La visión aristotélica sobre la realidad y la sustancia

La visión aristotélica sobre la realidad difiere de la de su mentor, Platón, y se puede describir como una crítica y distanciamiento de ella.

La discrepancia fundamental radica en el concepto de trascendencia contra inmanencia. Mientras que la ontología de Platón postula la existencia de un mundo inteligible separado y más allá del mundo físico, Aristóteles sostiene que no existe ningún otro mundo aparte del que experimentamos directamente, es decir, su ontología es inmanente.

Esta posición también puede expresarse como la priorización de la existencia sobre la esencia. Aristóteles está de acuerdo con Platón en que no todo puede ser explicado únicamente desde una perspectiva física, ya que hay principios lógicos que confieren orden e inteligibilidad a la materia.

Teoría de la sustancia

Por lo tanto, Aristóteles propone una teoría de la sustancia conocida como hilemorfismo, que se compone de dos tipos de sustancia: la sustancia primera y la sustancia segunda.

Las sustancias primeras se refieren a los seres sensibles que existen en el mundo, como esta mesa, aquel coche o incluso uno mismo. Estas sustancias primeras son individuos concretos y están compuestas por materia y forma.

Forma accidental y forma sustancial

La materia se refiere a aquello de lo que están hechas las sustancias, mientras que la forma se divide en dos tipos: forma accidental y forma sustancial.

La forma accidental engloba los rasgos que se pueden atribuir a un sujeto, pero que no forman parte de su esencia, como su altura, figura o precio. Estos accidentes confieren al sujeto su forma accidental.

Por otro lado, la forma sustancial engloba los rasgos que constituyen la esencia de un sujeto y se predican necesariamente de él. Estas formas sustanciales son universales y se utilizan para definir o clasificar a cada individuo o sustancia primera. Aristóteles también las denomina sustancias segundas. Aunque son comparables a las Ideas platónicas, difieren en que son inmanentes a los entes físicos y no los trascienden.

Base de la ontología aristotélica

La base de la ontología aristotélica se encuentra en las sustancias primeras. Las sustancias segundas (esencias o Ideas) también existen, pero su existencia depende de la existencia de las primeras, razón por la cual se les denomina segundas.

Teoría de la realidad y sustancia

La ontología de Aristóteles, al igual que la de Platón, también reconoce la existencia de múltiples realidades. Aristóteles utiliza la teoría hilemórfica, que combina materia y forma, para explicar esta pluralidad de sustancias.

Además de abordar la diversidad de lo real, Aristóteles se pregunta cómo ocurre el cambio y el movimiento en el ser. ¿Cómo las cosas llegan a ser lo que son o dejan de ser para convertirse en algo diferente?

Conceptos de potencia y acto

Para responder a esta pregunta, Aristóteles introduce dos conceptos que se relacionan con la materia y la forma: potencia y acto.

El ser en acto se refiere a lo que algo es actualmente, en un momento determinado. Por ejemplo, tú mismo como estudiante de Bachillerato en este momento.

El ser en potencia se refiere a lo que algo tiene la capacidad de llegar a ser en el futuro. Por ejemplo, tú mismo puedes llegar a ser un estudiante universitario o un ciudadano con derecho a voto, pero eso todavía está en potencia y no en acto.

Según la teoría hilemórfica, la materia se comporta como potencia y la forma como acto. La materia en su estado indeterminado es potencialmente cualquier cosa, puede adoptar cualquier forma.

Para Aristóteles, el cambio no implica el paso del ser al no ser, como sostenía Parménides, sino que es el paso de la potencia al acto o la transformación de una forma en otra.

Cuando algo cambia, no deja de existir absolutamente, sino que deja de tener una forma para adquirir otra, desarrollando su potencial interno. Deja de ser solo en un sentido relativo, ya que su forma cambia pero su materia permanece.

Cuatro causas

Después de explicar el qué y el cómo del cambio, es necesario abordar el porqué. Aristóteles responde a esta pregunta mediante su doctrina de las cuatro causas.

