Espacio y tiempo poseen realidad empírica y idealidad trascendental
Porque ningún objeto puede ser dado a los sentidos sin someterse a ellos y no pertenecen a las cosas como propiedades sino que son formas de nuestra intuición sensible. La segunda fuente de conocimiento humano es el entendimiento, cuyos elementos son los conceptos. La ciencia del entendimiento es la lógica: la lógica trascendental estudia el origen de los conceptos y se ocupa de los conceptos que se refieren a priori a los objetos. En la lógica trascendental se distinguen dos partes:
- La analítica.
- La dialéctica.
Análitica trascendental
Investiga específicamente los conceptos a priori y los principios del entendimiento humano. El entendimiento es discursivo, por eso los conceptos del entendimiento son funciones que unifican, ordenan lo múltiple dado por espacio y tiempo en una representación común. Esto es pensar, que también es juzgar. El entendimiento es la facultad de juzgar, y los diferentes modos en que unifica y sintetiza son los conceptos puros del entendimiento, las categorías, que son 12 porque corresponden a las 12 formas de juicio que distingue la lógica formal clásica. Kant justifica el valor de las categorías mediante la deducción trascendental porque las categorías son las condiciones de posibilidad de pensar algo como objeto de experiencia.
Dialéctica trascendental
El fundamento del objeto está en el sujeto: la unidad del objeto de experiencia está constituida por la unidad sintética del sujeto, el ‘yo pienso’, que es la unidad originaria y de la autoconciencia de la que dependen las categorías. Las intuiciones y los conceptos son heterogéneos entre sí, por lo que tiene que haber un tercer término que sea las categorías y el fenómeno para que sea posible la aplicación de la primera al segundo. Kant identifica con el nombre de esquema trascendental y es una determinación a priori del tiempo, y hay uno para cada categoría. Estos esquemas están producidos por la imaginación trascendental. El conocimiento científico es universal y necesario por las estructuras a priori contenidas en el sujeto cognoscente, pero es conocimiento fenoménico: El fenómeno es el ámbito restringido de las cosas tal como se nos aparecen. Al fenómeno, por tanto, el entendimiento humano puede contraponer un objeto sólo pensado intelectualmente: un noumeno, que no contiene ninguna contradicción, y por eso podemos pensarlo, pero no conocerlo. Es un concepto límite para circunscribir la sensibilidad y de uso puramente negativo. La segunda parte de la L.T es la dialéctica trascendental, que estudia la razón y sus estructuras. En este sentido, la razón es el entendimiento mismo en cuanto pretende ir más allá de la experiencia. Mientras que el entendimiento es la facultad de juzgar, la razón es la facultad de silogizar, de operar con los conceptos puros y los juicios, deduciendo mediatamente conclusiones particulares a partir de principios supremos e incondicionados. Hay también 3 ideas de la razón:
- El alma: La psicología racional intenta hallar el sujeto absoluto, del que derivarían todos los fenómenos psíquicos. Al intentarlo, la razón cae en silogismos.
- El mundo: Entendido como totalidad ontológica vista en sus causas nouménicas últimas. Las ilusiones trascendentales en que cae la razón a este respecto dan origen a antinomias, en las que ‘tesis’ y ‘antítesis’ se excluyen mutuamente. La antinomia de la razón pura se supera cuando se demuestra que es dialéctica.
- Dios: Es la idea de un incondicionado supremo, condición a la vez de todas las cosas. Las pruebas de la existencia de Dios que la metafísica ha elaborado desde la Antigüedad se resumen para Kant en tres: A. La prueba ontológica a priori, que parte del concepto de Dios como perfección absoluta para deducir su existencia. B. La prueba cosmológica, que parte de la experiencia e infiere a Dios como causa. C. La prueba teleológica, que remonta a Dios partiendo de la variedad y de la finalidad del mundo. El segundo y tercer argumento pueden reducirse al primer argumento ontológico, que cae en el error de intercambiar el predicado lógico con el real. A partir del concepto de ser perfectísimo, no se puede afirmar la existencia real, porque la proposición que afirma la existencia de una cosa no es analítica, sino sintética.
