describen cómo nos debemos conducir. Tienen carácter constrictivo. Cuando la razón se dirige al conocimiento de la realidad da lugar a principios o leyes descriptivas (del tipo «2 + 2 = 4», o «el agua hierve a 100°»); cuando utilizamos la razón para la dirección de nuestra conducta obtenemos mandatos (del tipo «debes parar ante el semáforo en rojo», «debes ser amable conlas personas que te presentan», «no debes mentir», …). Kant denomina «principios prácticos» a losmandatos porque son leyes, pero leyes no teóricas sino prácticas o relativas a la acción. Dice tambiénque son «objetivos» puesto que aspiran a servir para todo sujeto racional, y de ese modo diferenciarlosde las máximas o principios prácticos subjetivos.
Tipos: IMPERATIVO CATEGÓRICO, IMPERATIVOS HIPOTÉTICOS


Contrato social

El estado de naturaleza, es el estado en que se encontraba el hombre antes de constituir el estado civil. Según su hipótesis, podría haber sido un estado de degradación donde primaba el ejercicio de la fuerza bruta. Era un estado de libertad salvaje y sin ley.
En Estado de Naturaleza el hombre vive bajo la amenaza de la violencia porque cada uno hace lo que le place o lo que manda su instinto; estamos juntos y enfrentados, sin leyes ni poder instituido que las respalde. Para salir de esta situación y lograr la paz se hace necesario convertirla en un objetivo por el que hay que trabajar cada día -también hoy-. Por tanto, salir del estado de naturaleza y someterse a las leyes respaldadas por un poder en el estado civil es una obligación, un deber moral. Probablemente fuera esa la primera obligación moral que nos propusimos las personas: salir del estado de naturaleza y buscar paz y justicia. Intentar construir una constitución perfecta cuyas leyes debieran armonizar con la voluntad unida del pueblo. De esta manera, Kant, como Aristóteles o Platón, considerará que ética y política son dos mundos inseparables que requieren también del derecho (Kant) para su pleno desarrollo. El estado social incluye:1. El establecimiento de leyes coactivas.2. El poder del Estado para obligar al cumplimiento de las mismas, pues la paz sólo es posible en el estado civil, nunca en un estado de naturaleza. El derecho en Kant tiene un objetivo muy claro: hacer compatibles las libertades de todas las personas; es decir, una vez creado el Estado mediante un contrato social, empiezan a surgir leyes que debieran ir regulando la vida social de la forma más justa posible, garantizando la libertad de todos. El soberano debería legislar -sería lo idóneo- de acuerdo con la voluntad unida del pueblo. A su vez, cada persona debería actuar según las leyes morales que ella misma se dé. El ideal sería que legalidad y moralidad estuvieran unidas. Kant pensaba que sólo debíamos obedecer aquellas leyes que hemos aceptado previamente. Es por eso que el Estado tiene que garantizar el cumplimiento del Derecho y debería someter sus leyes a la opinión pública, para que el pueblo las conozca y juzgue si le parecen o no idóneas. El contrato social implica la sumisión absoluta de los individuos a una autoridad, lo cual acerca el pensamiento kantiano a Hobbes pero, al mismo tiempo, supone que el individuo es colegislador, por tanto, el gobernante tiene que dictar las leyes como si emanasen de la voluntad general, lo cual aproxima el pensamiento de Kant a Rousseau.

Libertad jurídica:


La libertad es para Kant y Rousseau un derecho natural que corresponde a todo individuo. La libertad jurídica es una de las características esenciales del ciudadano de un Estado. Responde a la libertad legal de no obedecer jamás a ninguna ley a la que no hayamos dado previamente nuestro consentimiento. El ciudadano debe ser colegislador. El concepto de libertad jurídica no expresa desobediencia civil, puesto que Kant no la defendía en su época, a pesar de que lo podría parecer por la misma definición de la palabra. Kant, al igual que Hobbes, consideraba que la sumisión al poder del Estado era una condición necesaria para el orden social. El gobernante debiera legislar como si fuera posible que la voluntad unida del pueblo diera su consentimiento a las leyes. Para evitar excesos del gobernante Kant confía en su defensa de la libertad de expresión. Kant defiende, por tanto, la libertad política positiva, entendida esta última como capacidad para hacer («ser libre para algo. Es el deseo del individuo de ser su propio dueño. Querer que su vida y decisiones dependan de sí mismo y no de fuerzas exteriores).


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