Según Aristóteles, todos los cambios pueden explicarse en relación a cuatro aspectos o factores involucrados en el proceso que da origen a cada ser o sustancia primera. Estas cuatro causas son:

  1. Causa material: Esta causa se refiere al material del que algo está hecho, a su composición física. Es una causa intrínseca al sujeto. Por ejemplo, la causa material de una guitarra es la madera y el metal con los que fue fabricada.
  2. Causa formal: Esta causa se refiere a la forma o diseño que determina la estructura del sujeto. Es como la idea o el modelo según el cual algo existe.
  3. Causa eficiente: Esta causa se refiere al agente o factor que produce los cambios y da origen a los seres. Es el principio del movimiento. Esta es la noción más común de causa en nuestro día a día. La causa eficiente siempre es externa al sujeto. Por ejemplo, la causa eficiente de un cuadro es el pintor que lo crea, y la causa eficiente de una guerra son los países que la declaran.
  4. Causa final: Esta causa se refiere al propósito o objetivo que los seres persiguen. Es lo que impulsa el desarrollo de su potencial y es el fin hacia el cual se dirige su movimiento.. La causa final es externa al sujeto. Por ejemplo, la causa final de tus hábitos de estudio son las buenas notas que esperas obtener.

En resumen, Aristóteles propone que cada ser o sustancia primera tiene cuatro tipos de causas: la causa material, la causa formal, la causa eficiente y la causa final. Estas causas son elementos fundamentales para comprender por qué las cosas llegan a ser lo que son y cómo se producen los cambios en la realidad.

Escuelas helenísticas y categorías

En la Antigüedad tardía, surgen nuevas escuelas filosóficas y el pensamiento filosófico tiende a mezclar elementos de diversos sistemas anteriores, adoptando un enfoque ecléctico.

Los cambios en las estructuras sociopolíticas, especialmente la desaparición de los lazos comunitarios característicos de la ciudad-estado griega (polis), generan un sentido generalizado de desamparo o desarraigo existencial entre los ciudadanos griegos.

En contraste con el comunitarismo ético y político de la Filosofía clásica (platonismo, aristotelismo), la Filosofía helenística adopta una concepción distributiva de la humanidad, lo que la lleva a defender el individualismo (prioridad de los intereses individuales sobre los comunes) y el cosmopolitismo (ser ciudadano del mundo antes que de una patria en particular) frente al comunitarismo clásico.

Como resultado, en los sistemas filosóficos se enfatiza la ética en lugar de la moral, la política y otras subdisciplinas de la Filosofía teórica.

La Filosofía se concibe como una forma de vida con un propósito práctico: permitir que el individuo que la practica pueda alcanzar la felicidad a través de ella.

Escepticismo

El término «escéptico» proviene del griego «skepsis», que significa examen e indagación. En un sentido general, se refiere a alguien que duda o afirma no saber algo. En un sentido filosófico, el escéptico es aquel que niega la existencia y posibilidad del conocimiento.

El objetivo principal del escepticismo filosófico es crítico: la Filosofía consiste en destruir doctrinas en lugar de construirlas. Es una posición extrema, donde el extremo opuesto sería el dogmatismo (quien afirma conocer la verdad de manera absoluta).

Ontología: no se puede conocer nada sobre el mundo. Ausencia de doctrina.

Lógica: el supuesto conocimiento se compone de percepciones (que no son confiables) y razonamientos lógicos (que se basan en premisas no demostradas). El conocimiento es imposible en sentido estricto, por lo tanto, el único saber posible consiste en negar, destruir y deshacer lo que supuestamente se sabe.

Ética: la virtud se define como la suspensión del juicio (epoché) y como antidogmatismo. La única sabiduría radica en admitir la propia ignorancia, de manera mucho más radical que en el enfoque socrático, y sin seguir un momento constructivo. La ataraxia solo se puede alcanzar a partir de esta admisión.

Epicureísmo

Fundador: Epicuro de Samos (341-271 a.C.). Fundación del Jardín en Atenas.

Predecesor: Aristipo de Cirene, fundador de la escuela cirenaica (hedonismo). Otros: Lucrecio (romano, 99-55 a.C.).

Ontología (Filosofía natural): atomismo mecanicista. Todo está hecho de átomos que se mueven mecánicamente en el vacío. Incluso el alma y los dioses están compuestos de átomos, aunque mucho más sutiles y reemplazables, lo que explica su inmortalidad (la de los dioses, no la del alma). Su visión de la realidad también es determinista, no hay lugar para la libertad entendida como autodeterminación.

Lógica (conocimiento): sensaciones + anticipaciones o conceptos.

Ética:Felicidad = placer. El placer es la ausencia de dolor. El dolor se confunde y se identifica con el miedo causado por algo que nos perturba y queremos evitar. El placer no es algo positivo en sí mismo, sino la falta de dolor causado por algo.

