1. La Patrística. Los pensadores cristianos de la Edad Antigua y de las escuelas helenísticas influyeron en la filosofía medieval. Estos filósofos cristianos son conocidos como padres de la Iglesia debido a la ortodoxia (ideas) de su doctrina y a la santidad de sus vidas: contribuyeron a ilustrar y promover la fe cristiana en momentos de persecución religiosa y de propagación de las primeras herejías. Se denomina Patrística al conjunto de sus obras y de su doctrina y suele dividirse en dos grandes grupos: griegos y latinos. La Patrística representa el problema entre la ciencia y la religión.
1.1 Marco histórico de los primeros pensadores cristianos: Roma alcanzó su máximo esplendor durante el dominio de César Augusto poco antes del nacimiento de Cristo, siglo I. Durante su reinado, el emperador logró impulsar todas las manifestaciones de la cultura, como el arte y la filosofía, pero destacaban las escuelas helenísticas como el epicureísmo, el estoicismo y el escepticismo. El cristianismo, a su vez, se inició en Palestina en el siglo I y se difundió por todo el Imperio Romano entre los siglos II y III. El libro sagrado del cristianismo es la Biblia, formada por el Antiguo y Nuevo Testamento. Después de tres siglos, el cristianismo fue tolerado por el emperador Constantino con el Edicto de Milán y más tarde se convirtió en religión oficial y creen en un único dios, bajo el mandato de Teodosio. A partir de ese momento, las ideas cristianas penetraron en la cultura hasta el siglo XIII, cuando el pensamiento aristotélico interrumpió a través de la filosofía árabe y judía.
2. Biografía de Agustín de Hipona Agustín nació en Tagaste de padre pagano y madre cristiana. Durante su juventud escribió «Confesiones» y estudió retórica, donde la lectura de Cicerón le infundió un ardiente amor a la verdad. Dicha verdad se hallaba en el maniqueísmo. En el año 383 se trasladó a Roma, donde fundó una escuela retórica y atravesó una etapa de escepticismo. Más tarde se acercó a la filosofía neoplatónica para acoger el cristianismo. Posteriormente fue ordenado sacerdote y nombrado obispo de Hipona. Su obra es muy extensa y cabe citar otras obras importantes como «Sobre el libre albedrío», «Confesiones» y «La ciudad de Dios». Sus escritos suponen la recogida de gran parte de la filosofía anterior, tanto pagana como cristiana.
2.1 El conocimiento de la verdad Agustín entendió la filosofía como una búsqueda de la verdad que nos guía en la práctica del bien para conseguir la felicidad. Tras su paso por el maniqueísmo, el escepticismo y el neoplatonismo, Agustín encontró la verdad plena en la fe cristiana. Para él, solo existe una verdad a la que se puede acceder por dos caminos: la razón y la filosofía. Ambos caminos se complementan: la fe, por la gracia divina, purifica y conduce al conocimiento, y la razón ayuda a controlar los escépticos. Agustín afirmó que es posible alcanzar certeza en el conocimiento de la verdad y buscar una certeza de la que no fuese posible dudar.
2.2 Dios se encuentra en el centro del pensamiento agustiniano, ya que en él se halla la verdad a la que aspira el ser humano y la felicidad a la que tiende. La existencia de Dios, en sus escritos, es posible encontrar diversos argumentos que tratan de probarla por el orden y belleza del mundo: el universo en su conjunto manifiesta que ha sido hecho. Desde los cuerpos nos elevamos a un ser superior que es completamente inmutable. Por las ideas o verdades eternas que encontramos en nuestra mente. Las verdades eternas e inmutables que descubrimos pueden tener su origen en Dios mismo, ya que solo él es eterno e invariable. La esencia de Dios. Considera que todos los nombres que se atribuyen a Dios son insuficientes para entender su esencia. Aunque nunca podamos alcanzar un conocimiento pleno, podemos encontrar algunas perfecciones. Los atributos de Dios: inmutable, verdad, perfección pura, belleza, bien sumo, absolutamente simple y único. La creación: Dios creó todas las cosas a partir de la nada, libremente y de acuerdo con las ideas contenidas en la inteligencia divina. La esencia de las cosas se halla como ejemplares o modelos en la mente divina antes de crearlas. Las doctrinas agustinianas sobre la creación han sido denominadas ejemplarísimas y se inspiran en la teoría platónica de las ideas, pero Agustín las ideas se encuentran en la inteligencia divina y no se distinguen de Dios.
2.3 El ser humano en el orden de la creación, Agustín afirma que las primeras criaturas son los ángeles, que solo conocemos por la fe. A continuación, se sitúa el ser humano. Este está compuesto por dos sustancias diferentes: cuerpo y alma. Como afirmaron Platón y los pitagóricos, el cuerpo es la parte material del hombre y, por lo tanto, buena, ya que pertenece a la esencia del hombre. El alma necesita de él para constituir al ser humano. Para san Agustín, el alma es espiritual y completamente independiente de la materia y no hay en ella composición alguna. Por ello, es inmortal y no se puede descomponer ni corromper. La filosofía de Agustín no supo dar una respuesta definitiva al problema del origen del alma. Estas teorías le plantearon dificultades a la hora de explicar el pecado original y algunos temas.