Conclusión de la Crítica de la razón pura
Una metafísica como ciencia es imposible. Las ideas no tienen uso constitutivo de conocimiento, pero pueden usarse como esquemas para ordenar la experiencia como reglas para sistematizar los fenómenos de manera orgánica. Las ideas no aumentan nuestro conocimiento de los fenómenos, sino que lo unifican regulándolo orgánicamente. Y esta unidad es la unidad del sistema, que sirve para promover y estimular el entendimiento en la búsqueda de lo infinito. Este es su uso positivo. Pero queda todavía una vía de acceso al noumeno, la vía de la ética: la razón y las ideas proporcionan el paso del ámbito teórico al práctico.
7. Crítica de la razón práctica
El imperativo categórico es uno, y su formulación es: ‘Actúa de modo que la máxima (el principio práctico subjetivo) de tu voluntad pueda, al mismo tiempo, valer siempre como principio de una legislación universal (objetiva)’. El imperativo categórico es, pues, una proposición por la que la voluntad se determina a priori objetivamente. La existencia de la ley moral se impone a la conciencia como un hecho de la razón, y este ‘hecho’ se puede explicar sólo si se admite la libertad, entendida como:
- Independencia de la voluntad de la ley natural de los fenómenos.
- Independencia de los contenidos de la ley moral (libertad en sentido negativo).
- Capacidad de la voluntad de autodeterminarse (libertad en sentido positivo: autonomía moral).
Es la ley moral la que determina el concepto de bien. Para ser moral, la voluntad que se halla en la base de la acción debe estar inmediatamente determinada por la sola ley, no a través de la mediación de algún sentimiento. El mundo inteligible, que escapa a la razón pura y se le presentaba como exigencia ideal, resulta accesible por la vía práctica. En la Crítica de la razón práctica, la libertad, la inmortalidad (del alma) y Dios, pasan de ser ideas a ser postulados, presupuestos de un punto de vista necesariamente práctico: No aumentan el conocimiento, pero dan a las ideas de la razón una realidad objetiva. No se podría explicar la ley moral si no se admitieran estos 3:
- La libertad, postulada por el hecho de que es posible concebir la voluntad pura como causa libre.
- La existencia de un Dios omnisciente y omnipotente, postulada para adecuar la felicidad del hombre a sus méritos y al grado de su virtud.
- La inmortalidad del alma, postulada en el sentido de aproximarse cada vez más a la santidad.
8. Crítica del juicio
Se propone la tarea de mediar entre el mundo fenoménico y el nouménico. Trata de aprehender su unidad, pero esta mediación no es de carácter cognoscitivo. El fundamento que permite pasar del dominio de la naturaleza al dominio de la libertad es una tercera facultad, intermedia entre el entendimiento y la razón: la facultad del juicio. El juicio es la facultad de subsumir lo particular en lo universal. El principio-guía de lo universal es la hipótesis de la finalidad de la naturaleza, de acuerdo con la unidad que habría podido establecer un entendimiento bien reflexionando sobre la belleza (juicio estético), o bien reflexionando sobre el orden de la naturaleza (juicio teleológico). El juicio estético se refiere a lo bello, que es aquella propiedad que nace de la relación de los objetos con nuestro sentimiento de placer y que nosotros atribuimos a los objetos. Lo bello implica un placer desinteresado, universal y aconceptual. El fundamento del juicio estético es la armonía, producida por el objeto. Kant distingue entre lo bello y lo sublime: Lo bello se refiere a la forma del objeto, caracterizada por la limitación y produce un placer positivo. Lo sublime se refiere a lo que es e implica la representación de lo ilimitado, suscitando un placer negativo. En el juicio teleológico entra en consideración la finalidad de la naturaleza: No sabemos cómo es la naturaleza en sí, pero existe en nosotros la tendencia a considerarla organizada intencionalmente por un entendimiento superior. Según los principios de la razón, podemos considerar al hombre como el fin último de la naturaleza sobre la tierra, y todas las demás cosas naturales como un sistema que finaliza en el hombre.