Tetrafármaco: cuatro remedios intelectuales para cuatro grandes temores (muerte, dioses, fracaso y sufrimiento): 1) la muerte no es real en un sentido subjetivo, ya que el sujeto nunca la experimenta, ya que está ausente cuando ocurre; 2) los dioses no son providenciales y no premian ni castigan a los humanos, por mucho que estos lo crean, porque están ocupados con sus propios asuntos; 3) los objetivos no logrados no valían la pena, los que valen la pena son los que se pueden lograr y se logran; 4) el sufrimiento se define por su intensidad y duración: si dura mucho es porque se puede sobrellevar, los sufrimientos insoportables por su intensidad son los que duran poco y suelen terminar con la muerte del sujeto, a la cual tampoco tiene sentido temer.

Distinción entre placeres cinéticos (físicos, a corto plazo, contraproducentes) y catastemáticos (anímicos, a largo plazo, benéficos).

Ataraxia = serenidad, ausencia de turbación, satisfacción por existir, posibilitada por la administración hábil, prudente y bien dosificada de los placeres.

Patrística

La Patrística es la primera etapa del pensamiento cristiano, donde los Padres de la Iglesia se dedicaron a exponer racionalmente los dogmas del cristianismo en los primeros siglos. Su relación con la Filosofía es indirecta, ya que su enfoque principal es la teología dogmática. Se divide en tres fases: la época de los padres apologetas en los siglos I y II, la patrística media en los siglos III-V, que se divide en patrística griega y latina, y la patrística tardía en los siglos V-VIII.

La segunda etapa del pensamiento cristiano es la Filosofía Escolástica en la que el cristianismo se consolida como una religión filosófica en los siglos IX-XV. En un principio, el cristianismo era simplemente una fe sin una filosofía desarrollada, pero se comenzó a desarrollar la teología dogmática cristiana y los teólogos se interesaron por la filosofía académica de origen griego por dos razones.

La primera razón fue la necesidad de unificar la doctrina cristiana frente a sectas, herejías, filosofías orientales y escuelas místicas que surgieron sin control.

La segunda razón fue la necesidad de contar con un marco conceptual filosófico que facilitara la conversión de las personas educadas en la filosofía pagana griega, ya que la nueva fe se estaba extendiendo. Los pensadores cristianos estudiaron y asumieron la filosofía griega en todo lo que era compatible con las creencias cristianas, realizando las modificaciones necesarias en aquellos aspectos que no lo eran.

Gran parte del trabajo intelectual de la Patrística y la Escolástica se centró en conciliar las doctrinas filosóficas griegas, especialmente las platónicas y aristotélicas, con las enseñanzas cristianas. Desde el punto de vista filosófico, surgieron cuestiones problemáticas como la Trinidad, la Encarnación, el Creacionismo, la Libertad frente a la Predestinación

San Agustín de Hipona, con su formación neoplatónica, es considerado el principal autor de la Patrística.

Neoplatonismo

El Neoplatonismo fue el sistema filosófico al que los teólogos cristianos recurrieron para fundamentar sus doctrinas de manera racional. Se trata de una reformulación del platonismo que tuvo una gran influencia en la ontoteología cristiana. Fue fundado por Ammonius Saccas en Alejandría en los siglos II y III, y sus principales exponentes fueron Plotino en Egipto y Porfirio en el siglo III.

En el Neoplatonismo, la realidad suprema es el Uno, una entidad trascendente que existe más allá del Ser y del Bien. Es la idea de la simplicidad, la inmaterialidad total, indivisible y absolutamente simple, que se identifica con la perfección. A partir del Uno, por medio de la emanación, se derivan el Nous (unidad de todo lo inteligible, equivalente al mundo de las Ideas), de él emana el Alma del mundo (unidad de lo sensible, representa todo lo material, compuesto de materia y forma, equivalente al mundo sensible), y de ella emana la Materia pura (sin forma, la privación absoluta, el no ser).

En la teología dogmática cristiana, se identifica al Uno neoplatónico con Dios debido a su similitud con la Idea de Espíritu (simplicidad sin partes) y su trascendencia e inescrutabilidad. Además, se reemplaza el proceso de emanación necesario con la libre creación para explicar el origen del Universo.

San Agustín de Hipona

La filosofía de San Agustín se basa en la reflexión sobre la doctrina cristiana y la incorporación de elementos de la filosofía platónica y neoplatónica. Esto da origen a un nuevo sistema y a una tradición de pensamiento cristiano conocida como Agustinismo, que fue predominante en Europa hasta el siglo XIII.

