Ciencia y metafísica: Kant y Copérnico
Ciencia: Kant considera que el hombre tiene una tendencia a la metafísica, por lo que deberá ser explicado. El hombre es el último móvil de su tendencia a trascender a la experiencia. Por eso, en «Crítica de la Razón Pura», regulará los límites de la razón respecto a los conocimientos que puede aspirar independientemente de la experiencia.
Giro Copernicano
Copérnico advirtió que, aunque el Sol parece moverse alrededor de la Tierra, no podemos inferir justificadamente que esta esté fija y que el Sol se mueva en torno a ella, ya que el movimiento observado del Sol sería el mismo si fuera la Tierra la que se moviese. Kant dice que las no pueden ser objetos de nuestro conocimiento, sino que en la medida en que se someten a ciertas condiciones a priori del conocimiento puestas por el sujeto. El hombre quiere conocer la realidad que interpreta adecuándose a ella; con Kant se dará cuenta de que es él quien procesa la realidad con su constitución mental y así establece las condiciones a partir de las cuales conoce. Copérnico y Kant establecen un cambio de perspectiva.
Condiciones empíricas y a priori
Para comprender el planteamiento kantiano distinguimos 2 tipos de condiciones: empíricas (materia) y a priori (forma). La primera hace referencia a objetos y la segunda a la estructura del sujeto, siendo previas a la experiencia, universales y necesarias, condicionando la forma en la que es interpretada la experiencia, condiciones trascendentales.
Juicios y condiciones en la ciencia
Kant se preguntará por los juicios que enuncia la ciencia y las condiciones que los hacen posibles: Juicios analíticos y sintéticos: el primero se produce cuando el predicado está contenido en el sujeto, estos no aportan algo al conocimiento. El segundo es sintético cuando el predicado no está contenido en el sujeto y si amplían conocimientos.
La obra Crítica de la Razón Pura
La obra está dividida en 3 partes: Estética trascendental, Analítica trascendental y Dialéctica trascendental.
Estética trascendental
Trata las condiciones sensibles del conocimiento siendo 2: espacio y tiempo, a priori de la sensibilidad. No se puede ver algo si no es en un espacio y un momento del tiempo; son a priori porque son independientes de la experiencia que los preceden como condiciones para que sea posible y puras porque pueden ser interpretadas como 2 coordenadas sin contenido empírico en las cuales se ordenan las impresiones sensibles. Ambas se refieren a la sensibilidad distinguiendo entre interna (tiempo) y externa (a ambas formas). Afirma que las Matemáticas tienen juicios sintéticos a priori.
Analítica trascendental
Si percibir es función propia de la sensibilidad, comprender lo percibido será la función propia del entendimiento. La función de comprender se realiza mediante conceptos. Comprender los fenómenos es poder referirlos a 1 concepto que puede ser enunciado a través de 1 juicio, así el entendimiento puede ser la facultad de los conceptos. Hay dos tipos de conceptos: los empíricos que proceden de la experiencia y son a posteriori y los conceptos puros que atribuyen los predicados a los objetos de nuestras sensaciones y tienen carácter a priori. Las categorías se corresponden con los distintos tipos de juicios. Son fórmulas que nos permiten llevar a cabo la comprensión de la realidad. El entendimiento no puede pensar los fenómenos si no es aplicado a estas categorías. En la analítica kant, justifica los juicios sintéticos a priori para la física. La física estudia la naturaleza y en ella se da la regularidad de los fenómenos, el principio de causalidad, principio de esta disciplina, la validez del principio de causalidad no dependerá de la experiencia sino que la precederá, de ahí la posibilidad de hacer juicios sintéticos a priori en física.
Dialéctica trascendental
La razón sintetiza nuestros conocimientos, tendiendo a mostrar la imposibilidad de los conceptos que ella se inclina formular, prescindiendo de la experiencia mediante el uso trascendente de las categorías. Wolff «metafísica especial»: contenía tres apartados: psicología especial, cosmología especial y teología especial. Alma, mundo y Dios carecían de valor objetivo resultando de aplicar las categorías más allá de la experiencia, en tal caso las reflexiones resultantes serán denominadas por Kant ideas. Cuando Kant analiza estas ideas muestra que ninguna de ellas se presentan nuestros sentidos, y no podemos construir juicios sobre ellos porque las categorías solo pueden aplicarse correctamente a datos sensibles, pero nunca a lo que va más allá de la experiencia.
La metafísica según Kant
Respecto a la idea de alma: Kant ve el yo como sujeto de vivencias constituido por la sucesión de los estados de conciencia y no hay ninguno que sea soporte de los demás. No hay prueba que demuestre la existencia real del alma y menos de los atributos que tradicionalmente se le aplican: inmortalidad e inmaterialidad. La psicología especial es una falacia. Respecto a la idea de universo: el universo es experimentado parcialmente y nunca se nos presenta sensiblemente en su totalidad, por eso si intentamos atribuirle propiedades surgen las antinomias: argumentos contradictorios con el mismo grado de validez. Respecto a la idea de Dios: es una idea formada por nuestra razón en un intento por justificar la asistencia de otras dos ideas. Dios no se nos presenta como experiencia sensible, por lo que no podemos usar con él la categoría de existencia. Analiza y reduce a: 1. Argumento ontológico, que aplica la categoría de existencia a un contenido meramente mental cuando, según él, solo puede aplicarse correctamente a datos de la experiencia sensible. 2. Argumento cosmológico, apela a una serie de causas para llegar a un ser necesario, pero el principio de causalidad, solo puede aplicarse correctamente a través de la experiencia. En síntesis, Kant en la Crítica de la razón pura priva a la metafísica de todo valor científico, convirtiendo al universo, al alma y a dios en ficciones de nuestra razón sin apoyo empírico. Por tanto, la metafísica carecerá de justificación científica, y no es una disciplina válida para la explicación de la realidad natural.