La Ética Nicomaquea es una de las obras más importantes del pensamiento moral de Aristóteles. Está estructurada en 10 libros en los que trata cuestiones diversas sobre virtudes éticas y virtudes intelectuales o dianoéticas. La obra de Aristóteles que nos ha llegado es la esotérica, es decir, la destinada a sus enseñanzas en el Liceo. Todo lo contrario que los escritos exotéricos de Platón, dirigidos al público. Las obras exotéricas de Aristóteles se han perdido en su totalidad; quedan algunos fragmentos que toman la forma del diálogo platónico. Aristóteles muere en el 322 y sus escritos esotéricos son publicados en el 60 a.C. Probablemente no fueron conocidos hasta entonces. En Aristóteles se distinguen 3 períodos en su evolución:
Primer periodo: La Academia platónica (367 – 347 a.C.)
Con 17 años, Aristóteles (huérfano) comienza sus estudios en la Academia de Platón, donde permanece 20 años. Las obras de este periodo son exotéricas, muy al estilo platónico. Eudemo, Protréptico. Otras obras de este periodo son Menexeno, Banquete, Política, Gryllus, etc., que tienen gran influencia platónica: admiten la doctrina de la anamnesis y la teoría órfica de la caída del alma al cuerpo.
Segundo periodo: Transición y viajes (347 – 335 a.C.)
Tras la muerte de Platón, Aristóteles abandona la Academia debido a la acentuación pitagorizante que tomó la escuela. En 343/2 es llamado por Filipo de Macedonia para que se encargue de la educación de su hijo Alejandro. Aristóteles elabora la práctica totalidad de sus cursos. Las obras de este periodo son: Sobre la filosofía, una crítica a la teoría de las Ideas de Platón; Ética a Eudemo, el primer libro de Física, el primero de la Metafísica, Sobre el cielo, el Tratado de la generación y corrupción, y algunas obras de lógica.
Tercer periodo: Atenas. El Liceo (334 – 322 a.C.)
Aristóteles abre su propia escuela, el Liceo, llamado ‘El Peripato’ (paseo), y sus discípulos ‘peripatéticos’, por la costumbre de dar clases paseando. En este periodo, Aristóteles llega a la formulación de su propio sistema y se ocupa preferentemente del estudio de las ciencias naturales, derivando hacia el empirismo. Son de este periodo la mayor parte del Organon, la mayor parte de la Metafísica, de la Física, Sobre el alma, la Ética a Nicómaco, La Gran Moral, la Política, la Poética y la Retórica.
Movimiento filosófico al que pertenece y características del movimiento
Para comprender la filosofía de Aristóteles es necesario tener en cuenta que está en constante diálogo o polémica con la de Platón. El aspecto que más rechaza de la filosofía platónica es la tesis de la existencia separada de las ideas. Es esta separación de las ideas lo que Aristóteles no puede admitir; significa separar la esencia de las cosas mismas. Intentando explicar este mundo, Platón lo duplica, y entonces tiene que explicar dos mundos. Definir la ciencia como ciencia de la idea. Los modos en que Platón intenta resolver el problema de las relaciones entre mundo de las ideas y naturaleza le parecen a Aristóteles incongruentes. De toda esta crítica se deduce ya cuáles son las líneas maestras de la filosofía aristotélica: rehabilitación del mundo sensible, no hay más seres que los seres individuales. Restauración de la unidad de la realidad, renunciando a otra realidad más allá de lo que hallamos en la naturaleza. Restauración de la unidad del conocimiento, superando la división y separación entre sensibilidad y razón, sentidos e inteligencia. Sustitución del problema del origen de la realidad por el de las causas. Estos principios nos permiten calificar el pensamiento aristotélico como un pensamiento realista. Es un realismo naturalista: la realidad es lo que se nos muestra en la experiencia. Estos principios generales se consideraron durante gran parte de la Edad Media. Santo Tomás, en el siglo XIII, demostró que el pensamiento aristotélico es perfectamente compatible con el cristianismo, quedando integrado desde entonces en la Teología cristiana.