A partir del surgimiento del Neoplatonismo en el siglo III, al cual San Agustín se adhirió, la filosofía derivada de Platón se convirtió en la más influyente en la cultura romana y cristiana, superando a otras escuelas como el aristotelismo, el estoicismo y el epicureísmo. Es importante tener en cuenta que en ese momento el Cristianismo todavía estaba en proceso de definición y establecimiento doctr

inal, por lo que estos primeros pensadores cristianos tenían como prioridad la defensa de la fe que consideraban verdadera.

Desde la perspectiva de la Patrística, todas las verdades que la filosofía griega había alcanzado de manera imperfecta (debido a la falta de conocimiento de una verdad cristiana que aún no se había revelado) podían complementarse con la verdad religiosa.

San Agustín, como cristiano, encuentra similitudes y utiliza elementos tanto del pensamiento de Platón como del Neoplatonismo:

1. Reconoce la existencia de dos realidades: una inmanente, relacionada con las cosas físicas, y otra trascendente, como las Ideas en Platón y el Cielo en el Cristianismo.
2. Acepta la contingencia de lo sensible o inmanente. Reconoce que las cosas existen, pero podrían no existir, dependiendo de las Ideas en Platón o si Dios no las hubiera creado en el Cristianismo.
3. Comparte la idea de la necesidad de un principio ontológico supremo. Para San Agustín, el Dios agustiniano guarda similitud con el concepto del UNO en el Neoplatonismo, siendo el principio supremo del cual todo deriva y depende. También existen similitudes, aunque menores, con el Demiurgo y la Idea del Bien de Platón.
4. En cuanto a la emanación y la creación, en el Neoplatonismo, todo lo real, desde las Ideas más elevadas hasta la materia más degradada, deriva del Uno por un proceso necesario de emanación. San Agustín reemplaza este proceso necesario de emanación por un acto libre de creación para explicar el origen de todo lo existente.

En cuanto a las diferencias, es importante considerar que:
1. El Dios cristiano es personal, con atributos personales y antropomórficos, pero en un grado máximo de perfección. Ni el Demiurgo ni la Idea del Bien ni el Uno tienen atributos personales.
2. El Dios cristiano es omnipotente y ha creado el mundo de la nada. A diferencia de Platón, Plotino y los griegos en general, para quienes el mundo es eterno, tanto la materia como las Ideas. Los principios ontológicos rigen el mundo, pero no lo crean de la nada ni lo pueden destruir.
3. San Agustín acepta las Ideas platónicas, pero no las concibe como entidades independientes, sino vinculadas a un pensamiento divino absoluto. Para él, las Ideas existen porque son pensadas y las ubica en la mente de Dios, quien las utiliza para crear el mundo visible.


razon y fe 

San Agustín aborda la relación entre la razón y la fe en la filosofía cristiana, dándole prioridad absoluta a la fe sobre la razón. Según él:
1. La razón y la fe colaboran entre sí, donde la razón ayuda a comprender mejor la fe, pero siempre está subordinada a ella. La razón desempeña un papel importante, pero secundario, en relación con la fe.
2. San Agustín sostiene que la verdad es única, y la fe tiene una clara ventaja sobre la razón, ya que si la fe es verdadera, no puede estar equivocada. La función de la razón es aclarar los dogmas de la fe en la medida en que pueda, sometiéndose a los principios impuestos por la religión.
3. La vía que conduce a la verdad, especialmente a la idea de Dios, está marcada por la fe y se caracteriza como una vía afectiva/voluntarista. Es afectiva porque la emoción es más importante que la comprensión intelectual (creer en Dios implica sentirlo más que comprenderlo). Y es voluntarista porque en la fe lo que importa es lo que se decide creer voluntariamente, más que lo que se pueda conocer racionalmente.

filosofia moralEl problema del mal ha sido un tema recurrente en el pensamiento cristiano, tratando de conciliar la existencia del mal en el mundo con la bondad infinita de Dios. San Agustín aborda este problema definiendo el mal como una privación o ausencia de bien. Él sostiene que el mal es exclusivamente responsabilidad del ser humano y su voluntad. San Agustín distingue entre el mal moral, que se refiere al pecado cometido, y el mal físico, que se refiere al sufrimiento experimentado, y cree que este último tiene su origen en el primero. El sufrimiento humano se debe a la comisión del mal desde el Pecado Original y la expulsión del Paraíso.