2.4 El problema del mal y la libertad Agustín afirma que el mal carece de entidad y no puede considerarse como algo positivo, sino que solo puede ser defecto o privación de ser. Por eso, Dios, que es el ser y bien supremo, no puede ser su causa. ¿En qué consiste entonces el mal? El filósofo tagaste distinguió dos tipos de males: mal físico, cuando el hombre sufre, y mal moral, cuando el hombre comete un mal voluntariamente y, por tanto, es el pecado. El mal físico es consecuencia del pecado y procede de la justicia divina, que mediante él castiga el pecado original y los pecados particulares. El mal moral, el pecado, es el verdadero mal y consiste en la actuación del hombre contra la ley de Dios. El mal moral procede de la libertad humana y no es querido por Dios. Agustín defendió la primacía de la voluntad libre. Ella es el motor de nuestras acciones y de ella depende su bondad o maldad. El ser humano puede conocer y querer la ley eterna. Quienes obran voluntariamente contra ella actúan mal y se convierten en desgraciados, mientras que quienes obran de acuerdo con ella alcanzarán la verdadera felicidad: contemplar y amar a Dios.
2.5 Las dos ciudades Agustín escribió «La ciudad de Dios», no es de carácter político sino religioso. Las dos ciudades se refieren a los principios opuestos que rigen la conducta de los seres humanos: el amor a Dios y la ley moral que constituye la ciudad de Dios, o el rechazo a esa ley que constituye la ciudad terrena.
2.6 La repercusión de su pensamiento La obra de san Agustín ha influido en la formación de la cultura europea. Casiodoro y san Isidro recogieron muchas de sus ideas. San Anselmo también asumió el agustinismo. También influyó en el pensamiento de Tomás de Aquino, como las relaciones entre la fe y la razón, en Escoto y Guillermo de Ockham.
3. De la Patrística a la Escolástica En el año 476, los bárbaros invaden Roma, iniciándose la Edad Media. El feudalismo es la forma de organización social, política y económica de esta época histórica, fundado en una relación de vasallaje entre los señores de la tierra y quienes la trabajan. A cambio de tributos, los señores ofrecían protección y seguridad a los campesinos. Esta sociedad estamental y con una economía cerrada. Desde el siglo V al X, el pensamiento filosófico está influenciado por la obra de Agustín de Hipona. Destacan Boecio o San Isidoro de Sevilla. Durante el siglo IX tiene lugar el «Renacimiento Carolingio», un impulso dado a la cultura europea por el Emperador Carlomagno. En los siglos anteriores, Europa sufre un importante retroceso cultural, pero las obras de los clásicos se conservaron gracias a la labor de los monasterios. En la corte de Aquisgrán, el Emperador impulsa la cultura en general, lo que beneficia a la filosofía. Distinguimos tres tipos de escuelas: las monásticas, catedralicias y palatinas, donde se transmiten las llamadas 7 Artes Liberales y la teología. Estas instituciones constituyen el antecedente de las universidades y dan nombre a la Escolástica. En la etapa de formación de la escolástica, destacan pensadores como San Anselmo, Abelardo o Pedro Lombardo. Se denomina escolástica a la filosofía que se origina en la «schola» (escuela) y es un movimiento teológico y filosófico centrado en la reflexión acerca de la relación entre razón y fe. Los siglos XII y XIII son considerados la etapa de auge de la escolástica, y sus principales representantes son San Alberto, Santo Tomás de Aquino y Escoto. En esta época surgen las catedrales y los burgos se convierten en centros culturales importantes que dan lugar a las universidades. Las universidades se extienden rápidamente por Europa. Los siglos XIV y XV marcan la decadencia de la escolástica. Destaca Guillermo de Ockham. La escolástica se caracteriza por la recuperación del pensamiento de Aristóteles y rivaliza con el agustinismo imperante durante los primeros siglos de la Edad Media.