La Ética Nicomaquea y las virtudes éticas e intelectuales
Aristóteles distingue dos clases de virtudes, las éticas o ‘morales’ y las dianoéticas o intelectuales. Según Aristóteles, son las virtudes dianoéticas las que constituyen la perfección del alma racional. Porque en ellas la razón no es una guía y una norma que regula y modera el carácter y las pasiones del hombre, sino que son formas superiores de conocimiento, que perfeccionan a la misma razón, ya por la adquisición de la sabiduría, ya por la acción o la producción, como actividades que exigen la conformidad con la razón misma. La razón, según Aristóteles, posee dos campos de actividades contrapuestas, según dirija su acción a las realidades cambiantes de la vida del hombre o a las realidades inmutables y necesarias, a las verdades y los principios supremos. Aristóteles señala que el fin fundamental de la prudencia es la acción conforme al bien. Sin embargo, puesto que el bien ha de realizarse en circunstancias y momentos concretos, aún cuando dispongamos de verdades racionales sobre lo bueno y lo justo, es imposible determinar teóricamente lo bueno en cada circunstancia particular. Por ello, la prudencia no puede ser considerada ciencia. La prudencia es la unión de la inteligencia intuitiva (nous) y de la ciencia (episteme). El concepto de ciencia en Aristóteles da lugar a la siguiente clasificación de las ciencias:
CIENCIAS TEÓRICAS:
Su finalidad es el saber mismo: Filosofía primera (metafísica), Ontología, Teología.
CIENCIAS PRÁCTICAS:
La facultad humana relacionada con ellas es la frónesis. El conocimiento consiste en actuar de acuerdo a reglas o principios para conseguir el bien, individual o colectivo: Ética, Economía, Política.
CIENCIAS PRODUCTIVAS:
Su finalidad es dirigir la poiesis, la perfección de la obra o fin que persigue la poiesis son: Poética, Retórica, etc.
La producción (poiesis) es un saber hacer algo en el que cabe distinguir la acción misma que produce el objeto producido. La diferenciación que establece Aristóteles entre producción y acción se fundamenta en que para Aristóteles es necesario distinguir entre acción técnica y acción moral. En el primer caso, en virtud de la eficacia, y en el segundo caso, en función de la bondad. Hay dos tipos de acción: aquella cuyo fin es la producción y aquella cuyo fin es la realización del bien individual o colectivo. Aristóteles afirma que no hay arte de las cosas que llegan a ser por necesidad ni de las que se producen de acuerdo a la naturaleza. Esto es evidente en la medida en que los fines o los objetos del arte no existen por necesidad, sino que son el resultado de la invención de un sujeto libre, a diferencia de los seres naturales cuyo principio de acción reside necesariamente en sí mismo. Además, la acción que conduce a la realización de la obra técnica tampoco tiene un carácter necesario. Aristóteles afirma que la técnica o el arte es algo específico del ser humano y que se puede hablar, en sentido riguroso, de que los objetos o procesos naturales sean arte. Aristóteles define el arte como un modo de ser productivo acompañado de razón verdadera. En efecto, el arte es una técnica cuyo fin es la producción de un objeto. Pero esta acción no puede ser azarosa o arbitraria porque no cualquier acción contribuye a la perfección técnica de la obra. El arte es un modo de ser productivo acompañado de la razón verdadera, es decir, la ciencia. El arte, la teckné, es un saber práctico, un saber hacer acompañado de razón verdadera, es un saber superior a la mera experiencia ya que sabemos todos los casos posibles. Esta distinción entre virtudes dianoéticas dará lugar a la clasificación aristotélica de ciencias.
La Ética Nicomaquea y la política
La prudencia es la virtud fundamental del político o administrador, y la moderación es su salvaguarda. Por ello, Aristóteles, al igual que Platón, considera que el fin de la sociedad y del Estado es garantizar el bien supremo de los hombres. De ahí la necesidad de un Estado que sea capaz de establecer leyes justas, es decir, leyes encaminadas a garantizar la consecución de su fin. Sin embargo, encontramos algunas diferencias entre Platón y Aristóteles. Mientras que para Platón, antidemócrata, el Estado es un ideal utópico, para Aristóteles, más realista, el Estado tiene como fin la realización del bien humano, pero atendiendo a las circunstancias particulares en las que el sujeto debe vivir. De ahí que Aristóteles no tenga las antipatías políticas de Platón hacia la democracia.