Otro problema importante en el pensamiento cristiano es cómo conciliar la omnisciencia divina con la libertad humana, es decir, nuestra capacidad de cambiar el futuro a través de nuestras elecciones, a pesar de que el futuro ya esté determinado en la conciencia divina. Según San Agustín, Dios nos oculta el futuro, pero el cambio aún depende de nuestras decisiones. Aunque Dios ya conoce nuestras elecciones, estas siguen siendo nuestras, ya que Dios nos creó como seres libres.


San Agustín hace una distinción entre el libre albedrío y la Libertad en sentido estricto, donde la Libertad se refiere a nuestra capacidad de alcanzar la salvación.

La virtud, entendida como la disposición a la excelencia a través de acciones buenas en la vida cotidiana, es el medio por el cual cada ser humano puede encaminarse hacia la salvación. San Agustín resume las virtudes cristianas en el amor a Dios y a sus criaturas, que denomina Caridad. El vicio al que se opone es el amor hacia lo sensible o mundano, es decir, la preferencia del amor a lo material sobre el amor a Dios, lo cual representa una inversión de la virtud de la Caridad y se llama Concupiscencia.

argumento ontologico San anselmoSan Anselmo propuso el argumento ontológico, el cual es de carácter a priori, es decir, no se basa en la experiencia o la observación del mundo para demostrar la existencia de Dios, sino que se fundamenta en el análisis lógico de la idea misma de Dios.El argumento ontológico se presenta de la siguiente manera: 1) Conceptualmente, Dios se define como un ser infinitamente grande, tal que no se puede concebir un ser más grande. 2) La idea de Dios existe en la mente. 3) Si Dios no existiera también en la realidad (fuera de la mente), no sería infinitamente grande, ya que se podría concebir otro ser más grande que exista tanto en idea como en realidad. 4) Por lo tanto, Dios existe.A lo largo de la historia, el argumento ontológico ha sido reformulado por diversos filósofos, manteniendo su carácter a priori. Por ejemplo, Descartes lo formuló de la siguiente manera: 1) La idea de Dios es la de un ser que posee todas las perfecciones. 2) La inexistencia es una imperfección. 3) Si algo es un ser perfecto, debe existir, ya que si no existiera sería imperfecto. 4) Por lo tanto, Dios existe.Sin embargo, el argumento ontológico ha recibido críticas, entre ellas las de Santo Tomás de Aquino. Sus críticos consideran que es un argumento sesgado que busca respaldar una certeza ya establecida desde el principio. Además, se le acusa de realizar un salto ilegítimo desde el orden lógico del pensamiento al orden de la realidad, al tratar de deducir la existencia de algo a partir de su esencia. Se argumenta que la existencia de un ser no forma parte de su esencia o definición, por lo que no puede ser considerada una perfección o imperfección. La perfección de Dios como idea es independiente de su existencia.


El tomismo se caracteriza por la recuperación del aristotelismo, que había sido olvidado durante muchos siglos y fue redescubierto en la Edad Media, y su interpretación desde una perspectiva cristiana, buscando la afinidad entre ambas filosofías. Santo Tomás de Aquino desarrolló una adaptación sofisticada del aristotelismo para que fuera plenamente compatible con las enseñanzas cristianas. De acuerdo con la razón, sostuvo que: 1) el mundo podía ser tanto eterno como creado; 2) Dios podía ser personal y conocer el mundo al conocerse a sí mismo; 3) el entendimiento, la facultad superior del alma, podía ser inmortal; 4) la verdad podía ser única.

Aunque la razón y la fe contienen contenidos diferenciados, muchas verdades de la fe también son racionales, aunque puedan resultar difíciles de comprender. La fe tiene un acceso directo y rápido a las verdades últimas y superiores, lo cual es beneficioso para las personas sin conocimientos avanzados, ya que les ahorra mucho tiempo. Para aquellos con mayor educación, el camino religioso y el filosófico son ambos indispensables y se refuerzan mutuamente, no se excluyen entre sí.