4. La filosofía musulmana y judía Tras la clausura de las escuelas de Atenas en el año 529, los sabios griegos emigraron, de manera que cuando los musulmanes conquistaron estos territorios (Siria y Persia), hallaron allí las principales obras de la antigüedad clásica. Esto propició que los filósofos musulmanes de los siglos IX al XII pudieran estudiar y comentar el pensamiento de Aristóteles, además de tratar de conciliar la filosofía aristotélica con la neoplatónica. La mayoría de los filósofos musulmanes subordinaron la fe a la razón, es decir, la religión a la filosofía, por lo que el islam los consideró un peligro para el Corán. Destacan en la cultura musulmana Avicena y Averroes. En la filosofía judía, nació del contacto del judaísmo con otras culturas y con la helénica. El judío Filón de Alejandría había intentado juntar la religión judía con el platonismo. En el siglo IX, floreció un movimiento filosófico judío que coincidió en muchos puntos con los filósofos musulmanes y que estuvo muy influido por el pensamiento aristotélico y neoplatónico. A partir de ahí, surgieron en España judíos de renombre. Moisés Maimónides anticipó las teologías del siglo XIII. Afirmó que la fe y la filosofía deben juntarse. Para él, lo narrado en la Biblia tiene dos sentidos: literal y alegórico. Repitió las pruebas aristotélicas y avicenianas para demostrar la existencia de Dios. Sostuvo que Dios creó el mundo a través de las diez inteligencias intermedias, siendo la décima el intelecto agente. El hombre se une a este intelecto a través de la razón, aunque lo hará definitivamente después de la muerte. Negó la inmortalidad del alma.
CONTEXTO HISTÓRICO: Los primeros siglos de la Edad Media fueron una época de grandes contrastes. La reforma gregoriana, impulsada por Gregorio VII en el siglo XI, permitió una profunda renovación espiritual de la Iglesia, que culminó a finales del siglo XII con el papa Inocencio III. En el siglo XIII, la sociedad medieval llegó a su plenitud y la Iglesia y sus instituciones permitieron unos niveles antes desconocidos de formación cultural y científica. Además, durante los siglos XII y XIII, se permitieron en Europa una mayor cercanía entre la cultura cristiana y la musulmana gracias a las campañas militares de Oriente, con las cruzadas, y en Occidente, con la Reconquista española. Sin estas circunstancias, Tomás de Aquino no hubiera podido ofrecer muchos de sus pensamientos filosóficos y metafísicos. Desde el punto de vista cultural, tres factores fundamentales explican el elevado nivel de la producción intelectual y filosófica de este periodo. * La aparición de órdenes mendicantes, que fundaron las órdenes de los dominicos y franciscanos. * La traducción de Aristóteles y de los filósofos árabes. * La creación de las universidades, donde tanto profesores como alumnos son de origen muy diferente, y de todas las ciencias conocidas en ese momento.
2. La fe y la razón. La teología y la filosofía. Santo Tomás de Aquino distinguió dos tipos de verdades: * Naturales: forman parte de la realidad natural que puede ser aprehendida por la razón humana con ayuda de los sentidos. * Sobrenaturales: proceden por revelación divina para que podamos conocerlas mediante la virtud de la fe, otorgada por Dios y superior a la capacidad de la razón. Aquino estaba convencido de que hay algunas verdades naturales que Dios ha revelado para hacerlas accesibles a todos. Frente a la teoría averroísta de la doble verdad, sostuvo que fe y razón no se contraponen, ya que tienen el mismo origen, que es Dios. Además, fe y razón no solo no se oponen, sino que se ayudan mutuamente. * La razón proporciona, por una parte, los preámbulos de la fe, aquellas verdades naturales reveladas por Dios que sirven de inicio y preparación para la aceptación de las verdades sobrenaturales. * La fe protege a la razón de dudas y errores mediante verdades naturales que Dios también revela y, además, le suministra campos nuevos para la investigación y la reflexión. El Aquinate consideró que la filosofía y la teología son las ciencias más universales, ya que tratan sobre la totalidad de lo real.
SANTO TOMÁS DE AQUINO Nació en 1224 en el castillo de Roccasecca, cerca de Nápoles, de padre lombardo y madre normanda, ambos descendientes de familias nobles. A los cinco años fue enviado por su padre a estudiar al monasterio de Montecassino, donde permaneció 15 años. Sus padres, aconsejados por el abad, lo enviaron a la Universidad de Nápoles, donde entró en contacto con la filosofía de Aristóteles. Allí también se encontró con la recién fundada Orden de los frailes dominicos, y por primera vez descubrió su vocación religiosa. La familia de Tomás, al conocer sus intenciones de profesar como dominico, se opuso y lo raptaron y condujeron de vuelta a Roccasecca. Finalmente, en 1245, logró escapar del castillo y dirigirse a París. Allí conocería a su maestro Alberto Magno y retornó a la Universidad de París, donde llegó a alcanzar el grado de maestro en Teología. A partir de 1259 recorrió diversos lugares de Italia para servir al papado como teólogo. Regresó a su cátedra de París y participó en la áspera polémica entre averroístas y agustinistas. Murió en marzo de 1274, cuando estaba de camino a Lyon.
OBRAS Se contiene casi todos sus pensamientos filosóficos, ya que la filosofía era imprescindible para la especulación en teología. Algunas de sus obras más extensas e influyentes son las Sumas y los Comentarios. Las Sumas son exposiciones, y los Comentarios son anotaciones de la Biblia y diversos escritos.