Comparacion S.Tomas y S.Agustin

Al comparar el pensamiento de Santo Tomás con el de San Agustín, podemos observar lo siguiente:
a) Mientras San Agustín seguía una vía afectiva y voluntarista hacia la idea de Dios y la verdad en general, Santo Tomás adoptaba una VÍA ESPECULATIVA. Santo Tomás defendía la autonomía de la razón, reconociendo la superioridad de la fe, y afirmaba que se podía llegar a la idea de Dios a través de medios exclusivamente racionales.
Al poner en práctica estos medios, la emotividad y la voluntad ceden su protagonismo al entendimiento y al intelecto. La teología, entonces, se convierte en una «ciencia» en el sentido de un conocimiento riguroso de naturaleza filosófica. La parte dogmática de la teología proporciona los contenidos a tratar, mientras que la parte racional ofrece los procedimientos de organización sistemática de dichos contenidos.
b) Mientras San Agustín seguía una vía introspectiva y a priori hacia la idea de Dios, Santo Tomás adoptaba una VÍA EXTERIOR / A POSTERIORI en su conocimiento de Dios y de la 


realidad en general. Esto significa que la verdad no reside «en el interior» ni puede extraerse de los contenidos inmateriales del alma, como sostenía San Agustín, sino que se encuentra fuera de ella, en el mundo físico y extramental. Para alcanzarla, se requiere un proceso de observación y reflexión basado en la experiencia del mundo.

Cinco vias 

Las Cinco vías de Santo Tomás son argumentos ascendentes y a posteriori que utilizan hechos evidentes de la experiencia del mundo sensible para deducir de manera natural y lógica la existencia de Dios. Se presentan de la siguiente manera:

I. Vía del Movimiento o Primer Motor: Los seres del mundo sensible están sujetos al movimiento. Todo lo que se mueve es movido por otro. No puede haber una cadena infinita de motores, por lo tanto, debe existir un Primer Motor inmóvil, al que llamamos Dios.

II. Vía de la Causalidad Eficiente: Todos los seres del mundo sensible tienen una causa eficiente. Aquello que es causa eficiente también tiene su propia causa eficiente. No puede haber una cadena infinita de causas eficientes, por lo tanto, debe existir una Causa Primera eficiente, a la que llamamos Dios.

III. Vía de la Contingencia-Necesidad: Los seres del mundo sensible son contingentes, dependen de otros seres para existir. Estos seres también son relativamente necesarios, pero su existencia depende de otros seres. No puede haber una cadena infinita de seres relativamente necesarios, por lo tanto, debe haber un Ser Absolutamente Necesario cuya existencia no dependa de nada.

IV. Vía de los Grados de Perfección: Todos los seres tienen cualidades o perfecciones, algunas de las cuales son trascendentales (Ser, Verdad…). Estas cualidades se poseen en mayor o menor grado. Si los seres poseen estas perfecciones en grado limitado y relativo, es porque participan de aquello que las posee en grado absoluto y necesario. Debe existir un Ser Máximamente Perfecto que posea estas perfecciones en grado absoluto, y lo llamamos Dios.


V. Vía de la Causalidad Final o Orden Inteligente: Todos los seres del mundo sensible tienen una finalidad o propósito. Aunque los seres no son conscientes de su finalidad, dependen de una inteligencia que ha elegido esa finalidad y los dirige hacia ella. El hombre, al ser capaz de prever la finalidad de los seres que fabrica, actúa como una inteligencia ordenadora. Por lo tanto, debe existir una Inteligencia Ordenadora que haya previsto la finalidad de los seres naturales y los dirija hacia ella, a la que llamamos Dios.

Filosofia moral Stomas

El pensamiento de Santo Tomás aborda el problema del mal y la libertad humana de manera similar al agustinismo, al considerar el mal como una privación y sostener la compatibilidad entre el libre albedrío y la omnisciencia divina.

En cuanto a la felicidad, Santo Tomás concuerda con Aristóteles en que la felicidad plena es un atributo divino, pero afirma que los seres humanos pueden participar de ella en la medida en que se orientan hacia el conocimiento de Dios y alcanzan su salvación.

En relación a la virtud, Santo Tomás distingue entre las virtudes intelectuales, que se vinculan al conocimiento y al cultivo de las ciencias; las virtudes morales, que incluyen las cuatro virtudes cardinales (Justicia, Prudencia, Fortaleza y Templanza) y se relacionan con el comportamiento; y las virtudes teologales, específicas del cristianismo y necesarias para la salvación: Fe, Esperanza y Caridad.

En cuanto a la ley, Santo Tomás distingue entre la ley natural, que son las reglas no escritas que rigen la existencia de todos los seres, incluidos los humanos; la ley positiva, que corresponde al Derecho y las leyes escritas y deriva de la tendencia a vivir en sociedad; y la ley eterna, que contiene los designios últimos de Dios y está por encima de las leyes naturales y positivas. Ambas leyes, positiva y natural, están subordinadas a la ley eterna, que solo Dios conoce en su totalidad.

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